Capítulo 12.
El día viernes, Carlos regresó a clases. Maldijo en voz baja cuando la profesora de historia puso el examen más difícil de lo que había esperado. No había podido estudiar muy bien, primero por llevar a cenar a Eva, y segundo porque se enfermó y no pudo repasar. Lo peor era que tampoco se podía sacar de la cabeza la acción ni las palabras de Silvia cuando estuvo cuidándolo.
En la hora del receso Eva, que no se había acercado a él en la mañana porque estaba con sus amigos, en lugar de saludarlo, le recriminó.
—Ya era hora de que llegaras —dijo—, estuve comiendo sola estos días.
—No falté porque haya querido, Eva, me enfermé.
—Sí, ya sé... —En seguida tomó la pera que él había llevado para comer y le dio un mordisco—. Mejor hubieras traído una manzana — omentó después de pasarse el bocado.
Carlos frunció el ceño; decidió no responderle, pues siempre era lo mismo, él llevaba un alimento cual sea, ella le quitaba un poco y le decía que era mejor otra cosa, por ejemplo: si él llevaba galletas era mejor el pudín, si llevaba nueces eran mejores las almendras, la pizza con piña era asquerosa, era mucho mejor la de pepperoni, etcétera. Para no seguir pensando en eso, quiso sacar un tema de conversación.
—¿Escuchaste la nueva canción de StuffRunk?
Eva siguió jugando y lo ignoró, así que repitió la pregunta.
—¿Qué? —Respondió mirándolo—. Ah, no, al rato la escucho —dijo sin mucha importancia y siguió en su juego. Carlos se limitó a suspirar con aburrimiento.
***
Después de clases, Erick decidió llevar a Amanda a su casa para hacer otro maratón de películas. Por pura cortesía invitó a Eva, pues sabía que no sucedería nada con su amiga, pero ella se negó, excusándose y diciendo que tenía cosas que hacer. Una vez que estuvieron en su habitación, comenzaron a ver el catálogo de películas para escoger alguna.
—¿Qué quieres? ¿Una porno o una sangrienta?
Amanda rio de forma escandalosa.
—Sin duda una sangrienta. No me apetece ver porno contigo —se burló.
—¿Por qué no? —Alzó una ceja—. ¿No te parezco atractivo?
—Eres atractivo —aceptó—, pero hasta ahí. No te lo tomes personal, esto es con todos los chicos.
—Vamos, ¿no quieres experimentar?
—Amm... —Lo miró con duda—. Pero no significará nada más, ¿eh? No quiero que te hagas ilusiones.
Él se rio con burla.
—Lo mismo te digo. Nada más no quiero que después me golpees.
Ambos trataron de besarse apasionadamente, pero fue un rotundo desastre. Al principio no fue asqueroso, fue como besar a un mueble, pero cuando Erick quiso meter su lengua en la boca de la chica, ella se alejó con rapidez.
—No te lo tomes mal —dijo Amanda—, pero me pone más ver a tu hermana con falda.
—¡Ugh! —Exclamó Erick—. Le voy a decir.
—¡No! —Le dio un codazo—. Todavía no le tengo mucha confianza. Pero cuando ya le tenga yo misma le digo.
—Bueno, a vista del éxito no obtenido, vamos a ver vísceras salirse de su lugar.
—Sobres, pero antes quiero palomitas con mucha salsa, vamos a la cocina.
—No hace falta, le diré a una de las chicas que las traiga.
—De seguro están ocupadas; además no seas flojo, vamos nosotros.
—Agh, está bien.
***
Víctor se encontraba sentando enfrente de su escritorio, tratando de hacer la tarea de matemáticas. Al no pedirle la libreta a Carlos, se tenía que aplicar, pues si quería permanecer en el equipo debía sacar buenas calificaciones, y no confiaba mucho en las capacidades de sus compañeros de basquetbol para pedirles la copia. Aprovechando que compartía el mismo profesor con Ariana, le mandó un mensaje, preguntándole cómo había hecho para resolver el ejercicio cinco, a lo que ella le mandó la foto del problema resuelto, aconsejándole antes que lo analizara, cosa que sí hizo, pues no quería reprobar. «¿Para qué me va a servir despejar esa maldita z? Si ya tenía suficiente con las x's y y's, como para que ahora metieran otra incógnita» pensó molesto. Decidió despejarse un poco, así que fue a la habitación de sus hermanas, unas gemelitas de doce años que se la pasaban jugando con el celular.
—¡Lila, Nina, dejen esos celulares! —Las regañó—. Váyanse a jugar al patio o hacer algo de deporte como los niños normales.
Las gemelas adoraban a su hermano mayor y lo admiraban mucho, pero a diferencia de él, no les gustaba jugar afuera porque se ensuciaban.
—No queremos —se quejó Nina.
—Sí, Víctor, afuera está muy feo.
—Además eso hacían los niños normales de tu época.
—Nosotras hacemos lo que los niños normales hacen en la nuestra.
Víctor rodó los ojos.
—Vamos, no sean así, tenemos una cesta de basquetbol en el patio, vayan a jugar.
—¡Pero no sabemos!
—Yo les enseño, ¿quieren?
—¡¿En serio quieres pasar tiempo con nosotras?! —Exclamó Lila.
—Sí, chicas, por supuesto. No es que no quiera estar en casa, pero tengo muchas actividades. Pero prometo pasar más tiempo con ustedes, ¿les parece?
—¡Síiii! —Exclamaron las dos al mismo tiempo.
Después de estar practicando encestar en el aro, una de las gemelas se acercó a su hermano.
—Oye, Víctor, ¿cómo está tu novia? —Preguntó.
«Mierda» pensó él. Conocieron a Eva una vez que ella quería ir al cine, pero el rubio se tuvo que negar porque sus padres saldrían y tenía que quedarse en casa para cuidar a sus hermanas. La chica decidió acompañarlo y se entretuvo jugando un juego de mesa con las gemelas mientras él les preparaba la cena.
—Sí —concordó la otra—, ¿cómo está? ¿Sigue siendo animadora? ¡Ya no la has traído!
—¡Es tan bonita!
—¡Lo sé! Quiero ser como ella.
—¡Yo igual!
Las gemelas supusieron que Eva seguía siendo novia de su hermano, ya que él tenía una foto de ambos en su buró.
—Eva ya no es mi novia —decidió decirles la verdad, pero se arrepintió cuando vio la expresión triste de ambas.
—¿Por qué? —Preguntaron al mismo tiempo.
—Decidimos darnos un tiempo —mintió, pues no quería decirles que ella lo dejó de la nada para que no se pusieran más afligidas.
—Aah. ¿Pero sigues hablando con ella?
—Sí, algo así.
—¿Son amigos?
—Bueno, sí. —Volvió a mentir.
—¿Cómo la conociste? —Preguntó Nina.
«Joder, y así quieren que la supere» pensó.
—Bueno, recuerdo que, cuando la vi por primera vez, me pareció la chica más hermosa que había conocido —calló porque las gemelas murmuraron un «aw»—. Después la traté más y me di cuenta de que no me había equivocado, es preciosa tanto por dentro como por fuera, sólo que últimamente ha estado algo... extraña.
—¿Cómo?
—Sí, ¿cómo? ¿Así como cuando Lila se pone rara cuando la pasan frente al pizarrón y empieza a balbucear cosas sin sentido?
—¡Nina!
Víctor soltó una risotada.
—No, es diferente. Pero no ha querido hablarme de ello.
—Ah, qué mal.
—Sí, qué mal. Tal vez esté pasado por algo difícil.
—Eso me temo —murmuró Víctor—. Pero bueno, ya es tarde y debo terminar mi tarea, así que vayan y métanse a bañar —les ordenó.
—Sí, hermano. La última en llegar es un huevo podrido —dijo Nina y se echó a correr.
—¡Oye, tramposa! —Se quejó Lila corriendo tras ella.
Víctor sonrió al ver a sus hermanas entrar a su casa, pero su sonrisa desapareció al recordar que aún tenía que despejar esa maldita z.
***
La siguiente semana entregaron los resultados del examen de historia. Carlos se desanimó un poco al ver que había sacado un ocho, ya que siempre acostumbraba ser de diez.
—Oh, a mis padres les extrañará esto —comentó a sus amigos.
—Carlos, tú eres muy inteligente, una calificación no te define. —Quiso animarlo Silvia.
—Lo sé —sonrió con falta de energía—. Es sólo que... bueno, no importa...
Silvia miró a su amigo con tristeza, pero en seguida ese sentimiento cambió a uno de enojo hacia Eva, pues sabía que todo eso fue por su culpa. En ese momento le entró una idea descabellada en la cabeza; una parte de ella la descartó pero otra parte, la impulsividad que hasta ese momento tenía reprimida, le hizo sentir que no estaría a gusto hasta que la cometiera. Sus amigos la notaron un poco apagada, pero cuando le preguntaron, respondió que solamente estaba cansada. «Ella no estaba así en la mañana» pensó Carlos con preocupación.
—Silvia, ¿en serio estás bien?
—Sí. —Trató de sonreír pero no le salió.
En ese momento la rubia vio que Eva, que se encontraba con su hermano, salió de la cafetería, así que decidió seguirla. Se excusó con sus amigos diciendo que iba al baño. Una vez fuera, notó que la novia de su amigo estaba alejándose, así que la detuvo, pues sabía que si se apartaba más, no iba a poder decirle nada.
—¡Eva! —Exclamó, caminando hacia ella—. ¡Eva!
La chica detuvo su paso y volteó hacia la persona que la llamaba. Se sorprendió de ver frente a ella a la amiga de Carlos.
—Vaya, no me lo esperaba. ¿Qué quieres? —Dijo con tono aburrido.
—Eva, yo... —Contuvo el aire, pero luego de unos segundos lo expulsó—. Quiero decirte algo —dijo finalmente.
—¿Qué? Estás haciéndome perder el tiempo —se quejó.
—Eva, solo te pido que si quieres a Carlos, aunque sea un poquito, lo dejes ser feliz con alguien que lo ame.
La chica de cabello oscuro alzó una ceja y la miró queriendo darle a entender que por su cabeza rondaba la pregunta «¿es en serio?».
—Eva, por tus comportamientos con Carlos, sé que no lo amas. Puede que sí lo quieras, pero no estás enamorada de él. Por favor —juntó sus manos—, déjalo ser feliz, deja que esté con una persona que lo ame y lo acepte tal cual es y no quiera cambiar su esencia.
—¿Tú lo amas? —Preguntó luego de unos segundos de silencio que a Silvia le parecieron eternos.
—Sí —aceptó—. Y sé que tú no.
—Oye, niña —dijo Eva entre dientes—, no tenía idea de lo estúpida que eres hasta ahora, ¿pero en serio te atreves a venir a decirme esto? ¡Yo soy su novia! —Exclamó—. No lo voy a dejar porque tú me lo digas. ¡Es la primera vez que veo algo así! Que la amiga que está en la friendzone le diga a la novia del chico que lo deje, por favor —se burló—. Eres tan inocente que hasta me asqueas.
—No te digo que lo hagas, solo que recapacites —dijo Silvia. En ningún momento flaqueó ni quiso demostrarle debilidad. «Esta chica no es importante, no es importante» pensó para tratar de controlar los nervios y la turbación que sentía al encontrarse cerca de ella.
—Mira, pequeño manatí, yo soy la novia y tú estás en la friendzone por gorda, si tanto lo quieres, baja unos cuantos kilos y quítamelo —propuso Eva como una solución. Silvia la miró estupefacta—. Puede que tengas razón, pero no lo voy a terminar. Quítamelo y así ganarás aunque sea un poquito de mi respeto, pero hazlo cuando seas sirena porque de manatí no te va a hacer caso —le sonrió con crueldad.
A pesar de haberse dicho que esa chica no era importante, Silvia sintió como si le hubiesen dado una bofetada, sus ojos comenzaron a arder y empezó a respirar con dificultad; en el momento en que sintió las lágrimas resbalando por sus mejillas, se alejó corriendo al baño para soltarse a llorar. Eva, todavía divertida por la situación, negó con la cabeza como si la rubia no tuviese remedio. En ese momento escuchó una voz que le parecía aún más fastidiosa.
—Eres una perra. —Escuchó a Ariana.
—¿Qué oíste?
—Lo suficiente como para saber que eres una arpía. No sé cómo Víctor te defiende tanto.
Eva frunció el entrecejo.
—Métete en tus asuntos.
—Esa chica tiene razón, tú no amas al pobre chico.
—No, pero me gusta —aceptó—. No siempre estás de novio con alguien que amas, pero sí tiene que tener algo que te agrade, si no pregúntale a Erick por qué salió contigo. Él no te amó nunca, pero sí le gustaste en su momento.
Ariana apretó los puños.
—Eres cruel. Hiciste llorar a esa pobre chica que nunca se mete con nadie, y lo peor es que la llamaste gorda, tú fuiste capitana de las animadoras, sabes lo mucho que les cuesta a algunas mantener el peso para ser parte del equipo...
—No viene al caso. Y no fui cruel. —Se encogió de hombros—. Me contuve porque sé que es una estúpida que aún cree que hay chicos que se fijan en los sentimientos y esas cosas. Siendo sinceras, tengo la idea de que Carlos, aunque sea un niño tierno y todo eso, solo se fijó en mí por mi físico.
—Eso crees tú porque eres frívola y crees que todo el mundo es como tú —masculló—. Deberías hacerle caso a esa niña y dejar a tu novio. Lo peor es que no es al único que estás afectado, tú no tienes idea de cómo se siente Víctor respecto a ti.
Eva la miró desafiante.
—¿En serio te crees eso de que le importo?
—Vamos —rio sarcástica—. Siempre ha querido hablar contigo y, al igual que tu estúpido hermano, te niegas a dar una explicación decente; y bueno, Erick no me sorprende, no es secreto para nadie que él no me quería, ¿pero qué hay de ti? Tú sabes que Víctor tiene un gran corazón y que, a pesar de que no le encuentro sentido, aún te quiere. Deberías aprovechar eso, no sea que cuando te des cuenta ya sea demasiado tarde y lo pierdas para siempre.
Eva abrió la boca para responder alguna palabra mordaz pero no salió nada de sus labios, así que solo se dio la media vuelta y se alejó con paso rápido.
Vaya, creo que en este capítulo se ve un lado muy desagradable de Eva pero bueno, si ya han leído otras de mis historias saben que mis protagonistas a veces suelen ser muy mala onda 😅 cof, cof, Valeria, cof, cof, Estrella, cof, cof, Dana...
¿Opiniones?
Recuerden que si les gustó el capítulo me ayudan muchísimo con sus votos y comentarios :3
¡Y ya conocemos más a los personajes! A partir de este momento pueden ir deduciendo el rumbo que va a tomar la historia.
¿Les cuento un secreto? Uno de mis personajes favoritos de esta historia es Víctor, ¿a estas alturas ustedes ya tienen cuál es su favorito?
¡Nos vemos pronto!
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top