4
Todo pecado comienza comienza con una palabra. La palabra «Sí.»
Porque el pecado llama y es la puerta más fácil de abrir.
Akk se retuerce de rodillas en el suelo y sujeto de los hombros por dos hombres. La bolsa no le permite ver nada, pero escucha música a lo lejos. Eso le deja saber que está en un club. Y uno conocido. Le quitan la bolsa y finalmente alza la mirada. Frente a él hay un hombre en ropas de punk millonario. Tiene el cabello rapado, un diente plateado y gafas de sol. El sujeto cala de un cigarro antes de sentarse en el sillón.
Akk respira agitado. —Kaise. Vamos. ¿Por qué me haces esto? Trabajo para ti. — Intenta simpatizar, pero recibe un puño en su lugar. Akk escupe sangre. Cabizbajo.
—¿Por qué le vendiste nuestro producto a la banda enemiga? ¿Acaso creíste que no me daría cuenta, niño de mierda? — Kaise demanda.
—Ellos dijeron aliarse con nosotros. Si las drogas sabían bien.
—¿Ah, sí?
Recibe otro puño. Esta vez del sujeto a la derecha.
—No te hagas el listo, Akk, no te queda bien. Lo hiciste por dinero. Nada más y nada menos que por dinero. Te iban a pagar más. Les diste nuestra combinación secreta a la banda enemiga, ¡maldito hijo de perra! — Kaise camina hacia él y lo agarra del cabello para alzarle la mirada. Akk lo mira hecho un desastre sanguinario. Le sale sangre de la nariz y tiene sangre por los dientes.
—Dame una razón para dejarte vivir.
—Sé dónde nuestros enemigos guardan su droga. Si vamos a atacar, podemos llevarnos la suya. — Sonríe victorioso. Ríe al ver la expresión frustrada de Kaise.
—Suéltenlo.
Los hombres lo sueltan y él deja los brazos colgar a los lados. Cansado.
—Pues deberemos ir rápido porque dijeron que secuestrarían a tu novio.
—¿Novio? — Akk se espanta al mirarlo a los ojos.
—No el viejo con el que sales. El otro. Uno jóven. Pasó la noche en tu casa.
Akk agranda los ojos al recordar a Gulf. Es el único que pasó la noche en su casa. Sin embargo, él no tiene nada que ver en su vida. Ni siquiera sabe por qué su hermano lo llevó a la casa. —¡E--Él no es mi novio!
—A mí no me tienes que explicar nada. Maldito bastardo. Solo debemos apurarnos. — Kaise lo pone en pie junto a los tres hombres en la habitación.
—Elige una arma. — Kaise apunta con el mentón las armas que los tres hombres le ofrecen. Todas son de una mano, pero cada una más pequeña. Akk elige una Glock y Kaise palmea su hombro. —Prepárate, bastardo, será tu primera vez en una guerra de pandillas.
Mientras que su jefe y los demás abandonan el lugar, Akk queda gélido. Solo mira el arma una tras otra vez. Es un arma real. No un juguete. Tirar del gatillo quitará una vida. Nunca pensó saber cuánto pesaría un arma, pero queda perfecta en su mano. Él baja el arma para sacar el teléfono y llamar a su hermano.
🦋🦋🦋
Gulf va camino a casa con una sonrisa prometedora al haber trabajado junto a Mew. Se mira las manos al recordar cómo fueron envueltas por las del mayor. El calor del torno no tenía comparación con el de sus manos. Sofocante y aún así adictivo. Tan repetible cómo la comida.
Cerca la casa se estaciona una furgoneta y unos hombres con bates y balaclavas descienden del vehículo. Gulf mira atrás creyendo que buscarían a alguien más, pero verlos dirigirse a él es una mala señal. —U--Un momento. ¿Quiénes son ustedes?
—Dale las gracias a tu novio. Facilitó nuestras ventas en drogas. — Uno de ellos comunica. Gulf saca un spray pimienta y lo vacía en los ojos de los cuatro hombres. Estos caen sobre sus espaldas. Retorciéndose del dolor.
—¡Soy soltero! ¡Se confundieron de persona! — Corre y jadea al tener que doblar las rodillas para esquivar la oscilación de un bate. Otros tres hombres lo rodean. Impidiendo el paso a casa. Gulf retrocede. Intenta rociar más spray, pero este emite un sonido de atasco. No tiene más.
—Entonces qué, ¿cuatro dólares para una protección incierta? — Agrieta los dientes.
—Como un condón. — Burla uno.
Conforme más se le acercan, Gulf va perdiendo esperanza, hasta oír un disparo al aire. Justo detrás de ellos. Los hombres voltean sobre sus hombros. Y Nadech, que apuntaba el arma al cielo como una bengala, los apunta. Mirándolos mortal.
—No sé quién carajos son ustedes. Pero si no dejan a mi hijo en estos instantes los dejaré inválidos de por vida.
Los hombres retroceden y buscan a los que Gulf atacó. Todos ingresan la furgoneta y desaparecen. Nadech baja el arma y corre hacia su hijo. Lo revisa con la mirada y con una mano. —¿Estás bien? ¿No te hicieron nada? — Su voz quejumbrosa y sus ojos llorosos.
Gulf se le queda viendo. Confundido. No dice una palabra. Pero a Nadech no le importa. Lo considera como parte del shock y besa su frente antes de envolverlo en sus brazos. —Gracias a Dios. — Exhala.
Gulf no le regresa el abrazo. Pero sí siente tantas ganas de llorar. Porque es su papá. Pero él no lo comprende. ¿Cómo la persona que le es infiel a su mamá sigue amando a su hijo y a su esposa? ¿Por qué no deja de ser una buena persona?
—Volvamos a casa, hijo. Me explicas adentro. ¿Sí? Vamos. — Nadech lo rodea de los hombros y juntos entran a la casa. Gulf solo asiente.
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Tras decirle a su padre que no hizó absolutamente nada como para ser secuestrado regresa a la habitación y desploma el trasero en su cama. Exhausto y cabizbajo. Poco a poco, como si la fantasía se mezclara con la realidad, comienza a ver a su padre como una silueta fugosa. Bañada en petróleo. Una figura cuyo andar deja huellas por toda la casa. El pasillo está empapado de sus pisadas. Las manijas de las puertas también. Sus huellas dactilares están por toda la habitación de Gulf. Especialmente cerca de su armario dónde oculta algo muy especial para él. Algo que teme abrir en estos momentos.
Cuánto más contempla su armario más juega la oscuridad con él. Sabe que las huellas son falsas. Que el petróleo goteante en las manijas también lo es. Que las pisadas son invisibles y no negras.
El teléfono suena a su lado y él lo alza. Es Mew. Y Gulf siente un gran alivio. Respira calmado. —¿Sí, Mew? — Contesta.
—¿Estás bien? ¿Fueron a buscarte?
—Uh, ¿cómo sabes que se me acercaron unas personas?
—¿No te hicieron nada?
—Mi papá evitó que eso sucediera. No entiendo. ¿Cómo lo sabes?
—Mi hermano Akk. Está envuelto en cosas que no debe. Me llamó preocupado por ti.
«Preocupado por mí. Es raro escuchar eso del amante de Nadech-- ¿Acabo de llamar a papá por su nombre? Esto es raro. Será mejor que no lo haga o se volverá costumbre. » Se auto-regaña.
—Descuida, Mew. Estoy bien. ¿Cómo están tu y tu hermano? ¿Todo en órden?
—No ha vuelto a casa. Pero te dejaré saber mañana. ¿No te asusta la idea de venir a verme ahora que sabes lo de las drogas?
—Confío en ti. Tú no me harías daño, Mew. — Gulf acerca sus rodillas a su pecho y las abraza. —Lo sé porque eres una buena persona.
—Tú también lo eres, Gulf. También confío en ti.
Gulf sorna un poco. —¿Quieres que te haga compañía mientras esperas a tu hermano?
—No quiero interrumpirte.
—No. Descuida. Necesito una distracción. — Gulf se tumba sobre su espalda. —Puede que escuches mis ronquidos después de media hora, pero....
Ambos ríen.
—Intentaré no aburrirte. — Mew responde. —Dime quiénes son tus diseñadores favoritos.
—¡Oh, no acabas de hacerme esa pregunta! Escucha. Una vez comience no me detendré, ¿oíste? Tienes que estar mil por ciento seguro de querer oírme.
—Soy bueno escuchando. Me gusta escucharte. Eres, cómo se dice esa palabra, elocuente.
Gulf rota sobre su pecho pillando el labio inferior entre sus dientes y patea el margen de la cama como un niño pequeño. Emocionado. —Comencemos con Domenico Dolce, ¿has visto sus colecciones? Son el paraíso--
Siempre callan a las cotorras. Pero quién las hizo hablar en primer lugar, ¿eh? Apuesto a que no pensaban eso. Esa noche Mew Graham me regaló una de las risas más hermosas que había escuchado en la vida. Lo peor fue que me hice adicto a ella.
🦋🦋🦋
Lunes
Todos los estudiantes de costurería están afuera del salón mirando sobre la puerta a Gulf. El mismo ni cuenta se ha dado de que está solo. Simplemente corta la tela con un rostro de pocos amigos y ojeras bajo los ojos. —Profesor Heisen, Gulf actúa como psicópata otra vez. — Una chica anuncia. Escondida tras el profesor.
—Corta, corta, ¡corta! — Gulf corta una porción de tela con ojeras en los ojos y un rostro malhumorado. —Cose, cose, cose. — Repite cada acción de manera vil y siniestra. Los estudiantes pueden jurar ver sus ojos de color carmesí. Le decían El Costurero Infernal porque ya había pasado el año pasado, pero ahora ocurría de nuevo. —No se preocupen, chicos. Hablaré con él. Ustedes vayan a por unas empanadillas o algo.
—¿Empanadillas? ¡Vamos al Arcade! — Joong choca las cinco con sus compañeros y agitan sus lenguas tales machos salvajes en los hombros de las chicas —sin lamerlas— provocando que las mismas se encojan de hombros.
—Nosotras vamos a tomar café. Gracias, profesor Heison.
—Qué aprovechen. — Heison ingresa el aula todo amable y se le acerca a Gulf.
—Gulf.
—Profesor, — Gulf se vuelve con una sonrisa entonces mira alrededor. Nota el salón vacío. —Ouh. ¿Ya es hora de almuerzo?
—Apenas son las nueve y tres, Gulf.
Gulf ata cabos y comprende. —Lo he hecho otra vez, ¿no es así?
—No debo meterme en dónde no me corresponde, pero ¿cuál es la historia del diseño en tu traje?
En la tela hay un recuadro nocturno dónde un adolescente ve al monstruo de petróleo frente su armario. Los personajes son siluetas negras, pero cada uno luce exactamente como su familia. En el siguiente recuadro está el dibujo de él y su madre caminando fuera del ginecólogo. Encerrados en la burbuja protectora junto a los peces. En el tercer recuadro el monstruo de petróleo los está abrazando y el chico luce atemorizado. El cuarto recuadro aún no tiene dibujos.
—Es sobre un monstruo que no es malo. Pero tampoco es bueno. El chico creía conocerlo cuando era humano, pero una vez el monstruo hizo lo que hizo, ya no puede recordar su cara. — Gulf explica. El profesor Heison tiene tinta de conocer el asunto. Le dedica unos ojos sabios entonces dice:
—¿Y esa historia tiene un final feliz? ¿El monstruo puede ser perdonado?
Gulf se lo piensa durante segundos antes de volver a mirar el dibujo en su tela.
—Quiero decir, — Se precipita Heison para encubrir la realidad de la historia. —para que se compre la ropa.
Gulf sonríe. —Aún está en proceso— Murmura.
🦋🦋🦋
Mew se crea una cuenta de Instagram falsa y busca el usuario de Nadech tal como Gulf le escribió. Akk no ha regresado a casa entonces busca entretenerse.
Maldice en bajo por hacerlo, pero le escribe a Nadech.
Mew: Hola. Eres el padre de Gulf. Tu cuenta está genial.
—Dios. Soy una mierda escribiendo. — Mew respira. Ansioso a la vez que indiferente.
Nadech: Hey.
Nadech: Tu cuenta está llena de tu arte. Es hermosa.
—La cuenta de tu hijo debe ser mejor. — Mew murmura, pero sigue escribiendo.
Mew: ¿Sí? Gracias.
Nadech: No tienes muchas fotos tuyas.
Mew: No soy fotogénico.
—Suena muy seco. — Se queja y añade unas risas. —Mejor.
Nadech: Tú también eres una obra de arte que debería ser vista.
Mew: Las obras infravaloradas, al contrario de las populares, son miradas con amor.
Nadech: Guau. Me has dejado sin palabras.
Mew sorna y entra al instagram de Gulf. Su Instagram es mucho más colorido y vívido. Tiene selfies, lugares, ropa, poses. Muestra su disfrute por la comida vegana y el interés en la moda. Sus fotos hacen sonreír al alfarero.
Nadech: ¿Me seguirás?
Mew rueda los ojos pero contesta con la mejor actitud posible.
Mew: Ya te seguí
Mew:
:)
Nadech: Genial. Me agrada hablar con los amigos de mi hijo.
Mew guarda el teléfono en su bolsillo trasero. Harto de este juego psicológico y de esperar a su hermano.
🦋🦋🦋
Nadech acuesta el teléfono sobre su escritorio. La clase de marines no empezaba dentro de poco y Akk se había quedado a dormir en uno de los dormitorios vacíos del lugar. Ahora mismo le hacía una felación a Nadech. Bajo el escritorio. Nadech gime y mira abajo cuando esté levanta la cabeza.
—¿Hablabas con tu esposa? — Pregunta Akk.
—Sí. Debía contestar. Pero todo está bien. ¿Cómo te sientes de la quijada?
—Mejor. Volveré a casa en unas horas. Pero gracias por darme una habitación aquí. No sabía cómo mirar a mi hermano después de la golpiza que me dieron.
—Descuida. Al menos te defendiste de ellos.
Akk sonríe travieso. Encuentra gracioso que se haya creído su simple historia de matones. —Mjm. Siempre doy pelea. Sin importar qué.
—Eso me pone. — Ambos sonríen y el chico continua el trabajo oral. Le pasa la lengua desde la base a la punta, dónde gira su lengua en círculos. Haciendo el pene bailar con ella y vuelve a engullirlo hasta el fondo.
El hombre gruñe y le mantiene la cabeza quieta para correrse en su boca. Calienta sus mejillas y lengua con semen. El chico lo recibe e incluso posa su mano sobre la del mayor. Convirtiendo el acto en algo romántico e íntimo.
Nadech mira abajo y el chico desocupa la boca con el pene goteando y saca la lengua en una sonrisa traviesa. El semen le cae en la lengua y en porciones de su rostro.
—Eres muy sucio.
—Te gusta que sea así.
Nadech le baja la cabeza con una mano y el chico lame todo. Lo deja absolutamente limpio. Él recoge las porciones en su rostro con una mano y las lame de su palma. Seductor en todas las veces.
Nadech goza y muerde su labio inferior.
Esposa❤: Amor, ¿y si vamos a la casa del lago el fin de semana?
Esposa❤: Gulf podría traer a sus amigos y ustedes dos conectarían de nuevo. Ya que dices que lo sientes distante.
🦋🦋🦋
|En ese fin de semana|
Gulf desentierra un paquete de drogas. Viste ropas de senderismo y una mochila pequeña. —De ninguna manera. — Murmura al mirar el paquete de drogas y escucha un arma ser recargada.
—Gulf. Suelta eso. — Al voltear, su padre lo está apuntando con el arma.
Gulf muestra las manos, pero lo mira devastado. —Papá, ¿qué es esto? ¿Esto es tuyo?
—Gulf, — Nadech luce nervioso. —te lo puedo explicar, pero no le digas a tu madre. No le puedes decir a nadie.
—¿Cuánto más nos ocultas a mí y a mamá? ¿Por qué nos mientes? Yo solo quiero saber--
Un disparo desde una dirección desconocida sorprende a Gulf. El mismo rebota del shock y su cuerpo cae entre temblores. —GULF. HIJO. — Nadech grita en el despegue de las aves del bosque. Se arrodilla a su lado para sostenerlo de manera nupcial mientras que Gulf convulsiona.
Es decir, esto es lo que pasa cuando te acercas demasiado a la verdad. Al otro tipo de verdad. La que nunca debe ser revelada. Sin embargo, me estaría adelantando demasiado a los hechos. Porque faltan muchas cosas antes que esto.
Regresemos al día en que estábamos.
⏪
Mi cuerpo regresa a la posición que tenía antes del disparo y la sangre que estalla de mi costado vuelve a ingresar mi cuerpo. Mi padre camina en retroceso hasta el lugar en dónde estaba y me apunta con el arma.
⏪
Dos siluetas que parecen ser nuestras —mía y de Mew — están a nada de besarse bajo la tenue luz de una sala de estar, pero retroceden.
Todo va en reversa. Cambiando posiciones. Cambiando formas. Escenarios. Miradas de celos. Risas. Emociones.
🦋🦋🦋
Hasta regresar al Gulf que salía de la clase de costurería luego de escuchar a sus compañeros llamarlo psicópata. Él suspira agotado y verifica los mensajes que le llegan al teléfono.
Mamá: ¡Iremos a la casa del lago este finde!
Mamá: [Gif de su mamá modo avatar sacudiendo macarenas y meneando las caderas]
Mamá: Puedes invitar a tus amigos. Quiero conocer al Jueves Addams. 👀
Gulf ríe con cariño. No pasó ni un día y ya su madre apodó a Mew. Cosa de latinos que le pegó su padre. —Bueno. Esto podría ser algo bueno. — Gulf planea sacar ventaja de todo esto.
*N/A: OmG. Ese vistazo al futuro dió miedo, ¿no? Espero que les guste, este capítulo tiene de todo un poco. Me gusta mucho lo del monstruo de petróleo. Pienso que es una ideología interesante + amé cuando Nadech salvó a su hijo y se preocupó (a pesar de todo) 🥺. Nos leemos💖*
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