Reencuentro Inesperado

¡FELIZ Y PRÓSPERO AÑO NUEVO A TODOS MIS QUERIDÍSIMOS SEGUIDORES!

Estos últimos días han sido muy duros para mí, pero ahora estoy con más humor que nunca y haré lo imposible por continuar la historia :) Como ya habéis visto y leído en la nota anterior, estamos casi al final de "Los Mellizos Rogers", pero la saga continuará en "El Gigante de Hielo y la Midgardiana". Aquellos que no la han visto, observad bien el casting y hacedme las preguntas que queráis.

¡Os deseo feliz año 2017 a todos desde España!








A la mañana siguiente, la Torre Vengadores estaba de lo más tranquila.

La noche anterior había terminado con una espectacular interpretación de los primos del futuro, las mutantes (Dalia, Wanda y Grace) y los hermanos Barton con las canciones "Party Rock Anthem" de LMFAO, y "Till the World Ends" de Britney Spears.

Eran las 9 de la mañana y casi todo el mundo seguía en la cama, excepto los Barton, que se habían ido a su casa a medianoche, después de tan divertida fiesta. Scott y Hope también se habían marchado a su nueva casa en Washington D.C., donde se habían mudado con la pequeña Cassie y el Dr. Pym.

Las únicas personas que ya estaban despiertas eran Steve y Natasha, que desayunaban tortitas y café en la cocina.

-Ya he hecho la reserva en el restaurante. Iré a recoger el traje después de entrenar -le estaba diciendo el soldado a la pelirroja mientras se sentaba en la mesa.

-Espero verte más guapo que en la boda de Tony y Pepper -habló Romanoff, que se encontraba detrás de la silla y le rodeó el cuello con los brazos.

-Créeme que ya lo tenía previsto -le dijo él con un sonrisa- No quiero decepcionarte.

-¿Y eso? ¿Acaso hay algo más detrás de esta cita? ¿Algún secreto que no quieres contarme?

Rogers ya no sonreía como antes. Lo disimulaba para no levantar sospechas, pese a que le costaba teniendo cerca a la Viuda Negra, la mayor experta en mentiras del mundo, y que encima era su novia. ¿Por qué lo hacía? Porque la rusa tenía razón, aunque no era consciente de ello. El Capitán América sí ocultaba algo. Algo que cambiaría su vida y la de ella para mejor en el futuro, pero no podía revelarlo hasta que llegara el momento de la cita que tendrían esa misma noche.

-Tan sólo quiero que esta noche sea especial. Últimamente no hemos tenido un rato a solas desde hace mucho.

-¿No cuenta el hecho de que ahora nos duchamos, entrenamos y dormimos juntos? -continuaba Nat con su tono burlón.

-Sí, pero me gustaría que fuera en un lugar que signifique algo importante para nosotros -le respondió el supersoldado con sinceridad.

-"Algo importante" -repitió ella pensativa- Sé que no me lo vas a decir porque eso arruinaría la sorpresa, pero exactamente, ¿qué lugar tiene un particular significado para ambos?

Steve se levantó y abrazó por la cintura a Natasha, sin dejar de mirarla.

-Ya lo verás -contestó antes de darle un beso y marcharse al gimnasio.

-¡No podrás huir de mí, Rogers! ¡Te sacaré la verdad de una forma u otra! -exclamó la espía, divirtiéndose por el juego de secretos que su novio había creado.

-¡Eso lo ya lo tenía muy claro, agente Romanoff! -le respondió él desde el pasillo.

...

Nick Fury se encontraba en su despacho del Triskelion, hablando por teléfono con Dalia.

-¿Cómo se encuentra Barnes? -le preguntó a su ex agente.

-Está bien. Ha recuperado parte de su memoria, pero le cuesta concentrarse en lo referente a HYDRA.

-Lo suponía. Sigue intentándolo sin presionarle demasiado. Si no lo consigue, nos encargaremos nosotros de localizar a Belova y sus cómplices.

-De acuerdo. Pero, Nick, hay algo que me preocupa. Algo muy importante -murmuró la psicóloga.

-Cuéntame.

Blair no habló durante unos segundos. El jefe de S.H.I.E.L.D la conocía lo suficientemente bien como para saber que fuera lo que fuera que estuviera a punto de contarle, era tan grave que no se podía dejar de lado bajo ninguna circunstancia.

-Ha recordado la misión de Londres en 1992.

Tanto el despacho de Daly como el de Fury se quedaron en completo silencio. Él se tensó en su silla, soltando un breve suspiro y cerrando los ojos (o más bien su ojo) con frustración. Sabía perfectamente a qué misión se refería.

-¿Lo sabe? -preguntó después de unos minutos.

-No. No sabe quiénes eran las víctimas ni quién era la niña que dejó vivir. Sólo recuerda que le enviaron de Siberia a Berlín por orden de Víctor Herrman, el jefe de HYDRA por aquel entonces, y luego fue Inglaterra a cumplir su misión. Cuando se enteraron de que la niña seguía viva, le borraron la memoria de nuevo.

Para Shield Woman, explicar aquello era lo equivalente a revivir la misma pesadilla una y otra vez. Pero los años que trabajó en S.H.I.E.L.D, más las lecciones que aprendió por parte de Fury, le habían enseñado a mostrarse estoica y serena ante cualquier situación.

Sin embargo, sus padres la educaron para enseñar sus emociones mediante acciones y palabras, ya fueran expresadas con angustia o bienestar, porque como su madre le dijo en una ocasión: "El camuflar tus sentimientos con sarcasmo o seriedad no te ayudará a vencer al dolor. Sólo acumulará tu angustia y te dejará más destrozada de lo que ya estás. El orgullo, cariño. La frustración y el deseo de no mostrar como eres realmente. Todo por culpa de la vergüenza, el ego y el miedo.

Solamente Blair era capaz de reflejar todo eso con tal sólo una mirada o una acción. Por eso era conocida en todo S.H.I.E.L.D.

No sólo por sus misiones exitosas ni sus poderes mutantes, sino porque era una de los pocos agentes especiales que tenía una doble personalidad: divertida, bromista y simpática como la mujer juvenil que se consideraba; pero seria, firme y sabia como una de los mejores psicólogos del mundo y la mejor espía que S.H.I.E.L.D había tenido nunca, además de la Viuda Negra y Ojo de Halcón.

-No me cuentes más. Sé lo difícil que debe resultarte hablar sobre eso.

-No es por mí, Nick. Es por él -le dijo ella con voz lastimera- Tarde o temprano tendré que contárselo, y me da miedo el cómo va a reaccionar. No querrá volver a mirarme ni hablarme nunca. Así no podré seguir ayudándole.


-Bueno, ese momento aún no ha llegado -trató de animarla su ex jefe- Además, siempre sabes qué hacer y decir en cualquier situación. Sigue ganándote su confianza y apoyándole. Eres la única, a parte de Rogers, que puede hacerlo.

-Lo haré. Gracias, Nick.

-De nada. Buena suerte -se despidió de Dal y colgó el teléfono.

Fury tenía otro motivo más para preocuparse ahora que Bucky estaba recordando aquel "trabajo" en Londres de hacía más de 20 años. Además, HYDRA y el KGB no habían dado señales de vida desde que lucharon contra los Vengadores en Moscú, y eso era más que propio de ambas organizaciones: ocultarse en las sombras para luego dar el golpe de gracia.

Sólo esperaba que tanto los superhéroes como S.H.I.E.L.D estuvieran preparados para lo que fuera que tramaban sus enemigos.

Sus pensamientos se vieron interrumpidos por unos golpes en la puerta de su despacho.

-Adelante.

Quien había estado llamando era nada más y nada menos que María Hill, apareciendo en el umbral de la puerta.

-Agente Hill, ¿qué se le ofrece?

-Lamento presentarme así de repente, señor, pero alguien quiere verle.

-Y ni usted ni esa persona me han avisado antes porque...

-Porque ese alguien acaba de llegar y ha corrido literalmente desde Nueva York hasta Washington para pedirle un favor -terminó la respuesta con una leve sonrisa.

El siempre serio director de S.H.I.E.L.D notó que su segunda al mando había destacado las palabras "ha corrido literalmente", lo que le hizo sospechar de cierta persona.

-Hágale pasar.

María se puso a un lado, dándole a Fury una perfecta visión de la persona que quería verle. Sus sospechas se confirmaron al instante en que se fijó en la sonrisa despreocupada de cierto mutante de pelo blanco.

-Hola -le saludó Pietro con una mano.

El sokoviano entró en el despacho sin pedir permiso, como si estuviera en su propia casa. Con un movimiento de cabeza, Nick le pidió a su agente que se retiraba.

-¿A qué se debe esta inesperada visita, Maximoff?

-Iré directamente al grano. Necesito que hagas algo por mí.

-No soy tu secretario, así que no puedes venir aquí cuando te de la gana y pedirme un favor sin darme explicaciones. Primero: responde a mi pregunta.

-Calma, hombre. He venido porque preciso de tu ayuda. Se la pediría a Stark, pero él sigue de luna de miel, así que...

-¿Eres consciente de que estoy demasiado ocupado tratando de encontrar a las dos organizaciones más peligrosas del mundo, que casualmente nos quieren a todos muertos? Salvo que tengas alguna información sobre HYDRA o el KGB, cosa que dudo mucho, no puedo perder el tiempo contigo.

-¿Incluso si tiene que ver con Grace? -trató de poner cara de cachorrito, pero Fury ni se inmutaba.

-¿Qué pasa con la señorita Bellerose? -le pidió, comenzando a impacientarse.

Pietro no iba a contarle al jefe de S.H.I.E.L.D el pasado de la francesa. De hacerlo, la estaría traicionando y lo último que quería era que su amiga, por la que comenzaba a sentir algo, le odiara por no respetar su intimidad. Pero sí tenía pensado animarla con un "regalo sorpresa" para demostrarle cuanto le importaba.

-Bueno... Ayer la llevé a una cita. Todo genial, cena en un restaurante francés y un agradable paseo por el parque. Sin embargo, cuando me habló de sus días en esa escuela de mutantes, se puso muy triste. Lloró muchísimo y yo...

-...quieres que los llame para que vengan a verla, ¿no? -terminó Nick por él.

-Básicamente. Oye, ahora que lo pienso, también es algo bueno para todos nosotros. Estoy segurísimo de que ellos querrán vengarse de HYDRA por secuestrarla. Piénsalo: más refuerzos, más posibilidades de encontrar a esos desgraciados.

Fury debía reconocer que Maximoff estaba en lo cierto. Él mismo había ido a la Mansión X para conocer en persona a Charles Xavier y a su equipo, los X-Men. Vio con sus propios ojos lo que los mutantes eran capaces de hacer. Sus poderes eran asombrosos y agradecía que fueran aliados. Con su ayuda, podrían acabar con HYDRA y el KGB de una vez por todas, incluso encontrarlos utilizando la máquina Cerebro.

-Muy bien. Lo haré -le dijo, provocando la típica sonrisa de Quicksilver- Pero hazme un favor. La próxima vez, avisa antes de venir corriendo y no entres en mi despacho como si fuera tu casa.







En la Torre Vengadores

Romanoff había terminado de desayunar y, tras darles los "buenos días" por teléfono a los Barton, preparó la mesa para el almuerzo. Pero se detuvo cuando su agudo oído de espía percibió el sonido de unos zapatos entrando en la cocina. Levantó la mirada para encontrarse con Bellerose.

-Buenos días, Grace -la saludó.

-Hola, Nat.

Por su tembloroso tono de voz y el como arrastraba las palabras, Natasha notó enseguida el extraño nerviosismo que mostraba la francesa.

Algo malo había pasado la noche anterior, y aunque se había mostrado alegre al volver de su cita con Pietro, la rusa pudo ver perfectamente que sus ojos azules se habían vuelto rojos a causa de las lágrimas.

A Romanoff le caía muy bien Bellerose. Era como su segunda hermana pequeña, después de Wanda, de modo que se juró a sí misma que si el gemelo Maximoff le había hecho daño de alguna forma, le haría sufrir tanto como deseaba darle una paliza a Tony por todas las veces que había interrumpido sus momentos de intimidad con Steve.

-¿Estás bien?

Grace bajó la cabeza como si fuera una niña a la que estuvieran regañando.

-Necesito hablar contigo. Es urgente -fue lo único que salió de su boca.

-Eh... Claro.

Ambas vengadoras se sentaron en la mesa, una en frente de la otra. Tasha esperaba pacientemente a que la francesa hablara. Esta se encontraba con las manos juntas, moviéndolas con ansiedad, y con el rostro en una expresión afligida, como si estuviera a punto de estallar en lágrimas.

-Llevo ocultando esto desde que Belova nos envió ese vídeo de Bucky -susurró, queriendo terminar lo antes posible la conversación que ella misma había iniciado- Y no puedo aguantarlo más. Yo sólo...

-Ehh, tranquila. Respira y cálmate, ¿vale? -le pidió la pelirroja en tono maternal- ¿Qué tienes que contarme?

Bellerose hizo lo que le dijo y tomó una fuerte inhalación para después liberar el aire que había contenido, junto con las ganas inmensas de llorar delante de su amiga.

-Lo siento muchísimo, Natasha.

-¿Por qué? No me has hecho nada.

-En realidad sí -volvió a murmurar, esta vez con la voz entrecortada- ¿Recuerdas cuando dijiste que creías que Yelena había muerto en la Sala Roja?

Romanoff asintió.

-Tenías razón.

-¿Cómo...? No te entiendo -dijo confundida entrecerrando los ojos.

La rubia se tomó un momento antes de confesarle su oscuro secreto a Tasha.

-Ella sí murió. Pero yo... la resucité.

La Viuda Negra se quedó de piedra al instante, con los ojos abiertos de par en par.


Por un momento no se lo creyó para nada, pero las lágrimas que salían de los ojos de la vidente decían lo contrario. El silencio incómodo las rodeó durante unos interminables segundos hasta que la agente de S.H.I.E.L.D rompió el hielo.

-¿Que tú... la resucitaste?

Grace bajó la cabeza avergonzada, intentando no sollozar demasiado. Necesitaba urgentemente hablar con la rusa. Cuando la vio regresar de Moscú junto con los Vengadores, herida y medio muerta, el alma se le cayó a los pies. Se sentía culpable, y después de contarle su pasado a Pietro, ya no podía seguir escondiendo su error al ayudar al KGB a devolverle la vida a su nueva líder.

-Ocurrió cuando HYDRA me secuestró. Yo estaba de camino a casa. De repente, alguien me sujetó por detrás y sentí como me pinchaban con una aguja. Caí insconciente en cuestión de segundos. Cuando recuperé el conocimiento tenía los ojos y la boca tapados, con los brazos y las piernas atados a una silla de metal. Tardé poco en recordar lo que había pasado. Al recuperarme escuché unas voces desconocidas a mi alrededor. Debieron darse cuenta de que me había despertado porque me quitaron la venda y la mordaza. Había como unos diez hombres apuntándome con sus armas. También estaban... una mujer que me miraba con una sonrisa falsa y un hombre que estaba sentado delante de mí. La mujer le entregó una carpeta amarilla y él comenzó a leerla. Se trataba de mi expediente. Noté que ese hombre tenía un marcado acento alemán. Lo que más me asustó fue cuando dijo que había sido estudiante en la Mansión X. De alguna forma, esa gente había descubierto quién era yo. Mis poderes, mi pasado... Me exigieron que les mostrara mi mutación. Que demostrara lo que sospechaban de mí. Yo me negué.

-¿Te hicieron daño? -le preguntó Romanoff, recordando el estado en el que encontraron a Grace en la base antártica.

-No. Hicieron algo peor... -contestó Psíquica, secándose las lágrimas- Me amenazaron con destruir la escuela de mutantes si no hacía lo que me ordenaban. Esos monstruos sabían donde hacerme daño. Conocían mi relación con los X-Men y sus alumnos. Sabían lo mucho que me importaban, y utilizaron eso en mi contra. Todos ellos eran fuertes, pero jamás lograrían acabar con eses terroristas si les atacaban por sorpresa. No podía permitir que les hicieran daño por mi culpa... así que lo hice. Les mostré mis poderes. Me fijé en que había una mujer rubia y joven al lado de la otra. Supe enseguida que era un fantasma porque era translúcida y nadie se daba cuenta de su presencia. Como os dije, sólo puedo revivir a los "fantasmas terrenales", que son los que permanecen al lado de sus conocidos o seres queridos, como Pietro y los demás. Por el aura oscura que desprendía, sabía que se trataba de una persona malévola y sin escrúpulos, pero si me negaba destruirían el colegio. No tenía elección. Después de resucitarla, les rogué que no les hicieran daño a los mutantes. Ellos simplemente se quedaron callados y me enviaron a una celda... Ni siquiera sabía que había pasado un año hasta que me encontrasteis.

La francesa dejó de llorar. El daño ya estaba hecho, y se preparaba para recibir cualquier cosa que le dijera Nat. El semblante serio de la rusa se mantuvo durante toda la explicación, mostrando también un sentimiento de pena y compasión por Grace.

-Gracias por contármelo.

Bellerose se le quedó mirando como si no hubiera entendido lo que acababa de decir.

-¿N-No me odias?

-¿Por qué debería hacerlo? Lo hiciste para proteger a tus amigos. Cualquiera habría hecho lo mismo en tu lugar.

-Pero... Es culpa mía que el KGB se haya unido a HYDRA. Capturaron y torturaron a Bucky porque me sacasteis de allí. ¿No lo entiendes? Reviví a la mujer que te disparó. La mujer que casi te mata.

-Te equivocas -la interrumpió la pelirroja- Si estuve a punto de morir fue porque esa maltida consiguió dejarme fuera de combate usando sólo una bala. Y, ¿quién sabe? Puede que el KGB ya se hubiera aliado con HYDRA mucho antes de secuestrarte. Tal vez incluso tuvieran preso a Barnes días, semanas o meses antes de que te rescatáramos. Además, de no ser por ti, Wanda no habría vuelto a ver a su hermano; S.H.I.E.L.D no habría recuperado a Coulson; Thor no volvería a hablar con su madre nunca más; y Peggy no podría ver lo felices que tanto Steve como Sharon están ahora. Tú nos has regresado a nuestros amigos, a los miembros caídos de nuestra familia. Nada de lo que hayas provocado o que te haga sentir culpable podrá superar el hecho de que gracias a ti hemos recuperado la felicidad. Ahora eres una de los nuestros, Grace. Eres una Vengadora. Así que, no vuelvas a decir que todo lo que ha ocurrido ha sido culpa tuya, porque no lo es.

La francesa no daba crédito a lo que escuchaban sus oídos. Natasha la estaba perdonando. Le había hecho ver lo importante que era para los héroes. No por su mutación, sino por sus actos. Sin darse cuenta, sus lágrimas regresaron. Romanoff le sonrió y se acercó a ella para abrazarla. Bellerose acepto con gusto el abrazo.

-Gracias por todo, Nat.

-De nada. Para eso están los amigos, ¿no?

...

Después de su emotiva conversación, Tasha y Grace llamaron a los demás para la comida. Los héroes más poderosos de la Tierra, junto con los primos del futuro, llegaron en tiempo récord.

Los únicos que no estaban eran Bucky y Dalia, que se les habían adelantado y se encontraban en ese momento en la sala de entrenamiento.

Piper les estaba contando que se había puesto en contacto con sus padres, cuando de repente las puertas del salón se abrieron, dejando ver a Fury, Pietro y Hill.

-¡Esto es una injusticia! -comenzó a decir Maximoff corriendo hacia la mesa- ¿Empezando el banquete sin mí?

-¿Qué esperabas? Nos moríamos de hambre mientras te esperábamos -le replicó Sam.

-Y no nos avisaste de adónde ibas tan temprano -continuó Betty, al lado de Bruce.

-Estaba conmigo -respondió Nick, acercándose a la mesa- Vino a mi despacho a pedirme un favor.

-¿Qué tipo de favor implica correr más de 300 km de Nueva York a Washington en cuatro horas? -quiso saber Rogers.

-¿Cuatro horas? Yo llegué en cuatro minutos -presumió el peliblanco, pero nadie le hizo caso.

-Un favor que nos ayudará a encontrar a Yelena y sus aliados. Además de ser un regalo para Grace -contestó María.

-¿Para mí? ¿Y qué es? -le preguntó Bellerose mirando con curiosidad al mutante.

Quicksilver no pudo responderle porque la voz cibernética de FRIDAY detuvo la charla.

-Señorita Stark, lamento interrumpirles, pero han llegado unas personas que desean ver a la señorita Bellerose. Están en la puerta principal.

-Gracias por avisar, FRIDAY -agradeció la hija de Tony y Pepper- Muy bien, ¿vamos a ver quiénes son?

Por el modo en que Piper y sus primos sonrieron antes de levantarse de la mesa, los Vengadores sospecharon que ellos ya sabían de los desconocidos que los estaban esperando.

Todos bajaron al espectacular vestíbulo de la torre, en compañía de los agentes de S.H.I.E.L.D. Al llegar, Psíquica volvió a preguntarle a Pietro sobre ese regalo, pero él no abrió la boca. Tan sólo le dio su típica sonrisa.


-FRIDAY, ¿puedes dejarlos pasar, por favor? -le pidió Iron Girl a su inteligencia artificial.

-Por supuesto, señorita Stark.

Las puertas de la Torre Vengadores se abrieron, al igual que los ojos y la boca de la francesa nada más ver a las personas que estaban allí para verla: Ororo Munroe y Charles Xavier.


-¡Profesor! ¡Tormenta! -gritó eufórica, corriendo hacia los mutantes.

-¡Grace! -exclamó la mujer de pelo blanco, abrazándola con fuerza- ¡Dios mío, te echábamos de menos!

-¡Y yo a vosotros!


Después de abrazar a Ororo, se dirigió a Charles.

-Grace... Perdónanos. Te buscamos por todas partes, pero no pudimos encontrarte -se disculpó Xavier.

-No importa. Sé que lo intentasteis. Estoy tan feliz de volver a veros.

-Pues lo estarás aún más cuando veas que no fuimos los únicos que movieron cielo, tierra y mar para encontrarte -comentó Munroe con una sonrisa.

Bellerose se quedó confusa ante esto, como todos los Vengadores, salvo Quicksilver.

De repente, los recién llegados se voltearon a las puertas, sonriendo misteriosamente.

Todo el mundo se quedó mirando a ese punto, tratando de adivinar qué ocultaban. Entonces, las puertas correderas se abrieron de nuevo y apareció la persona a la que más añoraba Grace. Sus ojos se llenaron de lágrimas al instante.


La persona que acaba de entrar en la torre no era otra que la primera fantasma que Psíquica había resucitado, y también su hermana adoptiva: Geneviève "Gen" Bellerose.


-Petite soeur (Hermanita) -dijo con su impecable acento europeo, sorprendiendo enormemente a los presentes que sabían hablar francés.

Poco a poco, ambas rubias se fueron acercando hasta que la fantasma se abalanzó a los brazos de su hermana, todavía llorando.


El reencuentro era tan emotivo que a los todos los superhéroes sin excepción se les provocó la tentación de llorar de felicidad por su amiga. Otros como los agentes de S.H.I.E.L.D y los X-Men miraban la escena con ternura.

Pietro estaba más que contento por su idea. No sólo encontró nuevos aliados para los Vengadores, sino que también había reunido a Psíquica con su familia.

-Désolé (Lo siento) -le susurró Gen al oído, aunque todos pudieron escucharla- Durante un año hice lo imposible por buscarte, pero era como si te hubieras desvanecido. Llegué a pensar que estabas... Dieu (Dios), ¿podrás perdonarme algún día?

-¿Perdonarte? -dijo Grace con la voz entrecortada, aún calmándose del shock- Te quiero. Nada ni nadie en el mundo hará que deje de quererte.

Ambas francesas seguían abrazadas y llorando de alegría, mientras que los mutantes se presentaron ante los héroes más poderosos de la Tierra.

-Señor Xavier, señorita Munroe, bienvenidos -los saludó Steve, estrechándoles la mano.

-Un placer, capitán Rogers -le agradeció el Profesor X- Gracias por cuidar de Grace. Nosotros también la estuvimos buscando, pero de alguna forma HYDRA y el KGB se las arreglaron para esconderse incluso de nuestra máquina Cerebro.

-Ella revivió a varios de nuestros amigos -comentó la Bruja Escarlata, sin despegar sus ojos de su amiga- Tratarla como uno de los nuestros es lo menos que podíamos hacer para agradecérselo.

El director y la profesora de la Mansión X les sonrieron, mirándolos de reojo a ella y a su hermano. Sabían quiénes eran los Maximoff y esperaban hablar a solas con ellos para contarles la otra razón por la que habían ido a la Torre Vengadores.

Las Bellerose se separaron sin deshacer sus sonrisas y se acercaron a los héroes.

-Chicos, ella es Geneviève. Mi hermana mayor -la presentó la vidente.

-Vengeurs (Vengadores), gracias de todo corazón por haber salvado a Grace. ¿Cómo podré compensárselo?

-No es necesario, mademoiselle Bellerose -la interrumpió Romanoff- Ella nos ha ayudado mucho desde que la conocimos.

-Gracias a ella nuestros seres queridos han vuelto a la vida -estuvo de acuerdo Thor- Siéntase afortunada de tenerla como hermana, mi lady.

-Por supuesto que lo estoy -sonrió aceptando el beso en la mano que le estaba a punto de dar el Dios del Trueno, cuando de repente... su mano se volvió translúcida.

El asgardiano se quedó anonadado al no poder sentir la piel de la recién llegada. La expresión del resto de superhéroes fue exactamente la misma. Sif fue la primera en reaccionar.

-Su mano... ¿Usted es..?

-Sí, soy un fantasma.

Al mismo tiempo que afirmaba su verdadera identidad, comenzó a flotar en el aire mientras su cuerpo se volvía igual que su mano. Su vestimenta y su cabello también habían cambiado: en lugar de la ropa que llevaba al presentarse, lucía el mismo vestido celeste que llevaba cuando fue asesinada; y el pelo creció hasta que convertirse en un peinado de estilo "fontange" francés. Mientras tanto, el reluciente y pálido tono de su piel se había vuelto de un blanco endurecido que recordaba al marfil.


A cualquier persona normal le habría dado un ataque al ver a una mujer transformarse en espíritu. Los Vengadores ya estaban acostumbrado a presenciar cosas asombrosas e inimaginables, pero aquello era una completa escena que sólo podrían ver en sueños.

-¿Puede cambiar de humana a fantasma a voluntad? -preguntó impresionada Hill.

-Geneviève actúa como cualquier fantasma cuando muestra su verdadera forma: invisible, transparente y capaz de atravesar cualquier superficie sólida. Pero si desea volver a su cuerpo físico, puede materializar su propia estructura interna y regenerar los órganos que dejaron de funcionar en el momento de su muerte -explicó el Profesor.

Por impulso, Pietro se tocó la parte del cuello donde le latía el pulso. Allí encontró el latido de su corazón a través de una vena pegada a su piel.

-Yo fui la primera que experimentó el poder de mi hermanita al devolverle a mi cuerpo el alma que había perdido al morir. Utilizando el tiempo y la práctica a mi favor, logré desarrollar la habilidad de regresar a mi forma espectral.

-¿Dice que todos los resucitados pueden convertirse de nuevo en fantasmas? -preguntó Visión.

-Así es. Tardé como dos meses en volver a ser un espectro. Temía que no recuperaría mi cuerpo humano, pero me equivoqué.

-Un momento -interrumpió Bruce, quitándose las gafas mientras observaba la vestimenta de Gen- Ese vestido que lleva... es un vestido "a la francesa".

-Obviamente -mencionó Rhodey- Ella es de Francia.

-Lo que Bruce quiere decir es que el atuendo y el cabello de Geneviève pertenecen a la época de la reina María Antonieta de Austria. Lo que significa que vivió, y por desgracia también murió, en el siglo XVIII -explicó James.

Varios de los héroes lanzaron unos gritos ahogados ante lo que había dicho el rubio. Las hermanas y los mutantes se rieron por su reacción.

-¿Estáis diciendo que la hermana de Grace tiene más de 200 años? -exclamó Sam, para luego dirigirse a Rogers- ¡Qué suerte, Cap! Cuando Stark se entere de esto ya no podrá burlarse de tu edad ni de la de Bucky. Con perdón, señorita Bellerose, no estoy diciendo que sea vieja ni nada.

-Au contraire, M. Wilson (Al contrario, señor Wilson). He perdido la cuenta de cuántos años tengo, pero puedo decirles que fallecí en 1799.

-Año en el que terminó la Revolución Francesa con el golpe de estado del general Napoleón Bonaparte -presumió de su memoria histórica Maggie, ayudando a entender a los que no lo sabían o no recordaban.

-Volviendo al tema principal -interrumpió el gemelo Maximoff- Yo también soy un fantasma, entonces, ¿puedo cruzar al otro de las paredes y mover objectos con la mente?

-Sí, pero...

Demasiado tarde. El mutante echó a correr hacia el muro que tenía detrás. Pero no llegó muy lejos.

-¡AH! -chocó de cara contra la pared y cayó de espaldas, sujetándose con fuerza la nariz posiblemente rota. Su hermana fue en su ayuda mientras que los demás lanzaron sonidos lastimeros.

-¿Pero qué...? ¿No dijo que podía atravesar las paredes?

-Así es, pero antes debe regresar a su forma de espectro. Como dije, se tarda bastante tiempo en conseguirlo.

-¿¡Pues a qué estamos esperando!? ¡Vamos a practicar!

Siguiendo los gritos del peliblanco, todo el mundo, más los invitados inesperados, se dirigieron al salón a charlar.








Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top