Bakudeku

Que hermosa apariencia se mostró delante de los invitados. Un joven de tez pálida adornada con pecas era llevado al centro de la sala. ¿ Quién era?, nadie sabía, lo único cierto es que tenía una figura delgada y un cabello moreno con reflejos verdes, extraño color se decían, sin embargo a su vez muchos pensarían que era bastante exótico. 

El joven quedo inmóvil al ser detenido por las personas que lo acompañaban, ya que para trasladarlo sus manos habían sido atadas y sus ojos vendados, por lo que no podía observar lo que a sus pies se hallaba. Estaba nervioso, " qué será de mi", se preguntaba. 

- Por tu gran esfuerzo aquí tienes lo prometido, tu propio esclavo. - Una voz grave pronunció esas palabras, el joven en ese momento comenzó a forcejear un poco, pero sin suerte.

- ¡ Nooo, soltadme, dejadme ir! - Ahora que sabía su desdichado destino quería huir. - Por favor. - susurraba ya dándose por vencido y cayendo arrodillado. De repente una presencia se hizo más cercana, tanto que cuando se quiso dar cuenta, una mano tocaba su rostro. Por un momento temió lo peor, pero al contrario de lo que pensaba, este tacto no dejó de ser suave incluso al momento de alzar un poco su barbilla. 

Unos susurros se escucharon y el joven fue llevado a otro lugar. Este seguía con su negada visión, y sus manos atadas. No sabía a donde lo llevaban, lo único de lo que era consciente era que su vida podría terminar ese mismo día, ya fuera muerto o maltratado su desdicha acabaría con él. 

Antes de que se percatara había sido dejado en algún lugar. Él joven se mantenía inmóvil aún asustado, hasta que uno de los sirvientes comenzó a hablarle. 

- El amo ha ordenado que os quitemos las cadenas, sin embargo no puedes quitar la venda de tus ojos. - Algo un poco extraño, sin embargo por una parte quería seguir viviendo ya que en algún momento podría encontrar la oportunidad de saber que pasó con su familia, si estaban bien o al menos eso esperaba. Mientras seguía en sus pensamientos, una puerta se escuchó, y de nuevo susurros. Esto empezó a incomodar al joven, quien estuvo a punto de hablar pero no lo hizo, pensó que sería mejor de ese modo.

- El amo quiere saber si deseas algo de comer o beber, cualquier cosa que desees te será     traída. - Esto terminó de enfadar al joven, haciendo que contestara sin importarle ya nada más.

- Dile a tu amo ya que parece no tener el valor de hablarme directamente, que si no puede dejarme marchar, no hay nada que desee. - 

- Eso es... - antes de que siquiera pudiera responder, el sirviente calló y se marchó cerrando la puerta tras de sí. 

- Te muestras muy valiente, veamos cuanto dura tu valentía. - Con cada palabra que escuchaba, su cuerpo temblaba más y más. Notaba la presión que en cierto modo ejercía la presencia de esa persona. Era bastante imponente, pero por alguna razón no era tan amenazante.

- ¿ Qué ha sido de mi familia? ¿Dónde están? - 

- Te preocupas por ellos, ja, ja. Esto es divertido, bien si quieres verlos de nuevos tendrás que hacer algo por mi. - Extraño, ¿ qué querría esa persona del joven? - Dame tu mano. - Dudó por un instante, el perder su mano sería doloroso, pero mucho más doloroso sería el no volver a ver a sus seres queridos. 

Por mucho que pensase, a diferencia de su imaginación, aquella persona tan solo lo guio hasta una habitación continua en la cual se podía notar por alguna razón bastante calor. 

- No te preocupes, no voy a hacerte daño... aún. - Decía mientras comenzaba a desvestir al joven de morenos cabellos a la vez que lo hacía con él mismo, tras lo cual entró a una especie de piscina caliente arrastrando al otro consigo. Inmediatamente el joven se apartó hacia un lado, lo que no pareció gustarle al amo. - Acércate. - 

- Aquí estoy bien. - Al no ser la respuesta que esperaba, el amo lo tomó del brazo y lo puso contra una de las paredes de la piscina, acorralándolo para que no pudiera escapar. 

- Cuando yo doy una orden, esta se cumple. - Inmediatamente mordió su cuello, lo que provocó que el joven hiciera una mueca de dolor. - Ahora quiero saber tu nombre. -

- Los esclavos... no... necesitan uno. - De nuevo otro mordisco fue dado pero esta vez en su hombro. Una queja en forma de grito ahogado salió de la boca del pobre joven.

- No lo repetiré otra vez. - 

- Izuku... es mi nombre. - 

- No era tan difícil... ahora Izuku, que tal si me ayudas a asearme. - Esta vez lo hizo sin tardar, ya que no quería que lo siguiera castigando con otra mordida más en alguna otra zona de su cuerpo, solo esa persona sabía donde sería la siguiente, e Izuku no quería descubrirlo.

Con una esponja que le fue entregada, el joven comenzó a frotar suavemente el pecho de su amo, mientras tanto, este comenzaba a jugar con la zona baja de la espalda del moreno, haciendo posteriormente que ambos cuerpos quedaran totalmente pegados. 

- Que... - Izuku iba a quejarse pero no se le permitió. En el momento en que comenzó a articular palabra, el otro lo besó. Poco duró y por alguna razón fue muy suave, Izuku se avergonzó un poco, tras lo que notó como aquella venda que le impedía ver fue retirada. Lentamente fue abriendo sus ojos, lo cual dejó a la vista un hermoso tono verde esmeralda que se cruzó repentinamente con un tono rojo como el color de un rubí, tan intenso y atrayente que solo recordaba a una persona que lo poseyera. - Ka...chan... - El susodicho reía mientras mantenía a Izuku entre sus brazos.

- ¿Qué ocurre pequeño Deku, acaso esperabas a otro? - Izuku estaba sin palabras. Katsuki tan solo lo acercó aún más hacia él, a tal punto de estar cerca de su oído para comunicarle que su familia estaba bien. Le contó lo ocurrido y como paró una masacre segura. A raíz de esto toda la tensión que tenía se fue dejando a Izuku cabizbajo apoyando su cabeza sobre el hombro del rubio. 

- Gracias... - 

- Bueno, ahora que todo está aclarado, creo que ya va siendo hora de ver como me agradeces. - De la nada alzó al moreno colocándolo en el borde de la piscina. De nuevo Izuku se avergonzaba totalmente. Estaba desnudo totalmente y no tenía nada a mano para taparse. Intentó alejarse, pero fue inútil, Katsuki lo agarró de la cintura nuevamente y comenzó a besar su abdomen de manera provocativa. 

Entre caricia y caricia el cuerpo de Izuku temblaba cada vez más, Katsuki por su parte miraba de reojo la expresión del anterior, y comenzaba a bajar hasta su ingle, para posteriormente separar sus piernas y empezar a morder suavemente el interior del muslo.

- Ka...chan para. - Le costaba hablar y no paraba de jadear en busca de aire. - ¿ Por qué? - El rubio suspiró, pensaba que estaba siendo claro pero era cierto que no había dicho nada, aunque...

- ¿ No recuerdas la promesa que te hice? - 

- ¿ Promesa? - Un recuerdo vino a su mente. En el se podían observar a un joven rubio de unos doce años de edad con mucha determinación en su mirada y diciendo " Cuando sea mayor vendré por ti y estaremos juntos siempre". No era posible aquello tan solo...

- ¿ Qué ocurre Deku realmente no lo recuerdas?- 

- Tan solo éramos niños Kachan, ¿ cómo podría tomar en serio aquello?, pero sabes... me hace feliz. - Con una sonrisa en sus labios besó la frente del contrario. Entrelazaron sus dedos y compartieron un beso, haciendo que sus sentimientos fluyeran y se desataran en una noche de pasión, donde no faltaron caricias y besos entre otros.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top