Capítulo 1 "Sólo una semana"

—¡Por favor! Dime si no es romántico.

—No, no lo es.

—Vamos, no sea amargada.

—Sussy, nadie se casa a los veinte años solo por amor, aún le faltan muchas cosas por hacer antes de crear una familia.

—Mucha gente se casa a los veinte, mis padres lo hicieron —dijo la rubia un poco ofendida.

—No lo dije de mala intención, además eran otros tiempos, actualmente tienes que prepárate más para salir adelante. —Las chicas se sentaron por fin en las mesas del restaurante donde juntas iban a comer.

—Pero si están enamorados, al menos alégrate por ellos.

—¡Claro que me alegro! —Un mesero les dio la carta—. Solo que no se me hace justo, ella era súper estudiosa e inteligente.

—Y lo seguirá siendo.

—Lo dudo, no creo que quiera seguir en la universidad, ya son otras cosas, y conociéndola dudo que solo sea la boda y fin. —Repasaban el menú mientras el mesero aguardaba.

—Yo voy a querer la milanesa de res —comentó la rubia—, con la sopa del día, por favor.

—Y yo las enchiladas suizas con la sopa del día —dijo la pelinegra—, por favor.

—¿Y de tomar?

—Té negro para ambas. —El mesero se despidió mientras la conversación seguía.

—Pues a mí me resulta muy romántico y aventurero —la pelinegra solo ponía los ojos en blanco mientras escuchaba a su amiga—, sería algo genial vivir juntos, solo imagina todas esas posibilidades, cocinar juntos, bañarse juntos, hacerlo todos los días.

—Pervertida.

—¡Oye! Pero si es normal, además creo que esa es una de las grandes ventajas. —La castaña le guiñó el ojo al momento que ambas reían.

—Para mi punto de vista, creo que fueron muy rápido, no llevaban mucho de novios y a los dos meses decidieron casarse —Sussana miraba con desaprobación a su amiga, mientras que dentro de ella la amargura crecía—, ¿Qué piensan hacer?

—Él trabajará, al menos eso dijo.

—Lo dudo, él tampoco ha terminado la carrera, al menos por un par de meses sus padres les mantendrán, después conseguirá un trabajo que no le paguen bien; obligando a Claudia a trabajar y como tampoco ha terminado una carrera, tendrá un puesto mediocre, vivirán así y todo el potencial que ella tenía será desperdiciando en cuidar a dos niños.

—Eres tan pesimista, no sé cómo aun soy tu amiga.

—Soy realista, el país no está para salirse de estudiar, cada día te exigen más para conseguir trabajo, cada día es más difícil.

—Pero no imposible, además, recuerda que sus padres tienen dinero, dudo que vivan pobres toda su vida, sospecho que lo van a contratar en uno de esos negocios de la familia y vivirán como siempre.

—Esa es la otra opción, suertudos los ricos, nunca sabrán lo que es luchar por tu día a día.

—Cállate Nathasha, que tú estás igual, no sé de qué te quejas.

—No todas las personas acomodadas económicamente son iguales Sussy, al menos no mi familia, me refiero a los que nacen así —el mesero volvió con la sopa que ambas amigas pidieron, al igual que con sus bebidas, después de notificarles que el plato fuerte iba en camino, las dejo solas—, personas que no les importa cuánto gastan o si ofenden a los demás, a las personas...

—Como tu hermano.

Nathasha soltó un suspiro pesado—. Si, aun no entiendo porque Esteban es así, y vaya que le ha causado problemas, sobretodo con sus "amigos".

—¿Tus padres aún están molestos con él?

—Más bien él aún está molesto con ellos.

—Y es para tanto y más.

—En eso tienes razón, creo que esta vez mis padres sobrepasaron los límites; pero Esteban por su drama no ayudó en nada.

—¿Drama?, ¿Segura que no estas hablando de ti? —La pelinegra la miro mal mientras la rubia soltaba una carcajada, después se puso mas preocupada—, ¿Esteban, aún está en Suiza?

—Y no se ha comunicado conmigo, sé que está vivo cuando me hablo en el aeropuerto, pero no quiere hablar con ellos.

—¿Ni contigo?

—Ni conmigo, cree que no lo apoyaré, pero está más que equivocado.

Ambas chicas habían acabado con la sopa y comenzaron a comer el plato fuerte que hace un par de minutos habían traído.

—¿Y tú? —la rubia miró a su amiga mientras daba un bocado—, ¿Cómo estás?

Sussana soltó un suspiro, la chica tenía muchos problemas pero no quería actuar como la niñita que siempre necesita el consuelo de alguien como Nathasha, ya era suficiente con su diferencia social. Su padre era de los peores papás del mundo—. Decepcionada.

—¿Will te ha hecho algo?

La rubia agradeció que su amiga no adivinara que el verdadero problema era familiar—. Ya quisiera, simplemente lo dejamos, ya quedo atrás y ambos estuvimos de acuerdo. —Sussana prefirió hablar sobre el problema menos importante en su vida: su tan trágica situación sentimental.

—¿Pero por qué estas decepcionada?

—Porque quería que hiciera más por mí, por nosotros.

—¿Y por qué no se lo dijiste?

—Porque ese no es el fin, él lo tiene que hacer sin que yo se lo diga, si él me hubiera amado; hubiera hecho eso y más.

—¿Y él sabe que aún le quieres?

—No, le hice creer que ya no, que me lastima estar con él.

Nathasha se quedó callada por unos momentos—. ¿Y si él te dejó porque te quiere pero en realidad piensa que estarías mejor sin él que estando juntos?, ¿Y si solo lo hizo porque quiere lo mejor por ti?

—¡No! —Sussana hizo un puchero—. Ya no quiero oír nada de Will, solo haces que mi cabeza explote con tus revoltosas conclusiones, además de crecer las falsas esperanzas, mejor hablemos de otra cosa.

—Está bien —Nathasha se sintió mal por su amiga, pero no podía ayudar si no entendía su comportamiento—, ¿Cómo te ha ido en la escuela?

—Estresada, cansada, agobiada, deprimida...

—Okay, mal.

—Si.

Ambas soltaron un suspiro—. Estos días he bajado mi rendimiento —Sussana miró a otro lado—, siento que la vida ya no tiene la emoción suficiente de una película de aventura romántica.

—¿Aventura romántica? —Preguntó Nathasha—. ¿Te refieres a sexo, drogas y alcohol? —Dijo en son de burla.

—Sí y no, solo siento que he desperdiciado tres años de mi vida en una relación que no fue a ningún lado.

—Yo por eso no quiero nada de eso hasta que termine la escuela.

La rubia mordió el interior de su mejilla pero alejó esos malos sentimientos—. Aburrida —dijo menos seria.

—No, más bien centrada, no quiero revolverme en ese mundo lleno de malos entendidos, corazones rotos y lágrimas.

—Pero no todo es malo.

—Pero tampoco quiero lo bueno, no tengo tiempo para eso.

—Tienes razón —Sussy sonrió—, si estando soltera te veo cada mes y estudiando en la misma universidad, imagínate con novio, nunca te vería.

Ambas chicas rieron y continuaron comiendo.

* * *

—Lastima, yo quería ver películas contigo.

—Lo sé, mis padres me avisaron de último momento —dijo Nathasha.

—Espero no sea nada grave.

—Ya somos dos.

Después de que se dieron un fuerte abrazo, Nathasha fue al estacionamiento leyendo nuevamente el mensaje de su padre.

"Princesa, reunión familiar a las 18:00hr, en la casa; no llegues tarde—Papá"

"—¿Qué habrá pasado? ¿Sera correcto avisar a Esteban?, de todos modos que haría él estando en Suiza".

Nathasha soltó un suspiro mientras abría su coche al momento en el que sentía que era observada, miró por todos lados pero no vio nada raro, así que subió y se fue directo a su casa.

Cuando el choche salía de la plaza, por uno de los pilares que estaban en el lugar en el que aparcó Nathasha, se recargaba una persona con una sudadera negra, al momento en que veía las fotos de la pelinegra.

* * *

Esteban iba por su sexto Whisky, aún no disminuía el enojo con sus padres ¿Cómo era posible que lo intentaran vender? Ya no estaban en la época colonial, estamos en pleno siglo XXI y aun sabiendo como es, lo intentaron.

—¡Qué se pudran! —Dijo arrastrando las palabras a causa del alcohol—. Todos ellos, menos Nathashita. —Dio un brindis al aire y de un trago bebió todo el líquido que quemaba su garganta.

Él no era bueno al limitarse ni para tomar, tras el tercer whisky comenzó a hablar de más y al quinto, parte de su camisa se había desabrochado, siempre ocurría lo mismo, la diferencia era que todas esas veces fueron en su casa o en casa de sus amigos, nunca frente a mucha gente, y además, era algo que no le importaba en estos momentos.

Tras carraspear la garganta el Barman le tendió un coctel.

—Yo no pedí esto —dijo un poco confundido.

—Lo sé joven —contestó el señor—, se lo manda la persona de allá —el cantinero señaló con la cabeza hacia una de las esquinas de la barra.

Esteban volteó a ver de quien se trataba y un joven rubio brindó hacia él con el mismo tipo de coctel que tenía frente, justo al momento en que le guiñaba el ojo y miraba a su descubierto pecho.

—Gra-gracias —dijo Esteban con los labios al momento en que comenzaba a beberlo.

En ese momento Esteban no sabía si su sonrojo se debía al alcohol o por el rubio que estaba a un par de lugares.

* * *

—¿Eso... eso significa que iras a la cárcel?

—Es muy probable.

Nathasha terminó tirándose al sillón con las manos temblorosas sobre sus ojos mientras sentía como su alma se caía al suelo.

—Pero pa... —La pelinegra no completo la frase sin antes soltar un sollozo—. Papá, ¿Por qué lo hiciste? —Las lágrimas de Nathasha se derramaban mientras aún cubría su rostro—. ¿Y ahora, que va a pasar?

—No lo sé hija, lo siento mucho.

—Tú no eres así, nos educaste de la forma más correcta posible, ¿Por qué cometiste ese fraude?

—Ya deja de atosigar a tu padre niña —una señora con el cabello negro recogido en un moño entró a la conversación—, no eres nadie para juzgar a tu papá.

—¡Ay mamá no empieces! —La tristeza de Nathasha fue suplantada por la molestia—. De seguro todo esto fue tu culpa.

—¡Retráctate! —Dijo la señora ofendida.

—Con tus gustos extravagantes, tu deber de siempre quedar bien con la sociedad, con tu miedo irracional de no estar a la altura económica de tus amigas, con tus lujos inútiles y...

La mano de su madre aterrizó en la mejilla de Nathasha, la chica se había quedado muda ante el golpe, su padre se quedó con la boca abierta sin poder intervenir. En el interior de Nathasha crecía ese rencor hacia su madre nuevamente, nunca en su vida sus padres le habían puesto la mano encima.

—Cariño.

—No Matías, esta hija tuya es una niña malcriada y maleducada y todo por culpa tuya, de consentirle todos sus caprichos.

La chica aún mantenía su mano en su mejilla.

—Pero esto ya fue demasiado lejos.

—Ella fue demasiado lejos, insultarme de ese modo es inaceptable, ahora... —La señora miró directamente a Nathasha—. Si no tienes nada bueno que decir del cómo ayudar a tu padre en esta situación, mejor vete, solo estorbas estando aquí.

—Lucy, aun no termino de hablar con Nathasha.

—Ya dijiste suficiente, si se va ahora mismo, haré como si no hubiera dicho nada, sino, se va a quedar sin auto todo un mes.

—Pequeña —el padre se dirigió a su hija en son de disculpa—, será mejor que..

—Si padre —dijo Nathasha por primera vez después del golpe—, me retiro, con su permiso. —La pelinegra se disponía a caminar hacia la salida con la impotencia en su ser.

—No sin antes pedirme una disculpa.

Nathasha se detuvo a medio paso—. ¿Qué?

—Así es, o me das una disculpa o te quedas sin coche una semana.

—Lucinda...

—No, tiene que aprender a respetarme.

La chica se volteó para ver cara a cara a su madre. —¿Me vas a castigar por no pedirte perdón, al decir algo que es cierto?

—Si.

La mirada altanera de Lucinda miraban a Nathasha, la chica lo pensó muy bien varias veces. Con una sonrisa en su boca que a su madre le pareció muy similar a la de ella misma, Nathasha se dio media vuelta y se fue dejando a su mamá con una molestia muy grande.

Al salir del estudio Nathasha sentía que su corazón se iba a salir en cualquier momento, nunca había retado a su madre de esa forma, además de las mil emociones que se desataron el día de hoy; el miedo de que su padre fuera a la cárcel era palpitante y muy cercano, tan solo al pensarlo sus ojos se le llenaban de lágrimas. Caminó por el vestíbulo en dirección a su recamara, necesitaba estar sola para idear algún tipo de solución ante esto.

—Señorita Nathasha —dijo una joven mucama de cabello rojizo.

—Dime —la pelinegra se limpió las lágrimas que había soltado.

—Le ha llegado un sobre, lo deje en el escritorio de su cuarto.

—Muchas gracias Lily —Nathasha retomo su camino—, espera, ¿Me podrías subir un poco de té, por favor?

—Con gusto señorita, ¿Alguno en específico?

—No, el que sea está bien.

—Por supuesto, con permiso. —La pelirroja se retiró no sin antes dar una pequeña reverencia que Nathasha veía innecesaria pero la cual su madre se molestaba si la servidumbre no lo hacía.

Al subir las escaleras a su cuarto, Nathasha intentaba mantener sus emociones en el fondo de ella, no podía imaginar como su padre había caído tan bajo y peor aún, que fuera algo tan grave.

Cuando entró a su recamara, la chica se derrumbó en el diván que estaba junto a la ventana, sus lágrimas salieron sin vergüenza alguna y sin limitaciones. Se sentía tan impotente, no podía hacer algo para salvar a su padre de la cárcel, ni para mantener unida a su ya rota familia.

—Señorita Nathasha —la mucama tocó suavemente la puerta haciendo que la chica se limpiara las lágrimas rápidamente—, aquí está su té.

—Pasa Lily.

La chica entró con una bandeja que dejo en la mesita de centro que estaba en la esquina de la habitación—. Es de limón, los clásicos nunca pasan de moda, le traje un poco de... ¿señorita, usted está bien? —terminó con voz preocupada al verla.

—Si Lily, todo en orden.

—Pero está llorando.

—No pasa nada, son cosas de chicas.

—Ah —la mucama le dio una mirada de cómplice—, si quiere le traigo un cojín caliente y pastillas para el dolor.

Nathasha comprendió el malentendido, pero prefirió que Lily creyera eso—. No gracias, ya tomé unas antes de legar a casa.

—Está bien señorita, le traje miel para endulzar su té y un poco de galletas.

—Muchas gracias Lily.

—No hay de que señorita, lo hago con todo gusto, con permiso.

La chica se fue de la habitación dejando sola a Nathasha. La pelinegra fue hacia la mesita y se sentó mientras tomaba la taza entre sus aún temblorosas manos.

—Ay papi... ¿qué hiciste?

* * *

—Espero que esta cena vaya de maravilla.

—Si no llevas a la princesa todo irá bien.

—Ella es tu hija, intenta ser más cariñosa con Nathasha.

—Si ella no fuera tan...

—¿Tu?

Lucinda miro severamente a su esposo pero en el fondo ella reconocía que la niña tenía su fuerte carácter y cinismo, pero no lo iba a admitir.

—Si fuera como "yo" sabría lo que es mejor para la familia y lo que dice y hace no es lo correcto.

—Es joven, es rebelde por naturaleza, además estas ideas de los adolescente actuales influyen mucho, feminismo y clase obrera es de lo que se habla ahora.

—Pero no somos de esa clase y ella cree que si.

—Pues no tardaremos en estar en las mismas.

—No lo digas, no podría vivir de ese modo, por eso esta cena debe de ir de maravilla.

—Aun no comprendo porque el señor Wolfville planeó esta cena familiar, después de todo lo que pasó.

—Es claro mi amor, somos una buena familia y la empresa va mejor que nunca.

—Y estoy a punto de ir a la cárcel.

—¡Ya basta Matías! Haré lo que sea para que no vayas a ese horrendo lugar.

—Gracias Lucy, pero...

—Nada de negativas, tenemos que llegar puntuales a la cena, no podemos seguir quedando mal con ellos.

Matías besó cariñosamente a Lucinda mientras temía del destino que le aguardaba, no podía odiar a su esposa aun cuando fue una de las responsables de que llegara a ese problema.

En el camino a la casa de la familia Wolfville se preguntaba el porqué de la inesperada invitación, no dudaba del encanto de su familia ni mucho menos de su historia y prestigio; pero después de lo ocurrido con Esteban, creían que no los querían volver a ver, no cualquiera menosprecia a la hija de un millonario y sale libre de eso, solo esperaba que las cosas no se pusieran más difíciles de lo que ya estaban.

* * *

"—¿Y si vendo mi ropa?, no creo que la necesite toda, está bien cuidada y es de marca, no dudo que pueda conseguir un buen dinero por ella". —Nathasha soltó un suspiro desanimado—. "Pero no será suficiente para salvar a mi padre".

Las gotas de agua chocaban contra ella mientras su sexto plan se iba por la coladera al igual que su suciedad, cada plan que hacía era remplazado por trabas y más problemas, por más que intentada buscar una solución, Nathasha se topaba con callejones sin salida.

El teléfono estaba sonando en su cama, pero ella no lo escuchó, estaba tan preocupada que olvidó ponerlo en sonido. Era su hermano Esteban quien le marcaba, pero Nathasha no se enteró de ello y de lo importante que era esa llamada, quizás las cosas hubieran sido diferentes para ella si el teléfono no estuviera en silencio.

Después de terminar la ducha, la pelinegra se preparó para ir directo a la cama, sabía que sus padres habían ido a una cena, la cual era claro que no estaba invitada. Mientras pasaba por su escritorio vio un sobre amarillo con un pequeño diseño en él, recordó vagamente que esta tarde Lily le dijo que había recibido una carta, pero por tantas emociones lo había olvidado.

"—Esto si es extraño". —pensó.

Al abrir el sobre se topó con una pequeña y muy elegante tarjeta, con unas palabras en plateado escritas en ella. Y fue cuando las cosas no solo se pusieron extrañas, sino tenebrosas.

"Solo faltan siete días"

Se leían.

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