capitulo 2
Los adoptantes de pelo dorado sacudieron la nieve de sus cuerpos y se volvieron para mirar la fila de niños. Luz intento ignorar su desepción profunda y sujetó más fuerte su marioneta de gato mientras clavaba la vista en sus propias botas.
Esos no eran sus padres.
-vienvenidos!- pio Bligth, sonriendo como una marioneta con los ojos abiertos de par en par -niños y niñas, ellos son Bart y Maria Fortuyn. Ahora decir todos: buenos dias!
-buenos dias- repitieron veintisiete vocecitas.
Luz tenia la lengua cubierta de telarañas. Tiró de su manta de bebe, ahora la tela ceñida la asfixiaba. Alguien la tomó de la mano y le dio un apretón. Luz le dedicó a Amity una sonrisa tensa.
-¡pasen y entren en calor!- canturreaba Bligth mientras rodeaba a los adoptantes y los insitaba a avansar sobre el suelo de mármol -los niños están muy entusiasmados por conocerlos.
-nosotros estamos entusiasmados tambien- dijo Bart Fortuyn
Era un hombre alto y su esposa era incluso más alta. Se detuvieron en medio del vestíbulo y deslizaron la vista por la hilera de niños como si estuvieran observando el escaparate de una tienda.
-que encantadores- dijo Bart Fortuyn
-encantadores... ¡sin duda!- Bligth hizo una mueca, su jovialidad vaciló un segundo -como sin duda recordarán por el cartel, no hay duda alguna de que ofrezco los mejores huérfanos de toda Ámsterdam. Obedientes, trabajadores y con buenos modales. Y todos los mayores pueden leer y escribir.
-oh, ¡esto es incluso mejor que comprar un bolso nuevo!- dijo Maria Fortuyn con alegria -mira, Bart, ¡hay tantos para elegir!
La sonrisa de Bligth se ensanchó pronunciadamente sobre sus mejillas maquilladas. Luz undió más los dedos en el algodón suave de su gato marioneta.
-entonces, por favor, comiencen su inspeccion- exclamó Bligth -primero los menores.
La primera huérfana, una chica pequeña de risos color marron suave y una constelación de pecas en el rostro, dio un paso veloz al frente. La matrona bajó sus gafas de lectura sobre la nariz y miró su portapapeles.
-ella es Viney- les explico Bligth -tiene alrededor de seis años. Se sabe la hasta la tabla del 10 a la perfección y ya sabe coser sin hacerse daño. Viney viene con una cesta de mimbre y una manta de algodón amarilla.
Los Fortuyn le sonrieron a la niña.
-hola Viney
Luz sintió un tirón en la manga. Miró a Amity, quien observaba a los adoptantes con expresión pensativa.
-te apuesto un calcetín sin agujeros a que escogen a Viney- susurró Amity -siete de cada ocho veces, los adoptantes escogen al huérfano más pequeño. Una niña con pecas aumenta las probabilidades. Matemáticamente hablando, ya la hemos perdido.
-quizá sea lo mejor- respondio Luz en el mismo tono de voz, mirando a los Fortuyn mientras ellos avanzaban por la hilera hacia ella -a mi me parecen ladrones de tumbas.
Amity alzó las cejas con curiosidad y Luz inclinó un poco más el torso hacia ella.
-botas negras, capas oscuras. Ideales para escabullirse de noche y robar cadáveres para vendérselos a los investigadores médicos. Puede que escojan a Hunter, por sus brazos exelentes para cavar.
Hunter tosió y las miró con intención. Luz posó de nuevo los ojos en sus botas.
De pronto, su libro de teorías parecia un peso muerto en su manga. Puede que sus padres llegaran a finales de invierno. Seria lógico. Recordó que viajar era dificil en esa época del año. Solo debia ser más paciente.
-y ¿cual es tu nombre, niña?- preguntó Bart Fortuyn, ahora estaba a unos pocos niños de distancia.
Luz sintió de nuevo un revoloteo en el estómago al percatarce que Vee toqueteaba el dobladillo de su delantal y se miraba los pies.
-ella es Vee- pio Bligth, leyendo su portapapeles -tiene aproximadamente doce años. Lee y escribe sin problemas y tiene una caligrafía apropiada. Es una exelente cosinera. Viene con una cesta de pícnic pero, por desgracia, sin manta.
-que bonito pelo tienes- dijo Maria Fortuyn, sujetando el mentón de Vee -dime, Vee, ¿cantas?
El vestíbulo se quedó en silencio, exepto por los engranajes del reloj de pie. Maria Fortuyn se aclaró la garganta. Vee juntó los hombros y cerró los ojos con fuerza..
-oh, no sirve de nada hacerle preguntas- suspiró Bligth -es muda. Sin embargo...- la matrona alzó la voz -seria una hija silenciosa fantástica.
-¿una muda?- dijo Bart Fortuyn, pensativo -supongo que seria bueno tener una hija callada...
-ah, ¡porsupuesto que no, Bart!- gritó su esposa -¿que pensarian nuestros amigos? No soportaria al cotilleo. ¡siguiente!
Vee retrocedió cuando King avanzó ansioso. Se limpió una de sus manos manchadas de carbón sobre la pernera del pantalón y luego la extendió. Los Fortuyn miraron la mano sucia y no hicieron movimiento alguno para estrecharla.
-este es King- dijo la matrona -tiene aproximadamente doce años y posee herencia del este asiático desconocida. Puede nombrar todas las capitales del mundo y se le da muy bien la caligrafía y la cartografía. King viene con una cubeta de carbón y...- miró con algo de asco a King- este chal.
-¿un artista?- preguntó Bart Fortuyn y realizó una mueca mientras señalaba la barra de carbonsillo que King llevaba apoyada en la oreja izquierda.
-King tiene, bueno,inclinaciones artísticas- dijo Bligth como si admitiera que al niño le gustaba comer ranas muertas -sin embargo, seria muy útil para dibujar retratos o...
Bart Fortuyn alzó la mano.
-acabamos de redecorar nuestro hogar. Cortinas de seda blanca de Beijin y tapizados de color crema de Roma.
-manchas de carbón- añadió Maria Fortuyn, señalando el chal de King con repulsión -como puedes ver con claridad.
Los adoptantes avanzaron por la hilera.
Hunter avanzó con torpeza como si el suelo de pronto se hubiera inclinado y los Fortuyn retrocedieron con un paso veloz. Hunter logró cerrar las piernas con rigidez y pegar los brazos a los laterales del cuerpo. Su nariz se tiño de un rojo brillante.
-este es Hunter- dijo Bligth -tiene aproximadamente trece años. Es un sastre experto. Su caligrafia es... bueno, tiene personalidad. Hunter viene con un saco de harina, pero sin cesta y sin manta.
-creí que las niñas aprendian a coser- dijo Bart Fortuyn. Su esposa miró a Bligth.
-¿porque no trabaja de aprendiz si tiene trece años?
-es más torpe que un burro de tres patas- Bligth suspiró -lo envian de vuelta de cada empleo que le he conceguido. Aunque su altura lo convierte en mi quita telarañas número uno. Sin duda es muy útil. Podría hacerles un descuento por él.
Hunter se sonrojó avergonzado y su sonrisa vaciló.
Maria Fortuyn sacudió la cabeza de un lado a otro.
-no lo creo. Míralo, Bart ¿como podré encontrar alguna vez atuendos adecuados para un niño tan larguirucho? Y no me agas hablar de ese pelo desastroso. No. No puedo.
Hunter regresó a su sitio en la fila, dejó caer sus hombros. Luz emitió un gruñido bajo, ignorando los pinchazos repentinos en la punta de las orejas que le indicaban que tubiera cuidado. Se tapó el rostro con las manos. Espiando a través de una abertura delgada, vio a los adoptantes mirar con entuciasmo a Amity. El ojo de Maria Fortuyn tembló levemente al ver su chaleco, pero el hermoso pelo castaño pareció reavivar el interés de la mujer.
-Amity tiene aproximadamente doce años- supiró Bligth, leyendo su portapapeles con tono monótono -dominó la tabla del doce a los cuatro años. Esta familiarizada con conseptos tales como el teorema de Pitágoras y el número pi. Amity viene con una caja de herramientas vacía, una manta de algodón rosa y tres rollos de cinta esmeralda.
Bart Fortuyn emitió un bufido.
-¿para que le sirve a una niña tener conocimientos sobre pitágoras?
Amity serró los puños con fuerza a cada lado del cuerpo.
-oh, no se preocupe- dijo Bligth con rapidez -le aseguro que está entrenada para las tareas domesticas y es dócil, como debería serlo una niña.
Luz notó que Amity estaba nerviosa. Las dos niñas compartieron una mirada de desprecio.
-tendremos que deshacernos de ese chaleco y será necesario agregarle más volantes- Maria Fortuyn inclinó el torso hacia adelante de modo que su nariz quedó al mismo nivel que la de Amity -pero, cielos, eres una muñequita preciosa ¿verdad?
Amity entrecerró los ojos.
-di hola, Amity- le advirtió Bligth
-hola- dijo Amity, con una voz dulce como la miel. Alzó una mano y los saludó con su mano de seis dedos.
Hubo una pausa larga, durante la cual Luz oyó que alguien contaba entre susurros. Luego, los Fortuyn dieron un paso rápido al lado y, a pesar de la pared del par de manos que cubrian su rostro, Luz sintió como la mirada de los adoptantes aterrizaba en ella. Era la hora de su numerito.
-ella es Luz- dijo Bligth. La matrona se aclaró la garganta, peor Luz no se apartó las manos de su rostro -tiene aproximadamente doce años, puede recitar los cuentos de hadas de los Hermanos Grimm y posee una voz bastante agradable para el canto. Luz viene con un ataúd pequeño, ese vestido extraño que lleva puesto y una marioneta.
-pero ¿viene con cara?- preguntó el señor Fortuyn.
-¿Luz?- la matrona hizo clac con su bota a modo de advertencia -aparta inmediatamente tus manos.
-Luz- reflexionó la señora Fortuyn -¿que clase de nombre es Luz?
-uno que yo no hubiera elegido- suspiró Bligth -no tengan ningún reparo en escoger un nombre más adecuado - CLAC -quitate las manos de la cara, niña.
Luz notó otro pinchazo en la oreja izquierda, como una ráfaga de aire frio, pero la ignoró. No necesitaba que su sexto sentido le advirtiera que corria el riesgo de desatar la ira de la matrona.
-¿es sorda?- pregunto Maria Fortuyn.
-no- gruñó Bligth -no lo es.
-¿Luz?- el susurro de Amity estaba teñido de miedo -¿qué estás haciendo?
Los pinchazos en la oreja regresaron un instante antes de que la matrona la agarrara del pelo y le tirara la cabeza hacia atrás. No le hizo falta más tiempo para cambiar la expresión de su rostro. Arrugó la nariz, mostró los dientes y, con la cabeza alejada de la luz, sabia que sus ojos chocolate parecian pozos vacios y oscuros.
Los Fortuyn dieron un grito ahogado.
Luz sonrió. No era una sonrisa dulce. No habia hoyuelos. Era una sonrisa que la matrona le habia enseñado: todo dientes y sin alma.
-buenos dias- gruñó Luz imitando su mejor voz de hombre lobo.
Los adoptantes deslizaron sus ojos abiertos de par en par por su rostro, examinaron su vestido negro que no le quedaba bien y luego subieron la vista otra vez. Luz los contempló por debajo de las pestañas. Los Fortuyn intercambieron una mirada con las narices arrugadas y una sacudida de cabeza nada sutil.
-nos llevaremo a esa- anunció la señora Fortuyn señalando a Viney -parece muy dulce.
El corazón de Luz danzó.
Bligth retorció el puño una vez más, luego soltó a Luz y esbozó una sorisa aceitosa.
-¡una elección exelente!- exclamó con alegria, caminando hacia una mesa auxiliar sobre la que habia un libro inmenso de cuero -permítanme prepararles el certificado de adopción- su sonrisa desapareció cuando miró a los huérfanos -el resto, regresen a sus... estudios.
El reloj de pie hizo tic y tac, las ratas chillaron en los rincones más oscuros de la habitación y los huérfanos avanzaron con pisadas silenciosas para retomar sus tareas domésticas agotadoras.
Mientras subian las escaleras, Luz sonrió para si misma por su estupenda actuación. Luego, miró de reojo a sus amigos. Amity fruncia el ceño, Hunter parecia desconcertado, King todabia intentaba limpiarse el carbón de las manos y Vee parecia querer ocultarse en una de las muchas sombras del lugar. La sonrisa de Luz cayó hacia el suelo.
-no olvidará lo que hiciste- le aseguró Hunter un voz baja -está vez, el castigo será algo peor que golpearte los dedos con el bastón.
Luz tragó con dificultad.
-no tenia otra opción. No pueden adoptarme; lo sabes. Soportaré cualquier castigo.
Hunter no parecia convencido, pero le sonrió con timidez.
-espero que valga la pena.
Luz abrazó con fuerza su marioneta y deslizó de nuevo los dedos sobre la etiqueta en su pata, ignorando la pequeña punzada de duda que intentaba alcanzar su corazón.
Ella tambien esperaba que todo valiera la pena.
La esperanza era lo único que le quedaba.
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LIBRO DE TEORÍAS DE LUZ
Amity dice que todas las teorías deben estar basadas en pruebas y que el poder de deducción puede resolver cualquer misterio. Bligth insiste en que mis padres me abandonaron porque era《un bicho raro》pero creo que las pruebas muestran una historia absolutamnte distinta. Me abandonaron con más pistas que a cualquier otro huérfano que haya conocido. Mi familia nunca me dejaria sin un buen motivo.
○marioneta de gato hecha por Philip Noceda. Tenia pulso.
○cesta con forma de ataúd, con marcas de garras en el lateral izquierdo.
○un largo hilo de seda blanco entrelazado dentro del tejido de mimbre de la cesta.
○una manta confeccionada con terciopelo de Ámsterdam caro. Nombre bordado en hilo de ceda blanco.
○dos gotas de sangre sobre el bordado de la manta.
○me dejaron en el tejado del orfanato, bajo la luna llena.
○mi sexto sentido, que advierte la presencia de peligro.
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LA TEORÍA DEL CAZADOR DE LICÁNTROPOS
Mis padres son cazadores de licántropos (sexto sentido, marcas de garras y luna llena). Unos hombres lobo los perseguian, asi que treparon en busca de refugio (tejado). Preocupados por si yo resultaba herida, decidieron dejarme en algún lado hasta que fuera seguro regresar a buscarme (orfanato). Para hacerme saber que yo les importaba, dejaron pistas sobre mi identidad y la de ellos: bordaron rápido mi nombre en la manta, por lo que se clabaron la aguja sin querer (hilo y gotas de sangre); y mi padre dejó una pista para demostrar que él es Philip Noceda (gato marioneta). Vendrán a buscarme, sin duda, cuando yo tenga la edad suficiente para comenzar mi entrenamiento como cazadora de licántropos.
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