Buscando una Cura

Steve y Clint se dirigieron al salón, donde los esperaban todos con caras de preocupación y tristeza.

Al entrar, sus amigos les bombardearon con las mismas preguntas: ¿Se recuperaría Nat? ¿Qué había pasado en el hospital? ¿Quiénes eran esos dos nuevos viajeros del tiempo que los habían salvado?

La primera pregunta era muy difícil de contestar. Querían mantener la esperanza de que Natasha se pondría bien, pero la herida que le había provocado Yelena decía lo contrario.
Aún así, Barton respondió que se curaría pronto, ya que sus hijos llevaban llorando desde que vieron a su tía y se negaba a causarles más dolor.

En cuanto a las otras preguntas, sólo les llevó unos minutos explicar lo sucedido: desde que Piper y los mellizos les hablaron de las Gemas del Infinito hasta que volvieron a la Torre.

Cuando llegaron a la parte de los nuevos Vengadores, los Barton se quedaron en completo shock al oír el nombre de Nathaniel. Wanda, quien acunaba al bebé en ese momento, lo llevó junto al adulto.

-Wow, sí que parecen la misma persona -se asombró Tony nada más verlos juntos.

-Un encuentro extremadamente inusual y a la vez magnífico entre un niño y su versión futura -comentó Visión, comparándolos.

-Evidentemente, Nathan sigue siendo igual de mono que cuando era un bebé -dijo James, ganándose una mirada no muy agradable de su primo y varias risas de los presentes.

-Hermanito, ¿nosotros también seremos superhéroes como papi y los tíos? -le preguntó Lila dulcemente, hablando por ella y Cooper.

-Claro que sí. Y por supuesto, trabajaremos con tía Nat y seremos unos espías increíbles -les contestó, arrodillándose para abrazarlos.

El mini Nathaniel sólo sonreía sin dejar de mirar a su yo del futuro. Para ser un bebé de casi un año de edad, parecía estar consciente de lo que ocurría a su alrededor.

-¿Y qué hay de ti, Gabriel? ¿De quién eres hijo? -le preguntó Thor al ojiazul.

-Ahh... Me temo que aún es pronto para contarlo. Sólo os diré que mi padre es alguien de quien ya sabéis... y mi madre, la conoceréis pronto -contestó un tanto nervioso.

Por alguna razón, a Rogers le sonaba muchísimo el rostro del muchacho, sobretodo los ojos. Esos orbes de color azul grisáceo... los reconocería en cualquier parte.

-Es posible que su padre sea... -sus pensamientos fueron interrumpidos por la llegada de Pepper y Sam a la sala.

-Señorita Potts, Wilson ¿cómo está Barnes? -les preguntó Fury.

-Bien, está en una habitación del piso de arriba. Le hemos dado unos analgésicos para el dolor de cabeza -respondió la prometida de Stark.

-¿Puedo ir a verle? -el soldado no había tenido tiempo para hablar con su mejor amigo.

Desde que se fueron de Moscú, Tasha era quien invadía su mente. Ahora que estaba con Banner y las chicas, ya consideraba el momento de ir junto a él.

-Ehh, será mejor que vayas más tarde, Cap -le dijo su amigo- Nada más tomarse las pastillas, se ha quedado dormido como un tronco.

Aunque no era lo que deseaba, le aliviaba esa respuesta.

Después de semejante día de lucha, era comprensible que tanto Bucky como los Vengadores necesitaban un buen descanso. Por no hablar del tiempo que Belova y los suyos le tuvieron preso.

-Una cosa... ¿qué ha pasado en el pasillo? -continuó Falcon- Parece como si hubiera cruzado un huracán por la Torre.

Nada más escuchar eso, el multimillonario corrió hacia allá, temiéndose lo peor. Quien contestó a la cuestión fue Hill, con una pizca de humor:

-Pues... Como el capitán imaginó, algunos agentes de HYDRA y el KGB vinieron a intentar secuestrar a la señorita Bellerose. Entraron por los conductos de aire, pero FRIDRAY nos avisó justo a tiempo. Pietro los "barrió" antes de que pudieran llegar al salón.

-Si querían llevarse a la mejor amiga de mi hermana, tendrían que pasar por encima de mi cadáver -agregó con orgullo mientras le pasaba un brazo por los hombros a la francesa.

Grace sólo pudo sonrojarse ante el contacto del peliblanco y sonreírle tímidamente.

-En verdad estos midgardianos tienen poderes extraordinarios -entró en la conversación Frigga- Nos han defendido como auténticos guerreros.

-Sabía que amarías a mi nueva familia, madre -le dijo Thor sonriéndole.

-Muy buen trabajo a todos. Podéis sentiros orgullosos de lo que habéis hecho en nuestra ausencia -les felicitó el soldado.

Los halagos se detuvieron cuando escucharon al filántropo entrar de nuevo en la sala.

-Tú... -gruñó, señalando al chico Maximoff- ... has destruido el suelo de MI pasillo. ¡¡¡MI CASA!!!

-No pasa nada, Tony. Lo hizo para protegernos de los agentes -trató de calmarlo su novia.

-No te preocupes, papá. Yo te ayudaré a repararlo -siguió Piper, defendiendo a su tío que, por instinto, se escondió detrás de la vidente.

Stark lo pensó por un momento mientras observaba a sus futuras esposa e hija (suplicando con ojos de cachorrito).

-Ahhh... ¿Cómo voy a decirles que no a mis chicas?

Ambas le abrazaron por los lados, mientras que los demás se echaban miradas alegres mutuamente. Pero la atmósfera se tornó a preocupante en cuanto Bruce entró con prisas en la habitación.

Steve no tardó en ir a su lado, implorando internamente que el castaño tuviera buenas noticias.

-¿Y Nat? ¿Está bien? ¿Se ha despertado?

El vengador dudó un momento en decírselo, pero sería peor no contárselo. Por muy duro que fuera, merecía saberlo...

-Hemos conseguido detener la hemorragia y extraerle la bala. Su corazón ha vuelto a latir, pero...

-¿Pero qué?

Banner le echó una mirada a Clint en dirección a los niños. El arquero captó el mensaje y le susurró a Laura que se llevara a sus hijos.

Estos al principio protestaron, pero al final se marcharon de allí con su madre. La reina de Asgard y Sif también se unieron a ellos para hacerles compañía.

El resto de la familia, junto con Fury y Hill se acercaron al doctor y a su líder.

Los primos se veían más preocupados que cualquiera, especialmente los hermanos, ambos con las lágrimas contenidas en los ojos... como si supieran lo que estaban a punto de escuchar.

-Bruce... ¿Qué es lo que le ocurre? -murmuró el rubio, perdiendo la paciencia.

-Lo siento mucho, Steve... -susurró sin valor a mirarle a los ojos.

-¿Qué...?

Bruce levantó la mirada y con voz entrecortada, reveló el diagnóstico de la espía.

-Natasha... ha caído en estado de coma.

...

El silencio reinó por completo la habitación.

Todos y cada uno de los héroes, conmocionados por la noticia, bajaron las miradas con la melancolía plasmada en sus rostros. Pepper y Wanda, se echaron a llorar al unísono, ocultándose tras los brazos de Tony y Pietro. Las primas del futuro las siguieron, aferrándose a James y sus primos.

-No... No es cierto... -los susurros de Rogers casi ni se escuchaban. El aire de sus pulmones había desaparecido en cuanto escuchó la frase "estado de coma"- Bruce, por favor, dime que no es verdad.

-Lo siento... Ojalá pudiera decir lo contrario -se lamentó el científico.

La tristeza ahora era lo que se respiraba en el ambiente. No era posible que le hubiera ocurrido eso a su amiga pelirroja.

El supersoldado continuaba negando y echó a correr hacia la enfermería.

Mag se limpió las lágrimas y se tranquilizó. Levantó la vista hacia su hermano, quien observaba la silueta del Capitán América desaparecer del salón en segundos. James notó la mirada de su melliza y le asintió con la cabeza.

Ante las caras perdidas y anonadadas de los Vengadores, echaron a correr justo detrás del rubio.

El resto de sus primos comprendieron lo que pensaban hacer y se alegraron inmediatamente, lo que sorprendió aún más a los superhéroes.

-¿Adónde van esos dos ahora? -se cuestionó Ojo de Halcón.

-A salvar a Tasha -respondió Gabe.

Nadie comprendía a qué se refería hasta que se lo explicó Piper.

-Vuestros yo del futuro nos advirtieron de que esto podría pasar, y nos confiaron el secreto de la cura para salvar a tía Nat.

-¿Pueden despertarla del coma? ¿Cómo? -quiso saber el director de S.H.I.E.L.D.

Los viajeros del tiempo tan sólo se sonrieron los unos a los otros, pensando en las caras de felicidad que pondrían los héroes más poderosos de la Tierra dentro de nada.

-La cura para tía Nat es el suero del supersoldado original de tío Steve -contestó Nathan con una sonrisa.







Con los mellizos

Había llegado la hora. Eran conscientes de que tendrían que dar explicaciones más adelante. Pero eso no importaba... sus propias  vidas estaban en peligro.

Las suyas y sobretodo, la vida de su madre.














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