Hace mucho encontré una mujer maravillosa
de lentes y zapatillas bajas
con una mente sugestiva a miles de cosas extrañas
amaba todas esas cosas extrañas
y las horas no se apreciaban estando con esta mujer de lentes y zapatillas bajas, cabello en rulos infinitos de color profundo.

Hace mucho perdí una mujer maravillosa
de palabras honestas y claras
de labios suaves y delineados con los que predominaba mi deseo
odiaba estar lejos de ella, lejos de mi anhelo carnal
amaba su rostro, su mirada cuándo me abrazaba.

Se fue la damisela, se fue a encontrar otro príncipe. Y sí, para los que se preguntan, lo encontró.

Hace mucho encontré una mujer maravillosa
de lentes y zapatillas bajas
con una mente sugestiva a miles de cosas extrañas
amaba todas esas cosas extrañas.