El incidente del salón
Cuando llegó al salón recreativo, Alex tomó un libro que había en un estante de madera de roble con dibujos alegres e infantiles que verías en un hospital como esos, para animar ese ambiente deprimente lleno de medicamentos.
Leyó la portada, no había mucho por pedir de un hospital infantil "Fantasía" una recopilación de cuentos de su índole, hablando de hadas monstruos y criaturas mágicas.
Claro, varias de estas historias eran originalmente demasiado violentas, así que la directiva hizo una versión más apta para el ambiente.
Sin duda, este era su único escape de la realidad, desde lo que pasó con su madre era una única forma de solo tener los buenos recuerdos antes de ese incidente.
No se había dado cuenta de que estaba aún de pie, viendo la portada, hasta que una enfermera llamó su atención.
— Toma asiento...— Dijo "mamá" como muchos pacientes solían llamarla, una señora de mediana edad, regordeta y tan dulce como una madre y tal por eso se ganó ese sobrenombre. Todos los demás pacientes le tenían mucho aprecio.
A pesar de aquella amabilidad, Alex no era de confiar en ella. Algo no le parecía bien. Por eso no era de hablarle, tan siquiera de dirigirle la mirada, era demasiado distante.
Fue a sentarse en un sillón unitario, de espaldas a una ventana. Abrió el libro, pero, antes de sumergirse en ese cuento, observó a Eric pasar. Un chico blanco como el papel, por su baja exposición al sol. Con pecas que eran de ser una de las cualidades que más lo caracterizaba, y cabello rojo, levantado como si estuviera encendido en llamas.
No eran amigos, lo conocía de vista por ser compañeros de pasillo.
Ese chico estaba tenso, estresado, mirando a todas direcciones como si buscara algo con tanta desesperación, mientras mordía sus uñas ya lastimadas de sus dedos cicatrizados con quemaduras. Ido, como si su cuerpo solo estuviera en automático.
Cuando entonces pasó.
El señor de limpieza pasó a su lado, llevando frente a él un carrito lleno de sus productos de aseo.
Casi como en un abrir y cerrar de ojos, Eric empujó a ese hombre y robó una cajita de fósforos que usaba para fumar su cigarro de medio tiempo. Encendió el cerillo y lo lanzó sobre el carrito de limpieza. Explotando y prendiéndose fuego al instante.
Tan solo oír la explosión, los enfermeros fueron a socorrer al hombre, llevando extintores consigo para apaciguar el fuego. La enfermera fue por los niños que se encontraban a los alrededores y los llevó lejos de ahí.
Eric ya no se veía tenso, al tener su medicamento personalizado frente de él, las llamas ardientes como el infierno consumiendo lentamente aquel móvil.
El doctor se abalanzó sobre él, quitándole aquella caja, lanzándola lejos de su alcance.
El menor forcejeaba para soltarse, gritando y retorciendo su cuerpo al verse limitado de movimiento y limitado de visión a las llamas calcinantes del pequeño incendio que provocó.
— ¡Necesito ayuda!— Los enfermos que ya habían controlado las llamas, fueron al apoyo del doctor y se llevaron al menor.
— ¡Déjenme! ¡Déjenme!— Gritaba, con tanta fuerza hasta lastimar su garganta, mientras era llevado a su habitación.
Todo había pasado frente a Alex, incluso cuando la enfermera trató de que se fuera y no viera aquel horror.
Algo no andaba bien.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top