Capítulo Veintitrés



Capítulo veintitrés.

Estuvo bien. Fue incómodo, en un principio dolió y hubo un cosquilleo final que se sintió muy bien. Pero eso fue todo.

El sexo no me ha sorprendido.

Cuando consigo cerrar el broche delantero de mi sujetador en la oscura habitación escucho a Anthony murmurando en voz baja, seguro piensa que estoy actuando muy extraño. Tomo mi camisa y tras colocármela meto el dobladillo dentro de la falda.

Tanteo el suelo en busca de mis zapatos y entonces la luz se enciende y por un momento estoy desorientada. Alzo la vista y encuentro a Anthony viendo hacia abajo mientras me sonríe. Tiene uno de mis zapatos en su mano.

—Creo que necesitabas la luz.

—Si...

Noto que va sin camisa y tiene pequeños rasguños en su cuello, lugar donde clave mis uñas cuando sentí el obvio dolor de haber sentido como mi virginidad se iba. Tiene los labios infamados y su cabello es un desastre.

No voy solo a decir que no lo disfruté. Fue bueno, solo que nada que me parezca lo mejor del mundo o para desear estar desnuda todo el tiempo.

Sin embargo pensar en lo que hacía, en cómo se movía dentro y fuera de mi cuerpo me distrajo de los constantes pensamientos tristes. Lo cual tampoco es el logro del siglo teniendo en cuenta que entonces no me concentraba en el acto porque pensaba en cada cosa que se supone debía hacer, cómo reaccionar y si así se debía sentir.

Me gusta que haya sido con Anthony, hay un cosquilleo en mi estomago cuando lo veo, no tan fuerte como antes, pero quiero aferrarme a él.

Tomo la zapatilla de su mano y me la coloco, acepto la otra que me entrega. Me enderezo y aclaro mi garganta pasando una mano por mi enredado cabello.

—Esto...— no sé que decir por lo que no termino de hablar.

Se acerca y pasa un brazo alrededor de mi cuello presionándome contra su pecho. Me abraza y cierro mis ojos porque me gusta ser abrazada. Me hace no sentirme sola y pérdida en tristeza. Siento como deja un beso en mi cabeza.

—Esto fue asombroso Grace ¿Te lastimé?

—No, solo duele como se espera que lo haga. Todo estuvo bien, no me hiciste daño.

Toma mi rostro entre sus manos y me observa buscando la verdad. Soy sincera, dolió lo que se supone debía dolor. Nada traumático, nada que marque mi vida para siempre.

Baja su rostro y deja un beso en mis labios, es dulce de la forma en la que Anthony siempre me trata. A veces siento que me ve como una muñeca frágil pero evito pensar en ello porque esa idea me molesta.

—Voy a llevarte a casa.

—No, puedo irme...

—Grace, no voy a dejarte ir sola. No creas que solo te quiero para... tener sexo. Eres más que eso y voy a cuidarte— me da otro breve beso y recoge su camisa, se voltea y me sonríe— ¿Confías en mi?

Siento como si algo en mi pecho me asfixiara ante sus palabras. La confianza no es algo que este regalando en estos días. Por suerte su celular suena y no tengo que mentir al darle una respuesta que no sea real.



15 de junio, 2014.

Escucho a Ethan cantar alguna canción de Windfall en la cocina, doy un sorbo de mi chocolate caliente sonriendo mientras Bucker da vueltas a mí alrededor. Es un poco extraño estar para el desayuno en la casa de Ethan, usando su camisa y descalza tras haber despertado en su cama.

Después del gran momento en la ducha y mi parloteo, Ethan se durmió. Pasé al menos treinta minutos pensando en mi maravilloso orgasmo, en el hombre que estaba pegado a mi espalda y finalmente me había dormido.

Al despertar él ya no estaba en la cama, así que cubrí mis necesidades básicas, conseguí peinar un poco mi cabello y cuando salí lo encontré en la cocina y me extendió una taza de chocolate caliente mientras de manera distraída decía que iba a cocinar el desayuno.

Me gustó. Me gustó la manera en la que todo pareció tan natural.

Es extraño estar solo usando su camisa sin ningún tipo de ropa interior debajo y aún así no sentirme insegura o cohibida. Eso solo confirma que verdaderamente yo confío en él.

Bueno además de confianza está claro que hay deseo. No llevar ropa debajo es más como un incentivo de saber que en cualquier momento algo puede suceder. Ahora que tuve mi primer encuentro de índole sexual con un gran y satisfactorio orgasmo, soy una especie de criatura hambrienta de más de esa sensación.

Pienso que si eso solo pasó con sus dedos y besos en mis senos, el cuerpo y boca de Ethan puede hacerme volar incluso más. Siento que mi lado pervertida y traviesa esta activado de mil maneras.

Me río de mis sucios pensamientos y algo afuera llama mi atención, doy otro sorbo a mi chocolate y observo por la ventana. Una chica de cabello negro, una adolescente, observa con fijeza la casa. Creo que nota mi presencia porque comienza a ver directamente a donde estoy. Ella no parpadea, su ceño se frunce más.

—Ethan— lo llamo.

En lo que él tarda en llegar a mí, la chica deja de verme cuando Stone quien supongo es quien cambio de turno con Puck se acerca y parece darle indicaciones. Siento a Ethan detrás de mí y señalo a la chica y su guardaespaldas.

—Esa chica estaba viendo fijamente hacia acá. Creo que ella ni siquiera parpadeaba.

—Es raro.

Me doy cuenta que se aleja y cuando vuelve tiene el teléfono inalámbrico de su casa contra su oreja, la chica se va alejando hasta retirarse bajo la atenta mirada de Stone quien ahora sostiene su celular contra su oreja.

—Hola, Stone ¿Qué tal todo? ¿Algún problema?

Veo como la chica se va caminando pareciendo tranquila y ajena a su alrededor. En última instancia se voltea y alza la mano hacia donde estoy, abro mi boca cuando me saca el dedo medio.

—Jódete, maleducada— susurro antes de darme la vuelta.

Ethan enarca una ceja hacia mí, bebo el resto de mi chocolate fingiendo que no lo escuché. Paso una mano por mi cabello tratando de no distraerme con su torso desnudo o cuan bajo cuelga su pantalón holgado, ni hablar de saber que debajo de ello no hay nada.

Mejor no distraerme.

Ya lo dije, ahora que obtuve un orgasmo ando con hambre sexual.

— ¿Qué te dijo?

—Solo una fiver curiosa descubriendo donde vivo— se encoje de hombros—. No tuvo problemas para alejarse.

—Bueno, ella me mostró el dedo medio.

—Y tú le dijiste que se jodiera. Ven, vamos a comer. Ya está listo—toma mi taza de chocolate vacía. Cierro las cortinas de la ventana.

Me indica que me siente en el sofá mientras va a la cocina, cuando vuelve tiene dos platos de panqueques los cuales deja en una pequeña mesa, vuelve a la cocina y regresa con dos vasos de jugo de naranja.

Estoy demasiado sorprendida por los platos. Hay chocolate y tienen un montón de trozos de frutas, es como el desayuno de una de esas imágenes que las personas suben a sus redes sociales y tú crees que es imposible porque te da envidia.

—Tu talento para la cocina realmente me sorprende.

Sonríe y esa sonrisa crece mucho más cuando hago un sonido ante la delicia de la comida en mi boca. Este hombre debo conservarlo, su comida parece un pedazo de cielo en mi lengua. El chocolate es Nutella, puedo reconocerlo y las frustras solo le dan un toque más espectacular. Quiero comer siempre este tipo de desayunos.

Se inclina hacia mí y toma mi rostro entre sus manos, veo salir su lengua antes de sentir como la pasa en la comisura de mi boca. No es necesario explicar cuánto me afecta eso.

—Uhm... tenías chocolate.

Lo veo hipnotizada volver a su lugar y comenzar a comer. Sacudo mi cabeza aturdida y continúo. Estoy segura de que es demasiada comida para mí, pero esta tan delicioso que puedo sacrificarme hasta explotar.

—Los desayunos dulces eran los favoritos de Chase— digo y me sorprendo cuando además de tener la familiar nostalgia siento la necesidad de hablarle—. Era muy dulcero, Cheryl todo lo encontraba delicioso, pero Chase era todo dulces.

— ¿Siempre dulces?

—Mamá trataba de salirse con la suya y conseguir que comiera vegetales, pero era Jorge quien lo lograba la mayoría de las veces— mastico con lentitud un trozo de piña saboreando—. Su argumento era decir que cuando yo comía vegetales me ponía tonta y él no quería ser tonto.

—Tenía ingenio— se ríe.

—Si, lo tenía. Cheryl era más una princesa. Me hacía peinarla y siempre quería enseñarnos los pasos que aprendía en ballet. A Chase le gustaba hacerme maldades. Ya sabes, esconder mis zapatos, jugar con mis sujetadores y arrojar por la ventana mis bragas

>>Era molesto pero terminaba riendo mientras correteaba detrás de él por toda la casa. Tenía un talento natural para hacer llorar a Cheryl y Cheryl tenía un talento natural para llorar por todo.

Miro mi comida y me encargo de tomar una fresa junto al trozo de panqueque en chocolate. Alzo la vista mientras lo dirijo a mi boca.

—Lamento si te aburro con eso, podemos hablar de otra cosa.

—No me aburre, de hecho quiero escuchar más. No te detengas, claro si eso no te lastima.

—Me gusta hablar de los buenos recuerdos.

—Entonces háblame de ellos.

—Teníamos señales de hermanos, cosas tontas como estas— toco mi barbilla y asiento con la cabeza— significaba tengo un plan travieso. La inventó Chase por si te la preguntas. Alzarse de puntillas era de Cheryl lo cual es bastante claro que significaba que quería o iba a bailar.

>>No creas que solo eran dos ángeles, tenían muchísima energía. Cheryl amaba tener mi atención y que siempre jugara con ella, Chase disfrutaba viendo de qué manera desesperarme y me hacía jugar futbol con él. Eran un desastre encantador. ¡Cristo! Yo los amaba con mi vida, ningún día en mi vida era tranquilo con ellos. Siempre jugábamos a tener misiones cuando no encontraban una cosa.

Tomo un profundo respiro, no puedo evitar sonreír ante esos recuerdos. Los echo tanto de menos.

>>Cuando ellos tenían pesadillas o miedos, no iban a la habitación de mamá, iban a la mía a acurrucarse conmigo. Antes de que nacieran ya yo amaba a los niños y saber que iba a tener hermanitos fue la noticia que más me hizo feliz alguna vez— mi labio tiembla y siento mi vista nublarse—. Estoy segura que no eran los niños perfectos, pero para mí se sentía como si lo fueran. Yo... los echo mucho de menos Ethan. Es como haber perdido parte de mi alma y mi corazón. Mi espalda pudo arder, pude sentir un terrible dolor en mi abdomen, pero el dolor más grande estaba en mi corazón al saber que se habían ido.

Veo de nuevo hacia mi plato, no queda mucho por lo que lo dejo en la pequeña mesa junto al suyo que esta vacío. Siento un par de lágrimas caer, los dedos de Ethan toman mi barbilla y alza mi rostro para que lo observe.

—Tuviste hermanos maravillosos Grace. No tuve la dicha de tener hermanos de sangre, mis padres ni siquiera podían concebir, fui un bebé milagro que llegó a personas mayores. Pero tus hermanos suenan como personas geniales, es triste que ellos ya no estén pero me alegra que hayas tenido la oportunidad de compartir con dos personas que suenan tan especiales y únicas.

Sus pulgares limpian el par de lágrimas que derramé, no puedo evitar sonreír y pasar mis manos por su cabello antes de llegar a su cuello y hacerlo acercarse.

—Nunca te lo he dicho directamente, Ethan.

— ¿Qué cosa?

—Cito tus palabras. Abro comillas no solo me gustas, me encantas, cierro comillas— digo.

—Me gusta escuchar eso incluso con la innecesaria mención de las comillas.

Río y él también lo hace inclinándose hacia mí, se inclina tanto que mi espalda acaba contra los cojines y su cuerpo acunado entre mis piernas. Soy consciente de que la camisa se ha subido hasta mis caderas.

—Se ha subido la camisa— susurro viéndolo con fijeza.

—Lo sé.

—Y... uhm... no hay nada— sus dedos acarician mi cintura desnuda. Me da una sonrisa ladeada y presiona hacia adelante. Contengo la respiración porque su dureza se presiona en el lugar correcto.

—También lo sé.

— ¡Él que todo lo sabe!

—Voy a confesarte algo— susurra sin dejar de verme. Sus manos suben por mis piernas pasando por mis muslos y llegando hasta mi trasero desnudo, me mueve haciendo que encajemos de una mejor manera que me hace soltar un gemido.

—Te escucho.

—Ya descansé y tengo un montón de energía para ese maratón que te mencioné. Sin parar.

—Oh, mierda.

Sus labios son un roce en mi barbilla mientras sus manos comienzan a subir arrastrando la camisa con ellas. Cuando llega a mis pechos no se detiene, los deja al descubierto hasta hacerme alzar mis brazos para sacar su camisa y arrojarla a algún lugar.

—Eres bastante rápido para desnudarme.

— ¿Lo catalogamos como un talento? Ya sabes, talentos de Ethan: desnudar a Grace.

Siento su sonrisa mientras va dejando besos hasta mi cuello, ni siquiera lo pienso cuando mi pierna se engancha a su cintura y mi pie baja un poco su pantalón holgado. Puedo sentir cuán despierto está Ethan sobre esto. Lo puedo sentir presionándose contra mí.

No me queda duda de que esto va a suceder.

Se entretiene besando mi garganta y descubro que sus pequeños mordiscos causan cosas locas y liquidas en mi cuerpo. Sus manos ascienden hasta acunar mis pechos y sus pulgares astutos acarician las cimas fruncidas de ellos.

No enloquezcas. No te vuelvas loca. No grites. Contrólate.

—Oh, no— alza su rostro para verme y sonreír—. Si vas a enloquecer, vas a volverte loca. Vas a gritar y definitivamente vas a descontrolarte conmigo.

Me doy cuenta que mis ordenes fueron susurradas, sus pulgares e índices juegan con mis pechos mientras su boca baja a la mía y me da uno de sus besos profundos, húmedos y con mucha lengua.Mis manos de inmediato deciden que deben enredarse en su cabello.

Mi otra pierna se une a la fiesta de "enrollémonos en su cintura" y por supuesto que también va por la idea de bajar su pantalón. Mis talones se presionan de tal forma en su culo que este acaba por quedar desnudo.

Su boca libera la mía y desciende hasta pasar su lengua por el centro de mis pechos, luego siendo un poco más individualista pasa su lengua por uno de mis pezones antes de capturarlo en su boca y darle atención al otro con su mano.

Cierro mis ojos y hay un gritito entre sorprendido y enloquecido que escapa de mi. Tiene razón, creo que él podría hacerme gritar.

Mis pies hacen lo que pueden por bajar el molesto pantalón pero no es tan fácil como se lee.

—Joder, vete de una vez pantalón— me quejo y el que ría con parte sensible de mi cuerpo dentro su boca me hace estremecer.

Me da un pequeño mordisco antes de liberar mi pecho con un sonoro pop, levantarse y terminar de deshacerse de lo que tanto estorbaba. Gloriosamente desnudo.

Y ahí esta de nuevo mi curiosidad viendo directamente hacia su entrepierna erecta. Lo repito, no pensé que fuera una chica de ver penes, pero no puedo evitar verlo. Es como estar fascinada, asustada y curiosa sobre saber que esa parte de él va estar en mí. De locos.

Se inclina y mientras va reubicándose su boca va dejando un rastro húmedo de besos desde mi vientre, pasando por mis pechos en donde se entretiene durante unos segundos, mi cuello y finalmente mi boca donde se encarga de morder mi labio inferior.

Hace que mis piernas se abran un poco más y cierro mis ojos cuando lo siento ahí, rozándose.

—Oh, Dios. Oh, mierda.

—Tengo una deducción.

—Es demasiado, es mucho. Mierda, mierda— continúo, él ríe.

—Si, mi deducción es cierta. Incluso en momentos como estos, tú no dejas de hablar. Aún no consigo tu botón de apagado.

—Quizás otra parte de ti pueda encontrar ese botón— mi declaración me toma por sorpresa, las cejas de él se alzan en sorpresa.

—Sucia. Pero vamos a ver si esa parte de mi consigue el botón.

—Soy una mujer limpia.

—Entonces déjame ensuciarte.

—Con gusto.

—Pero no aquí— deja un beso suave en mis labios—. No si un condón.

—Si... yo tampoco tengo las palabras mágicas de no te preocupes, tomo la píldora. En esta realidad es que el condón es nuestro mejor amigo.

—Vamos por nuestro mejor amigo.

Se levanta y me atrae de tal manera que estoy a horcajadas sobre su cuerpo y ambos jadeamos-gemimos porque ocurre un pequeño accidente.

Cierro mis ojos ante el agudo dolor, la perceptible quemazón y estiramiento.

—Entraste— susurro.

—Mierda, mierda. Solo ha sido la mitad—maldice—. Debo salir.

—Debes. Debes sacar tu famosa mitad.

Con la misma rapidez con la que logró entrar sale. Tomo un profundo respiro, no estoy muy segura de si esto va a funcionar. Es grande y me ha dolido. Ahora como que tengo algo de miedo.

Se pone de pie y enredo mis piernas alrededor de sus caderas, que bueno es que cerré las cortinas, lo último que necesitamos son fotos de nosotros en este momento.

—Espera— lo detengo—. Tengo sed, pásame mi jugo.

— ¿Es en serio?

—Acabas de meterme la mitad de tu amigo y me ha dolido como perder la maldita virginidad, solo quiero mi estúpido jugo.

Sin decir nada se inclina conmigo y siento que voy a caerme, toma el jugo y me lo entrega. Voy dando pequeños sorbos mientras nos lleva hacia su habitación. Estoy nerviosa.

Si así se sintió su mitad no estoy segura de querer saber lo completo.

Cuando llegamos me deja sobre mis pies y termino de un trago mi jugo. Toma el vaso de mi mano y lo deja en el suelo. Camina hacia el baño y cuando vuelve tiene toda una tira de preservativos. Subo a la cama y me acuesto.

De acuerdo. No estés nerviosa Grace. Que no te importe la luz encendida. Es Ethan. Solo es Ethan Jones. Lo deseas.

Lo veo abrir el preservativo. Lo veo deslizarlo sobre si mismo. Lo veo darse un apretón que me hace jadear y lo veo subir a la cama.

Lo siento contra mi piel. Lo siento sobre mí. Siento como se acuna entre mis piernas y siento el roce íntimo de ciertos lugares.

Luego está la presencia de sus manos tomando mis piernas y haciéndome rodear su cintura.

Me besa, pero soy un desastre en el beso porque estoy preocupada y asustada. Él por supuesto que lo nota, porque estoy siendo la peor besadora de la historia.

—Oye, tranquila. No voy a hacerte daño.

—He hecho esto muy pocas veces— susurro con voz temblorosa— y la última vez tenía diecinueve años. Es cómo ser virgen de nuevo— río nerviosa—. Excepto que tu famosa mitad ya ha hecho parte del trabajo.

— ¿Te duele?

—Dolió y tengo miedo...

— ¿De mi?

—No. De mí. De que esto no funcione y sea como las veces anteriores.

—Grace mírame— lo hago—. Soy Ethan, tu novio. No soy un tipo dulce y rosa, pero no te haría daño adrede y no te haría pasar por algo que no vas a disfrutar. Confiamos el uno en el otro. No hay nada malo en ti ¿No te has dado cuenta de cómo reaccionas a mi toque? Eres apasionada, receptiva y muy sexy.

>>Y con respecto a lo que has llamado polla grande, lo siento. Esa fue una entrada inesperada, no quería lastimarte. No sé que decir sobre mi tamaño— se ríe pareciendo perdido—, si no quieres hacerlo porque te duele...

—Quiero hacerlo. Solo estaba a mitad de camino de enloquecer, pero me has traído de regreso.

Recarga sus codos de la cama y sus dedos se enredan en mi cabello sosteniendo mi cabeza mientras me besa con lentitud. De nuevo vuelvo a ser una digna besadora y no el desastre de minutos atrás.

Siento la pequeña presión antes de que comience a deslizarse dentro de mí. Esta la quemazón de nuevo, ese perceptible ardor y la idea de pensar que eso no va entrar por completo. Pero estoy tan metida en el beso y confío tanto en él que no me asusto.

Se retira y cuando vuelve a entrar va hacia el final. Sé que no soy virgen pero fue hace tanto tiempo que el dolor es un poco parecido, solo que no es tan molesto. Solo un poco incómodo. Me deja adaptarme a su presencia mientras me besa.

Mis manos sostienen su cuello. Cuando cree que estoy lo suficiente adaptada se retira y vuelve a entrar. No puedo mentir y decir que inmediatamente lo disfruto. Los primeros vaivenes de sus caderas son incómodos y me acostumbro. Pero lo bueno de no tener un himen siendo roto hoy es que el dolor no dura, gradualmente la incomodidad comienza a irse a medida que mi cuerpo se va sintiendo más cómodo y ansioso de la invasión.

Libera mi boca y besa mi cuello mientras continúa moviéndose de manera lenta, los gemidos comienzan a escapar de mí. Llevo mis labios a su oreja.

—Me gusta— jadeo. Se incorpora un poco y se detiene. Protesto.

—Perfecto, esa es mi señal para hacer que no olvides esta primera vez jamás.

Sus ojos se achican con su amplia sonrisa antes de oscurecerse; toma una de mis piernas la sube hasta su costado y se empuja con fuerza, es bueno que me sostenga delo contrario mi cuerpo pudo haber acabado arriba.

Ahora presiona con fuerza, se mueve con más intensidad y siento que llega hasta donde puede. La sensación es indescriptible y descubro que soy ruidosa. Como realmente ruidosa.

También descubro que mis uñas son algo intensas con su piel y que parece que poseo sincronización para encontrar sus embestidas.

Lo más importante: descubro que me gusta el sexo. Que disfruto de ello y no soy para nada frígida. De hecho Ethan tenía razón, mi cuerpo es muy receptivo.

Mis manos hacen el camino por toda su espalda sudada hasta llegar a su trasero y presionarlo más contra mí. Muerde mi hombro y me estremezco.

Pensé que ayer había perdido mi mente, pero es en este momento en el que mi cuerpo tiembla, mis ojos se ruedan y su nombre escapa más de cuatro veces seguidas de mis labios que me doy cuenta que Ethan me ha llevado más allá de donde creí que podía llegar.

Mis uñas se clavan en su trasero y se siente como que mi orgasmo nunca va a terminar, no mientras él se mueva con más rapidez y más profundo en busca de su propia liberación. Lo siento tensarse y luego dentro de mí se siente caliente mientras su cuerpo se estremece.

Hay una sonrisa de niña boba en mi rostro cuando susurra mi nombre y se desploma sobre mí.

Nuestras respiraciones son terribles. Deja un beso en mi pecho y rueda hacia un lado haciéndome sentir el vacío cuando sale de mí. Se incorpora para quitarse el preservativo y parece cuidadoso de revisar que nada falló en él.

Ya veo que tiene unos traumas bastante serios y mucho miedo a compromisos que impliquen familia propia. Lo arroja a la papelera de al lado y vuelve a acostarse, se gira para observarme. Me da una sonrisa perezosa.

— ¿Fue terrible, habladora?

—Espantoso.

—Eso imaginé.

Me acerco y paso una pierna por su cadera mi brazo por su costado y presiono mi barbilla de su pecho. Tengo mi momento de chica rosa porque quiere acurrucarme y solo observarlo.

Alzo mi mano y mis dedos acarician sus cejas pobladas, luego su nariz hasta llegar a sus labios donde deja un beso sobre mis dedos, le sonrío.

—No quiero subir tu ego porque ya esta bastante por los cielos, pero quiero ser sincera. Ha sido asombroso, no esperé sentir tanto y que se sintiera tan increíble.

—No fue algo que hice solo— habla en voz baja, casi es un susurro—. Fue asombroso porque lo hicimos los dos. Fue más de lo que esperaba.

— ¿Así es esto? ¿Lo hacemos y luego destapamos emociones? No estoy acostumbrada a nada de esto.

—Siempre me iba al terminar, es la primera vez en mucho tiempo que me quedo y me acurruco.

—Es la primera vez que me acurruco y veo a la persona con la que estuve sin tomar mi ropa y huir— confieso—, la primera vez que dejo que alguien me vea realmente. Técnicamente eres el primer hombre en verme desnuda.

—Y eres hermosa siendo solo Grace. Sin ropa.

—Puedo decir lo mismo de ti.

Se ríe y baja su rostro dándome un beso, siento sus dedos jugar con mi enredado cabello.

—Y eres muy habladora durante el sexo, además de ruidosa. Estoy seguro que Stone pudo escucharte decir mi nombre.

— ¡Oh, cállate!

—Y eres sucia. Tengo tus marcas seguramente en mi culo.

— ¡Ethan!

—No estoy quejándome. Eso en absoluto me puso más caliente— se ríe más fuerte—. Ah, me gusta que estés sonrojándote luego de tu faceta de niña traviesa.

—Eres malo.

—No Grace, yo soy muy bueno.

—Lo eres... espera ¿Eso que siento es...?

—Te dije que íbamos a tener una especie de maratón.

—Estoy preocupada sobre cómo voy a sentarme.

—También hay que preocuparse sobre cómo vas a caminar.

—Tendría que ir a casa, mañana trabajo y...

—Quédate. No quiero que te vayas. Quédate conmigo.

¿Cómo puedo negarme a una petición así? Suena como una petición normal y corriente, pero es Ethan y entiendo que decir esas palabras es dejar ir parte de sus miedos.

—Solo porque haces buenos desayunos.

—En ese caso, bendita sean mis habilidades para el desayuno... y mi polla grande. Ya sabes, Ethan polla grande.

—Supéralo.

—Nunca— asegura sonriendo y deslizando su mano hasta mi pecho—. Siempre voy a recordarlo.




Holaaaa picarones, los dejo con su emoción sexual hahaha ¿Cuántos puntos para Grethan en acción?

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Bueno aclarado eso, no importa que ella ya tenga capítulo dedicado, yo le dije a Willa que cuando este capítulo soñado para ella llegara se lo dedicaría para que se sintiera realizada y ya dejara de pedir que sucediera. Así que mi reina aquí está lo tuyo haha.

Apuesto mucho dinero a que el número mínimo en el que van a leer este capítulo es dos veces. Estadísticamente ustedes van a leerlo más de dos veces. Lo sé.

Espero que les guste (Lo cual conociéndolos sé que si)

Un beso.

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