Capítulo 14.

Ese fin de semana, Ariana se la pasó reposando. Como no fue muy grave, no necesitó muletas para caminar, pero sí lo hacía con mucho cuidado. Víctor, al verla llegar, se dirigió a ella.

—¿Ahora qué te pasó? —Le preguntó, pues ella por mensaje le comentó que no podría entrenar.

—Traigo una suerte de perros —se quejó—. Me torcí el tobillo el viernes y no podré practicar en esta semana.

—Mmm, qué mal.

—Para colmo me la pasé tragando helado todo el fin de semana.

—¿Y eso qué tiene de malo?

—Que no lo debo hacer.

—Vamos, si tú siempre te cuidas, está bien comer chatarra de vez en cuando —dijo rodeándola con el brazo. En seguida le tronó un beso en la mejilla, acto que la hizo reír—. Eres muy guapa.

—Gracias, Víctor —le sonrió—. Tú eres un gran amigo.

—¿Me acabas de mandar a la friendzone? —Se hizo el indignado. Ariana se carcajeó al escuchar eso.

—Pues sí.

—¡Qué mala...! —En ese momento la morena sintió que su amigo se tensó, así que volteó hacia donde estaba viendo él y también se puso incómoda al notar a Eva a unos metros de ellos. La chica, que los estaba mirando con fijeza sin ninguna expresión, se volteó en seguida y caminó hacia otro lado—. Es tan hermosa —suspiró Víctor mientras dejaba de abrazar a su amiga.

—Lo siento, Víctor, no sabía que ella estaba allí, si no te hubiera avisado.

—No es tu culpa, no te preocupes —le sonrió—. Además ella y yo no somos nada.

—¿No quieres regresar con ella?

—Por supuesto que sí, pero ella tiene novio ahora, además ya me estoy resignando a la idea de que ya no me quiere.

—Bueno, no sé, es extraña —le dijo, recordando la vez que le mencionó a Eva que perdería al rubio y ella no pudo responderle nada—. Digo, está bien que no te hagas ilusiones, pero no te puedo asegurar nada, no conozco la mente de esa chica.

—Me gustaría saber qué piensa.

—Sí, bueno, probablemente no piense cosas muy agradables, pero de ti tal vez sí.


***


En la hora del receso, Ariana se encontraba en el pasillo explicándole a Ximena cómo sería la práctica de esa tarde, cuando notaron que el novio de Eva y su amigo estaban conversando. Ellos, que no prestaron atención a las chicas, empezaron a hablar de su amiga.

—Es que no lo entiendo, siempre que quiero hablar con Silvia, ella me evita, y no tengo idea de por qué.

—Bueno —dijo el moreno—, a mí no me evita pero no me habla como antes.

Ximena y Ariana dejaron de lado su conversación para oírlos. De pronto, la chica de cabellos claros llamó la atención de su amiga. Como Ariana ya le había contado que escuchó a Eva insultando a la amiga de su novio, entendió todo a la perfección.

—¡Aaah! —Exclamó—. Es el novio de Eva, y dice que su amiga no le habla —le susurró a Ariana—. De seguro es la chica que insultó la méndiga esa.

—Sí, eso es obvio.

—Y ya no le habla porque sigue siendo novio de Eva.

—Sí.

—Dile.

—¿Qué? Nooo.

—Dile, para que sepa por qué su amiga no le habla.

—No me incumbe, no le pienso decir nada, que él se dé cuenta.

—Pero si no le dices ella ya no le va a hablar —dijo poniendo cara de perrito triste y mirándola a los ojos—. Y se terminará una linda amistad por culpa de esa arpía.

—No creo que deba meterme. —Ariana se tocó el cuello con incomodidad.

—Dile, dile, dile...

—¡Ximena!

—¿Qué? Es que ya sabes que me identifico, cuando ella salía con Víctor, él se alejó un poco de mí. Le encanta arruinar todo.

—Pero...

En ese momento la castaña le habló a Carlos.

—¡Hey, tú, novio de Eva! —Exclamó—. ¡Ven! —El chico puso cara de confusión y se señaló a sí mismo, como diciendo: «¿yo?»—. Sí, tú, ni modo que quién, o cuántos novios tiene esa...

—¡Ximena! —Le reclamó Ariana.

Jaime también se iba a acercar, pero Ximena lo detuvo.

—No, tú no, chico, solo el novio de Eva, es que es algo confidencial.

Ariana le dio un codazo mientras Jaime rodaba los ojos. Cuando Carlos se aproximó a ellas, Ximena era la que se veía más exaltada.

—¿Qué pasa? —Preguntó extrañado de que esas chicas, que nunca le habían hablado antes, lo llamaran.

—Ariana tiene que decirte algo.

Carlos miró a la morena, esperando a que hablara.

—Emmm... Bueno, es que...

—¿Sí?

—¡Es algo de tu amiga y del porqué no te habla! —Exclamó Ximena dando saltitos.

—¿Qué? ¿Silvia? ¿Qué sabes de Silvia? —Le preguntó a Ariana con más interés.

—Dile, dile —repetía Ximena.

—No quiero meter cizaña pero es por culpa de Eva que tu amiga no te habla.

—¿Qué? ¿Por qué?

—Es que es obvio que tu amiga está enamorada de ti...

—¡¿En serio?! —Preguntó con asombro. Ya había varias personas que se lo decían, pero que Ariana, que no lo conocía ni trataba con él, se lo comentara sí lo sorprendió, pues ella no tenía por qué mentir con algo así.

—Sí, bueno, ¿en serio no sabías?

Él negó con la cabeza.

—Ah... Es que sí es obvio.

—Sí —concordó Ximena.

—Bueno, ¿pero qué tiene que ver Eva en todo eso?

—Es que ella le dijo a tu amiga que está en la friendzone por gorda —dijo apenada.

—¡Le dijo manatí! —Exclamó Ximena—. Algo de que ella es una sirena y tu amiga un manatí y que no quería que te hablara más.

—¡¿Qué?! ¡¿Es en serio?! —Las vio con gravedad.

—Sí —aceptó Ximena—. No tendríamos por qué mentirte en esto, a nosotras no nos afecta, solo te dijimos para que supieras con qué clase de persona sales.

Carlos en ese momento puso expresión de furia, pero respiró para tranquilizarse un poco.

—Gracias —les dijo con tono serio. Segundos después se alejó de allí.

Una vez que estuvo lejos, Ximena habló, mirando a su amiga.

—¿Viste la cara que puso? Tú quieres ver el mundo arder, ¿verdad?

Ariana puso cara de indignación, como diciendo «si tú fuiste la que provocó todo eso», pero ya no atinó a decir nada.


***


Carlos ya no vio a Eva el resto del receso y en clases no podía hablar con ella, así que al finalizar la escuela, se dirigió a la chica.

—Tenemos que hablar —dijo con tono serio y enojado. Ella lo atribuyó al estrés por las tareas y trabajos pesados que les encargaron esos últimos días.

Eva le sonrió.

—Sí, Carlos, yo también tengo algo que decirte... —Al ver que él no cambiaba su semblante molesto, lo miró con fijeza—. ¿Pasa algo? ¿Estás bien?

—Sí, pero necesito hablar contigo en un lugar donde no haya más gente —explicó.

Ella lo siguió sin decir nada, sin embargo le parecía extraña su actitud y no le gustó que le hablara con ese tono.

—¿Carlos, qué pasa? —Preguntó una vez que estuvieron solos en un pasillo.

—Ya no quiero ser tu novio. Terminamos —dijo con simpleza.

Eva lo miró con estupefacción.

—¿Qué dijiste?

—Lo que oíste. Terminamos.

—¿Es en serio? —Preguntó, aún sin creerlo. Él asintió con la cabeza—. Pero... ¿Por qué? —Quiso saber.

—Me enteré de que insultaste a mi amiga diciéndole manatí. Además eres muy demandante, no quiero seguir contigo.

A Eva le costó unos segundos asimilar la situación, pero cuando lo hizo, apretó los puños y frunció el entrecejo.

—¡Pues vete con tu gorda! —Exclamó—. ¡Pero que te quede claro, imbécil, no vas a tener en tu maldita vida una novia mejor que yo! —Lo señaló con el dedo índice.

—Sí, como digas.

En ese momento Eva comenzó a buscar algo en su bolsa. En seguida lo encontró y sacó los boletos para el concierto de StuffRunk.

—¡Mira lo que tenía para ti! —Se los restregó en la cara. Ahora fue Carlos el que puso cara de asombro—. ¡Primera fila, asientos VIP! ¡Y mira lo que les pasa! —Los rasgó a la mitad, y volvió a romperlos en pedazos en su cara. Cuando terminó, los aventó al suelo. Pudo ver la expresión de abatimiento y enojo de su, ahora, exnovio—. Recógelos —le dijo sonriendo con cinismo—, si los pegas con cinta puede que te los acepten —agregó con tono de falsa inocencia mientras colocaba las manos en su cintura.

Carlos la miró muy enojado. «Agh, la tentación es grande, pero no me quiero humillar frente a Eva» pensó. Sabía lo que quería hacer, que se agachara frente a ella para demostrar su superioridad, que él era el que tenía que inclinarse ante ella para tomar los boletos que ella misma había comprado y roto. ¿Humillarse o no humillarse? He ahí el dilema. Solo ver su duda fue una satisfacción para la chica y Carlos lo notó.

—¿Qué esperas? Recógelos para que vayas con tu pequeño manatí.

Él la miró de mala manera, se dio la media vuelta y se alejó.


***


Eva pudo alcanzar a su hermano, que ya estaba a punto de irse con Amanda. Se subió en el auto y los otros dos notaron su mal humor.

—¿Ahora qué te pasó?

—¡Cállate! —Bramó.

Pero claro, las cosas no se quedaron así. En el camino ya no dijo nada, por miedo a que le metiera un golpe y provocara un accidente, pero una vez que llegaron a su casa, Erick comenzó a bombardearla con preguntas.

—¿Qué te hicieron? ¿Te encontraste a Víctor al final de las clases? ¿O será por lo que viste esta mañana? Porque cuando llegamos yo lo vi dándole un beso en la mejilla a Ariana, y digo, eso no te tendría que afectar pero con lo que me dijiste el otro día...

—¡Cállate! ¡Víctor no tiene nada que ver!

Amanda, que caminaba atrás de ellos, estaba calladita.

—¿Entonces?

—El estúpido Carlos me terminó —aceptó. Tanto Amanda como Erick pusieron cara de sorpresa—. ¡Ahora cállate!

En seguida se arrepintió de haberlo dicho, pues sabía que su hermano no se callaría.

—¿Qué? ¿Por qué? ¿Se dio cuenta de que salías con él para subir de calificaciones?

—¡No salí con él por eso! Aunque ahora no importa, diré que sí fue eso. —Se cruzó de brazos.

—¿Pero por qué fue? —Se le salió preguntar a Amanda. Ambos hermanos, que habían olvidado su presencia, la voltearon a ver. Una súper enojada y el otro apoyando su pregunta.

—Es un idiota, sólo me terminó porque le dije gorda a su amiga. ¡Qué exagerado!

Erick se quedó pensativo.

—No es solo su amiga.

—¿Eh?

—Mira, si un chico tiene una novia que quiere mucho, y esa novia insulta a su mejor amiga, el tipo no termina a su chica. De seguro que él siente algo por ella y por eso te terminó.

—Oh, bueno, pues que se quede con ella, son igual de estúpidos, tal para cual...

—Además eres muy demandante —agregó su hermano sin prestar atención a lo último que decía—, el único que te puede soportar sin quejarse es Víctor, deberías regresar con él.

—¿Por qué lo defiendes tanto? —Se cruzó de brazos—. ¿No será que tú eres el que está enamorado de él?

—Solo lo digo por ti, tonta, no es que me importe con quien andes.

—Pues tú anda con tu amiga. —Señaló a Amanda—. ¿Qué esperan?

—Emmm... —Volvió a hablar la pelirroja—. No es por nada pero no me gustan los hombres.

—¡Pues ahí está! —Exclamó Eva—. Quedarían perfectos porque ni es hombre. —Señaló a Erick.

El chico iba a responder su insulto, pero Amanda prefirió decir algo antes.

—No, prefiero a las princesitas caprichosas como tú, esas me prenden más.

Erick se soltó a las risas y Eva la fulminó con la mirada.

—¿Quieres morir? —La pelirroja negó con la cabeza—. Pues cá-lla-te. —Se dio la media vuelta y se dirigió a su cuarto.

Una vez que estuvieron solos, Amanda y Erick se vieron a los ojos.

—Está fúrica.

—Es normal. Nunca la habían terminado antes —explicó el chico—. Pero ni modo, siempre hay una primera vez.



¡Yay! Iba a actualizar el sábado pero una lectora me pidió que actualizara antes y pues aquí está.

Presiento que este capítulo les va a gustar mucho porque a varios no les cae bien Eva, a pesar de que es una de mis protagonistas favoritas xD

Si les gustó dejen su estrellita y espero ver muchos comentarios, me animan muchísimo porque sé que están ahí y les gusta la historia.

¡Gracias por su apoyo, nos vemos pronto!




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