Capitulo 33: "Una razon para seguir"
"Abrazame que el tiempo pasa y el nunca perdona. Ha hecho estragos en mi gente como en mi persona. Abrazame que el tiempo es malo y muy cruel amigo. Abrazame que el tiempo es oro si tu estas conmigo. Abrazame fuerte muy fuerte y más fuerte que nunca"
Narra Starfire
Cada segundo el dolor se hacía más difícil de soportar, y tampoco podría tolerarlo en silencio mucho más, porque un gemido ya comenzaba a surgir en mi garganta.
Las lagrimas, mucho más débiles que las anteriores, comenzaron a fluir silenciosamente por mi mejilla.
Me quede allí, en la azotea un momento, con el rostro boca abajo, recuperando la respiración.
Sólo deje entrar y salir el aire hasta que me sentí preparada para alzar la cabeza.
Si, estaba sola. Mejor estar sola era menos humillante.
Me acurruque en el suelo, con mis brazos aún rodando mi cuerpo. No tenía sueño, pero estaba cansada. El aplastante peso del rechazo de Robin era tan grande que me había dejado exhausta. Cerré los ojos e intente pensar en cosas que provocarán nuevo llanto a mis ojos escocidos. Cualquier cosa, salvo la mirada consternada de Robin al apartarse de mi ... Y en mi mente aparece un recuerdo, uno muy viejo. Los primeros días de los Titanes y mis primeros días en la Tierra.
Flashback
_Argh!_ Robin y Cyborg rugen juntos.
Robin holgazanea en el sofá de cuero y Cyborg a un lado de el. Miran un partido de baloncesto en la gran pantalla de TV.
Tenemos horas para descansar, antes de que sea necesario desaparecer para salvar la ciudad nuevamente.
En la pantalla dos jugadores discuten muy educadamente en la línea de la cancha. El camarógrafo esta cerca podemos escuchar lo que dicen.
Los jugadores se estrechan la mano y se dan palmaditas en los hombros.
_Esto es ridículo_ gruñe Robin.
_Viejo. No puedo soportarlo_ conviene Cyborg, imitando a la perfección el tono de Robin.
_Habra algo más en la tele?_
Robin cambia unos cuantos canales más hasta dar con un encuentro de pista y campo. Los humanos están celebrando ahora los Juegos Olímpicos en Haití. Por lo que podemos apreciar, todos los había están emocionados con esto. Muchos pusieron banderas olímpicas afuera de sus casas.
_Star, ven relajate_ me llama Robin.
Estoy de pie en la puerta principal del living, por hábito, no porque me este preparando para huir, ni porque este asustada. Una simple costumbre, nada más.
Me acerco a Robin. Me sienta en su regazo y arropa mi cabeza bajo su barbilla.
_Estas cómoda?_ pregunta
_Si_ respondo, porque, verdaderamente, estoy del todo cómoda. Aquí, en la Tierra.
Cuando era pequeña mi padre Solía decir un montón de cosas curiosas, como si en ocasiones hablara su propio lenguaje. Una de sus frases favoritas era que "estámos a salvo".
Al enseñarme a volar, mi madre se paraba en la puerta, preocupada y el decía:
_Trabquila, linda. "Estamos a salvo"_
Al convencer a Ryand de que durmiera con la luz apagada:
_Aqui "Estamos a salvo", hijo, no hay monstruos en kilómetros_
El día en que mis padres y mi hermano murieron, de repente el mundo se transformó en una espantosa pesadilla y la frase se convirtió para Blackfire y para mi en un chiste de humor negro.
Tamaran era el sitio más peligroso que conocíamos. Al escondernos en Tamaran, decidir si escapábamos resultaba demasiado riesgoso.
_Crees que los Gordonianos estarán fuera bastante tiempo?_
_No lo se. Pero en este lugar ya no "estamos a salvo". Larguemonos de aquí_
Ahora puedo sentarme aquí y ver TV, como si fuera cinco años atrás y papa, mama y Ryand estuviesen en alguno otro cuarto de la Torre, como si nunca se hubieran ido.
Se que aunque Blackfire y yo sobreviviéramos solas durante diez años, jamás lograríamos encontrar esta sensación por nosotras mismas. La sensación de seguridad. Más que seguridad, incluso, felicidad.
Segura y feliz, dos cosas que creí que no volvería a experimentar nunca más.
Robin me hacen sentir así sin pretender lo, solo siendo Robin.
Respiro el aroma de su piel y siento el calor de su cuerpo bajo el mío. Robin hace que todo sea seguro, que todo sea feliz ... me hace sentir que "Estamos a salvo".
Que estaría haciendo Robin ahora?
Fin del Flashback.
Desperté muy lentamente, alertada por mi estómago que gruñía. Me quede allí quieta algunos minutos, intentando orientar me en la silente obscuridad.
Era una noche deslumbrante. Las estrellas, como nunca, iluminaban la ciudad, y la magia de los edificios le daban a Jump City un sutil toque de romanticismo. Todo era perfecto, a excepción de mi que utilizaba el tejado de mi hogar como guarida para mis lágrimas. Las que, por cierto, jamás acabarían.
Cuanto tiempo había estofa durmiendo aquí sola?
Sin embrago, no podría desatender mi estómago por mucho tiempo, u me di la vuela para ponerme sobre mis rodillas. Debía haber dormido durante un buen rato para sentir un hambre así: debí haberme perdido una comida o dos.
Considere la idea de comer algo.
Me sentía algo dolida -encima de mi gran dolor- porque en todo este tiempo nadie hubiera venido a echar un vistazo. Mis amigos lo eran así, tal vez solo me estaban dando espacio, porque debía de importarle a alguien lo que me ocurriera? Pero me apacigüe y sentí alivio al encontrarme a Jason vestido de Red X sentado en la grieta de acceso de la puerta que daba ala terraza, indudablemente aguardando por mi.
Los ojos me destellaron, igual que los suyos. Se incorporó de brinco y el alivio recorrió sus facciones al quitarse la máscara.
_Estas bien_ dijo, y yo desee que tuviera razón. Comenzó a divagar. _Quiero decir que no creí que Robin estuviera mintiendo, cuando dijo que abandonaría a los Titanes ...y a ti. Y Bruce me dijo que no podía ir a ver como estabas y que tenía que quedarme en Gotica, donde el pudiera asegurarse de que no andaba molestándote, pero aún cuando yo no creyera que estarías sola, era duro no poder comprobarlo, sabes?_
_Estoy bien_ insistí, pero extendí los brazos, buscando consuelo. El se lanzo para abrazaron mi cintura y me impresiono el hecho de que su cabeza ya lograba descansar justo en mi hombro mientras estábamos de pie.
_Tienes los ojos rojos_ me susurro. _Se portó mal contigo?_
_No. Sólo me dijo la verdad por primera vez. No soy lo suficiente para el_
_No importa lo que le hayas dicho. Estoy seguro de que ahora ya no puedes confiar en nadie. Quiero decir, en cuento a lo de Dick. Que tal esta el?_
_No lo se, se ha ido_
El asintió, complacido.
_Y que tal tu?_
Yo dude, buscando una respuesta ajustada a los hechos.
_Escuchar su verdad me ha resultado más fácil a que intentara ocultarla_
Mi respuesta evasiva pareció satisfacer su curiosidad.
En la puerta tras de el, se empezaron a escuchar pasos subiendo a la escalera.
Robin? ha vuelto? mi corazón latió de prisa.
_Tengo que irme_ Jason se colocó de nuevo la máscara. _Parece que alguien te eta buscando. Pero, volveré belleza_
Y antes de que la puerta se abriera, el ya había desaparecido.
_Star, ¿estás bien?_ preguntó un verde y tierno amigo.
Estaba aludida no podía articular palabras. Me sentía tan triste, tan sola, vacía para ser más precisa, sin ganas de soñar.
_No Chico Bestia, no estoy bien. Estoy muy triste... supongo que tú te sientes igual ¿no es así?_
Mi pequeño amigo me miró desconcertado, nunca dejaría de preocuparme por los demás, pero hoy tenía razón. La tristeza también invadía su corazón.
Se sentó a mi lado y se limitó a observarme. No es que nuestra relación fuera mala, pero nunca habíamos atravesado una situación así juntos. No, porque yo siempre estaba con Robin. Y él siempre había sido compañero con Raven.
Silencio. Nos limitamos a escucharnos entre las sombras mientras recordaba, con dolor, el momento en que Robin decidió alejarse de mi porque yo no era buena para el.
No había vuelta atrás. Pero al final qué importaba eso si podía apreciar las dulces sonrisas de los seres que amaba. Bueno, eso era lo que suponía al principio, aunque, con tristeza me percate de que olvidar sería imposible.
_Tengo frío Star ¿No prefieres entrar?_ preguntó Chico Bestia
Lo observe conmovida y le regale una sonrisa sincera. Una que hace mucho tiempo no nacía.
_En realidad prefiero quedarme aquí. Al menos mi corazón no duele tanto. Tal vez el frío ayude para olvidar ¿No crees así?_
Chico Bestia también sonrió. Al final, de cierto modo tenía razón. Sí, quizás el frío amortiguaba un poco el dolor. Pero también el frío acrecentaba el vacío del corazón.
_Sabes Star. Creo que desde ahora debes seguir por tu cuenta. Tendrás que crecer, ahora no existirá una razón para pelear, pero puedes crear una nueva._
Sabias palabras las provenientes del chico bestia. Lo mire sorprendida y conmovida a la vez. ¡Cuántas veces Chico Bestia fue víctima de insultos con respecto a su madurez y coeficiente intelectual!
Sí, en realidad Chico bestia había madurado. Tal vez yo también debería hacerlo. Después de todo no era mi culpa ser feliz, esta en mi personalidad. Era alegre por naturaleza, necesito demostrar mis emociones, no pensaba cambiar por nada.
_Tienes razón amigo Chico Bestia. Nunca pensé que podría levantarme, pero hoy me has demostrado que todo es posible. Muchas gracias amigo, lo necesitaba_ dije mientras sonreía y dejaba brotar unas pequeñas lágrimas.
_No llores Star, pero si lo deseas puedes apoyarte en mí. Después de todo somos amigos, aunque por primera vez te siento más amiga que antes. Muchas gracias por tu sonrisa, en honor a eso te haré un regalo._
Dicho y hecho. Chico Bestia se transformó en un pequeño, dulce y verde gatito. Y utilizando su técnica infalible llamada "La carita", me hizo reír.
Lo abracé. Tal vez nunca podría sentir lo que creía que era amor, pero sí había encontrado un gran apoyo... y un gran amigo.
_Entonces amigo Chico Bestia ¿qué te parece si vamos a dormir?_ sugerí, mientras le regalaba una cálida sonrisa.
_Creo que tengo una mejor idea ¿Por qué no compartimos una noche frente al televisor? Te aseguro que nos divertiremos, además podríamos cocinar algo y entretenernos un rato_ dijo un sonriente Chico Bestia.
Sonreí. La idea me gustaba, hacer algo diferente y pasar la noche en compañía de Bestita era mucho mejor que estar triste en mi habitación donde aún podría sentir la esencia de Robin. Abracé a un sonrojado Chico Bestia y le dije: _sólo si me enseñas a jugar videojuegos_
_Caramba_ dijo Chico Bestia.
Si. La idea parecía demasiado entretenida. La propuesta era aceptada.
Antes de entrar a la Torre, suspire y murmuró con melancolía:
"Y pensar que robin prometió que no dejaría que me marchara hasta que aprendiese todo sobre la Tierra."
Una cálida sonrisa y un abrazo de parte de Chico Bestia, me aliviaron ese pensamiento. Ya no estaba sola.
_No te preocupes, yo te enseñaré todo... al menos lo que conozco. No te deprimas y vamos a jugar ¡Ya quiero ver si eres capaz de ganarme!_ dijo el verdecito para animarme.
Una sonrisa en la oscura y fría noche iluminó mi rostro. La amistad era algo tan poderoso que nunca dejaría de sorprenderme. Era muy feliz, no importaba si Robin no me quería, yo le deseo lo mejor, porque nunca deje de querer que él estuviese bien.
Abrazados entramos al salón.
Preparamos un par de comidas de Tamaran, a las que le agregamos Tófu, y calentamos algunos trozos de pizza vegetariana que quedaban.
La noche fue larga, pero nuestras caras no porque nos dedicamos a sonreír y a olvidar... olvidar y olvidar. Entendieron que ambos fuimos incomprendidos al considerarnos inocentes e infantiles, cosa que demostramos de incorrecta manera.
Además encontré en la amistad de Chico bestia una nueva razón para luchar, además de la sonrisa en la persona que más amaba.
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Narra Robin
_Arty quiere viajar pronto_.
_Pues buen viaje_ Le contesté escuetamente, no tenía muchas ganas de hablar con nadie aquel día.
_Y yo me preguntaba si no necesitas una mano después de todo_.
_Bueno Wally, gracias por la propuesta pero no creo que sea una buena idea_
_Si, claro. El dolor y todo eso. Ya me temía que dirías algo así_
_Pues si no quieres ir, solo dile. Tú eres mas rápido. Creo que podrás con ella_.
_Que, estás loco. No creo que a Clark y Bruce les cause mucha gracia derrumbar la sede de la liga de la justicia. Ahora menos que nunca, con esto de su nuevo trabajo con la protección de la ciudad y todo eso_
_En eso tienes razón. Creo, que no tendrás mas remedio_.
_¿Estas seguro que no necesitas un par extra de brazos para atrapar a ese loco criminal?_
_Sí. Estoy seguro. Ahora dile a Bruce que estoy bien y que espero que todo resulte con eso de las compensaciones de la ciudad_.
_Ok. Se lo diré. Aunque creo que le gustaría más que lo llamaras personalmente_
_Prefiero que no. Hoy no tengo ganas que me recuerden lo valiente que soy._
Seguramente eso diría "De todos mis hijos tu eres el mejor" Podía imitar su voz casi a la perfección. "Sin lugar a dudas el mejor, el más capaz, el más valiente. Ese es mi hijo Dick"
Tonterías, estupideces. Para un padre es muy difícil ver en realidad a un hijo. Es siempre cegado por el amor.
Cegado.... como yo también lo había estado al creer que podría permanecer junto a mi Starfire.
Me encontraba en un modesto motel al norte de Dallas. Extrañaba los eternos y soleados días en Jump City. Seguramente los bosques estarían pintados de diferentes tonalidades de café y gris, junto al verde inclemente del musgo que crece por doquier, siendo sin embargo, el lugar más cálido del planeta para mi frío y cansado corazón.
Recorrí la cuidad en busca de algún indicio en mi búsqueda encontré algunos rastros procedentes de otros criminales. Sin embargo no tenía tiempo de interactuar con extraños habitantes que usan botas vaqueras y disfrutan de la noche ebrios.
No fue hasta pasada la media noche cuando logre dar con el rastro correcto. Estaba completamente seguro que Slade sería un digno adversario, claro que aquello solo lo podría comprobar cuando lograda alcanzarlo. Sin embargo no debía bajar la guardia y mucho menos dar por sentado nada. Ya nos había advertido la traicionera de Terra que el era más astuto de lo que parecía.
Pero no lo sería como para vencerme.
Las calles ya no estaban atiborradas de gente y me pude mover más rápidamente. Un extraño temblor recorrió mi cuerpo mientras el viento golpeaba mi rostro.
¿Es que el frío no pasaría nunca?
Apreté mis puños y me moví más rápidamente, aquello era mi penitencia y la pagaría gustosamente si con esto Starfire estaba a salvo.
El solo pensar su nombre me causo un inaguantable dolor corporal. Paré en seco mi loca carrera, con la mano en mi pecho como si efectivamente me costara el respirar. ¿Quién hubiera creído que mi vida se convertiría en esto?.
Raven, ella lo vio. Trato de advertirme pero no había marcha atrás. Y las cosas habían seguido su curso natural.
Reí de mala gana recuperando el dominio del dolor, empujando hacia lo más profundo de mi ser. Ocultando, tan solo por algunas horas, de eso estaba seguro. Solo podría mantenerlo a raya unas horas. Tiempo suficiente para alcanzar a Slade, esta vez no se escaparía. Ya estaba cansado de este estúpido juego.
Ya enfrentaría la relidad sin alicientes ni motivaciones solo con el dolor de compañero, esto se terminaba hoy.
Por alguna extraña razón el rastro era ahora más nítido que nunca. No tenía más de una media hora.
No tardé en descubrir cuál era el destino de aquella señal, me encontraba en la autopista que comunicaba directo al Fort Worth International Airport de Dallas.
Maldición, si lo dejaba marcharse en avión perdería su rastro para siempre, podría ir a cualquier lugar. Sin embargo no por eso dejaría de buscarlo, pero esto se terminaba hoy, aquí, en esta ciudad.
Seguí el rastro hasta el estacionamiento del aeropuerto donde reinaba una fuerte oleada de pánico y multitud aterrorizada. Busqué alguna persona en los alrededores, al no encontrar nada decidí que era lo bastante seguro como para acercarme. Unos cuantos metros más adelante se encontraba un pequeño automóvil con la puerta abierta y junto al maletero, en el suelo se encontraba el cuerpo de un hombre. Slade lo había matado y había dejado el cuerpo tirado en el suelo.
Retrocedí unos pasos, debía abandonar pronto el lugar.
Me disponía a hacerlo cuando comenzó a sonar una nota musical en el aire. No había escuchado ningún ruido y me sorprendí ante el repentino sonido. Me moví rápidamente tratando de encontrar aquello que atraería la curiosidad de algún transeúnte.
Debajo del automóvil se encontraba un teléfono celular, rápidamente lo abrí presionando una de sus teclas.
Un mensaje de texto emergió de la pantalla.
_Buen viaje y tráeme algo lindo de Brasil_
¡Brasil! Maldición, no contaba con eso. Busque en el interior del automóvil, en el suelo en las inmediaciones, pero no encontré nada. Slade se había llevado sus maletas y su cartera. Lo hizo para llevarse los documentos de esta persona, Jim Hakings. Efectivamente viajaría a Brasil.
Corrí por el estacionamiento debía tratar de alcanzarlo, pero podía ver que se escurría de mis manos como si fuera agua.
El reloj que se encontraba sobre el letrero de entrada y salidas informaba que eran las 02:00.
-
_Disculpe señorita, ¿el próximo vuelo a Brasil?_
_Oh... mi.... Dios_ dijo la mujer sin pensarlo que me miraba con enormes ojos. _He... si... claro a Brasil, un momento por favor_ Me dijo mientras miraba la pantalla del computador.
_Disculpe tengo algo de prisa_ Le dije impaciente.
_El vuelo a Brasil acaba de despegar, el próximo despegará a las 06:00, ¿Usted tenía boletos?_
Casi, por poco y logro alcanzarlo.
Frené el gruñido que quería emerger de mi pecho, no tenía sentido exponerme de esa forma.
_No, lamentablemente no tenía, pero si necesito uno para el próximo vuelo_
_Eso es imposible Joven, ya se han vendido todos los pasajes_
_Pero estoy seguro que usted podrá ayudarme_ Le dije inclinándome hacia ella y utilizando la más cautivadora de mis voces.
_He... he... si.... no sé, tendría que ver_ Logro decir mientras parecía que su corazón latía como un caballo desbocado.
_Yo se que tu podrás... ¿Paulina? ¿Tu nombre es Paulina?_ Le dije mirando su placa identificadora. _Necesito subirme a ese avión Paulina, es de vida o muerte. Te estaré eternamente agradecido si lo haces_ Bueno en eso era completamente sincero.
_Bueno... creo... que podre_ Me dijo nerviosamente.
La horas transcurrieron lentamente, compre ropa, gafas oscuras y una nueva mochila en la única tienda abierta en el aeropuerto. Ya todo estaba listo, mi tarea me llevaba a otro país. Dejaba el país, dejaba a mi familia, dejaba a mis amigos ... a Starfire.
No mire hacia atrás mientras subía al avión, nadie estaba ahí para despedirme.
_Bienvenido señor, ¿Que lo lleva a su destino, negocios o placer?_
_Placer_ Le dije mientras imaginaba a Slade en mis manos de una vez por todas. _Es un viaje de placer_
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