Bakudeku
- Katsuki, a partir de hoy tendrás un compañero de juegos... - Decía Mitsuki mientras observaba a un pequeño rubio muy parecido a ella leer un libro, el cual parecía mantener su atención en el mismo y no mosrar ninguna señal de querer prestársela a su madre, por lo que al final la mujer terminó por darle un golpe en la cabeza. - Que te tengo dicho cuando te hablo mocoso. -
- Que te preste atención. - Decía mientras se sobaba el golpe.
- Vamos Mitsuki, no es necesario que te pongas así, ya sabes como son los niños. - Inko quitaba importancia al asunto.
- No, este mocoso debe aprender a respetar a sus mayores. - Mientras el pequeño Katsuki seguía molesto, observó como una mata de cabellos verdes y desordenados se movía tras la falda de Inko. ¿ Quién o qué era aquello ?, se preguntaba, pregunta que enseguida obtuvo respuesta...
El pequeño se llamaba Izuku y pertenecía a la familia Midoriya, condes del reino y grandes amigos de los Bakugou, los cuales obstentaban el título de Duques y eran familiares directos del rey.
Poco tiempo pasó para que el pequeño Katsuki se llevara al otro a jugar. Estos se divertían, correteaban por los jardines y reían juntos. Cuando llegó la noche, no querían separarse, es por ello que Inko incluso no quisiera tuvo que dar su brazo a torcer. Le daba pena que su hijo se separara del amigo que había hecho y más cuando el viaje que tenía por delante era tan aburrido para él. A la mañana siguiente, esta volvió con ropas para el pequeño y terminó despidiéndose de él, pero nunca imaginó que esta sería la última vez que volvería a ver a su pequeño. El destino fue tan cruel con ellos...
Un asesinato y una mansión quemada fue todo lo que quedó de la familia Midoriya, eso y un descendiente aún muy joven para ser consciente de nada a su alrededor. Para el pequeño todo se resumía en no poder volver a nadie de su familia. Lloraba y lloraba totalmente desconsolado con la noticia mientras se aferraba a Mitsuki quién intentaba calmarlo si mucho éxito. De un momento a otro el pequeño Katsuki aparecía para decir unas palabras y llevarlo a su habitación, cosa que al parecer fue mucho más útil que todo lo anterior. Como por arte de magia el pequeño dejó de llorar, pero no dejó de agarrar la mano del otro. De esta forma estuvieron una temporada compartiendo todo su tiempo juntos.
A medida que crecían, su forma de ser maduraba y se desarrollaba su caracter además de su apariencia. Bakugou era atlético y bastante temperamental, por su parte Izuku era delgado y tranquilo, aunque se acostumbró a murmurar constantemente.
En cuanto a sus sentimientos en lugar de quedarse como hermanos, ambos sentían algo muy especial por el otro, pero ninguno lo diría por miedo al rechazo del otro. Cosas de adolescentes, pero a la larga Katsuki comenzaría a reclamarlo como suyo, aunque Izuku era demasiado despistado para darse cuenta.
Entre tanto la visita del rey junto con un niño pequeño y una mujer era recibida.
- Cuanto tiempo tía. -
- Si, te veo bien. Oh, mi pequeño diablillo... - Reía al observar al que era hijo del anterior.
- ... - La mujer que los acompañaba simplemente se dirigió al jardín. No era la primera vez que visitaban el lugar por lo que esta no necesitaría la guía de nadie.
- ¿ Le ocurre algo ? - El rey suspiraba y negaba. De esta forma daba a entender que era mejor no molestarla.
Una aquella mujer llegó al jardín, se quedó de pie observando el paisaje. Era tranquilo y la brisa era agradable. Sin embargo algo dentro de ella no le permitía disfrutar de aquella escena. De un momento a otro agachó la cabeza.
- ¿Arelis-san...? - La nombrada se sorprendía y giraba su vista hacia aquel que emitió el sonido. Era Izuku, quien parecía preocupado.
- Izuku... perdona estaba con la cabeza en otro lado. -
- No te disculpes, más bien debería hacerlo yo. - Rascaba su cabeza en señal de nerviosismo.
- No, para nada, es más ¿podemos hablar ? - El otro tan solo asentía y se dirigían hacia un lugar un poco apartado. Al parecer aquella mujer no quería que nadie los escuchara.
- Bueno, dime que te tiene tan preocupada. - preguntaba Izuku.
- La verdad es que algunas personas quieren que tome el lugar de alguien más. Y yo no quiero, no soy la madre de ese pequeño o la esposa de ese hombre, no soy como ella. Además yo no puedo darle hijos. - Decía mientras colocaba sus manos sobre su vientre. - Yo no puedo ser ella. - Echaba su mano a su cabeza y continuaba. - Es tan frustrante, por mucho que me niegue no se me permite renunciar. -
- Arelis- san, quizás yo sea joven aún para entenderlo. Pero deberías pensar el por qué no dejan que renuncies a ello. Es tan solo mi opinión, pero quizás no busquen que seas ella, sino que tu misma estes en su lugar. No te conozco tan bien como lo hacen ellos, pero se que eres una buena persona, y que los harás felices... - La sonrisa que el joven mostraba mientras decía esto último, era algo que sanaba con solo observarla. Hizo sonreir sin falta a Arelis y calmar su corazón. Segundos después se podía ver como un niño pequeño corría hacia la misma y la abrazaba. Esta se enternecía, lo tomaba entre sus brazos y lo abrazaba con fuerza.
La escena era vista desde lejos por algunos espectadores, quienes estaban felices del resultado entre otras cosas.
Más tarde, aquel mismo año, el día 15 de Julio, celebraban el cumpleaños de Izuku. Por fin cumplía los 16 y como era costumbre ya podían comenzar a tomar algo de alcohol, siendo este vino tinto, especialidad de una de las bodegas pertenecientes al mismo reino.
- Feliz cumpleaños Izuku... - Muchas personas que a lo largo del día repetían la misma frase. El nombrado agradecía y se veía feliz.
Algo de ropa, libros y una botella de vino fueron sus regalos.
- Deberías probarla ya que es tu cumpleaños. - Animaba Masaru. Este era el padre de Katsuki por lo que en cierto modo había sido como un padre para el joven Izuku también.
- Quizás tengas razón. Pero no se si debería, nunca he tomado asi que... - Al final como era normal termino por no poder negarse, cosa que podría haber terminado en desastre en muchos sentidos ya que pronto descubrieron que no era bueno con la bebida, pero por suerte todo terminó en una escena de lo mas tierna. Aunque Izuku no lo recordaría.
Tras algunos sorbos el peliverde se comenzó a sentir mareado y a divagar un poco. Se sentía divertido mientras los demás conversaban. Al final, el joven al que festejaban agachaba su cabeza.
- ¿ Qué te ocurre Izuku ? - Katsuki comenzaba a preocuparse. De repente el otro levantaba la cabeza y se abrazaba al cuello del rubio. Este se sorprendió.
- Ka..shan... - Estaba completamente borracho con tan solo dos vasos. Tanto Masaru como Mitsuki lo miraron sorprendidos. Su tolerancia era bastante baja, tan solo pudieron reir al ver lo lindo que era.
- Debes estar feliz mocoso. - Su madre lo miraba divertida. Sabía perfectamente lo mucho que su hijo deseaba aquel contacto y el amor que sentía por el otro. Tan solo su inseguridad le impedía decirle lo que sentía, pero en algún momento lo haría. Al final terminaba contestando a su madre totalmente sonrojado y de mala manera como todo un tsundere.
- Lo llevaré a descansar. - Se levantó y dirigió hacia las habitaciones. Una vez en la habitación de Izuku, lo soltó sobre la cama y se dispuso a irse, pero por alguna razón no quería dejarlo.
En un momento, Izuku abrió los ojos, y vió como Katsuki se alejaba, instantáneamente comenzó a llorar.
- No te vayas, no me dejes solo. - Decía entre sollozos. Rápidamente Katsuki volvia a su lado y tomaba su mano.
- Tranquilo estoy aquí. - Contestaba, a su vez acariciaba el cabello contrario, y terminaba besando su frente mientras que Izuku cerraba sus ojos para sentir aquella calidez. Finalmente conciliaba el sueño y Katsuki lo besaba. Ambos terminaban durmiendo con las manos entrelazadas.
La mañana llegaba e Izuku despertaba entre los brazos de Katsuki. El joven de cabello verde se sorprendía, y comenzaba a murmurar pensando en lo pasado, pasado que no recordaba para nada. En cuanto el rubio despertaba, este le contó lo ocurrido, pero cambió lo último por un simple " te aferraste de mi camisa y no me dejabas ir".
A medida que el tiempo pasaba algunas fechas se acercaban, ya fuera navidad o año nuevo, Izuku repitió la escena. Cada vez que tomaba algo de alcohol terminaba despertando al lado de Katsuki, pero el día 20 de Abril, fueron un poco más lejos. Katsuki decidió tomar un poco de licor también, y cuando fue a dejar a Izuku como las veces anteriores, no pudo contenerse, lo besó y toqueteó un poco. No llegó hasta el final, pero lo pensó.
Después de esa fecha decidió alejarse un poco, no estar cerca con tanta frecuencia, aunque no dejaba que nadie lo tocara en los momentos en los que había alguna fiesta. Estaba al acecho por si alguna persona intentaba algún movimiento en Izuku, y en efecto, no faltó quien lo intentara, por lo que entre una cosa y otra terminó propasándose más de la cuenta y llegando al final. Se arrepentía después de eso, pero mientras lo tenía entre sus brazos las palabras "te amo" no paraban de salir de ambas bocas. Cosa que se repetiría varias veces tras aquello y la excusa siempre sería alguna que otra celebración y unas copas.
Otro año pasaba, por fin se acercaba el tan esperado momento para muchos. El heredero de los Bakugou elegiría a la persona con la que contraería matrimonio y todos estaban felices por el acontecimiento, todos excepto cierto joven de cabellera verde.
Días antes del evento, unas personas aparecían...
- Por fin llegaís. Que alegría veros. - Saludaba Mitsuki.
- Si, ha sido un poco complicado, pero aquí estamos. - Respondía el rey.
- Estas preciosa. Espero que mi sobrino se esté portando. Por cierto y ... -
- Mañana vendrá. La verdad es que antes hemos tenido un evento y él no quería venir. -
- Ya veo, es una pena. -
- De todas formas donde está mi primo. -
- Bueno él... - Se acercaba para susurrar - lo cierto esque fue a buscar algo especial para su pedida y dijo que nadie debía saber nada del asunto. Será una gran sorpresa. - Sonreía.
- ¿ Y cómo se encuentra Izuku ? Debe estar nervioso. - Decía la otra sonriendo.
- Pues lleva un par de días un tanto extraño. Le he preguntado si le ocurre algo, pero dice que no es nada. No me preocuparía pero parece bastante triste, además, mi hijo está insoportable debido a lo mismo. -
- ¿ Dónde se encuentra? -
- ¿ Irás a hablar con él ? - Preguntaba el rey.
- Si, así es. -
- Está bien, debe estar en la parte de las caballerizas o quizás en el jardín. Espera un segundo. - De un solo gesto, una sirvienta se acercaba y guiaba a la mujer.
Minutos más tarde las dos mujeres llegaban al jardín, donde se podía ver a joven de cabello verde sentado con un libro, al parecer no debía ser muy entretenido puesto estaba cabeceando un poco en señal de que en cualquier momento se quedaría dormido.
- Izuku. - Arelis llamaba la atención del nombrado de forma suave. Este se sorprendió un poco a la par que saludaba y sonreía de forma breve. - ¿ Estás cansado ? -
- Un poco, estos días por alguna razón he tenido mucho sueño además de el estómago un tanto revuelto. -
- ¿ Te ha revisado el médico ? -
- Si, y me tomó algunas muestras para estudio, pero aún no llegan los resultados. De todas formas no parece ser grave. -
- Eso está bien. - Decía Arelis mientras se sentaba a su lado. - Me ha comentado Mitsuki que estabas un poco triste últimamente, ¿quieres hablar ? -
- Yo... - al recordar algo en su mente, Izuku agachaba su cabeza y entristecía su semblante. -
- Si no quieres... -
- No, lo cierto es que no se con quien hablar del tema, es solo que me siento un poco nervioso pensando en como será la pareja de Kachan. Me imagino que debe ser una belleza y una chica de su mismo estatus. Espero que sea feliz... - En ese momento su cara mostraba su derrota, mientras que Arelis se sorprendía. - ¿ Qué debería regalarle por su matrimonio ?, la verdad no se que debería darle. - La mujer callaba, iba a tener unas palabras con cierto rubio para aclarar aquello, pero algo no encajaba.
- Dime Izuku, ¿ aún no sabes quién es? -
- No. Él nunca me lo dijo, pero lo escuché hablando con su madre, y dijo que estaba seguro y que era el amor de su vida. Además su mirada lo decía todo. - Arelis lo observaba mientras este simplemente se ponía aún más triste, al punto de comenzar a llorar.
- Bueno, no lo pienses. ¿ por qué no nos acompañas al té?, es casi la hora, ¿verdad?. -
- Creo que si. -
- Ve a lavarte la cara. Yo te cubro. -
- No les digas nada por favor. - Arelis tan solo asentía. Más tarde se unía a los otros dos y antes de que Izuku llegara los ponía al día. Mitsuki tenía ganas de matar a su hijo por no abrir la boca.
- ¿ Qué deberíamos hacer ? - Preguntaba Arelis quien estaba dispuesta a colgar al rubio en cuanto lo viera aparecer por el lugar.
- En cuanto llegue lo golpearé. -
- Eso suena... - El rey se podía observar pensativo. - demasiado suave. ¿ Qué os parece esto ? - Al escucharlo ambas asentían y accedían divertidas.
- Eso enseñará a ese mocoso una lección... -
- ¿ Ocurre algo ? - Por fin se unía Izuku a la tertulia.
- No, no te preocupes. ¿ Te sientes mejor ? - Este tan solo asentía. Instantes más tarde llegaba el té. En cuanto el joven intentó tomar un sorbo, soltó la taza y se levantó de la mesa. Unas náuseas repentinas lo invadieron, haciendo que no pudiera saborear el té. Al final lo acompañaron a su habitación y lo dejaron descansar.
- No pensé que se sintiera tan mal. Según me dijo no era grave. - Comentaba Arelis preocupada.
- Así es, el médico dijo que no era algo por lo que debiéramos preocuparnos, me pregunto que pueda ser. -
- Quizás... mi primito deba algunas explicaciones. - Decía el rey.
- A qué te refieres. -
- El que Izuku esté en ese estado y tan sensible... Podría deberse a la culpa de Katsuki en más de un sentido. -
- Demonios aclárate, si sabes algo dilo sin tapujos. -
- Como ambas sabéis, la línea real puede concebir incluso si su pareja es hombre. - Ambas asentían. - Pero lo que no todos saben, es que se precisa de tiempo para ello, por lo que una vez no es suficiente. -
- ¿ Quieres decir que ellos... ? - Él tan solo asentía. - Pero por cómo ha reaccionado Izuku, no parece ser consciente de esto. ¿ Qué está pasando aquí? -
- Fácil, el mocoso aprovechó las veces que el pobre Izuku tomaba algo de alcohol. - Los otros dos se extrañaban al escuchar esto. - Izuku no recuerda nada, su tolerancia es excesivamente baja, por suerte no heredó la conducta de su madre. Inko era una gran mujer, pero cuando tomaba era un demonio, nadie podía llevarle la contraria, daba auténtico terror. - suspiraba al recordar aquello.
- Está bien, lo comprobaremos con el médico, pero el plan sigue adelante. - Todos se miraban entre sí y asentían. Harían sufrir al rubio.
Más tarde el joven Katsuki llegaba, pero a diferencia de lo que cualquiera pensaría, estaban actuando muy normal. Días después el joven lo lamentaría y lloraría por ello, o al menos esa era la idea. Lo único de lo que el mismo tuvo constancia fue de que Izuku estaba en cama debido a que empeoró su estado, por lo que fue a verlo a su habitación. Mientras el de cabellos verdes dormía tranquilo, Katsuki tomaba su mano y acariciaba aquellos rizos rebeldes que caracterizaban al otro. Terminaba besándolo y dejándolo que continuara durmiendo.
Un par de días más tarde un paquete llegaba junto con un par de personas. Unos trajes confeccionados por las mismas personas que se presentaron en el lugar. Por fin llegaban las ropas para el evento y se le daban algunos retoques menores, y justo a tiempo ya que al día siguiente sería el gran evento.
Día 20, un día ocupado para muchos y aunque felicitaban al homenajeado, había una persona que aún no lo hacía. Katsuki se preguntaba el por qué no podía hallarlo, quería que izuku más que nadie lo felicitara por aquella fecha tan especial para él, pero no tenía suerte. Su mal humor crecía. Cuando preguntaba a su madre, esta no sabía nada y los demás igual. Sin embargo, lo que el joven no sabía era de las risas internas que la misma disfrutaba.
- Dónde demonios está. Es casi la hora y no aparece. - Mordía su uña en señal de nerviosismo mientras a su vez su padre aparecía para decirle que era hora de que se presentara ante sus invitados. Este tan solo asentía y obedecía. Esperaría a que apareciera en la fiesta y le pediría explicaciones.
La noche no sería muy fría por lo que se terminó llevando a cabo en el jardín. Comida, bebida y buena música acompando la velada. El ambiente era agradable para los invitados y muy propicio para sus planes, pues era una noche hermosa de luna llena y esperaba que nada la estropeara. Tan solo los nervios le podrían hacer pasar un mal momento o eso pensaba.
Una vez en el jardín, se presentaba ante los invitados y notaba que todos llevaban máscara. Algo extraño ya que el no tenía conocimiento de aquello, pero supuso que fue idea de su madre. Mediante la noche avanzaba, Katsuki se impacientaba más y más, muchos se acercaron a felicitarlo, pero no eran la persona que realmente esperaba.
- Feliz cumpleaños Katsuki. - Decía el rey. - Una muy agradable velada y una noche que la acompaña. Todo el mundo parece disfrutarla menos el homenajeado, ¿ qué te ocurre ? - El rubio lo miraba con cara de muy malas pulgas. - Acaso hay algo mal, o alguien no aparece... - Katsuki en ese momento se daba cuenta de algo. Su primo sabía perfectamente lo que ocurría, por lo que era muy probable que él estuviera involucrado.
- Tú sabes donde está, ¿ cierto ? -
- Puede ser, pero no te lo diré. Tan solo te daré una pista. Sigue los rumores o quizás al gentío. Ellos tienen la respuesta. - Y con la copa en su mano mostraba el camino. De esta forma el rubio se puso en camino. Tan solo unos pasos para escuchar ciertas palabras que lo comenzaron a preocupar.
- Has visto... El hijo del duque Todoroqui estaba con alguien. -
- Si, no pude verle la cara pero sus ojos eran hermosos. -
- Si ese color verde no es muy común, ¿ verdad ? -
Al escuchar aquello se apresuró hacia el lugar. Donde vió al nombrado y a alguien más con una capa que no dejaba ver la silueta de quien la llevaba. De un momento a otro Shoto tomó la mano de la otra persona y la besó.
- Ha sido todo un placer poder hablar contigo. ¿ Me concederías un baile? -
- Quizás más tarde. Gracias por acompañarme todo este tiempo Shoto. - La voz en efecto era de Izuku por lo que Katsuki sin pensarlo, decidió actuar.
- Te importaría quitar tus manos de él... - Decía Katsuki con una mirada desafiante hacia Shoto.
- Oh, Katsuki. Pensé que estarías atendiendo a los invitados. - Decía sin inmutarse demasiado. Ya había cumplido con su cometido y a las mil maravillas.
- Ka.. - Izuku mordía su labio antes de continuar. - Katsuki, feliz cumpleaños. - El nombrado se sorprendía. Cómo que Katsuki, por qué tan formal de repente.
- Izuku... - El nombrado tragaba saliva. El otro se notaba enfadado. - mírame. - Demandaba con un tono contenido. Izuku se resistía un poco, pero finalmente lo encaraba totalmente bajando su capucha. Katsuki por su parte quedaba sin palabras, si ya le gustaba ver a Izuku en cualquier momento y con cualquier ropa, en ese momento no era capaz de reaccionar, se veía hermoso vestido de blanco. Ahora era el rubio el que tragaba saliva. Todo el enfado y las ganas de golpear a alguien habían desaparecido al tener ante si al ser que deseaba ver. Seguido tomó su mano izquierda y besando en su dedo anular, le pidio que le concediera el primer baile. Izuku estaba totalmente avergonzado mientras que su cabeza le decía que no lo hiciera, pero su corazón lo deseaba, así que simplemtne aceptó.
Una hermosa melodía sonaba mientras ambos bailaban a su son. Ninguno despegaba los ojos del otro. Esmeralda y rubies se reflejaban en los contrarios.
Cuando la canción terminó, Katsuki se apartó un poco y se arrodilló ante Izuku, tomó su mano y miró a sus ojos.
- Izuku, - sus manos temblaban y sus mejillas se sonrojaban por momentos. - yo... te amo. Cásate conmigo. - Asombro por parte del público, menos los más allegados que ya lo sabían. Izuku por su parte comenzó a temblar, no podía ser cierto lo que decía, de su garganta no salía ni un sonido.
Katsuki se impacientaba, por lo que se levantó, quitó el antifáz a Izuku y tomando su cara lo besó. Izuku por fin reaccionaba.
- ¡Ka... Kachan! - Estaba totalmente avergonzado. - Pero tú... ya tenías a una belleza de la que te habías enamorado, ibas a tener hijos y yo iba a marcharme y vivir triste pero... - Comenzó a murmurar.
- De qué demonios estás hablando. - suspiraba. - Qué maldita historia te montaste en esa cabeza de nerd. -
- Es que te escuché hablando con Mitsuki-san y entonces... -
- Te hiciste una idea equivocada... - De nuevo otro suspiro por parte del rubio, tras lo cual sacaba una pequeña cajita de un bolsillo y sacaba una sortija con una esmeralda en la decoración. Volvía a tomar la mano izquierda de Izuku y colocaba la sortija en su dedo anular. En lugar de llorar, como todos esperaban, Izuku comenzó a tambalearse, se estaba mareando y a punto del desmayo, por lo que katsuki se apresuró a tomarlo en sus brazos. - ¿ Estás bien ? - Preguntaba asustado.
- Si. Tan solo un poco mareado. -
- Aún no te recuperas. -
- Ni lo hará hasta dentro de unos meses. - el rey aparecía en escena.
- ... - Katsuki lo miraba.
- Felicidades a los futuros papás...
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