Los monstruos existen...

Un pequeño almacén, con un estante de libros y un saco negro colgando de un perchero. Nada sería relevante hasta que distinguió el televisor, un VCR y una caja con cintas VHS en aparente perfecto estado.

Alex le dio mayor importancia a lo último, mientras trataba de calmar su respiración, se arrastró lentamente hasta la caja y leyó el nombre que estaba escrito con un permanente negro "Histeria".

Tomó la cinta que estaba encima y vio su nombre escrito.

Alex.Alvarado

Al reproducirlo, pudo verse, en el mismo lugar donde había tomado terapia todo este mes, el consultorio. Su primera terapia, se podía ver el shock en sus ojos aquella vez, la palidez en su piel y su respiración superficial y ahogada, con el fresco recuerdo de lo que había vivido en casa.

Dejó que la cinta hiciera ruido, oía la voz del doctor mientras trataba de entablar alguna forma de conversación... La música que sonaba... ¿Por qué su primera sesión de terapia estaba en esta caja? Volvió a ver esta, había varias cintas, varios nombres... Varios chicos habían sido atrapados por aquella criatura que ahora seguía sus pasos...

Rebuscó entre las cintas, encontrando la más antigua a su parecer, Cidny.Cruz

¿Qué era todo esto?

Cuando terminó su cinta, cambió a la que recién halló y la reprodujo.

Esta era una cinta normal... al menos comenzaba como una. Dos niños en el mismo consultorio... No parecía nada fuera de lo ordinario... El niño era violento, la niña era tranquila y temblaba... El ruido de la estática inquietaba su ser, cuando todo se quedó en silencio y la pantalla pasó a ser un fondo negro, unas palabras hicieron eco en su cabeza.

"Están mejor conmigo."

Un sentimiento repugnante se acumuló en su garganta, quería vomitar. La respiración, su cabeza daba vueltas, estaba mareándose. No podía alejar su mirada de la pantalla, no podía. No podía moverse.

Entonces sintió una mano apoyarse sobre su cabeza. Y, hasta ese momento no había notado que alguien estaba atrás.

No era una sombra, ni un fantasma o algún engendro del demonio.

— No es bueno que estés deambulando en la oscuridad... Algo podría pasarte.

Su voz calmada, una sonrisa que podía percibir aún sin ver su rostro dejaron su cuerpo helado. Al ver por la pantalla, se encontró con unos ojos rojos que brillaban.

Él estaba atrás.

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