capitulo 3

Después de un almuerzo pobre que consistia en el caldo de repollo clásico de Vee, Luz pasó una hora ayudando a Amity a cargar un cubo tras otro de ropa limpia sobre un trineo que esperaba en el canal congelado. Luego, pasó la siguiente hora ayudando a Amity a cargar un cubo tras otro de ropa sucia sobre un trineo distinto. Cuando el reloj de pie marcó las siete, Luz notaba los brazos como si fueran fideos y tenia las manos cubiertas de marcas por la fricción.

-cielos, apenas lo noto- le dijo a Amity, moviendo los dedos.

-por lo menos, si Bligth te da con el bastón, no te hará mucho daño.

Bligth habia ido a la ciudad poco después de que los Fortuyn hubieran partido y aún no habia regresado. Incluso cuando la matrona no estaba, su espíritu malévolo invadia cada rincón sombrío y cada grieta abierta de Exide. A los niños no les habria sorprendido que la matrona tuviera ojos en las paredes o espías en las ventanas. Si realizaban las tareas dómesticas con una actitud que delatara la mínima pereza, Bligth se enteraría. Asi que los huérfanos trabajaban con esmero, como si la matrona estubiera vigilándolos y gritándoles sus indicaciones infinitas.

Luz estaba cada vez más nerviosa por saber que castigo tenia preparado para ella. La matrona planearia algo terrible, Luz estaba segura. Su sexto sentido tambien parecia estar seguro. La mera mención de la matrona hizo que una oleada de escalofríos alcanzara la punta de sus orejas.

-tal vez se ha caído dentro del canal del Mar del Norte- comentó Luz con esperanza, mirando a travez de la ventana de la lavanderia hacia los muelles borrosos cubiertos de nieve al norte -podria estar flotando hacia un océano lejano en este preciso instante.

-lo dudo- respondió Amity mientras volvia a hacerce la coleta que se habia deshecho -su capacidad para flotar se veria afectada por esos vestidos tan pesados que lleva. No tardaria demaciado en hundirce.

El reloj de pie continuó haciendo dong con campanadas estrepitosas y Luz oyó los pasos veloces de los huérfanos que salian de sus habitaciones y subian corriendo al piso superior. Cerró la ventana de la lavanderia y luego se frotó las orejas, que le cosquilleaban.

-vamos- dijo Amity con un tono de exasperación en la voz -debemos llevarte a la cama antes de que tus orejas te convenzan de que la matrona planea tu asesinato.

Luz la siguió fuera del cuarto, la preocupación le retorcia las entrañas. Cuando llegaron al dormitorio, habian diez niños dándose codazos para ganar espacio alrededor de la única cubeta de agua, sonde sumergian sus cepillos y se sepillaban los dientes con rapidez. Cuando los niños se apartaron, Luz miró dentro de la cubeta. Ahora, el agua estaba levemente amarilla y unas burbujas de saliva flotaban en la superficie.

Caminó hasta la ventana abierta y hundió su cepillo de dientes en la nieve que cubria el alfeízar. King estaba sentado en el tejado, su lapiz de carboncillo rasgaba la esquina de una funda de almohada vieja. Alzó un telescopio improvisado hecho con una cañeria metálica y los cristales reciclados de unas gafas y lo apuntó hacia el horizonte, aparentemente sin advertir la presencia de Luz. Ella se metió el cepillo de dientes en la boca, se estremeció cuando el frío le tocó las encías, frotó y luego escupió sobre la nieve.

-permites que entre aún más frío, King.

-sí, pero ya casi he terminado de añadir los muelles del este. Mira.

Luz observó por encima del hombro del niño del mapa sobre la funda de la almohada.

-los barcos diminutos sobre el río tienen un aspecto maravilloso. Con los temblores de tu pierna parece que se mecen sobre el agua.

King le sonrió ampliamente y luego tembló otra vez.

-supongo que hace bastante frío. Lo terminare mañana.

Le entregó con cuidado las herramientas con las que dibujaba el mapa a Luz y entró al orfanato a travéz de la ventana. Ella guardó las cosas en la cubeta de carbón de King y Luego se escurrió entre las aberturas angostas entre las camas en dirección a la parte trasera del cuarto. Los resortes de las camas crujían a medida que sus ocupantes se recostaban. Luz se colocó entre Amity y Vee, y luego extrajo su Libro de Teorías de su manga.

-¿podemos oír una historia alegre esta noche?- preguntó Amity - creo que no estoy de humor para demonios o licántropos.

Los rostros pálidos emergieron desde debajo de las sábanas en toda la habitación para mostrar su acuerdo con la chica. Junto a Luz, Vee tembló, luego se acurrucó más cerca y Luz sintió un cosquilleo en el brazo al notar el roce de la rata mientras su amiga acunaba a la criatura sobre el pecho.

-he estado trabajando en una nueva teoría- Luz sonrió, todos los pensamientos relacionados con la matrona desaparecieron en el instante en que abrió su cuaderno hecho por ella y hojeó sus páginas gastadas llenas de garabatos -en ella, mi padre, Philip Noceda, es titiritero de dia y aviador de globo aerostático de noche.

Mientras los murmullos de interés recorrían el dormitorio, Luz se lamió sus labios secos y comenzó su historia.

-una noche de luna llena, hace doce años, una familia de tres integrantes surcaba los cielos de Ámsterdam. Volaban más alto que los halcones, con más agilidad que los estorninos y más rapido que un halcón peregrino.

Amity tosió con intención.

-creo que los globos aerostáticos no funcionan asi...

-aso funciona este- Luz volvió la hoja y prosiguió con su voz de narradora: mitad susurro áspero, mitad cantarina -el globo era de color negro medianoche y estaba salpicado de estrellas plateadas. Abajo, colgaba la góndola más grandiosa que haya existido. En la proa, tenía un lobo gruñendo tallado en ébano, con esmeraldas gigantes en vez de ojos. En la popa, colgando de un poste horizontal, estaba mi cesta, colocada allí para que pudiera observar las estrellas titilar sobre mí.

-los Noceda acababan de pasar sobre la estación central de Ámsterdam y sobre el Palacio Real cuando, de pronto, una tormenta inesperada se desató- Luz adoptó un tono de voz más grave -los rayos centellaban y los truenos estallaban. Del este, llegó un vórtice turbulento de vientos furiosos. Mi madre hizo descender el globo con la esperanza de alejarse del centro de la tormenta, pero el viento lanzó la góndola sobre los tejados. Mi cesta quedó atascada en una chimenea, de forma tan firme que, mientras que el globo continuó avanzando, las cuerdas que me sujetaban se rompieron y quedé atrás.

Luz hizo una pausa para generar un efecto dramático y luego sonrió detrás de su cuaderno al oír que los niños inhalaban abruptamente y contenian el aliento. La rata que Vee abrazaba emitió un chillido como si alguien acabara de estrujarla. Luz los hizo esperar uno segundos más y continuó.

-no habia nada que mis padres pudieran hacer. Mientras el viento los alejaba más y más de mí, mi madre se esforzaba por intentar girar el globo aerostático para volver y mi padre consideraba saltar en mi busca en cuanto el globo descendiera lo suficiente. Pero la tormenta tenia otros planes. El viento hizo subir más y más alto el globo, a través de los mares, dando innumerables vueltas hasta que, pocos dias después, cayeron en el Polo Norte, rodeados de una familia de osos polares muy confundidos. El globo se habia desgarrado y yacia desinflado e inerte junto a la góndola, que estaba del revés. Mis padres, con su ingenio veloz y sus exelentes habilidades de supervivencia, construlleron una casa de hielo. Mi padre utilizó unas cuerdas de marioneta viejas como carretes para pescar y mi madre se hizo amiga de los osos cantándoles una canción de cuna. Pero es difícil hallar materiales para reparar un globo aerostático en el Ártico. Hasta el dia de hoy, siguen reparando el globo e intentando regresar conmigo por todos los medios.

-eso no explica por que estabas en un ataúd- dijo Hunter, con la voz levemente amortiguada e incorpórea desde debajo de las mantas de la cama frente a la de Luz.

-bueno, si, aún estoy trabajando en esa parte, pero...

-tampoco explica las marcas de garras- añadió King

-admito que no es mi teoría más convincente, pero....

Las palabras de Luz se apagaron cuando su oreja izquierda comenzó a cosquillear descontroladamente. Miró con atención la puerta del dormitorio. Un segundo después, un sonido familiar resonó al otro lado del pasillo.

Clic, clac, clic, clac

Hubo un susurro colectivo de sábanas cuando los huérfanos escondieron la cabeza de nuevo debajo de las mantas. Luz notó que unas patas diminutas trepaban su brazo y por su cabeza cuando la rata de Vee escapó. Oyó que alguien daba un soplido y la única vela que iluminaba el cuarto siseó y se extigió.

Clic, clac, clic, clac

Las camas crujieron y gimieron debajo de los cuerpos temblorosos.

Clic, clac, clic, clac

La matrona entró a la habitación y pasó por al lado de cada una de las camas, deteniéndose de vez en cuando.

Clic, clac, clic...

A través de un agujero en su manta, Luz vio las puntas puntiagudas de las botas de la matrona detenerse junto a su cama. Sintió un cosquilleo en las orejas cuando las botas se volvieron hacia ella.

-levántate- chilló Bligth, arrebatándole a Luz la manta de las manos -Amity y Vee, ustedes también- golpeó los dos bultos que temblaban en la cama que estaba enfrente -Hunter y King también.

-¿por qué ellos?- preguntó Luz, el corazón se le aceleró aún más al salir con torpeza de la cama.

La matrona solo esbozó su sonrisa característica, toda dientes y sin alma, y luego se fue del cuarto.

Bajo la luz pálida de la luna que entraba a través de las cortinas harapientas, sus amigos salieron de la cama con la misma expreción de pavor.

¿que tramaba la matrona?

Bligth esperaba en el vestíbulo. Habia huellas sucias que atravesaban el suelo de mármol hacia el comedor. El mismo que Hunter y King habian fregado antes. Sin duda no habrian pasado por alto marcas tan evidentes. ¿para eso los habia llamado la matrona?

Los cinco se agruparon en una fila, temblando mientras la mujer los fulminaba con la mirada. Un olor extraño y aceitoso flotaba en el aire e invadía las fosas nasales de Luz de un modo desagradable.

-su comportamiento esta mañana ha sido imperdonable- dijo Bligth, clavando la mirada en cada uno de ellos.

Luz frunció el ceño.

-pero yo fui la única que se comportó mal, matrona.

Bligth endureció la mirada.

-los cinco llevan aquí doce años. Nunca he tenido un huérfano que se quede más de diez años. A pesar de todos mis esfuerzos por convencer a los adoptantes de que son huérfanos adecuados, han insistido en presentarce a ustedes mismos como los mocosos inadoptables que son. Y tú, Luz, eres la niña más irremediablemente monstruosa que he tenido la desgracia de conocer. Con razón tus padres no te querian.

-eso no es verdad...- comenzó a decir Luz, intentando tocar el recorfontante bulto que formaba su Libro de Teorías y todas las pruebas que demostraban que sus padres la habian querido, pero advirtió que el cuaderno seguia debajo de su almohada.

Inhaló temblorosa. Discutir ahora con Bligth solo empeoraria las cosas. Sus amigos parecian aterrados y era culpa suya. La matrona los castigaria a todos, solo para hacerle daño a ella.

Luz extendió las manos.

-por favor, golpéeme con el bastón. Yo fui la que se comportó mal. Ellos no hicieron nada malo.

Bligth sonrió con malicia.

-oh, no habrá azotes hoy. He comprendido que eso no resolverá en ebsoluto mi problema. Tengo otro plan. He llegado a la conclución de que los cinco han abusado de mi hospitalidad.

A Luz le dio un vuelco el corazon.

-¿a que se refiere?

-la ley dice que un huérfano puede permanecer en el orfanato hasta alcanzar la mayoria de edad- dijo Amity -no puede hecharnos. El Kinder no lo permitiria.

-a ellos solo les importa el papeleo- Bligth resopló -para ellos, ustedes no son más que nombres y números en un libro. Mientras el papeleo cuadre, no meterán las narices. Puedo hacer lo que se me plazca.

-pero ¡es ilegal!- gritó Amity

-les ofreceré una última oportunidad de redención- dijo la matrona, ignorando a Amity -les permitiré asistir a una presentación más. Quien no sea escogido durante la próxima inspección quedará sin nombre y sin hogar.

-no puede hacernos esto- suplicó King -moriremos de hambre, si es que no nos congelamos primero.

-tal vez debieron haber pensado en eso antes.

- la próxima presentación podría ser dentro de varias semanas- dijo Amity, mirando a los demás -King podria pintarnos pecas en la cara, solo tendremos que esforzarnos más.

Luz mantuvo los ojos clavados en la matrona. Supo que iba a suceder algo terrible antes de que Bligth hablara. Lo veia en el modo en que la mujer retorcía la comisura de su cruel boca. Luz miró de nuevo la huellas. En ese instante, se percató de que eran demasiado grandes para pertenecer a un niño y no lo bastante puntiagudas para ser de la matrona. También advirtió que habia dos pares.

-de hecho, Amity- dijo Bligth -la presentación comenzará ahora mismo.

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