Eres un mal niñero, George.


Connor.

—Yo también te quiero, Connor.

La pantalla del computador se pone en color negro. Acabo de terminar una llamada por Skype con mi hermana, fue difícil ya que hace tan solo dos semanas se había ido y ya la extrañaba. Mucho. Mi hermana Sophie siempre iba a ser mi mejor amiga y no tenerla a mi lado era... difícil.

Suspiro y me levanto de la cama, procedo a caminar hasta mi closet para poder tomar una piyama. Me aproximo hasta el baño cerrando la puerta detrás de mí, me observo a través del espejo mientras me quito la camisa y el pantalón. Cuando iba a quitarme mi bóxer negro un sonido de un estornudo hace detener mis movimientos al instante.

Me congelo, totalmente. Miro hacia la ducha la cual está cubierta por una cortina azul cielo, frunzo un poco mis ojos tratando de ver a través de ella, pero se me es imposible. Me acerco cuidadosamente y deslizo con fuerza la cortina encontrándome detrás de ella a una pequeña niña castaña. Abro mis ojos como platos a la vez que la sangre se va de mi rostro.

—Hola, Connor.

—¡Mierda! ¡América!—grito con fuerza rodeándome con mi pequeña toalla—. ¡¿Qué haces aquí?!

—Es que no me contestas el teléfono.

—¡¿Y tenías que decírmelo en la ducha, América?! ¡¿Estás loca?!

Sabía que la niña tenía una pequeña obsesión conmigo, pero esta era el colmo. Los ojos de la pequeña se cristalizan y un puchero hace aparición en su rostro. Algunas lágrimas se deslizan por sus mejillas haciendo que me compadezca de ella.

Definitivamente, esta niña es hermana de George, son idénticos y no solo en el físico sino en sus expresiones.

—Escucha, América—susurro mientras me agacho a su altura—, tú... no puedes entrar en la ducha de un chico, ¿entiendes? Mucho menos cuando ese chico va a tomar un baño.

—Pero mi papi y mami lo hacen.

Muy bien, no quería saber eso. Vale, estoy seguro que los padres de George han tenido sexo, por algo mi amigo está en la tierra y tiene una hermanita, pero no quiero una imagen mental de los señores Adams fornicando en el baño.

—Sí, pero tu papi y tu mami son adultos.

—¿Entonces me puedo duchar contigo cuando sea más grande?

—América, tu hermano me mataría, además, tú no puedes estar con chicos en una ducha hasta los cuarenta—Agradéceme luego, George.

—Pero, Connor ¡Yo quiero ducharme contigo!

—Hagamos algo, ¿te gustaría ver una película mientras tu hermano llega por ti?

—¡Sí!

—¿Qué quieres ver?—tomo su mano mientras aún sostengo la toalla alrededor de mi cintura. Me aproximo a la repisa de películas, la mayoría de ellas son de terror. Leo una y otra vez los títulos hasta que ¡Bingo! La Bella y la Bestia—. Tengo La Bella y la Bestia.

—¡Yo soy Bella y tú eres mi Bestia!—sonrío porque sus locas ideas me recuerdan a la Sophie de hace unos años.

Alzo a América para subirla a mi cama, coloco la película y luego salgo de la habitación con la excusa de buscar un helado en la cocina. Marco rápidamente el número de George y tres timbrazos después, él contesta.

—George habla.

—¿Quieres salir hoy?

—No puedo, les dije que iba a cuidar a América hoy. ¿No lo recuerdas?

—¿Ella que está haciendo?

—No lo sé. Debe estar durmiendo.

—Eres un mal niñero, Georgie.

—¡Deja de decirme así!—se queja como su hermana lo hizo hace unos minutos—. ¿Por qué dices eso?

—Porque tu hermana apareció en mi ducha justo antes de meterme en ella desnudo. Así que ven a mi casa, recoge a la pequeña revoltosa y evita que esto vuelva a pasar porque sino hablaré con tus padres y estarás castigado por una eternidad—Cuelgo.

Entro de nuevo a mi habitación y observo a América mirar expectante la televisión.

—Lo siento, Mer, no queda helado.


Ya se que no es sábado o domingo, pero quería publicar este capítulo que tenía listo para poder seguir escribiendo en #NVAP ya que la quiero terminar pronto :)

Para los que ya leyeron #RUL... ¿recuerdan esta anécdota de Conito? Este es uno de los encuentros con América xD Espero que les guste. Tengan en la mira a Mer porque va a ser muy importante en los libros 4 y 5 ;)

Saluditos.

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