Capítulo 5: Normas antes de la cena

La puerta de la cabaña de Hermes se abrió de par en par dejando ver a la semidiosa de antes. Eva me miró de arriba abajo con un sonrisa.

–Eh... Hola. Vengo porque Alba me ha mandado venir... Tenía cosas que hacer con Francis.

–¡Pasa!

Siempre había pensado que la cabaña de Hermes era un desorden y una locura llena de artículos de broma... Pero creo que esa cabaña había pasado por muuuchas cosas desde aquel entonces. Por ejemplo, el castaño de ojos violetas que no paraba de limpiar de un lado para otro.

Eva me había metido de cabeza en la cabaña número 11. Nada más entrar vi a ese tipo limpiando como si le fuese la vida en ello. A su lado, sentada en una cama, se encontraba una chica de pelo rubio y ojos verdes.

–Oye Rod, deja de limpiar. ¡Tenemos visita!

–¡Ya te he dicho miles de veces que no me llames así! –dijo molesto.

La rubia se acercó a nosotras, mientras "Rod" seguía limpiando.

–Hola, encantada de conocerte. Soy Lily.

–Yo soy (t/n). Igualmente.

–Eres nueva, ¿verdad?

–Sí.

–Perfecto, otra más. ¡Lo que nos faltaba! No tuve suficiente con el último... –dijo el chico barriendo barro del suelo.

–Perdonale, nuestro último visitante no tenía mucho don de limpieza.–La joven respondió con tranquilidad.

–¡Se notaba que era hijo de Ares!

–Eh, ¡no te metas con ellos! Noe, Lud y Gil son mis amigos y no permitiré que los metas en el mismo saco.–La joven española le encaró a pesar de ser más baja. El castaño suspiró. Acababa de entender porque ella era la capitana de esta cabaña.

–Iré a preparar tu cama–dijo la rubia intentando calmar el ambiente y se lo agradecí con una sonrisa.

–Es verdad, los hijos de los semidioses que aún no han sido reclamados vienen a esta cabaña hasta que luego se instalan en la suya. No importa el tiempo que sea, ¿verdad?

–Exacto. ¿Has tenido algún amigo semidiós o algo así?

–Eh... Si. Pero hijo de un dios menor...

El castaño se acercó a mí y me escaneó de arriba abajo con su mirada algo estricta. Le miré de la misma manera intentando demostrar mi valía. Me extendió la mano después de unos segundos.

–Bueno, no pareces hija de Dionisio y tampoco de Ares. Bienvenida al Campamento Mestizo. Soy Roderich Edelstein.

–Gracias. (T/n) (t/a)–dije dándole la mano con respeto.

Oímos el sonido de una trompeta o de algo parecido. No recordaba que en el Campamento Mestizo la alarma de ataque sonase así.

–Muy bien. Ya veo que habéis congeniado.–Eva me tomó por los hombros y comenzó a empujarme hacia la puerta–. Ahora debemos irnos de nuevo que tengo cosas que entregar.

–Adiós–dije antes de salir de allí sin tiempo para decir algo más.

–Los hijos de Ares han vuelto–gritó alguien mientras muchos semidioses corrían hacia el encuentro de unos cuantos jóvenes de armadura roja. 

Estos estaban entrando a la zona de las cabañas desde la zona próxima a los bosques del norte. ¿Habrían ido al Puño de Zeus que quedaba cerca? ¿Solo sería reconocimiento? ¿O tal vez...? Eva me sacó de mis pensamientos. 

–¡Ven!–dijo Eva emocionada saltando en el sitio–. Hay alguien que quiero que conozcas.

–Vale, me parece bi-.–Antes de poder terminar esa frase Eva me arrastró como un saco de patatas. Se había olvidado de que tenía puestas las zapatillas aladas... Por suerte, alguien o algo paró mi caída. 

Levanté la cabeza para encontrarme a un tipo muy alto y rubio. Sus ojos azules me miraban con dureza, lo que me asustó en un primer momento, pero en un segundo relajó su mirada. Me ayudó a reincorporarme. 

–¿Te encuentras bien?

–Sí. Muchas gracias–dije con cierta timidez. 

–¡Eva! Te hemos dicho mil veces de que tengas más cuidado cuando vuelas en esas cosas.–La regañó el rubio molesto. Ella estaba hablando con un chico albino de ojos rojos y una chica de pelo negro no extremadamente largo y ojos color coca cola. La española, me di cuenta de que lo era por su forma de hablar, hizo un puchero y puso ojitos. 

–Se me olvida~.–Miró al albino y apoyó en su cabeza su brazo izquierdo, como si fuese un reposa brazos–. Y se me olvida que con esto puedo ser más alto que tú, Gilbert. HAHAHAHAHA.

–¡No hay nada más awsome que yo!–dijo orgulloso intentando atraparla, pero solo fallaba haciendo que la chica de su lado se riera. 

–Por favor... Me estáis avergonzando... Y a toda la cabaña de Ares. 

–Kesesese, ¿qué dices West? Si gracias a mí la cabaña de papá es mucho más awsome. 

–Lo dice al que le acaban de derrotar 6 veces en combate, y al que Eva le acaba de robar su casco. Claro que sí, hermanito~.

–¿Qué?–gritó el albino y comenzó a perseguir a la que ahora llevaba su casco de guerra. 

–Y por eso, prefiero que se quede haciendo guardia...–dijo el de ojos azules avergonzado tapándose la cara con una mano. La chica me miró fijamente. 

–Encantada yo soy Noe Cruz. Y estos son mis hermanos alemanes Gilbert y Ludwig Beilschmidt. Y como ya te habrás dado cuenta, somos hijos de Ares. 

–Espera, espera.–Miré al rubio asombrada–. No sois gemelos... Y vosotros tenéis el mismo padre y madre, ¿cómo es posible?

–Antes los dioses solo tenían un hijo, o como mucho dos, con la misma persona una. Pero desde hace años, los dioses se han innovado y tienen más hijos con la misma persona. No siempre, pero pasa. Tienes a mi hermano como prueba, él se parece a mi padre y yo me parezco más a mi madre–me explicó el de ojos azules con calma y seriedad.

<<Los dioses si que cambian rápido con el tiempo... Pe-pero en los libros... Es increíble el cambio...>>.

–Pero, mi querido hermanito es el capitán de la cabaña de Ares. Y con su esfuerzo, ¡llevará a la cabaña de Ares a la gloria!–exclamó Gilbert abrazando a su hermano con fuerza y cariño, haciendo que este último se sonrojase con fuerza. Se querían más de lo que pensaba y eso me hizo sonreír. 

Eva le puso el casco con fuerza en la cabeza al alemán más bajo mientras reía. Este antes de que la partiese con la espada en dos, fue frenado por la espada de su hermana. 

–Déjate ya de tonterías, Gil.

–Pero...

–¡Ludwig!–se oyó gritar.

Una chica con otro par de zapatillas aladas, aunque estas no parecían tan nuevas como las de Eva, apareció volando a toda velocidad con un paquete en sus manos. Su pelo era castaño y en las puntas rizadas lo tenía de color morado. Algo sonrojada y con timidez le entregó el paquete. 

–Es lo que pediste...–Ludwig asintió con la cabeza mostrando una pequeña sonrisa.  

–¡Desiree! ¡Ven a conocer a nuestra nueva campista!–dijo Eva con alegría señalándome. Ella se mostró más tímida al verme. 

–E-eh... No puedo. Te-tengo que irme a seguir con los repartos... Tal vez luego. Adiós.–Salió volando por encima de las cabañas mientras Eva se despedía a gritos de ella. 

–Perdona a mi hermana. Es tímida al principio... ¡Pero tienes que ver los desmadres que montamos cuando Vash y Roderich no están en la ca-!

–Son las nuevas espadas que pedí el otro día–informó Ludwig a sus hermanos. ¿Solo yo noté ese cambio de tema tan brusco?–Iré a colocarlas. El entrenamiento por hoy ha finalizado. Podéis hacer lo que queráis. Adiós eh...

–(T/n) (t/a), un placer. 

–Lo mismo digo. Adiós. Ah y, chicos os quiero aquí antes del toque para ir a cenar.–El de ojos azules dio una última mirada a sus hermanos y entró dentro de la cabaña. Se preocupaba mucho por sus hermanos, eso era bonito. 

–¡AL FIN! Iré con Antonio y Francis a controlar el Sol. Así tendré más tiempo para...

–Yo también me voy–dijo Noe, abrazando a Eva, interrumpiendo a su hermano–. Os veo en la cena. 

–Kesesese, ¿vas a ver a Iván~?

–No. Voy a coger girasoles y LUEGO voy a ver a Iván–dijo con una sonrisa que me asustaba un poco–. ¿Algún problema, hermanito?–No dijo nada. 

–Si le vuelves a robar los girasoles a María, te volverá a llenar los cajones de cereales. 

–Perfecto, con eso podremos alimentar a la estúpida mascota de nuestra cabaña.

–¡GILBIRD NO ES ESTÚPIDO! 

–Me refería a ti, Gil~.–Ya estaba muy lejos de nosotros por lo que el alemán solo la amenazó en su idioma. 

–¡Ya verás cuando vuelvas!

–Sí... Oye Gil, ¿has visto a Pressel?–preguntó Eva mientras seguía volando–. Es que tengo que hablar de una cosa con ella.

–Estaba hablando con mi otra hermana poco awsome, Eli. 

–Ah, entonces no la molesto. (T/n) y yo nos vamos. Nos vemos luego, que tengo que explicarle otras muchas cosas antes.

Eva volvió a sacarme de allí, solo que esta vez volando. Me posó en el tejado de su cabaña. 

–Aquí estaremos tranquilas para hablar~. 

–¿D-de que quieres hablar?–pregunté nerviosa. Lo sabía. Había descubierto que no era descendiente de ningún dios.

–Verás, este lugar es el hogar de los semidioses.–Me sudaban las manos del miedo–. Y por ello tenemos reglas.–Suspiré con alivio–. Tranquila~. Solo tenemos unas trescientas cuarenta y dos con sus correspondientes apartados de la A a la Omega.–Casi me desencajo la mandíbula–. Es broma~.–Suspiré con alivio–. Es de la A a la Z. Además te haré un resumen~. 

–Bueno, no tengo otra cosa mejor que hacer.–Y seguro que es más divertido que estar en casa de los abuelos tirada en el suelo. 

–Primera norma y más importante: Aunque tengamos padres diferentes, todos somos iguales. Y nos protegemos los unos a los otros. 

*Segunda: Al llegar al campamento, serás reconocido por tu padre Olímpico. A partir de entonces, deberás dormir en la cabaña asignada para tu padre junto a tus hermanos y comer en el Pabellón de Comidas en la mesa asignada para tu progenitor.

*Tercera: A todos los miembros del campamento se les da un par de camisetas de uso diario. Que lo utilices en actividades del campamento es esencial. Aunque de vez en cuando podemos utilizar nuestra ropa.

*Cuarta: Por año a los campistas se te dará una cuenta para un collar que todos poseen. Al final de cada verano se coloca una cuenta con un dibujo representativo del evento más importante de ese año. El collar consiste en una cuerda de cuero y las cuentas y los campistas suelen usarlo todo el tiempo.–Me contó alguna más sobre limpieza y ser líder de cabaña.

–Técnicamente, está prohibido que se salga después del toque de queda, a las doce, pero...

–¿Pero...?

–Bueno, hubo una época en la que esa norma no estuvo vigente. Afrodita la eliminó por uno de sus hijos, para que pasase más rato con... Con su amada, digamos. Pero eso fue hace mucho tiempo, antes de que yo llegara. 

–Es imposible, e-eso no...

–Sí bueno, también estuvieron, en la época de mis padres, prohibidas las relaciones en el campamento. ¡Y mira hoy!

–Hombre, a mi siempre me pareció injusto eso de las relaciones, el que no pudiesen dos semidioses sa-. 

–¡BIEN! Veo que eres como yo. ¡Lo supe nada más verte!

–¿S-ser como tú?

–¡Sí! Verás, junto con Mey volvimos a abrir la Hefesto TV. Principalmente la utilizamos para noticias que han sucedido en el campamento. "Noticias importantes" como dice Quirón. Pero, yo prefiero utilizar esas cámaras para otra cosa. 

–¿Para qué?

–Para unir a los semidioses~.

–¿Perdón?

–Oh, por favor. Ya lo has visto, Ludwig, Gil, Mey, Alba, Noe... Todos en su interior están enamorados de otras personas, lo que pasa es que no se atreven a decirlo. Y por eso, mi propósito de este verano es conseguir que estas parejas se unan. Para eso utilizamos las cámaras de Hefesto TV.

–¿Eso no es invadir la vida privada?

–Nah. Si solo las utilizamos cuando hay misiones para controlar a los tríos. 

–Ah, entonces... Espera, ¿Mey no estaba contigo? Y la quieres juntar con... Creo que Alba dijo algo de uno que se llamaba Arthur, tal vez sea él. ¿La quieres juntar con él, y ella lo sabe?

–Ella no lo sabe~. Además, pasa lo mismo con Francis, con Noe y...–Un ruido la interrumpió. Sonaba como un gong.

–¡La cena!

–Genial, me muero de hambre.–Me tomó del brazo antes de que me levantase.

 –Y la última norma... La noche en la que un nuevo campista llega al campamento, durante la noche se realiza la ceremonia de reconocimiento, donde a la luz de la fogata mágica del campamento el campista debe dar un paso al frente y entonces comenzara a brillar sobre su cabeza el símbolo de su padre reconociéndolo como hijo o descendiente. Lamentablemente no todos los semidioses son reconocidos pero en su mayoría sí. Por eso, no tienes que preocuparte. 

–Gracias...–mentí con tristeza y miedo. Tomó mis manos otra vez y me bajó al suelo. 

Me acompañó hasta el comedor. Allí podías coger infinidad de comida deliciosa yo cogí (comida favorita) y quemé la mitad para los dioses. Pedí que me ayudasen a sobrevivir, que los otros no me matasen al ver que solo era una mortal normal y que los de la cabaña de Poseidon me dejasen montar en un delfín antes de irme. 

En la comida, faltaban muchos semidioses. Eva me explicó que era porque esta noche había juegos nocturnos y tenían que prepararlo todo, los otros habrían cenado antes. En la cena me encontré con Noe, Ludwig y Gilbert. 

–Mira, los de esa mesa son los hijos de Hecate. Y el de grandes cejas es Arthur.–Me señaló a un rubio de ojos verdes que tenía unas, realmente, enormes cejas. 

–¿Y la capa?

–Se cree Harry Potter.

–Ah...

–En su mesa están también Lukas Bondevik, Camila Maturana, Vladimir Popescu. Además, Vlad es uno de los más antiguos campistas en el campamento.–Pasó de esa mesa a otra mucho más grande y con mucha más gente–. Aquella es la mesa de Apolo. Están: Antonio, Feliciano, Soledad y Kiku~.–Señaló una mesa más pequeña en la que solo había un chico de pelo platino–. Aquella es la mesa de Hades. En ella está Iván Braginski, el futuro marido de Noe.–Me reí por eso último. Cuando le iba a preguntar donde estaban todos los de su cabaña, pues estábamos comiendo las dos solas, un cuerno sonó. 

–No hay tiempo de hablar. Ya se lo han dicho a Quirón. Es la hora de conocer quién es tu padre divino en la hoguera. 

<<Dioses, ayudadme>>.

...(***)...

Y hoy capítulo doble porque como ya sabéis es el cumple de nuestro Percy 💙, el aniversario del Percabeth y la victoria de la batalla de Manhattan.

Así que espero que os haya gustado el cap doble, porque nunca más lo va haber :D 

Que noooo que es broma XDDDDD
Okey, ya.

Bueno, ahora en serio. Espero que os haya gustado y gracias por todo. ❤

¡Hasta la próxima!

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