Capítulo 19.


El día jueves temprano, antes de que iniciaran las clases, Amanda se dirigió hacia Erick con rapidez.

—Hey, hola.

—¡Erick! —Exclamó—. Necesito tu ayuda.

—¿Qué pasa?

—Mi abuela junto con mis tíos y primos van venir este fin de semana a visitarnos.

—¿Y?

—Ellos creen que tú eres mi novio.

Erick casi se ahogó de la impresión.

—¡¿Por qué?! —Preguntó cuando pudo recuperarse.

—Lo que pasa es que mamá empezó a contarle a mi abuela acerca de ti. Te mencionaba para todo y mi abue me preguntó por teléfono si eras mi novio, ya que nunca me ha conocido uno y... le dije que sí. Ahora te quiere conocer.

—¿Pero por qué?

—Ella no viene mucho. Quise complacerla por esta vez, vive muy lejos y no sé cuándo podré volver a verla.

—¿Pero por qué complacer a tu abuela fingiendo ser alguien que no eres? No soy nadie para criticarte, porque lo hice mucho tiempo, ¿pero tú? Creí que no te avergonzaba ser como eres.

—No me avergüenzo pero... con mi familia es diferente. Mi abuela es muy conservadora.

—¿Y eso qué? A mis padres siempre les importa quedar bien delante de todo el mundo y eso es algo que estoy tratando de no hacer. Prefiero ser yo mismo que complacerlos.

—Te entiendo perfectamente, pero no estoy lista para enfrentar a mi familia. —Bajó la mirada—. Aunque si no quieres no hay problema, diré que me terminaste o algo así.

Erick suspiró.

—Lo haré por ti.

—¿En serio? —Lo miró con expresión feliz—. ¡Gracias, gracias, gracias!

—No estoy de acuerdo con esto, pero si es lo que deseas, te ayudaré.

—Prometo decirles todo pronto. —Lo abrazó. Después se alejó de él—. Ahora necesito que me ayudes a conseguir un vestido.


***


Después de la escuela, Amanda y Erick decidieron ir al centro comercial. Tuvieron que decirle a Eva que los acompañara, ya que ella ayudaría a escoger el vestido. Al principio no quería ir con ellos, pero cuando la pelirroja le explicó que necesitaba escoger un vestido para una cena con su familia, aceptó como si no tuviera opción.

—No soy tan mala como para dejarte con mi hermano para decidir acerca de un vestido. Erick no va a poder ayudarte, así que iré.

Estaban esperando a la chica en el auto. Erick miró el reloj con fastidio.

—¿Por qué tarda tanto?

—De seguro llega pronto —dijo Amanda para calmarlo.

En ese momento vieron que se acercó pero su sorpresa fue al ver que no iba sola sino que estaba nada más y nada menos que con Víctor. Una vez que estuvieron frente a ellos, Erick se quejó.

—¿Él va a ir? No es por ofenderte pero me molesta tu presencia —le dijo al rubio. El chico lo miró con diversión.

—Ay, cállate, que de por sí tenía planes con él y los tuve que dejar de lado para ayudar a tu amiguita —le respondió su melliza.

—Amm... Gracias —dijo Amanda sin saber qué más agregar.

—Ustedes vayan para allá, nosotros los alcanzamos.

—No, qué va, mejor que él nos alcance, tú vienes con nosotros —dijo Erick.

—Ajá, sí. —Lo tiró a loco y se alejó con Víctor.

Se subieron al auto y Erick manejó hasta el centro comercial. Una vez allí estuvieron buscando boutiques y encontraron una donde vendían vestidos de toda clase. El muchacho le mandó un mensaje a su hermana diciéndole dónde se encontraban y Amanda comenzó a buscar entre todos los estantes en lo que llegaba Eva.

Una vendedora se acercó a ellos con rapidez.

—¿Buscabas algo en específico? —Le preguntó a Amanda.

—Quiero un vestido sencillo pero que sea lindo —explicó.

La chica estuvo buscando varios modelos y se los entregó. Posteriormente vio a Erick y sonrió.

—Ay, qué lindo que tu novio te acompañe a escoger un vestido, pero así ya no será sorpresa para él cuando te vea —le murmuró a la pelirroja.

—Ah, es que no iré con él, es para otro evento —se inventó—. Por eso me ayudará a darme su opinión.

—Aww, qué tiernos. Iré por allá —dijo de repente, viendo llegar a otras clientas—, pero si necesitas más modelos o si te interesa alguno me dices. Si no me encuentras, pregunta por Lily.

—Muchas gracias, Lily.

En ese momento llegaron Eva y Víctor.

—¿Y bien? —Le preguntó Eva cuando estuvo frente a ella—. ¿Ya escogiste alguno?

—Este me gusta. —Le señaló un vestido sencillo de color marrón.

—No, no, ese está feo. —Se lo quitó—. Pruébate este. —Escogió uno rojo y escotado y se lo extendió—. Mientras buscaré otros.

Amanda se metió al probador y Eva siguió buscando entre los vestidos. Víctor se sentó junto a Erick, que tenía cara de aburrimiento total. Después de estar un rato en silencio, el ojiverde habló.

—¿Y cómo va el entrenamiento?

—Bien.

En ese momento salió Amanda del probador. El vestido hacía resaltar sus pechos y tenía una abertura en la pierna derecha. Tanto Erick como Víctor la vieron asombrados, pero Eva la analizó detenidamente.

—¿Y bien? ¿Cómo me veo?

—Te ves muy bien —dijo Erick.

—Sí, concuerdo con él —murmuró Víctor.

—Agh, hombres. —Rodó los ojos—. Quítatelo —le ordenó a la chica.

—¿Eh? ¿No te gusta?

—Amanda, vas a ir a una cena con tu familia, no a un burdel —la regañó—. Pareces prostituta...

Erick alzó una ceja y Víctor aplanó los labios pero ninguno se atrevió a meterse en la conversación.

—Pero si tú me dijiste que...

—¡Eh, calla! Ponte este. —Le extendió otro de color morado.

—Está bien —dijo la pelirroja de mala gana y se metió al probador. Minutos después salió con el vestido puesto. Víctor y Erick la volvieron a ver con asombro, pero a Eva tampoco le pareció el adecuado.

—Ahora pareces prostituta pero más barata...

—¡Oye! —Se quejó.

—¿Qué? No es mi culpa... A ver, ponte este. —Le señaló otro. Amanda lo tomó no muy convencida.

Estuvieron así con varios. Erick y Víctor le decían que se veía bien con todos, pero Eva siempre le encontraba algún defecto. En un momento en que se puso otro de color blanco, también se negó.

—Te ves gorda.

—¡¿Que qué?! No es mi culpa que tú seas un palillo.

—¿Qué dijiste, estúpida?

—Ay, discúlpame —dijo sarcásticamente—, ¿pero gorda? ¿Yo?

—Porque así te ves con eso puesto, como un marrano.

—¡Evaaa!

—Es verdad. —Miró sus uñas con desinterés—. Disculpa mi sinceridad.

—Ah, el palillo diciéndole a la de cuerpo normal que se ve gorda, ¡qué ironía!

—Y el marrano creyendo que se ve normal...

Víctor y Erick empezaron otra conversación nada más para no escucharlas.

—Dijiste que va bien el entrenamiento, ¿no?

—Muy bien, ya sabes... El otro día le di un pelotazo a Enrique pero aguanta vara...

—Sí, no es como el quejica de Federico...

Después de medio minuto de verse desafiantes, Eva rodó los ojos. Tomó un vestido negro y se lo extendió.

—Pruébate este. —Amanda se lo arrebató y se metió al probador.

Los chicos estaban más que fastidiados, pero en cuanto vieron salir a Amanda del probador se sorprendieron aún más que las veces anteriores. El vestido, como era pegado, resaltaba sus curvas. Era sutilmente revelador pero elegante. Eva la miró con atención y la pelirroja pensó, con hastío, que le encontraría algo malo.

—Me gusta —dijo finalmente. Amanda abrió los ojos con impresión—. Es sexy y distinguido, además de que el negro es un color que adelgaza... —recalcó. No se podía quedar con nada—. Es perfecto. Hasta me haces sentir envidia, luces tan guapa.

—¿Ah, sí? ¿Ya puedo ilusionarme contigo?

—¡No! Ahora quítatelo antes de que cambie de opinión... Y por cierto, ya vete pintando el cabello de nuevo, que se te empieza a ver la raíz negra.

—¡Agh! —Amanda puso los ojos en blanco y se volvió a meter al probador.

Eva se acercó a los chicos.

—¿Ya se deleitaron la vista lo suficiente?

Ambos la vieron fingiendo que no sabían de lo que hablaba.

—¿A qué te refieres?

—No había nada que ver.

—Ay, por favor, vi cómo la miraban.

—Bueno, pues yo sí me deleité la mirada —aceptó Erick—. Es mi tipo. Lástima que no le guste.

Eva lo ignoró.

—Lo noté —le dijo a Víctor, entrecerrando los ojos. El chico bajó la mirada, apenado—. Pero te la dejaré pasar, total, sé que no le gustas a ella, además tú me tuviste que ver con Carlos, así que no importa.

—Admito que se ve bien, pero no es tan hermosa como tú.

Eva juntó su frente con la de él.

—Ya, déjalo.

—Dejen sus cursilerías, ¿sí? —Se entrometió Erick—. Me van a hacer vomitar.

—¿No que nos querías juntos?

—Era más divertido cuando lo rechazabas —masculló.

Amanda salió del probador y se dirigió hacia Lily para pagar el vestido. Ahora que había conseguido qué ponerse para la cena con su familia, tenía muchas cosas más en qué pensar.


***


Por primera vez en su vida, Amanda no estaba feliz de que fuera sábado. Mientras sus padres iban con sus dos hermanos menores a buscar a su familia al aeropuerto, Amanda se excusó de ir diciendo que debía arreglarse bien para recibir a todos. Cuando se miró en el espejo, se sintió mal. Quería que su familia la aceptara tal cual era y lo que estaba haciendo era un vil engaño tanto para ella como para sus parientes.

No tardaron mucho en llegar. En cuanto entró la abuela con sus tíos y sus primos, bajó a saludar a todos.

—¡Abuela! —Corrió a abrazarla.

—Hola, Amanda, ¡cómo has crecido! Y eres tan hermosa.

—Gracias, abue.

—¿Y dónde está tu novio?

— Todavía no llega —rio con falsedad. En ese momento escucharon el timbre—. Ah, debe ser él.

En seguida abrió para recibir al chico. Decidió ir con una camisa de vestir y un pantalón negro, se veía muy elegante.

—Hola, Erick.

Por la mirada que le dio, el chico supo que su amiga no la estaba pasando bien. En seguida lo pasó para presentarlo a toda su familia. Con la primera que se habló fue con la mamá de la chica.

—Mucho gusto, mi nombre es Erick. —Le tendió la mano.

—El gusto es mío. Soy Esther.

El joven se portó atento y muy educado con todos, y todas las mujeres de su familia quedaron encantadas.

—¡Qué muchacho tan considerado! —Dio la aprobación su tía política.

—Sí, ¿verdad? —Dijo la madre de la joven.

Mientras tanto sus primas, hijas del hermano de su mamá, que tenían una edad aproximada a la suya, comenzaron a murmurar entre ellas, ignorando a su hermano menor y a los de Amanda, que estaban jugando y corriendo dentro de la casa.

—¿No que según Amanda era lesbiana?

—Dice mi mamá que era una etapa, que andaba desubicada.

Amanda escuchó a las chicas decir eso, así que bajó la mirada. Por suerte Erick, que estaba con ella y también oyó esos comentarios, tomó su mano con fuerza para demostrarle su apoyo.

Después de platicar un rato, todos se dirigieron al comedor para cenar. Las conversaciones iban en comentar lo que habían logrado. En un momento empezaron a hablar de sus hijos, en especial las chicas porque eran más grandes de edad. Carla, la prima de en medio, había ganado un concurso de ajedrez, y Jessica, que era de la misma edad de Amanda, llevaba las mejores calificaciones y ya estaba metiendo solicitudes para la universidad, pues quería ser doctora.

—¿Tú qué piensas estudiar, Amanda? —Le preguntó su abuela.

—Me gustaría estudiar administración —explicó.

—Qué bien —murmuró su tío—. ¿Y tú, Erick?

—Hasta ahorita no me llama la atención nada —dijo con indiferencia. Notó que los familiares de su amiga lo vieron con pasmo. «Agh, que debo ser el novio perfecto» recordó—. Digo, es que en realidad me llaman la atención muchas cosas, pero de todas no he encontrado la que más me apasiona. Por ejemplo, cuando en verdad le echo ganas, soy bueno en Física, nada más que a veces no me gusta hacer las tareas y... —«¿Qué estoy diciendo?»—. El punto es que soy bueno en muchas cosas, pero tengo que encontrar qué es lo que más me gusta. A mi hermana le gusta la política, como a mi padre, aunque también es buena en eso de moda, al igual que mi mamá. A mí, por el contrario, me gustan las leyes y todo eso pero no me apasionan.

—Ah, tu padre es político —comentó el padre de Amanda—. ¿Quién es?

—Se llama Ernesto.

—¿Ernesto qué?

—Quintana.

Los padres de Amanda parecieron sorprenderse.

—¿Tu padre es Ernesto Quintana?

—Sí —asintió. No pudo ser grosero ni sarcástico.

—Entonces tu madre es Antonia Huerta, ¿no?

—Sí —repitió.

Amanda tragó grueso. «Oh, ahora que saben que es millonario más les gustará que sea mi novio. ¿Cómo los enfrentaré?». Después de la cena, le dijo a Erick que la siguiera al pasillo, donde no había nadie más.

—Erick, mi familia te está amando.

—Ah, esa es la idea, ¿no?

—No, ahora que ya saben quiénes son tus padres, les agrada más la idea de que seas mi novio. Te quieren por interés. Yo te quiero así seas un cerdo.

—¿Y qué quieres que haga?

—Sé sarcástico y grosero, así como estás acostumbrado.

—¿Segura?

—Sí. Total, así te quiero yo.

—Está bien, pues en ese caso, seré peor que siempre —dijo acariciando su cabello con brusquedad para despeinarla.

—¡No así de brusco, estúpido! —Se quejó, alaciando su cabello con las manos—. ¡Tanto que me tardé en hacerme mi coleta!

Al escuchar el escándalo, los padres de la chica se asomaron al pasillo.

—¿Qué pasa?

—¡Amanda! —Exclamó Esther—. ¿Qué le haces? —Se dirigió a Erick.

—Estamos jugando, así siempre le hacemos, ¿o no, güey? —Le preguntó a la pelirroja.

Los señores lo vieron con estupefacción. «Se está pasando» pensó Amanda. El resto de la noche, Erick comenzó a ser más sarcástico que de costumbre. Incluso ignoró a la tía de Amanda cuando le preguntó algo. Todos se quedaron pensando qué mosquito le había picado para que empezara a actuar así. Cuando Erick fue al baño, toda su familia empezó a interrogarla.

—Amanda, ¿ese chico siempre es así? —Le preguntó su abuelita.

—Al principio parecía muy educado, pero ahora...

—Será muy guapo y todo pero es un grosero —dijo Jessica molesta de que hubiera ignorado a su mamá.

Amanda los miró con aflicción. Se sentía mal por mentirles y se sentía mal consigo misma por haberse prestado a esa situación. En el momento en que apareció Erick, se puso junto a él.

—Él no es así —dijo tocando el hombro de su amigo—. Bueno, sí es, pero no tanto, está fingiendo ser más grosero que de costumbre.

Todos, incluso sus hermanos y su primito, los vieron con curiosidad. «Les va a decir» pensó Erick, expectante como los demás.

—¿Por qué habría de hacerlo?

—¡Porque yo también estoy fingiendo! —Aceptó, levantando la mirada para enfrentar a todos—. Erick no es mi novio.

—¿No? —Preguntó Carla.

—¡No! Yo no tengo novio, ni he tenido, ¡porque no me gustan los chicos! —Dijo con tono de voz fuerte—. ¿Por qué no pueden aceptarlo? ¿Por qué no me quieren? — Preguntó mientras sus ojos se empezaban a llenar de lágrimas. En seguida soltó un sollozo fuerte y se fue corriendo. La chica salió por atrás y se escuchó cómo se azotaba la puerta.

—¡Amanda! —Gritó Erick y salió corriendo tras ella. Volvieron a escuchar la puerta trasera abrirse y cerrarse.

Los que se quedaron en la sala de estar se vieron unos a otros sin poder creer lo que había pasado.

—¿No que era una etapa? —Murmuró Carla.

—Cállate —le dijo Jessica.


***


Después de darles un momento de privacidad, Esther salió al patio trasero. Vio a ambos jóvenes sentados en una banca de madera que tenían. Su hija lloraba desconsoladamente mientras su amigo le acariciaba la espalda para consolarla.

—Ya, ya, todo estará bien, tienes mi apoyo, ¿qué importa lo que digan ellos?

—¡Me importa! —Sollozó—. Son mi familia.

Esther se acercó más y ambos levantaron la mirada. Amanda lloriqueó y se abrazó aún más de Erick.

—Amanda, sé que quieres estar sola —dijo su madre con voz suave—, pero quiero que sepas que cuando tú lo decidas podrás hablar con tu padre y conmigo. Hace rato dijiste que no te queremos, cariño. Quiero que sepas que nosotros te amamos. Toda tu familia lo hace. No lo olvides, ¿sí?

Amanda, sin dejar de llorar, asintió con la cabeza. Intentó sonreír. Esther acarició su cabello y decidió dejarla con Erick para que se desahogara.

—Ya ves, todo pasará —dijo el chico dándole ánimos—. Al menos a ti te dicen que te aman, a mí no.

Ella, en medio del llanto, rio un poco.

—Eres único, Quintana.

—Lo sé, lo sé. Soy increíble —dijo para volver a hacerla reír.


¡Hola, espero que estén bien!

¿Y bien? ¿Qué opinan del capítulo? Sé que a muchos les gusta la amistad de Erick y Amanda, así que espero que lo hayan disfrutado.

Ya saben que me ayudan mucho con sus votitos y comentarios, por lo menos para saber si ls está gustando la historia.

En el siguiente capítulo hay un personaje que tomará más relevancia, ya lo había dicho con anterioridad que es un personaje importante pero me adelanté mucho, en el que sigue sí veremos más. ¿Quién creen que sea? :3

¡Nos vemos pronto! 









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