Capítulo Treinta y Seis (Parte I)
Capítulo treinta y seis (Parte I)
— ¿Eres la chica nueva?
—Tengo un nombre, chico viejo.
Él ríe y pasa una mano por sus rizos castaños. Es lindo del modo no despampanante pero si llamando la atención. Me extiende su mano y noto tatuajes en sus nudillos.
—Soy Gordon Clarkson.
—Grace Spear.
—Todos están hablando sobre la nueva y muy joven empleada de la editorial. Pero nadie dijo que fueras una rubia tan bonita.
— ¿Normalmente con esos halagos consigues a la chica?
—Uhm... esperemos un tiempo, si consigo una cita contigo entonces te daré una respuesta.
—Rápido.
—No quiero quedarme de último. He puesto mis ojos en ti, Grace.
—No se te da la sutileza.
—Se me dan muchas otras cosas.
—Ya, claro. Espero y se te dé bien salir de mi lugar para que yo pueda trabajar.
—Nos vemos, Grace.
***
—Oh...
—Muy bien, aquí vamos. Estas son las razones.
1. Es la mejor novia que alguna vez has tenido.
2. Un beso suyo puede hacerte perder todo el sentido.
3. La única persona capaz de hacerte reír con tanta facilidad.
4. Sabe dar los mejores abrazos cuando se necesitan.
5. La mejor asistente para hacer una pizza.
6. Hacerte sonreír parece ser la cosa más sencilla que ella puede lograr.
7. Te hace desearla de un modo en el que no has deseado a nadie más.
8. Tu abuela la ama.
9. Te ha hecho saber lo divertido que puede resultar ser crear una portada: juntos. En equipo.
10. Tu mejor amiga la ama.
11. Tus amigos la aman.
12. Es fiver.
13. Siempre está para ti cuando la necesitas.
14. Tiene sueños y metas.
15. No deja que su pasado dicte su presente.
16. Te ayuda a ser mejor persona.
17. Te hace sentir.
18. Te hace vivir.
19. Aunque quisieras negarlo tiene una parte de ti.
20. Una manera de sentirte feliz es sabiendo que ella lo es.
21. Te ayuda a superar tus miedos.
22. Puedes estar sin ella, pero no quieres estarlo.
23. Estás dispuesto a entregar lo que siempre te has guardado: confianza y tu corazón.
24. Estás perdido porque caíste. Caíste profundamente por Grace Elizabeth Spear Hamilton.
Aclara su garganta una vez más finalizando su lista de razones antes de darle vuelta a la hoja, pero me sonríe un poco apenado doblándola de nuevo.
—Preferiría guardarme los pasos para lograr que me perdones y solo mostrártelos.
¿Perdonarlo? Con estar aquí ya me tiene. Las flores y esa maravillosa lista solo hacen que quiera envolverme en papel de regalo y entregarme. Pero mi mente no me traiciona y me recuerda los puntos importantes: queremos cosas distintas del futuro.
Pero, mierda. ¿Ethan haciendo esto? Es un indicio de que está dispuesto a muchas cosas por estar conmigo.
—Queremos cosas distintas aún, y yo no quiero cambiarte.
— ¿Son esas las razones por las que no debemos estar juntos? No creo que eso me haga sentir que debo apartarte.
»Sé que mis palabras no fueron idóneas, también sé que tengo miedos que debo enfrentar. Me fui de aquí sabiendo que había sido duro contigo y saber que esa prueba no era tuya no me trajo paz porque reafirmó el que había sido demasiado duro contigo con mis palabras. Siempre estoy diciendo que sé que no eres Samantha, pero entonces a veces no lo demuestro.
Este podría ser el momento para decir que Samantha fue a mi oficina y lo dijo todo, excepto que ella no debería ser parte de este momento tan de nosotros.
—Eso es insultante.
—No voy a fingir que sería feliz si en este momento me dijeras que tendrás un bebé, pero puedo trabajar en ello para en un futuro estar abierto a la posibilidad. Puedo dar pequeños pasos Grace y no lo hago para cambiar por ti, lo hago por mí. Porque no quiero perderme cosas de la vida que podrían hacerme feliz y no quiero estar aterrado de vivir.
— ¿Puedo usar el pase para el abrazo? — susurro, él extiende sus brazos. Doy unos pasos tentativos antes de dejarlo envolverme en ellos.
Hay abrazos que parecen estar hechos para hacerte sentir como si cada parte de cuerpo se uniera para estar completa. Este es uno de ellos.
—Sin embargo te prohíbo usar los otros pases. Tengo una serie de pasos destinados a que vuelvas conmigo.
— ¿Y si yo quisiera volver ya?
—Lo siento, pero tenemos unos pasos a los que pegarnos. Así que espera que yo haga lo mío.
—Tan amable.
Alzo mi rostro y sus labios no están muy lejos, parece que también tiene ese pensamiento porque con lo que parece pesar deja de abrazarme antes de pasar una mano por su cabello.
—Pasos, planes. No voy a arruinarlo. Te veo luego Grace.
—Espera ¿Qué?
—Sabrás de mi pronto, habladora.
Anonadada lo veo irse sin entender muy bien qué pretende, pero cuando mi vista ya no lo alcanza no puedo evitar reír mientras cierro la puerta. Lola me observa con una enorme sonrisa que podría dividir su rostro en dos.
—Incluso a mí, que me gustan las chicas, ese hombre me derritió. Si en un futuro sigue sin querer bebés o boda y están juntos, entonces sedúcelo y consíguelo, pero no dejes que algo como querer cosas distintas te deje perder a alguien que hace ese tipo de cosas. Si eso no es amor, no sé lo que lo es.
— ¿Crees que me ame?
—A veces no es necesario decirlo.
—Solo sentirlo—agrego y sacudo mi cabeza—. Está loco y lo peor es que me gusta ver este lado loco de él.
—Porque amas cada cosa de él.
—Desde luego que lo hago.
***
22 de agosto, 2014.
Observo a mí alrededor intentando no tensarme ante el lugar en el que estoy. Pase muchas veces por esta situación, sintiéndome expuesta y vulnerable.
No puedo creer que yo misma me colocara de nuevo en esta posición.
Puedo sentir mi estómago retorcerse. Mis ojos se plantan en la abuela mientras siento los dedos cubiertos de látex del cirujano palpar mi cicatriz, mi cuerpo se tensa ante el hecho de contener las ganas de estremecerme y alejarme.
No está doliendo Grace, esa herida ya cerró. Todo está en tu mente.
— ¿Seis años me dijiste?
Mi garganta se cierra, me es difícil responder y soy vagamente consciente de que tía Olivia responde por mí. Mi estómago se revuelve. No me gusta esto.
No quiero hacer esto.
Los dedos del cirujano se presionan en donde las líneas parecen ser más profundas. ¡Me arde! ¡Duele! ¡Quema!
—Ya no más— siento las palabras escapar.
De inmediato los ojos de la abuela están sobre los míos. Sacude su cabeza antes de aclarar su cabeza.
—Creo que es momento de irnos— declara, se acerca y tira de mis brazos tan fuerte que acabo bajando de la camilla y dejando a un muy sorprendido doctor detrás de mí. Ella va detrás de mí, abrocha mi sujetador y baja mi camisa—.Muchas gracias por darnos parte de su tiempo, le informaremos cuando tengamos noticias sobre la opción de realizar la cirugía.
—Pero...—tía Olivia intenta hablar, pero la abuela la silencia golpeando de forma sutil su brazo. Yo estoy algo aturdida.
Veo anonadada a la abuela estrechar la mano del doctor, hago lo mismo antes de salir aturdida del consultorio. La abuela se detiene frente a mí con un rostro muy serio, me remuevo incómoda porque muy pocas veces soy la receptora de esa mirada.
—Grace Elizabeth Spear Hamilton, escúchame bien. Nunca hagas algo que no quieres o que te lastime. No hagas esto por alguien más que no seas tú.
—Pero, he visto sus expresiones...
—Cállate niña. Nunca has sido una ignorante ni estúpida— la abuela palmea mi mejilla—. Nunca has querido esto Grace y viéndote adentro puedo asegurar que no lo quieres ahora. No quiero algo que te lastime, todo lo que siempre voy a querer es que seas feliz cariño. Solo quiero eso.
La abrazo y tomo un profundo respiro. Supongo que este solo fue el resultado de mi momento vulnerable, el resultado de creer que una cirugía me haría sentir mejor. Algo que parece tan repetitivo parece ser cierto para mí en este momento: ser yo misma, hacer lo que me haga feliz y no lo que espero que haga feliz a otros.
—Yo pienso que eres hermosa Grace, si no quieres cirugías entonces no importa, sigues siendo nuestra Grace— asegura tía Olivia acariciando mi cabello, libero a mi abuela y beso la mejilla de mi tía.
—Gracias. He aprendido a vivir con mi marca de guerra y alguien me enseñó a amar lo que pensé que me hacía diferente. No necesito borrarlo con una cirugía, es parte de quien soy.
***
— ¿En dónde está Marly? — cuestiono cuando no puedo retener más la pregunta, doblando las camisas de Leo para meterlas en su maleta.
—Casa de sus padres.
— ¿Saben ellos lo que ha sucedido?
Leo se queda de pie frente a su armario, observando sus muy bien planchadas camisas que suele usar para el trabajo, junto a ellas están muchas camisas y vestidos de Marly. Si para mí resulta un choque para él tiene que ser aún más fuerte.
—Solo lo sabemos tú, ella, quién sea con quien me engañó y yo. Mi familia solo piensa que estamos pasando una mala racha, no sé qué opine su familia— suspira tocando la tela de uno de sus vestidos— ¿Cómo es que todo esto pasó?
—No puedo darte una respuesta a esto ¿Lo han hablado?
—No realmente. Me siento como en pausa. No enloquecí y le grité, solo fue como si todo dentro de mí se apagara mientras ella lloraba pidiendo perdón. No creo que ahora quiera escucharla, pero debo hacerlo. Necesitamos hablar.
— ¿La odias?
—Tú no puedes solo odiar a alguien a quien amas con todo tu corazón. Casi parece que odiarla sería como odiar parte de mí.
—Eso es profundo...y triste— lo hago un lado sacando algunas camisas— ¿La perdonarías Leo?
—No sé justo ahora cuál sería mi decisión. Tengo una batalla interna, solo quiero no pensar en esto. Aun no quiero hablarlo con ella. No puedo.
—Está bien. Te amo Leo.
—Yo también te amo niña estúpida. Gracias por esto.
—Ni siquiera tienes por qué agradecerme.
— ¿Los hombres podemos también comer helado cuando tenemos un corazón roto?
—Desde luego, te invito el helado.
— ¿Así que se necesita de un corazón roto para que me compres un helado? —intenta bromear y para no hacerlo sentir peor, me río.
No sé qué le espera a mi mejor amigo con su reciente matrimonio. No odio a Marly, ha sido mi amiga por mucho tiempo y aunque lo que ha hecho es incorrecto y un tanto vil, no puedo vendarme los ojos y opacar los buenos momentos y las veces que ha estado para mí.
Ella cometió un error y ahora paga por ello, estoy segura de que sufre tanto como Leo al darse cuenta cómo arruino lo que parece que siempre le importo: su relación con Leonardo.
Que desafortunada situación.
— ¿Qué hay de ti e Ethan?
—Está dispuesto a una relación muy seria, y no por mí, lo hace por él. Ha decidido que quiere vivir sin limitarse.
—Suena a como que renuncia a sus cadenas.
—No lo sé, pero creo que está un poco loco, dice tener una serie de planes que llevar a cabo para que lo perdone. No creo que ni siquiera hubiera algo que perdonar, digo, después de todo se trató de tener diferencias.
—Pero te gusta lo que sea que esté haciendo— se ríe un poco de manera real.
—Me gusta tanto que ese era el problema, yo si veía un futuro con él.
— ¿Aun lo ves?
—Llámame loca, pero creo que ahora veo mucho más ese futuro y creo que es porque él está dispuesto a verlo conmigo.
—No creo que sea locura, es cosa de que estás enamorada. Ya no voy a golpearlo.
— ¿Ibas a golpearlo? — no oculto la diversión en mi voz, él se encoge de hombros.
—Si de verdad obtenías un corazón roto, entonces sí.
— ¿Así que Ethan tiene suerte?
—No te imaginas cuánta.
Tomo otras camisas y creo que son suficientes durante el tiempo que estará en casa de sus padres pensando en qué decisiones debe tomar. Nos sentamos en su cama viendo hacia el frente.
— ¿Crees que me engañó aquí en nuestro apartamento?
—Leo, no te hagas esto. No vayas por ese camino.
—Creo que se le llama masoquismo.
—No hagas eso, si quieres respuestas entonces solo búscalas cuando te sientas listo para hablar con ella, pero no te tortures recreando situaciones.
— ¿Crees que cometí un error casándome tan joven?
— ¿Estabas seguro cuando se lo propusiste? ¿Cuándo te casaste? — Es mi respuesta.
—Nunca tuve dudas, no se sentía incorrecto.
—Entonces ahí tienes tu respuesta.
—No se supone que todo esto pasaría Grace.
—Lo sé, Leo.
Mi celular suena y el identificador me muestra que se trata de papá. No dudo en responder.
—Dime algo, cariño.
— ¿Qué? — no ha dicho nada concreto y ya estoy sonriendo.
— ¿He llamado a tiempo antes de que termines de ponerte tonta?
— ¡Papá!
—Que sensible— se ríe—. Siento la necesidad de ver a mi hija ¿Será que ella se encuentra con tiempo disponible para ver al hombre de su vida?
— ¡Oh! ¿Ethan quiere verme?
—Eso ni siquiera ha resultado gracioso.
—A mí sí me dio risa. Estoy con Leo, pero podemos vernos en unas dos horas ¿Te parece?
—De acuerdo ¿Puedes hoy solo ser mi niña y dejarme consentirte como a una bebé?
—Tengo veintidós años papá, pero siempre será tu nenita y desde luego que me apunto a ser consentida hoy ¿Me llevarás al cine y veremos una película animada?
—Si eso quieres.
— ¿Y me comprarás muchos dulces así como un gran helado?
—De acuerdo— se ríe.
— ¿Y luego me compras esa muñeca que llora y hace popo que vi en la juguetería?
Ríe con fuerza y yo no puedo evitar también hacerlo. Volteo e incluso Leo está sonriendo. Creo que quizá papá y yo nos parecemos algo en personalidad.
—Ya veremos si te compro esa muñeca.
—Siempre está la opción de que yo haga un berrinche.
—Sabes que no me gustan los berrinches.
—Esa es la idea, que no te guste que lo haga y a cambio de que pare me des lo que quiero ¡Duh! Así funciona la mente de un niño.
—Pasaré por ti al apartamento en dos horas. Nos vemos cariño y dile a Leo que dije hola.
—Está bien papá.
Finalizo la llamada y le transmito el "hola" a Leo quien se me queda viendo por largos segundos y sé porque lo conozco que está pensando cómo decirme lo siguiente.
— ¿Qué tan doloroso te resulta ocultarle la verdad, Grace? Se sincera conmigo.
—Mucho. Me duele no decirle, pero me aterra ser yo quien destruya lo que es.
— ¿Crees justo que él no sepa que Cheryl y Chase eran sus hijos?
—No—susurro.
— ¿Es mejor dejarlo vivir en la mentira a que sepa lo que por derecho le corresponde saber?
—No.
—No decírtelo te mata, porque sabes que él confía en ti y sientes que le fallas cada día que lo ves o hablan y no se lo dices.
»Sé que no es mi asunto, pero mientras ese secreto te asfixie no vas a sentirte mejor. Gerard es un buen hombre, de los más admirables que conozco, es un padre ejemplar y creo que tiene derecho a saber la verdad y a llorar la pérdida de unos hijos con los que nunca pudo compartir del modo en el que lo hacía contigo porque Holly prefirió guardarse la verdad.
—Sé eso, pero llevo seis años aterrada de ser quien se lo diga.
—A veces hay que vencer los miedos ¿No me dijiste que Ethan le teme a los compromisos?
—Sí...
—Y sin embargo está trabajando en sus miedos para estar contigo y demostrarte que eres más que un buen rato ¿Serás una hipócrita predicando lo que no haces?
—Te odio.
—No, no lo haces. Hazlo cuando te sientas lista, pero sabes que es lo correcto Grace. Gerard merece saberlo.
No hay manera en la que pueda contradecir esas palabras. Papá merece saberlo.
holaaa, este capítulo es algo largo y lo he dividido en dos porque aun no edito la otra parte, pero vuelvo luego con esa haha.
¿Me extrañaron? Nahh solo fueron pocos días.
Primera parte del capítulo dedicado a @_dametualma interesante nombre de usuario. Gracias por el apoyo y por ser parte de esta locura fiver.
Ya nos vemos cuando vuelva con la otra parte.
Un beso.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top