ya te distes cuenta alfin
Isabella estaba sentada sola en uno de los bancos del parque, con la mirada fija en el suelo mientras lágrimas caían silenciosas por sus mejillas. El parque, normalmente un lugar lleno de risas y vida, ahora parecía vacío y gris a su alrededor. La suave brisa mecía las hojas de los árboles, pero ella no prestaba atención a nada de eso.
Isabella (susurrando para sí misma, con voz temblorosa):
"¿Por qué no me lo dijo...? ¿Por qué Lincoln no fue honesto conmigo?"
Se secó las lágrimas con el dorso de la mano, aunque estas seguían brotando sin control. Una mezcla de tristeza y enojo se apoderaba de ella. No podía entender cómo alguien que consideraba tan especial podía ocultarle algo tan importante.
Isabella (con más frustración):
"¡Yo... yo pensé que éramos cercanos! Siempre estuvimos juntos... ¿y ahora resulta que tenía pareja y no me lo dijo? ¿Por qué me dejó pensar lo contrario?"
Levantó la vista hacia el horizonte, con los ojos todavía enrojecidos y húmedos. Recordó todos los momentos recientes que había compartido con Lincoln: las sonrisas, las conversaciones largas y amables, la forma en que él siempre se preocupaba por ella. Cada pequeño gesto ahora parecía... ¿falso? No, no podía ser eso. Lincoln no era así. Pero aún así, no podía evitar sentirse traicionada.
Isabella (con la voz rota):
"¿Tan poco le importo...? Si realmente solo me ve como una amiga, ¿por qué no me lo dijo antes? No merecía enterarme así, delante de todos."
Apretó los puños sobre su regazo, sintiéndose aún más pequeña y sola en ese momento. Ella no lo sabía, pero al salir corriendo de la casa Loud, no había escuchado la explicación que Lincoln le había dado a todos, ni cómo él había aclarado lo que sentía por ella. Para Isabella, solo había quedado la imagen de Lincoln al lado de Cookie, y de las palabras de Phineas que confirmaban su relación.
Pasaron unos minutos antes de que suspirara con cansancio, dejando que su cuerpo se hundiera más en el banco del parque.
Isabella (con voz débil):
"Supongo que fui una tonta... Me hice ideas que nunca existieron. Tal vez solo fui yo la que malinterpretó todo desde el principio."
Una ligera brisa sacudió su cabello, como si el viento intentara consolarla. Miró hacia el cielo, intentando encontrar respuestas donde no las había.
Isabella (a sí misma):
"Pero aún así... Lincoln debería haberme dicho la verdad desde el principio. Lo peor de todo es que... no puedo dejar de sentir esto. No puedo dejar de quererlo, aunque me duela."
Las lágrimas volvieron a caer, esta vez más silenciosas. Isabella se abrazó a sí misma, intentando encontrar algo de consuelo en la soledad. No quería regresar a casa todavía, no quería que nadie la viera así.
Sin darse cuenta, un par de chicos jugaban al frisbee en el otro extremo del parque y comenzaron a reír. Ese sonido, normalmente agradable, hizo que Isabella se sintiera aún más fuera de lugar. Ella no podía reír, no podía siquiera sonreír en ese momento.
Isabella (susurrando):
"Tal vez debería alejarme por un tiempo... De Lincoln, de todo esto. Necesito... tiempo para olvidarme de esto."
Mientras el sol comenzaba a esconderse en el horizonte, Isabella se quedó sentada, abrazando sus rodillas y permitiéndose sentir su dolor. No era justo, pero tenía que aceptarlo.
Isabella seguía sentada en el parque, abrazando sus rodillas, con el corazón aún dolido. El viento fresco acariciaba su rostro cuando, de repente, escuchó unas voces familiares acercándose. Primero fue una más calmada, casi resignada.
Lincoln:
"Phineas, ya te lo dije... No es tan sencillo. Yo no quería que nadie saliera lastimado, y ahora... ahora Isabella probablemente me odia."
Luego, la voz inconfundible de Phineas respondió con algo de torpeza:
Phineas:
"No entiendo cómo llegamos hasta aquí... Yo solo quería asegurarme de que ella estuviera bien. Pero no me di cuenta de lo complicada que era la situación."
Isabella sintió un vuelco en el corazón al escuchar sus nombres. Las lágrimas se detuvieron de golpe y, casi sin pensarlo, se puso de pie con firmeza. Antes de que Lincoln pudiera notar su presencia, ella gritó con fuerza, sin contener sus emociones:
Isabella (gritando):
"¡Lincoln Loud!"
Lincoln y Phineas se detuvieron en seco, girándose al unísono, claramente sorprendidos. Lincoln parpadeó confundido al verla allí, con la cara todavía enrojecida pero con una mirada decidida.
Lincoln (sorprendido):
"¿Isabella? ¿Qué haces aquí...?"
Isabella avanzó hacia ellos con paso firme, mirando directamente a Lincoln.
Isabella (con enojo y dolor):
"¡¿Por qué no me lo dijiste antes?! ¡Tenías una pareja, Lincoln! ¿Por qué me dejaste pensar que había algo más entre nosotros?"
Lincoln bajó la mirada, nervioso, intentando encontrar las palabras adecuadas. Phineas dio un paso atrás, sintiéndose culpable por haber empeorado todo.
Lincoln (con voz baja y arrepentida):
"Isabella... Lo siento mucho. Nunca quise que malinterpretaras las cosas. Para mí, tú siempre has sido una gran amiga, alguien muy importante. No dije nada porque... todo esto es complicado. Mi relación con Cookie es un secreto y... no quería meterla en problemas ni herirte a ti."
Isabella cruzó los brazos, todavía molesta, pero su expresión comenzó a suavizarse al ver la sinceridad en los ojos de Lincoln.
Isabella (respirando hondo):
"¿Complicado? Lo único complicado aquí fue que no fuiste honesto. Si me hubieras dicho la verdad desde el principio, no estaría aquí sintiéndome como una tonta."
Lincoln asintió, sintiéndose más culpable que nunca.
Lincoln (con tristeza):
"Tienes razón. Te fallé como amigo... Y lo último que quería era que te sintieras herida. Perdóname, Isabella, de verdad."
El silencio se apoderó del lugar por un momento, hasta que Isabella bajó un poco los hombros, permitiendo que su enojo comenzara a desvanecerse.
Isabella (en voz más calmada):
"Lincoln... Me costará un poco perdonarte, pero... entiendo lo que dices. Solo... duele, ¿sabes? Duele cuando sientes que alguien a quien quieres no confía en ti lo suficiente para contarte algo así."
Lincoln asintió otra vez, agradecido de que ella estuviera dispuesta a escuchar.
Lincoln:
"Lo entiendo... Haré lo que sea para arreglar esto, Isabella. Lo prometo."
En ese momento, Isabella desvió la mirada hacia Phineas, quien había estado observando todo en silencio. Ella frunció ligeramente el ceño y le dirigió una mirada inquisitiva.
Isabella (cruzando los brazos):
"Y tú, Phineas. ¿Qué tienes que decir sobre todo esto? Tú fuiste el que prácticamente soltó todo frente a todos."
Phineas, sintiéndose acorralado, se rascó la nuca nerviosamente.
Phineas (torpe):
"Bueno, eh... Yo... pensé que estaba protegiéndote. No quería que Lincoln jugara contigo o algo así. ¡Pero ahora veo que malinterpreté todo!"
Isabella lo miró fijamente por unos segundos, y entonces algo cambió en su expresión. Soltó un suspiro, algo cansado pero más sereno.
Isabella (con una leve sonrisa irónica):
"Phineas, te diste cuenta tarde."
Phineas la miró confundido, inclinando la cabeza ligeramente.
Phineas:
"¿Tarde? ¿De qué hablas?"
Isabella lo miró directo a los ojos, con una expresión de resignación y un toque de tristeza.
Isabella (con voz suave):
"De que tú me gustabas, Phineas. Por mucho tiempo... Pero nunca me di cuenta de que, para ti, siempre fui solo una amiga."
El rostro de Phineas pasó del desconcierto a una mezcla de sorpresa y ligera incomodidad. No había esperado esas palabras.
Phineas (balbuceando):
"¿Q-Qué...? ¿Yo...? Isabella, no tenía ni idea de eso."
Isabella negó con la cabeza, sonriendo débilmente.
Isabella:
"Ya no importa. Creo que todos aquí necesitamos aclarar un par de cosas sobre cómo nos sentimos, ¿no creen?"
Lincoln asintió, mientras Phineas seguía procesando lo que había escuchado.
Lincoln (con una sonrisa débil):
"Creo que tienes razón... Nos toca ser más honestos a partir de ahora."
Isabella finalmente dejó escapar un suspiro más tranquilo, sintiéndose un poco más ligera.
Isabella (mirando a ambos):
"Yo... necesito tiempo. Pero gracias por ser sinceros conmigo, aunque haya sido un poco tarde."
Con eso, Isabella les dio la espalda y comenzó a caminar lentamente hacia la salida del parque, dejando a Phineas y a Lincoln parados allí, ambos reflexionando sobre lo ocurrido.
Phineas (susurrando para sí mismo):
"Yo le gustaba... ¿cómo no me di cuenta?"
Lincoln miró a Phineas y le dio una leve palmada en el hombro.
Lincoln:
"Te toca pensar en esto, amigo. Yo también tengo que aclarar muchas cosas."
Los dos se quedaron en silencio, observando cómo Isabella se alejaba, mientras el sol comenzaba a ponerse, dándole un final a un día lleno de malentendidos y verdades inesperadas.
Phineas y Lincoln llegaron finalmente a la casa Loud. Afuera, en el césped y la acera, Ferb, Buford y Baljeet charlaban despreocupadamente. Pero Phineas no podía ocultar la confusión que traía encima después de todo lo que había pasado ese día.
Buford (burlón, cruzando los brazos):
"¡Miren quién regresó! El chico del drama del día. ¿Todo bien o el espectáculo sigue?"
Phineas soltó un suspiro frustrado, claramente sin humor para las bromas.
Phineas (mirando a todos):
"¿Sabían que todo este tiempo Isabella estaba enamorada de mí?"
Ferb, Buford y Baljeet intercambiaron miradas rápidas y después, como si fuera ensayado, todos respondieron al unísono:
Ferb, Buford y Baljeet:
"Sí."
Phineas abrió los ojos de par en par, incrédulo.
Phineas (alzando la voz):
"¡¿Qué?! ¡¿Todos lo sabían menos yo?!"
Ferb, sentado en su típico estilo relajado, asintió con tranquilidad.
Ferb:
"Era bastante obvio."
Buford (riendo):
"¡Hombre, hasta Baljeet lo notó! Y Baljeet apenas entiende las indirectas básicas."
Baljeet (ofendido):
"¡Oye! No es mi culpa si no estoy entrenado para el romance."
Phineas pasó una mano por su cabello, intentando procesar todo.
Phineas (mirando a Buford y Baljeet):
"¿Y por qué nadie me dijo nada? ¡Podrían haberme dado una pista o algo!"
Buford soltó una carcajada.
Buford:
"Porque era más divertido verte vivir en la ignorancia. Te juro que era como una comedia romántica... pero en vivo."
Phineas miró a Ferb con una mezcla de decepción y frustración.
Phineas:
"Ferb, ¿tú también sabías? ¿Por qué no me dijiste nada?"
Ferb levantó la mirada, con su expresión tranquila de siempre.
Ferb:
"Algunas cosas tienes que descubrirlas por ti mismo."
Phineas dejó caer los hombros, sintiéndose un tonto. Se giró hacia Lincoln.
Phineas:
"¿Tú también sabías, Lincoln?"
Lincoln levantó las manos, intentando no involucrarse más.
Lincoln:
"Eh... sí, pero no quería meterme. Isabella y tú son mis amigos. Pensé que era algo que tendrías que resolver por tu cuenta."
Phineas bufó, dejando escapar un suspiro largo y pesado.
Phineas (murmurando):
"No puedo creerlo... ¿Tan ciego he estado todo este tiempo?"
Buford (sonriendo con sorna):
"Bueno, sí. Pero mira el lado positivo, ahora lo sabes... aunque Isabella sí que tuvo que esperar mucho."
Phineas se dejó caer sobre el césped, frustrado, mientras Ferb se sentaba junto a él con tranquilidad.
Ferb (sereno):
"Ahora que lo sabes, aún puedes hacer algo al respecto."
Phineas lo miró, reflexionando sobre sus palabras.
Phineas:
"Supongo que sí... Pero no puedo creer que todos ustedes se hayan dado cuenta y yo no."
Baljeet (intentando animarlo):
"¡No te preocupes, Phineas! Las grandes revelaciones suceden cuando menos lo esperas."
Buford (riendo):
"Sí, como cuando te das cuenta tarde de que el helado se está derritiendo... y todos lo vieron menos tú."
En otra parte
Isabella estaba sentada en el asiento del copiloto, cruzada de brazos y con una mirada seria que mantenía fija en la ventana. El aire dentro del auto se sentía algo pesado. Su padre, que conducía con calma, echaba rápidas miradas hacia ella, intentando entender lo que pasaba.
Padre de Isabella (con tono tranquilo, intentando romper el silencio):
"Así que... ¿tuviste un día difícil, eh?"
Isabella no respondió, apenas dejó escapar un leve suspiro, como si estuviera contenida en su propia burbuja. Su padre, no acostumbrado a verla tan callada, frunció un poco el ceño y decidió insistir.
Padre de Isabella (más suave):
"¿Quieres contarme qué pasó? Porque te conozco, Isa. Si me llamaste para que fuera por ti, no fue porque tenías ganas de un paseo en auto."
Isabella no giró la cabeza. Miraba fijamente el paisaje que pasaba lentamente frente a la ventana, su rostro serio pero con un dejo de tristeza y enojo. Finalmente, habló en voz baja.
Isabella:
"Es complicado, papá..."
Su padre asintió, manteniendo las manos firmes en el volante.
Padre de Isabella:
"Ya veo... Bueno, déjame adivinar. ¿Lincoln?"
Isabella giró bruscamente la cabeza para verlo, sorprendida.
Isabella:
"¿Cómo lo supiste?"
Padre de Isabella (con una sonrisa ligera):
"Soy tu papá, Isa. Sé cuándo alguien o algo te molesta, y bueno... no es la primera vez que hablas de él."
Isabella resopló y volvió a cruzar los brazos.
Isabella (murmurando):
"Lincoln no tiene toda la culpa. Lo que me dijo... tiene sentido, pero igual me dolió que no confiara en mí para contármelo antes."
Su padre asintió, escuchando con atención.
Padre de Isabella:
"¿Y qué te dijo exactamente?"
Isabella miró hacia abajo, evitando sus ojos.
Isabella (en voz baja):
"Que todo es complicado para él... que no quiso contarlo porque le preocupa cómo reaccionaría su familia y... también porque temía que Cookie se sintiera abrumada."
Padre de Isabella:
"Bueno, al menos fue honesto contigo al final. A veces, la gente oculta cosas no por maldad, sino porque piensan que están protegiendo a alguien."
Isabella (con un suspiro frustrado):
"Lo sé. Puedo entender eso de Lincoln... Pero Phineas..."
Su padre arqueó una ceja, notando el cambio en su tono de voz.
Padre de Isabella:
"¿Phineas? ¿Qué tiene que ver él en esto?"
Isabella apretó un poco los labios y miró nuevamente por la ventana, sus mejillas ligeramente sonrojadas por la mezcla de enojo y confusión.
Isabella:
"¡Todo! ¡Él tiene que ver en todo esto! Siempre estuve... estuve..."
Se detuvo, sintiendo un nudo en la garganta. Su padre la miró con una mezcla de curiosidad y ternura.
Padre de Isabella (sonriendo suavemente):
"¿Enamorada de él?"
Isabella se hundió un poco más en el asiento, como si quisiera esconderse.
Isabella (murmurando):
"¡Sí! ¡Pero nunca se dio cuenta! Era tan... tan obvio. Todos lo sabían menos él. ¿Cómo puede alguien ser tan despistado? ¡Es imposible!"
Su padre dejó escapar una pequeña risa, pero rápidamente la contuvo al ver el ceño fruncido de su hija.
Padre de Isabella (con voz comprensiva):
"Ay, Isa... Los chicos a veces pueden ser más lentos que un caracol subiendo una colina. Especialmente cuando se trata de cosas del corazón."
Isabella lo miró con una mezcla de enojo y resignación.
Isabella:
"Eso no es excusa. Si todo el mundo lo veía, ¿por qué él no? Siempre estuve ahí para él, y él simplemente... no lo notó."
Su padre asintió con calma, sin perder el tono paciente.
Padre de Isabella:
"A veces, las personas están tan concentradas en lo que tienen delante que no miran lo que está justo a su lado. Eso no significa que no les importe, Isa. Solo... que no se dieron cuenta a tiempo."
Isabella volvió a suspirar, sintiendo cómo la frustración comenzaba a transformarse en cansancio.
Isabella (en voz baja):
"Ya no importa, ¿verdad? Al final, todo esto solo me hace sentir como una tonta."
Padre de Isabella (mirándola con cariño):
"Isabella, no eres ninguna tonta. Tener sentimientos por alguien nunca es algo malo. Lo importante es lo que haces con esos sentimientos. Y si Phineas no lo vio, eso no es culpa tuya."
Hubo un momento de silencio. Isabella asintió lentamente, aunque todavía sentía un peso en el pecho.
Isabella:
"Supongo que solo... necesito tiempo para olvidarme de todo esto."
Su padre sonrió y extendió una mano para apretar suavemente su hombro.
Padre de Isabella:
"Tiempo, helado y un par de películas malas siempre ayudan. ¿Qué dices? Cuando lleguemos a casa, saco las palomitas."
Por primera vez en todo el viaje, Isabella dejó escapar una pequeña sonrisa.
Isabella (con voz suave):
"Gracias, papá... Creo que eso me vendría bien."
El auto continuó su camino hacia casa. Aunque Isabella seguía sintiéndose herida y algo confundida, el apoyo de su padre comenzaba a aliviar esa mezcla de enojo y tristeza. Tal vez las cosas no salieron como ella esperaba, pero aún había tiempo para sanar y encontrar su propio camino.
Phineas estaba de pie junto a la ventana de su habitación, mirando distraídamente hacia el jardín. El día había estado lleno de emociones, desde la confrontación con Lincoln hasta las revelaciones de su propia confusión. Pero algo no le dejaba paz: las palabras de Isabella, y todo lo que había sucedido entre ellos, daban vueltas en su cabeza.
Recordó todas las veces en las que Isabella había estado cerca de él, siempre tan atenta, tan cariñosa. Las veces que había hecho cosas por él, que lo había apoyado sin esperar nada a cambio. Recordó cuando ella lo había cuidado en el parque cuando estuvo enfermo, o cuando había insistido en ayudarlo a resolver sus problemas de construcción, siempre mostrando un interés genuino en su bienestar. La forma en que sonreía, cómo sus ojos brillaban de una manera especial cada vez que hablaban.
En ese momento, Phineas se dio cuenta de algo que nunca había querido ver: Isabella siempre había estado allí, ofreciéndole su amistad y su cariño, y él, por su parte, nunca lo había reconocido. Siempre había estado tan centrado en sus proyectos, en sus aventuras, que no había notado lo que estaba justo frente a él. El afecto que Isabella le había mostrado siempre había sido claro, aunque él no lo viera. De alguna manera, pensó que eran solo actos de una amiga... pero ahora entendía que para Isabella había algo más.
Phineas (hablando para sí mismo):
"¿Cómo no lo vi antes? Ella siempre fue tan... tan buena conmigo, tan... cercana. Y yo, tan centrado en mis cosas, nunca me di cuenta."
La mente de Phineas revivió una conversación que tuvieron hacía un tiempo. Había sido una tarde común, ellos dos trabajando en algo juntos en el jardín, cuando Isabella se había acercado con esa sonrisa cálida.
Isabella (sonriendo suavemente):
"Phineas, me alegra tanto que estemos haciendo esto juntos. Me haces sentir que soy parte de todo lo que haces."
En ese momento, Phineas había pensado que era solo algo que decía para ser amable, pero ahora, con todo lo que había ocurrido, esas palabras tomaban otro significado.
Phineas pasó la mano por su rostro, sintiéndose abrumado por la culpa y la confusión. Había estado tan ciego, tan distraído con todo lo que siempre hacía con Ferb y sus proyectos, que no se dio cuenta de los sentimientos de Isabella.
Phineas (en voz baja):
"Siempre estuvo ahí para mí, y yo... yo nunca lo vi. Ahora, después de todo esto, ¿es demasiado tarde para enmendarlo?"
Poco a poco, las piezas del rompecabezas empezaron a encajar. Cada pequeño gesto, cada mirada de Isabella, cobraba ahora un nuevo sentido. ¿Cómo pudo ser tan torpe para no haberlo notado? Él estaba tan ocupado con sus ideas y sueños que no pudo ver lo que realmente importaba.
Phineas (con tristeza):
"¿Y ahora qué hago? Isabella... siempre fue clara con sus sentimientos. Yo fui el que no supe verlos."
Se giró hacia la ventana, mirando el cielo que comenzaba a oscurecerse, reflexionando sobre cómo había dejado pasar tantas oportunidades. Sabía que no podía hacer que el tiempo volviera atrás, pero también sabía que debía hacer algo para corregirlo.
Phineas:
"Tal vez aún haya algo que pueda hacer para... para demostrarle que me importa."
En su mente, las palabras de Isabella resonaban con fuerza: "Te diste cuenta tarde..." Esa frase lo golpeó con la misma intensidad que la primera vez. ¿Había sido demasiado tarde para ella? ¿Había perdido la oportunidad? Phineas no estaba seguro, pero algo dentro de él le decía que aún había algo que podía hacer para mostrarle a Isabella lo que realmente significaba para él.
Phineas tomó una decisión. Tenía que hablar con Isabella, aclarar las cosas. Y, sobre todo, ser honesto consigo mismo. Porque ahora entendía, quizás demasiado tarde, que los sentimientos de Isabella siempre fueron claros, y que el corazón de ella había estado esperando que él finalmente abriera los ojos.
Fin del capítulo
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top