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Yo amo a mis padres. Y los llamo privilegio porque otros no tienen la suerte de siquiera ver a los suyos. A veces son tan y tan buenos que pienso que soy adoptado. Recibí los genes de su belleza mas sin embargo, no los de su inteligencia. Pero hago lo que puedo para obtener buenas calificaciones. Papá sirvió en la marina y ahora enseña eso. Mamá es dentista y le fascina su trabajo.
En cambio yo solo soy bueno en crear ropa de todo género. Estoy pensando en hacer un canal de YouTube y ser influencer en cuánto--
—Gulf Balboa. — Llama el profesor al final de todas las mesas de costura.
—¡Premsemte! — El chico habla con una tela entre sus dientes, alfileteros en sus muñecas y los dos flecos de su cabello hechos una cola de sirena. Ante la mirada letal del profesor, escupe la tela. Extrae y contrae la lengua durante segundos. Esperando así despojar su lengua de los hilachos vermes y camina al escritorio del profesor. Cauto y prudente, pregunta: —¿Sí, profesor?
—¿Puedes darle estos papeles a la señora Iris? Es que siempre terminas tu trabajo antes que los demás. Aunque por lo que veo ese te ha tomado tiempo. No sé si asustarme o alegrarme por eso.
—Asustarse. Siempre que me iba temprano me pedía un icee y un cheesedog del mercado enfrente, ¿recuerda?
—El icee y el cheesedog. — El hombre recuerda compungido. Depositando sus ojos en alguna pared irrelevante. Gulf asiente como disculpa y se dirige al salón de la señora Iris. En cuánto le da la espalda a los estudiantes, uno tose: «Apellido Babosa. » y algunos le siguen la corriente. Dónde hay un payaso hay risas y no necesariamente por los chistes del payaso. Gulf para en seco y voltea.
El profesor golpea su escritorio con el cartabón a su lado intentando cesar el bullicio. —No se preocupe, profesor Heison. Yo me encargo. — El estudiante afirma.
—Precisamente eso es lo que me preocupa. — Responde tan rojo como un tomate.
—¡Oye, Jung! — Gulf llama y el tarado de la clase voltea. Sonriendo tal descendiente del Guasón. —Ya madura. En la Universidad los bullies pasaron de moda. — Cersiora entre asentires y un puchero empático. Jung lo fulmina con la mirada y cierra un puño. Se le escucha la piel tabicarse como elástico. Gulf empuja abierta la puerta y se va.
Retomando. Planeo ser un influencer y diseñador de moda. Y cuando quiero algo lo consigo hasta quemar la última neurona en mi cerebro. Aunque eso dije la otra vez y me sigue quedando una neurona. Quizás se reproducen rápido. Como los conejos. Con eso en mente, ¿cómo se reproducen las neuronas?
Gulf entra al aula de la señora Iris, pidiendo disculpas y le da los papeles. —Del profesor Heison, profesora Iris.
—Oh. Gracias, Gulf. — Ella es tan dulce que tanto su voz y su cuerpo adaptaron la forma de un malvavisco. Tenía el cabello blanco, anteojos redondos y un maquillaje exagerado, pero era tierna y exigente cuando quería. No se dejaba de nada ni por nadie. Todo lo que una persona debería ser. —No hay de qué, profesora Iris.
Un gruñido roba la atención de ambos y una vez Gulf mira, es incapaz de desviar la mirada. Este es el salón de Masaje Profesional Terapéutico. El chico que no pudo evitar gruñir es un modelo de práctica cubierto solo por una toalla. Se disculpa incontables veces con el masajista y el masajista lo disculpa todas esas veces. El masajista es guapo. Tiene la piel bronceada con un cabello sedoso y ojos color café. Viste una pijama quirúrgica color azul y tenis. A Gulf le agrada su apariencia. Le dedica una sonrisa amistosa y se va. Despidiéndose de Iris a lo lejos. El masajista lo sigue con la mirada hasta desaparecer por la puerta.
•••
Gulf llega a la casa y su padre está ahí cocinando algo para los tres. Su padre tiene prohibido ir a la escuela si no se trata de una reunión de padres. Ya que su guapura llama la atención de los jóvenes. A Gulf le incómoda eso entonces acordó caminar a casa tras la escuela. —Hola, papá. — Sonríe el chico. Depositando la mochila en la silla de al lado.
Su padre voltea, secando sus manos en un paño y vistiendo un delantal rosado. La camisa de botones lucha por no desprenderse en su pecho y los pantalones moldean sus perfectos glúteos. Se ha vuelto más musculoso. Aunque su madre siempre le dice que a ella no le importa el físico sino su corazón.
—Hola papá. ¿Cómo te fue hoy?
—Oh. Ya sabes. Otro día más en el trabajo. Niños hormonales. Generación digital. Creo que ya es rutina.
—¿Hoy no hubo chismes o escándalos?
—No-- ¡ah! Sí. — Sonríe travieso. Le encanta chismear. Gulf apoya los codos en la mesa y se inclina adelante como si enderezado no fuera escucharlo. El hombre comienza a narrar una serie de eventos cuando llega la mujer de la casa.
Ella se quita las crocs frente la puerta y camina al borde del colapso. —Están todos en casa. — Pareciera borracha cuando el cansancio es el culpable de su voz. —Hoy vi muchas encías asquerosas. Tuve sangre encima. Fui testigo de dietas deficientes y vómitos de todos los colores. Mi favorito fue el rosado. — Ann revuelca el cabello de Gulf y él carcajea. Nadech la detiene camino a la nevera y la rodea de la cintura con ambos brazos, los voltea como bailarines de tango y la sostiene en el aire.
Ann ríe. —¡Nadech! Estoy cansada. Mi espalda. Literalmente estoy de puntillas.
—No te preocupes. No te dejaré caer. Solo quiero darte un beso.
Ambos se miran con desbordante anhelo y juntan las nubes sonrosadas que tienen por labios. Confesando sus “Te Amo”’s entre blandos bocados. Gulf se les queda viendo. Quiere algo como eso. Desea algo como ellos. Pero ha sido testigo de cómo el amor puede ser la mejor alianza en tu vida y a la vez, tu peor enemigo.
Hablando del amor... Su teléfono vibra con un mensaje de texto. Al sacarlo del bolsillo posterior lee un mensaje de su mejor amigo: Nanon.
Nanon: SOS. Sasha.
—Disculpen. Ayudaré a mi amigo un momento. No tardo.
—No te tardes, ¿eh? Se va a enfriar la comida. — Nadech recalca. Él endereza a su madre y esta cuelga de sus antebrazos como si él fuera Superman. Ambos dedicándole una severa mirada. Gulf niega y desafía el descenso de temperatura. Diciendo que volverá antes de que eso ocurra.
Al salir, centrado en llegar, choca con una persona fornida y algo parece quebrarse. Al levantar la mirada respinga. Una caja de cartón yace en el suelo y el dueño de la misma se encuentra sobre su trasero.
—¡Oh Dios mío! Cuánto lo siento. Perdona. ¿Cuánto es? Te lo puedo pagar. — El chico balbucea hasta ver a la persona. La persona es alguien joven que le lleva un par de años. Tiene una vestimenta estilo poniente mas no un sombrero de vaquero. El cabello le roza la nuca y cae en hermosos flecos a los lados de sus ojos. El hombre ojea a Gulf. De cabeza a los pies. Pendiente a algún rastro de sangre. Al verlo en perfecto estado arrastra la caja hacia él y verifica el interior. Suspira agotado al verlo roto.
—Perdón. Cuánto lo siento.
—No pasa nada. Tampoco debes pagar. Lo hice a mano.
—¿Eres un alfarero?
—Sí. Entonces no creo que tu dinero pague todo un trabajo manual. Sin ofender. Era para una persona especial, además.
—Bueno, quizás no el dinero. Pero puedo ayudarte a reconstruirlo si es que todavía hay tiempo. Soy bueno en diseños. Puedes enseñarme a usar el barro.
—Disculpa. Pero no nos conocemos. ¿Por qué querrías ayudarme?
—Porque siempre tomo responsabilidad de mis acciones.
Ambos se miran a los ojos. El reloj de Mew va contando los segundos en silencio. —¿Puedo verlo? — Gulf extiende su mano. Mew no dice nada y solo le da la caja. Observa la reacción del chico y oye los gemidos apenados de este. —Era una vasija hermosa. Te prometo que la haremos igual de linda para esa persona especial. Me esforzaré. Aún no es oficial, pero soy diseñador de ropa. ¿Estamos a mano? — Se pone en pie y le ofrece una mano para ayudarlo. Mew toma su mano y la sacude. Con gentileza.
—¿Cómo te llamas? — Pregunta.
—¡Soy Gulf! Encantado de conocerte. ¿Y tú?
—Soy Mew.
—Bueno. Intercambiemos números. — Gulf saca su teléfono de uno de sus bolsillos y a medida que Mew saca el suyo, lee otro "SOS" de su mejor amigo. Recuerda que está en peligro así que grita histérico y sostiene uno de los hombros fornidos de Mew.
—¡Disculpa! Mi amigo está en problemas, pero está es mi casa, ¡ven a verme mañana! — Se va corriendo. Sin darle oportunidad a Mew de hacer más preguntas. El mayor se da la vuelta proponiendo algo, pero el chico es una hormiga a la vista y desaparece en la colina.
—Pensé que ya no existían personas tan confiadas cómo él. — Mew niega la cabeza y vuelve a mirar el interior de la caja. Traga grueso antes de seguir el camino.
🦋🦋🦋
—Amigo, ¡amigo ya voy! — El chico revolotea los brazos al frenar de cantazo y se encuentra frente un callejón. Puede ver a Sasha. La enfurecida novia de su mejor amigo el técnico de computadoras. Es tóxica y desquiciada. Viste las prendas más caras -regaladas, por supuesto- y un bolso Gucci. O la imitación de uno. —Nanon, sé que estás por aquí. ¡¡Deja de ser un cobarde y sal a hablar¡¡ —Pisotea el suelo con su tacón y niega conforme grita.
—¡Sasha! Amiga. Vi a Nanon correr por allá justo ahora.
—¡¿Qué?! — Gira hacia los contenedores de basura. Desesperada. Buscándolo cómo un vampiro a su presa. Suspira irritada. Con los dientes al expuesto. —Iré a buscarlo. Gracias, Gulf. — Palmea su hombro y se retira. Gulf sonríe a medias entonces corre al contenedor. Al abrirlo, su amigo está en posición fetal sobre cáscaras de plátano, verduras y periódicos con solo-Dios-sabe-qué.
—¿Ya se fue?
—Eso pienso.
—Oh Dios, amigo. Gracias.
Gulf lo ayuda a salir de ahí. Nanon siempre usa un beanie de rayas verdes y orejeras del mismo color. La mayoría del tiempo muestra los brazos. Solo se los cubre en el invierno.
*N/A: Así sería el beanie y les confieso que todavía estoy descifrando si el de la imagen es Nanon pq me encanta el actor, pero aquí se me parece a un actor coreano que es similar a él. Hasta ahora sí pienso que es Nanon. Me disculpo si no lo es 💖. *
—Termina ya con ella.
—Lo haré. Te lo prometo.
Gulf niega incrédulo antes de pellizcarse la nariz. —Y date un baño.
—¡Eso también!
Ambos ríen.
—Oye. La universidad hará una fiesta. ¿Vas a ir?
—¿Fiesta? No he recibido la invitación. — El teléfono suena y lo verifica. —Nevermind (No importa). Ya me llegó. Podemos ir, ¿por qué no?
¿Qué es lo peor que podría pasar? Es solo una simple e inofensiva fiesta con toneladas de adolescentes hormonales y mucho alcohol. Adiós a la Coca-Cola. En la Universidad al 99% de los estudiantes les gusta el licor. El 1% son los marginados.
🦋🦋🦋
Gulf asiste a la fiesta tarde en la noche. Brinca, baila, junto a su mejor amigo bajo las luces rojas de la casa de alguien. No había que conocer al anfitrión. Todos se estrujan entre sí, cortan espacios y pareciera que la multitud no solo baila. Sino que hacen el amor entre ellos. Gulf está ido mirando el tejado y alabando al mismo con sus manos. Menea las caderas sin control de sí.
Hasta que, de un momento a otro, se escapó y ahora vomita afuera de la casa. Su amigo lo había dejado para coquetear con otra chica entonces pensó en marcharse. En cuánto se recupera siente el ardor de un carro. Alza la mirada y arruga el ceño. «¿El carro de papá? Pero no le dije que me viniera a buscar. Ni siquiera sabe dónde estoy. Y no me ha llamado ni mamá tampoco. » Al bajar el teléfono, se acerca poco a poco. «¿Por qué estaría en la parte trasera de esta casa? »
Conforme más se acerca más incrementa la tensión.
Hasta lograr ver lo que reflejan los cristales de los asientos traseros. Era su papá. Semi-desnudo y sentado con el masajista de la clase de hoy.
El masajista no tiene nada de ropa y lo cabalga con esa sonrisa. Esa sonrisa triunfante y ganadora. Esa que dice “lo domino”, “es mío”.
Gulf permanece en shock y conduce sus manos a su boca. Le falta el aire y sus ojos se llenan de lágrimas. Corre a alejarse y choca con alguien. Pero está vez ninguno ha caído al suelo. Retrocede un poco y al mirar arriba, es Mew. El alfarero.
«¿Qué hace aquí? » Piensa.
Como bien dije, amo a mis padres. Pero bueno. Cuánto más conoces a una persona, más desenfocas sus secretos. Y nada duele más que perder a un amigo sin que este haya muerto.
*N/A: ¡¿Qué les pareció?! Empezamos fuerte 🥲😁*
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