Capítulo 2.

Dedicado a LPaulinne

¡Gracias por todo tu apoyo!

***

En la salida, Erick esperaba a su hermana para irse. Se recargó en el auto y se puso sus lentes de sol. En el momento en que vio a Eva acercarse, se enderezó un poco.

—Te tardaste.

—Cállate, solo vengo a avisarte que no me iré contigo.

—¿Y eso?

—Me tengo que quedar con un imbécil que será mi tutor de física.

Erick alzó los lentes y los puso sobre su frente.

—¿Entonces sí te quedarás?

—¿A qué te refieres?

—Oí el rumor de que te pusieron un tutor, pero no creí que te fueras a quedar.

—Tengo que hacerlo. —Se cruzó de brazos—. Si no paso el examen voy a reprobar la materia. Ahora que lo pienso, tú también reprobarás si no te aplicas.

—Voy a estudiar solo, nada más necesito que alguien me preste sus apuntes.

—Buena suerte estudiando solo —dijo con sarcasmo, pues dudaba de la capacidad de su hermano y no creía que él pudiera aprender todo sin ayuda.

—Pídele a tu «tutor» —enfatizó con burla en la última palabra— la libreta para que le saque copias.

—Mejor pídeselos a Ariana —dijo socarrona—, ella de seguro tiene todo completo.

Erick rodó los ojos.

—Ja, ja, muy graciosa —dijo colocándose los lentes—. Te veo al rato.

Una vez que se despidió de su hermano, Eva se dirigió a la biblioteca de la escuela. Cuando entró, se alivió al ver que no había muchos alumnos. Se sorprendió un poco al ver que Carlos ya se encontraba allí, sentado en el rincón más alejado. «Buen lugar» pensó ella acercándose.

—Buenas tardes. —Lo saludó con frialdad mientras se sentaba en la silla de al lado. Carlos, que decidió esperarla leyendo un libro, se exaltó con el saludo.

—Bu-bu-buenas tardes —respondió con nerviosismo una vez que se compuso del susto.

Eva lo miró con fijeza.

—Y bien, tutor —dijo con sarcasmo—, ¿qué piensas hacer? ¿Prestarme tus libretas para sacarle copias, que yo estudie por mi cuenta y al final me pones una evaluación?

Carlos admitió para sus adentros que eso hubiera hecho con cualquier otra persona, por ejemplo Víctor, pero con ella no pensaba desaprovechar esa situación. Para él no era una pérdida de tiempo, era invertirlo en conocer a alguien a quien había querido desde hacía mucho.

—Emm, no —respondió—. Pienso enseñarte correctamente, como un buen tutor.

—Ay, por favor, no te van a pagar por ello, ¿además por qué querrías perder tu tiempo enseñándole a alguien como yo? —Se cruzó de brazos.

—No digas eso, yo... —Tragó saliva y se acomodó el cuello de la camisa—. Quiero ayudarte.

—¿Y eso? —Alzó una ceja.

—Me gusta ayudar.

—Ah. —Le restó importancia—. Como sea, si quieres ayudarme a estudiar bien, empecemos de una buena vez, que ya quiero llegar a mi casa a dormir.

Carlos estuvo enseñándole a Eva los temas más importantes, decidió empezar por la teoría y después llegaría a los ejercicios.

—La teoría la puedo aprender sola —lo interrumpió en un momento—, yo necesito saber hacer los ejercicios.

—Pronto llegaremos a eso —explicó Carlos—, pero primero tiene que quedar claro esto para poder pasar a los ejercicios.

—Umm, como sea, debo irme. —Se levantó de la silla y vio el reloj—. Ya es tarde. ¿Te parece si quedamos en dos días para seguir repasando?

—Sí, estaría muy bien.

—¿O tienes algo que hacer?

—No, no, estoy libre —mencionó con rapidez.

—Mmm, lo imaginé —dijo con un tono ligeramente burlón—. Te veo después.

—Hasta mañana.

Una vez que Eva se alejó, él puso los libros en un estante y recogió sus cosas para irse a casa. Estaba seguro que sus padres le preguntarían por qué llegaba tarde, no con afán de reclamar, pues incluso ellos lo animaban a ser más sociable y salir, sino para saber qué había hecho. Tomó el autobús y cuando llegó a casa, lo primero que hizo su mamá fue preguntarle por qué llegó después de la hora de siempre. Se le había descargado el celular y por eso no pudo mandarle un mensajito a su pobre y preocupada madre.

—Me pusieron de tutor de una chica —decidió responder con la verdad—. Le voy a ayudar a estudiar para pasar un examen.

—Ay, ¿y por qué no estudia ella solita? ¿Por qué te hacen perder el tiempo? ¿Tú qué culpa?

—Yo quise hacerlo.

—Está muy bien que ayudes —se entrometió su padre—, pero también debes de divertirte, no todo en la vida es estudiar.

—Sí, lo tomaré en cuenta. —Les sonrió.


***


Al día siguiente, contrario a lo que estaba acostumbrada, Eva entró a la escuela sola. Erick la llevó pero no quiso ingresar, decidió no acudir a la primera hora e ir por un café cerca de allí. Al pasar por la entrada principal, sintió varias miradas sobre ella, acto que no le agradó. No era algo que admitiera, pero no se sentía a gusto de entrar al instituto sin Erick al lado. No quiso bajar la mirada ni demostrar su malestar, así que con la misma actitud altiva se dirigió a su salón de clases, pero antes de llegar a él, notó que Carlos la miraba. Pensó en hacerle una seña de saludo pero lo descartó en seguida, así que apartó su mirada de él y siguió andando. En ese momento escuchó la voz de alguien que le parecía muy inoportuno.

—Si te cae mal tu tutor, aún puedes cambiarlo. —Escuchó a Víctor, que caminó rápido para acercarse a ella. En seguida la rodeó con su brazo—. Yo aún puedo serlo.

—Víctor, si en verdad quieres ayudar puedes convertirte en el tutor de mi hermano, él también necesita uno y estoy segura de que te soporta más que yo —dijo sin mirarlo a los ojos y metiéndole un pellizco para que quitara el brazo de su hombro.

—Vamos, no seas así —dijo apartando el brazo con rapidez y sobándose en el acto; sin embargo siguió caminando a su lado—, es decir, es obvio que yo todavía te gusto y, aunque quieras evitarlo, no puedes hacerlo.

—¿Quién te dijo semejante idiotez? —Bufó.

—Es obvio, Evita hermosa...

—Vuélveme a decir así y te rompo la cara. —Volteó hacia él y le enseñó su puño cerrado.

—Ya, ya, lo siento —dijo Víctor, restándole importancia—. Ahora, hablando en serio, en verdad quiero charlar contigo...

—No, Víctor, no tengo nada que hablar contigo, así que adiós.

—Pero...

—¡Adiós! —Exclamó cuando entraron al salón. Ella se alejó con velocidad y fue hasta su asiento, que era el de la esquina de la última fila.

Víctor se limitó a suspirar y decidió ir con sus amigos a la cafetería antes de que sonara el timbre. Eva, por su parte, sacó una libreta y comenzó a hacer la tarea que se suponía que debió haber hecho la tarde anterior. «Pero algo es mejor que nada» pensó mientras respondía todo al ahí se va.


***


En la hora del receso, Silvia y sus dos amigos decidieron ir a la cafetería para comer y platicar acerca de lo que pasó. La rubia estaba sacando todos los temas posibles para que Carlos no contara cómo le fue con Eva, pues si de por sí ya se sentía masoquista por estar enamorada de alguien que no le correspondía, no quería considerarse aún más por andar preguntando cómo le había ido con otra. Pero en un momento Jaime sacó el tema y Carlos, como si le hubieran dado cuerda, empezó a contar todo.

—En resumen —dijo Jaime cuando terminó de platicarles—, te fue bien.

—Pues no diría que tan bien pero...

—Al menos se dignó a ir y hablarte, yo una vez quise charlar con ella y me ignoró, y tengo entendido que no soy el único.

—Es porque le conviene. —Se entrometió Silvia. No quería ser una grosera ni desilusionar a Carlos, eso no tenía que ver nada con ella, pero deseaba que se diera cuenta de la realidad—. Si no fuera porque ella saldrá beneficiada, ni siquiera hubiera ido.

Carlos se quedó pensativo.

—Tienes razón —murmuró—. Pero al menos lo está haciendo. Quiere decir que tengo una oportunidad que los demás no.

Silvia se dio una palmada en la frente pero Jaime estuvo de acuerdo.

—Y sí, ni siquiera el «galán» de Víctor —dijo con sarcasmo, pues así le decían las animadoras al rubio— tiene esa oportunidad. Hoy quiso hablar con Eva y lo mandó a volar.

—Bueno, no es secreto para nadie que ellos salieron bastante tiempo. —Silvia se encogió de hombros.

—Obviamente terminaron mal para que ella no quiera ni hablarle. —Opinó el moreno.

—O ella solo es así —siguió Silvia—. Quiero decir, Víctor puede ser un tonto, pero no es mala persona, es un tonto amable...

—Se la pasa molestando a Eva...

—En realidad solo quiere hablarle, tengo entendido que ella lo cortó sin darle una explicación. Además creo que es de familia, pues Erick también terminó de tajo a la pobre de Ariana.

—Sí, pobre Ariana. —Se lamentó Jaime—. Tan bonita y llorando por un imbécil...

—Nunca lloró por él, más bien se enojó.

—Oh, bueno, es un decir, tú me entiendes... Además, ¿cómo sabes que no lloró?

Silvia rodó los ojos.

En lo que sus amigos hablaban, Carlos buscó con la mirada a Eva. Notó que ella no estaba en la cafetería, pero Erick sí se encontraba en un rincón, comiendo solo. Dejó de verlo y se volvió a concentrar en sus amigos.

—Bien, chicos, dejemos de hablar de eso, mejor hay que ver a dónde iremos. Le prometí a Silvia que le invitaría un helado.

—¿A mí también me lo invitarás? —Preguntó Jaime haciendo tono de niño pequeño; claro que él no daba ternura.

—Está bien, amigo —rio Carlos.

Silvia no dijo nada, pero se sintió un poco decepcionada de que también fuera Jaime, no es porque no lo quisiera, al contrario, llevaba más tiempo siendo su amiga que de Carlos, pero tenía la pequeña esperanza de que irían ellos solos para platicar, deseaba pasar un rato a solas con él. En seguida se quitó los pensamientos negativos de su cabeza, conviviría con sus mejores amigos y eso era algo maravilloso.


***


Mientras comía su deliciosa ensalada con pedazos de pechuga de pollo cocida, y sus amigas se hablaban de la nueva coreografía para el partido que estaba próximo, Ariana miró a Erick de reojo. Lucía tan solitario que le dio un poco de pena, pero en seguida se le quitó ese sentimiento al recordar que eso él se lo buscó. «Tenía todo y se encargó de alejarlo, ahora tiene justo lo que se merece» pensó. Se tensó cuando una de sus amigas, una chica castaña clara de ojos color avellana, cuyo nombre era Ximena Grijalva, le habló.

—Ya, Ariana, deja de ver a Erick. Sé que fue difícil, y aún lo es superarlo porque está bien hermoso y bello —dijo sarcástica—, pero debes intentarlo.

—¡Cállate, Ximena!

—Es curioso, porque a pesar de que salían juntos a muchos lados y eran una de las parejas más populares, jamás se vio que en verdad estuviera enamorado de ti... —comentó; era tan directa que a veces no le importaba si hería a las personas. Ahí sí sintió culpable—. Lo siento, no quise... es decir...

—Está bien, no es tu culpa —murmuró Ariana—. Es mía porque siempre lo supe y me hice la que no.

—Estaría bien que alguien le hiciera lo que él hizo con tanto cinismo —sugirió Ximena. Las demás estuvieron de acuerdo.

—Sí, ¿pero quién? ¿Tú? —Preguntó una de las chicas.

—No, yo no —contestó Ximena con rapidez—. Digo, está tan guapo que si me acerco a tratar de conquistarlo, yo iba a ser la idiota que se enamoraría —bromeó y se encogió de hombros. En realidad no le gustaba involucrarse en esas cosas—. Por eso no soy la indicada.

Ariana rodó los ojos.

—Que vaya Amanda... —dijo otra de las chicas—. Aprovechando que es lesbiana.

—No va a funcionar porque todos en la escuela lo saben. Además —dijo Ariana volteando a ver con discreción a su compañera, que se encontraba comiendo sola en la otra esquina de la cafetería—, ustedes saben que la tipa está enamorada de mí.

—Más a tu favor —le dijo Ximena—, haría eso por ti.

—No, Ximena, ya cállate. Además, no quiero que le hagan eso. Es muy feo, no es correcto y no es de Dios.

—Lo sigues amando.

—¡Claro que no! —Exclamó ruborizándose.

—Aaaaaaaawwwww —dijeron todas las chicas excepto Ximena—. Ternurita...

—¡Ya cállense! No hagan tanto ruido.

—Lo siento. —Se disculpó una por todas.

Cuando terminó el receso, las chicas se dirigieron a sus respectivas aulas. De las mayores, la mitad del equipo estaba en un salón y la otra mitad en el otro. En su momento hicieron un escrito a la dirección para solicitar que pusieran a todo el equipo en la misma clase pero el director, obviamente, se negó.

Ariana se sentó en su banca, que era una de las de enfrente y esperó a que llegara el profesor de literatura. Cuando entró, les indicó que sacaran el libro que estaban leyendo para que comentaran los puntos de vista que tenían del último capítulo. La chica alzó la mano.

—¿Sí, Ariana?

—Yo opino que el capítulo estuvo muy interesante, es decir, me encantó que se mostrara que el señor Darcy en realidad tenía sentimientos muy nobles a pesar de que al principio se mostró muy arrogante —suspiró.

—Muy bien, Ariana. ¿Alguien más quiere opinar...? —Al ver que nadie alzaba la mano, señaló—. ¿Qué tal tú, Erick?

El chico, que tenía el ceño fruncido, suspiró con cansancio.

—Está bien. Odio ese libro.

—¿Por qué? —Preguntó el profesor Guerrero, realmente interesando en escucharlo.

—Porque él es igual que el señor Darcy. —Se burló otra de las chicas.

Erick alzó una ceja.

—Por supuesto que no, él, como ya lo dijeron, a diferencia de mí, tenía sentimientos nobles.

Todos se quedaron callados, ya que eso no se le discutía. En ese momento el señor Guerrero volvió la atención de todos hacia él.

—Bien, ahora que hemos terminado de leer ese libro vamos a escoger otro. ¿Cuál les gustaría que leyéramos?

Erick alzó la mano.

—Amm, ¿sí, Erick?

—Tengo muchos en mente. Podríamos leer Battle Royale, o La Naranja Mecánica...

El profesor Guerrero rio con un ligero nerviosismo.

—Lo tomaremos en cuenta, Erick. ¿Alguna otra idea?

Ariana levantó la mano y decidió elegir un libro de romance, pues sabía que todas las historias de ese género no le gustaban a su exnovio.

—¿Por qué no leemos Romeo y Julieta? Todo el mundo ama ese libro.

Todos parecieron estar de acuerdo con su decisión, excepto Erick junto con alguno que otro compañero, entre ellos Amanda Gómez, pues ella ya lo había leído.

—Bien, chicos, ¿les parece Romeo y Julieta, o quieren otro libro?

—¡Romeo y Julieta está perfecto! —Concordó una de sus amigas.

Al final, como la mayoría aceptó la decisión de Ariana, se decidió que Romeo y Julieta eran el libro con el cual trabajarían ese parcial.

—A diferencia del libro anterior, les seguiré dejando trabajos pero esta vez será en parejas. —A la mayoría le pareció bien la idea—. Así que vayan y elijan a su compañero de una vez porque la tarea será que lean los dos primeros capítulos del libro y escriban un ensayo junto con su opinión personal. También deben escoger a su personaje favorito de la obra y dibujarlo en una hoja aparte... El dibujo sí será individual, el ensayo es entre ambos y cada quién anexará su opinión.

—Pero, profesor —se quejó un chico—, yo no sé dibujar.

—Haz el intento. Lo bueno de la lectura es que puedes imaginar los escenarios y personajes como tú quieras. No quiero un dibujo profesional pero sí quiero que se esfuercen con la tarea.

Todos comenzaron a juntarse en parejas. Antes, Ariana siempre hacía todas las tareas con Erick, aunque obviamente ya no era opción, así que decidió hacerlo con una de sus amigas del equipo.

Erick, como tampoco tenía compañero, decidió esperar a que alguien se acercara, pensando que si trabajaría ese parcial con algún inútil, no sería su culpa puesto que él no lo eligió. Esperó aproximadamente un minuto y medio. Para su mala suerte no podía trabajar solo porque el número de alumnos en su salón era par. Vio que Amanda, la chica que no consiguió a nadie más para trabajar, se acercó a él. En realidad su compañera era divertida y muy buena persona, pero Erick jamás la había tratado, así que frunció el ceño cuando ella se avecinó a él.

—Parece que nada más quedamos nosotros sin equipo —dijo.

—Sí, los socialmente retraídos —se burló él. Ella frunció el entrecejo.

—Oye, yo no soy socialmente retraída.

—Como digas.

Amanda se sentó en la silla junto a él y todos se quedaron sorprendidos de ver a esa pareja tan dispareja. Ariana y sus amigas fueron las más asombradas.

—Creo que somos brujas —le susurró su compañera a Ariana, que seguía boquiabierta de la impresión.

—Le tengo que contar a Ximena... —murmuró la morena.

Después, todos se pusieron de acuerdo para hacer el ensayo. Amanda decidió hacer la primera parte del ensayo el resto de la semana, y la siguiente él continuaría, total, la tarea se entregaba hasta el próximo miércoles. Cuando terminó la clase, Amanda se levantó del asiento y pensó en dirigirse al suyo, pero Erick la interrumpió.

—Dices que no eres una retraída social pero en las pocas veces que te he visto, siempre estás sola.

— ¿Y a ti qué te importa?

—No me importa, pero no me gusta que me contradigan —le sonrió con cinismo.

Amanda entrecerró los ojos y se alejó de él, no sin antes amenazarlo.

—Mira, Quintana, la verdad es que ni tú me importas ni yo te importo, así que lo único de que hablaremos será este trabajo, y más te vale que cumplas tu parte y no andes de huevón como siempre. —Se dio la media vuelta, yéndose rápido.



¡Holi! No me resistí a subir otro capítulo. 

¡Yay! Salieron personajes nuevos. Creo que tendremos que esperar algunos capítulos para que decidan cuál es su favorito.

Empezaré a dedicar capítulos a las personitas que me apoyan :3

Ahora, vi una dinámica que hizo una amiga y una excelente escritora para los lectores fantasma. He visto que mis otras historias suben de lecturas pero no hay votos ni comentarios, y yo quiero conocerlos a todos, así que haré preguntas al azar para ustedes.

¿De qué país son?







Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top