Vida contra Muerte
Al ver el cuerpo de la mujer que amaba en el suelo, sangrando y sin moverse, el corazón de Steve se detuvo por completo.
Después de gritar su nombre, corrió hacia ella como si su vida dependiera de ello. Los Vengadores le siguieron al instante, después de salir del shock de ver a su amiga en ese estado.
Maggie se arrodilló a su lado, tratando desesperadamente de despertarla al mismo tiempo que intentaba parar el río de sangre que salía de la herida... pero era inútil.
Todos estaban tan atentos a la Viuda Negra que no se dieron cuenta de que Yelena se había levantado y pretendía escapar.
Nadie le prestó atención... excepto James. El joven se llenó de una ira tan incontrolable que, al levantar la mirada hacia Belova, le arrebató el lanzacohetes a Gabe y disparó en dirección a la rubia. Las llamas producidas por la explosión no tardaron en aparecer, pero no había forma de averiguar si el proyectil logró llegar a su objetivo.
Pero eso no importaba. Natasha seguía inconsciente y en peligro de muerte. Rogers la tomó en brazos y se fue velozmente hacia el Quinjet, acompañado de los demás.
Una vez en la nave, no tardó en llamar a gritos a Banner, quien en ese momento se encontraba curando a Bucky.
-¡¡¡BRUCE, VEN DEPRISA!!!
El doctor de los Vengadores llegó y se quedó de piedra nada más ver a la espía. Reaccionó inmediatamente y le pidió al supersoldado que la colocara en la camilla.
-¡Steve, aprieta bien fuerte la herida! ¡Hay que detener la hemorragia como sea! ¡Tony, llama a la Torre! ¡Diles que preparen la sala de urgencias!
Rogers acató lo que le dijo, luchando por no derramar las lágrimas contenidas.
El filántropo se deshizó de su traje y corrió hacia el puesto de mando. Marcó el número de Barton mientras que Rhodey intentaba poner en marcha el Quinjet lo más rápido posible.
-¿Diga? -respondió el arquero.
-¡Clint, avisa a Betty, Sharon y la Dra. Cho! ¡Nat está herida! -exclamó Iron Man con angustia.
-¿¡QUÉ!? ¿¡Qué le ha pasado!?
-¡¡¡No hay tiempo!!! ¡¡¡Sólo hazlo!!! -dicho esto colgó y ayudó a su mejor amigo a encender la nave.
Mientras tanto, Steve continuaba presionando la herida sin despegar los ojos de su novia, quien no daba señales de vida. Su hermosa piel se había tornado a pálida en segundos y lo peor era que la máquina a la que había conectado Banner... estaba en completo silencio. ¡Tasha no tenía pulso!
-No... No está muerta... Está viva... No voy perderla. ¡Ni ahora ni nunca! -se convenció a sí mismo mentalmente.
Su dolor se convirtió en furia sólo el recordar la cara sonriente y enfermiza de Yelena. Con eso, recordó también las bombas que colocó su sobrina en la base.
-Piper...
-¿Sí, tío Steve? -la primogénita de la familia Stark también contenía las lágrimas, al contrario que Mag, quien lloraba sin parar mientras su hermano la abrazaba intentando consolarla.
-Vuela ese lugar por los aires... -le ordenó gruñendo- Que no quede absolutamente nada...
Iron Girl cambió su semblante de triste a cabreada en un instante y obedeció.
-Será un placer -contestó con aspereza.
Sacó de su armadura un dispositivo que todos identificaron como el detonante de las bombas. Se acercó a la ventanilla donde se visualizaba el hospital y colocó su pulgar en el botón...
-Espera... -la voz entrecortada del Soldado de Invierno la detuvo. Rogers levantó la mirada y vió a su mejor amigo con Nathaniel sosteniéndolo en su hombro izquierdo.
-¿Bucky?
-Quiero ser yo el que apriete ese botón... -le pidió al soldado, viendo lo que su secuestradora le había hecho a Romanoff.
Steve lo pensó durante unos segundos. Barnes se merecía más que nadie acabar con ambas organizaciones, sobretodo con HYDRA. Después de más de 50 años viviendo como un asesino bajo su control, era el momento de que pagaran lo que le habían hecho y vengar la muerte de todas las personas a las que le obligaron matar.
El supersoldado asintió en respuesta y Piper se dirigió hacia ellos. Le entregó el detonante a su tío, quien lo cogió con su brazo de metal.
-Dales su merecido...
El ojiazul asintió y observó el hospital desde su posición. El Quinjet ya estaba en el aire, preparándose para escapar antes de que se produjese la explosión. Su salvación dependía de lo rápido que le llevaría a la nave alejarse de la onda de choque. Además de la cantidad de bombas que había colocado la hija de Tony.
Una vez que estuvieron lo suficientemente lejos del lugar, Buck presionó el detonante.
Los explosivos estallaron desde abajo hasta arriba, rompiendo las ventanas y destruyendo la estructura del hospital. Los restos se fundieron poco después por el fuego.
...
Habría sido un motivo de celebración para los héroes de no ser por su amiga malherida. Todos se quedaron a su lado, observando cómo Bruce trataba de reanimarla y al capitán murmurando y suplicando por la vida de Nat.
-No te la vas a llevar de mi lado... ¿Me oyes, Muerte? ¡No me la vas a quitar! ¡Y si ya lo has hecho... vas a devolvérmela! -susurraba para sí mismo, hasta que no pudo más y comenzó a llorar silenciosamente ante las miradas igual de tristes de su familia.
Tiempo después, en la Torre Vengadores
Cuando parecía que había transcurrido una eternidad, por fin el Quinjet aterrizó en la azotea de la Torre.
Betty, Sharon y Helen Cho ya estaban allí, preparadas para recibir a los superhéroes y llevar lo antes posible a la Viuda Negra a la sala de urgencias.
Rogers y Banner la llevaron junto a las doctoras, mientras que Pepper y Sam ayudaban a Bucky. Los que se habían quedado a custodiar su casa se quedaron atónitos al verla, especialmente los Barton, quienes lloraron cuando los héroes pasaron por el salón.
Clint corrió a echarle una mano al soldado para colocar a Tasha en la cama donde la operarían, pero sabía que no podían estar allí. Evidentemente, el capitán no estaba de acuerdo con eso.
-Steve, lo siento, pero no puedes estar aquí -le dijo Banner preocupado. La herida ya no sangraba, pero lo peor podría estar sucediendo dentro de la pelirroja. Una hemorragia interna...
-No... por favor, necesito estar con ella -suplicó tratando de dejar de llorar. No quería separarse de su lado, pero Ojo de Halcón lo tomó de los hombros e intentó arrastrarlo hacia la puerta.
-Cap, estará bien. Deja que Bruce y las chicas se encarguen. Hazlo por ella, por favor.
El rubio se negaba a irse, pero comprendió que sólo estorbaría en la sala. A regañadientes, salió junto al arquero y se quedaron un rato mirando hacia la nada.
-¿Quién lo hizo? -preguntó el castaño.
Se notaba en su voz el dolor y el odio de ver a su mejor amiga en aquella situación. Tenía que haber ido con ellos y cubrirles las espaldas, pero su familia le necesitaba más en la Torre.
-Yelena... Conseguimos salvar a Bucky, pero nos tendieron una trampa. Maggie se quedó con Nat a luchar contra ella mientras los demás derrotábamos a sus secuaces. Justo cuando nos íbamos de allí escuchamos un disparo. Cuando me giré... -no pudo terminar de explicarle lo que había pasado. El sólo recordar toda la sangre en la nieve y el rostro moribundo de Romanoff, le provocaba náuseas y ganas de romper en llanto- Si no la hubiera dejado luchar...
-Se habría enfadado contigo de hacerlo -le interrumpió Clint- Escúchame bien, Rogers... Quien está ahí dentro no es la ex-asesina del KGB, ni la Viuda Negra. Es Natasha Romanoff: una vengadora, la mejor espía de S.H.I.E.L.D, mi hermana, nuestra mejor amiga... y la novia del Capitán América. Ha sobrevivido a torturas y castigos inimaginables, ha luchado en batallas donde una mujer cualquiera hubiera muerto en segundos, y ha vencido a personas mucho más fuertes que ella. Comparado con todo eso, una bala diminuta no es nada. Va a salir de esta, Steve. Y cuando lo haga, celebraremos que hemos rescatado a Barnes y nos reiremos de Yelena, por creer de verdad que podría matar a tu chica.
El supersoldado escuchó con atención las palabras de su amigo.
Barton tenía toda la razón.
Tasha no era ninguna dama en apuros, ni una mujer normal y corriente. Era una luchadora, su luchadora. Debía confiar en Bruce y las chicas, pero sobretodo debía confiar en Nat, ahora más que nunca. Dirigió su mirada a Clint y le sonrió asintiendo.
Ambos Vengadores se fueron, rezando para que la pesadilla de perder a la pelirroja terminara con un final feliz.
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