Capítulo 2 "Riesgos y dudas"


—Llama a la policía.

—Lo pensé Sussy, pero es la única evidencia que hay, además no sabes a que se refiere, puede significar muchas cosas.

—Pero el hecho de no tener remitente hace que sea peligroso el asunto.

—Susanna es solo una nota, además tengo cosas más importantes en que pensar.

—Es cierto, hoy no llegaste en tu carro ¿Se descompuso?

—No, me lo castigaron.

—¿Qué hiciste ahora?

—Nada que no sea lo mío.

—¿Vas a participar en esa marcha?

—No, no es eso, simplemente hablé de más.

—¿Pero vas a ir a esa marcha?

—¡Claro que iré!

—luego porque te castigan, y yo que pensaba que me ibas a dar el aventón a la plaza —la rubia se recostó sobre la mesa.

Las dos jóvenes se encontraban en la cafetería de la universidad, ambas estaban en una hora muerta, al estar en diferentes carreras no se veían tan seguido como querían.

—¿Qué no tienes el proyecto en puerta? ¿Qué ibas a hacer en la plaza?

—¿Qué no me puedo desestresar? Con tosas las tareas y exámenes, necesito descansar un poco —Nathasha la miró duramente mientras ponía una mueca, era claro que Susanna mentía—, está bien, en realidad iba a quedar con un chico.

—¿Un chico? ¿Qué no terminaste con Will? ¿Volvieron?

—No, terminamos definitivamente y no hay solución para lo nuestro.

—¿Y ahora te vas a ver con alguien más?

—Sí.

—¿Se puede saber de quién se trata?

—No es de esta escuela.

—¿Lo conozco?

—No, ni yo a él.

—¡¿Qué?! —Nathasha casi escupe la galleta que estaba comiendo—, ¿Y cómo...?

—Por eso iré a conocerlo hoy.

—Susanna Hall, creo que es innecesario decirte lo peligroso e imprudente que es eso.

—Lo sé, pero ya estoy cansada de ser así, quiero más diversión en mi vida, no seremos las niñas buenas toda la vida.

—Pero ese no es el modo, no quiera emprender una aventura con alguien que no conoces.

—Llevo dos meses hablando en Tinder con él, se cuando estoy hablando con un psicópata y no es el caso, ya no soy una adolescente.

—Pero estas comportándote como una.

—Basta Nathasha, no me juzgues, es mi vida y haré lo que se me dé la gana.

—Pero eres mi amiga, ¡mi mejor amiga!, y es normal que me preocupé por ti.

—Si no lo hace mi padre, tu menos.

Nathasha se sintió mal por su amiga, sabía que la relación entre Susanna y su padre no era la mejor, pero no era el modo de expresar su enfado, no si su seguridad está en juego; por otro lado la rubia estaba cansada de que siempre le den ese tipo de mirada, decepción era lo que siempre provocaba a su alrededor y ya no podía luchar contra la seguridad de su amiga, pero nuevamente guardaría ese rencor hacia ella.

—Siento por volver incomoda la situación.

—Susan...

—Mejor dime ¿Tienes algún sospechoso? —dijo mientras señalaba la tarjeta.

Nathasha soltó un suspiro, no quería que su amiga sufriera más, pero si la rubia había cambiado de tema tan radical, no la iba a presionar.

—No, no tengo ningún sospechoso.

—¿Y sospechosa?

—¿Una mujer? No imagino porque una chica me quisiera asustar de este modo.

—¿Quizá alguien que te odia en secreto? Ya sabes, alguna amiga que no soporta tu vida perfecta llena de lujos y fiestas de sociedad —sin darse cuenta Susanna estaba hablando de ella y al percatarse de estar contando sus más oscuros secretos, deseó que Nathasha se diera cuenta y dejar de fingir al fin.

—No lo creó —la pelinegra dio otro mordisco a su galleta—, dudo que alguien envidie mi vida.

—No sabes qué tipo de víboras hay afuera.

—Pero si sé qué tipo de personas me rodean —Susanna sintió como su corazón daba un brinco mientras Nathasha le sonreía dulcemente—, y todas mis amistades son muy buenas personas, no creo que puedan albergar ese tipo de sentimientos hacia alguien.

Susanna sintió como un nudo se creaba en su pecho, la confianza que Nathasha le tenía era inocente y pura, causando una gran punzada de culpa en su interior, haciéndola solo asentir.

Ambas chicas se vieron salvadas por la hora, la universidad done asistían era solo un edificio, no era grande ni tan ostentoso como su madre hubiera querido. Nathasha pidió libertad de estudiar donde ella quería y aunque era de paga no era la que quería su madre, al menos estaba en el mismo continente. Las dos chicas tenían que irse a sus respectivas clases, por suerte era en el mismo piso.

—Estos momentos son valiosos

—Tienes razón —dijo la rubia aun impactada—, casi no nos vemos, al menos podemos subir las escaleras juntas.

Pasaron por la recepción del piso y saludaron a la secretaria, la cual hablaba con un joven repartidor.

—Señorita Nathasha.

La pelinegra volteó confundida—. Dígame.

—Recibió un paquete.

—Pensé que eso no estaba permitido aquí.

—No lo está, por ello necesita firmar de recibido, haremos una excepción por hoy, podrá recogerlo al final de clases.

—Claro —la chica miro al repartidor que solo sonreía, tenía una caja de color negro y terminación en mate, de unos 60 x 60 centímetros, estaba más confundida aun, firmo ansiosa de querer abrirla.

—Solo la señorita Nathasha la puede abrir —dijo el repartidor—, cualquier sello que encuentre roto y no fue usted quien lo hizo, repórtelo a la agencia.

La secretaria se sintió ofendida pero no lo demostró ¿Quién se creía ese chico para tomarla como una chismosa? Si tan solo no tuviera respeto a quien envió esa caja, no hubiera permitido mantenerla resguardada.

—Gracias, creo —dijo Nathasha un poco incomoda.

—Vaya a clases señorita, terminando puede pasar por ella.

—Gracias licenciada —Nath se marchó junto a Susanna.

La secretaria sonrió en dirección a las chicas y después su mirada se posó en la caja "—Vaya suerte te espera pequeña". —pensó, pues sabia quien la había mandado.

* * *

—Así que ella es Nathasha.

—Sí, me aseguré de seguir a la chica que describiste.

—¿Bueno y que tal?

—Esto no será nada fácil, pero sabes lo que opino de esto, mientras exista un beneficio para mí todo está en orden.

—Pero si es hermosa, lo dices muy desanimado.

—No es deslumbrante, ni un buen cuerpo tiene, es una simple y ordinaria chica.

—Espero no estés dudando.

—No lo hago, solo digo que no será fácil.

—Pues ella tampoco lo tiene sencillo y eso es lo mejor de todo.

—Por favor papá, ella es la que resulte afortunada de los dos.

—¿Tan seguro estas hijo?

—Claro que sí, lo veras dentro de seis días.

* * *

"Seis días más para verte"

Nathasha tomo más enserio estas dos notas, no quiso abrir la caja frente a Susanna causando más envidia por parte de esta, la pelinegra ajena a los sentimientos de su amiga, mantenía un mal presentimiento acerca del paquete. Cuando entró a su recamara dudo en abrirla, pero todo iba bien, unas hermosas rosas de varios colores adornaban la base de la caja, pero las cosas empeoraron al ver una tarjeta igual que la de ayer escrita en tinta plateada:

"Seis días más para verte"

Nathasha comenzó a analizar a fondo ambas notas, se notaba que pertenecían a la misma persona, ya que estaban escritas a mano, pero aun así era insuficiente para saber el remitente con solo eso.

La chica prefirió guardarse para si misma estos sucesos, sus padres lo estaban pasando más en estos momentos y después de la cena con la familia Wolfville solo habían empeorado. Casi no estaban presentes y cuando convivían con Nathasha la miraban tristemente, lo cual ella no entendía.

Si tan solo la chica tuviera más comunicación con sus padres, todo el pánico de Nathasha se hubiera desvanecido para ser suplantado con el rencor y quizá el odio; ya que las tarjetas y sus padres estaban relacionados en cierto punto.

* * *

Susanna aun no podía creer lo mojigata que puede llegar a ser Nathasha, cuando le platicó que quería más emoción en su vida, la trató como una zorra ¿Qué acaso está mal divertirse un poco? Si unas lo hacen ¿Por qué ella no?

A pesar de las advertencias de su amiga, Susanna decidió irse con el joven, pero ella sabía que el joven, es en realidad un señor de cuarenta y ocho años. A pesar de que Louis le dijo desde un principio su edad, ella decidió seguir adelante, aunque ni ella sabía el porqué.

—¿Susanna?

LA chica sorprendida giró hacia atrás topándose con un señor con traje gris—. Si

—Soy yo, Louis

Susanna sintió como su corazón se contraía, ya estaba aquí, ya era algo real y no una simple fantasía—. Ho-hola —dijo nerviosa

—Pensé que no vendrías

"—Aun puedes retractarte—". Dijo una voz en su interior que decidió ignorar—. ¿Por qué?

El señor la miro apenado—. Pues es una joven muy guapa

—Y usted un señor muy atractivo

—Gracias, pero...

—¿Es usted quien me va a rechazar?

—No me atrevería

—Entonces continuemos

—Claro —Susanna se puso de pie para colocarse a su lado, la emoción y la adrenalina la embargaban, Louis la miró sorprendido—, te invitare al mejor restaurante de la zona

—¡Qué bien! —disimulo su voz nerviosa—. Porque ya moría de hambre

Ambos caminaron hacia el restaurante, durante todo el día Susanna no dejaba de sentir esa emoción que creía necesitaba en su vida, por otro lado Louis, sentía que rejuvenecía con cada risa que le causaba a la rubia; sorprendido de que alguien como ella quisiera tener una cita con él.

Cuando acabaron de cenar el nerviosismo en la chica era notable.

—Fue un placer compartir el tiempo con usted —dijo Louis cordialmente.

—Lo mismo digo —Susanna no dejaba de imaginar cómo iba a continuar esto, ¿acabarían en un motel?, ¿En su casa?, ¿Estaría de acuerdo si se lo propone? Eran pregunta que hasta ahora no tenían respuesta positiva, pero tampoco negativa.

—¿Tienes cómo irte?

—¿Eh? —ella sentía como su corazón iba a mil por hora.

—A tu casa, ¿O quieres que te lleve?

Susanna no podía creer que Louis no tuviera planeado llevarla a la cama, parte ella se aliviaba de ello, pero también una gran parte se sentía decepcionada.

—No, gracias, pediré un UBER

—¿Esta segura?

—Si claro, no se preocupe

Louis le dio una calurosa sonrisa causando que algo dentro de Susanna brincara—. Espero no te moleste si me espero hasta que te vayas

—No, claro que no me molesta

Ambos salieron del restaurante, durante los diez minutos en los que esperaban su transporte, hablaban de su vida cotidiana.

—¿Por qué nunca se casó?

Louis le tomó de sorpresa aquella pregunta—. Pues, digamos que por el trabajo que tengo, las relaciones nunca se dieron, muchas mujeres no aceptan que su pareja pase más tiempo fuera de casa que en ella

—Es difícil pero no imposible

—¿En serio lo cree?

—Sí, también hay que dar de nuestra parte, y como pareja nuestro deber es apoyar en lo que se deba y si nos toca quedarnos en casa esperando, nos quedamos

Louis le sonrió— Me conmueve que digas lo que siempre he querido escuchar

El UBER que pidió Susanna hizo aparición, no sabía cómo despedirse de él, pues toda la cita no fue como ella imagino, ¿Un beso sería demasiado atrevido?

Louis la tomo de los hombros suavemente y la llevo hacia él, delicadamente le dejo un beso en el nacimiento del cabello—. Espero no sea la última vez que te vea

Los brazos de Louis eran grandes y cálidos, Susanna se quedó con los ojos abiertos entre sus brazos, sorprendida de la calidez que le brindaba solo logró profesar un "nos vemos"

Durante todo el trayecto a su casa, la rubia no podía dejar de pensar lo que ocurrió, ella iba con la intensión de una aventura y lo que consiguió fue que la tratara como princesa; aunque le agradaba la idea no podía de dejar esa decepción a un lado y fue cuando se dio cuenta; un fuego en su interior estaba por crecer y ella estaba dispuesta a ser consumida por él.

* * *

Al día siguiente Nathasha estaba asustada, no sabía qué hacer con las tarjetas, pero no quería preocupar a sus padres, así que decidió guardarlas en una caja que mantenía escondida desde que era una niña e intento hacer lo mismo con su pánico; las cosas estaban solo empeorando, ¿Qué haría si se trataba de un psicópata asesino?, ¿Qué iba a ocurrir al final de la cuenta regresiva?

La tercera nota llego a primera hora de la mañana, acompañada con un arreglo florar muy sutil pero elegante, desvió la atención de sus sirvientes al decir que un chico de la universidad estaba agradecido por ayudarlo en las materias bajas y como era algo normal de la chica, la noticia no llego a oídos de sus padres.

Nathasha aun podía leer la frase que estaba escrita e la tarjeta del arreglo.

"Cinco días más"

—¿Hija estas bien?

Nathasha desvió su mirada a la de su padre, la familia se encontraba en el comedor, aunque ninguno parecía estar ahí.

—S-si padre

—¿Escuchaste lo que te dije?

—Claro que si —aunque era mentira, no sabía en qué punto de la conversación se había quedado en sus pensamientos.

Su padre solo hizo una mueca al ver a su hija fijar nuevamente su miraba al plato.

Matías —susurró su esposa en dirección a él—, espero no rompas la condición de...

—Lo sé mujer, lo sé, es solo que... —Él soltó un suspiro de frustración—. Verla de ese modo hace que no apoye esa causa, ya tiene demasiadas preocupaciones en su escuela, solo mírala.

—Es la única forma

—Pero es mi hija y...

—Señor —anuncio el mayordomo haciendo que todos pusieran su atención a él

—Dime Johan

—El señor Wolfville lo espera en el despacho, quiere hablar con usted.

Nathasha nunca había visto tan pálido a su padre y sabía que no era buena señal, por su parte, su madre estaba sorprendida.

—Creí que estaban enemistados —dijo preocupada la pelinegra

—¿Pero qué dices princesa? —profeso su madre en tono molesto—. Nunca lo hemos estado, ¿Verdad Matías?

—Si —él apenas podía pronuncias palabra—, enseguida voy

Nathasha vio caminar a su padre con semblante preocupado, ella sabía muy bien que las cosas con los Wolfville no estaban bien, desde que Esteban rechazo a Clara Wolfville, esa familia no les podía ver ni en pintura; eran horribles las fiestas con ambas familias en ellas, las cosas se ponían incomodas y tensas.

—Me retiro —dijo Lucinda y fue a dirección al despacho.

Su hija presintió que las cosas no iban a mejorar estando su madre con ellos

Y claro que no iban a mejorar sobretodo para ella, aleja a las jugadas que esos tres adultos hacían con su futuro, la chica siguió comiendo.

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