Capítulo 44

Resoplé tranquila mientras sentía las caricias de Jean en mi cabello, caricias a las que respondía haciendo lo mismo pero en su pecho. Era un día tranquilo, demasiado cómodo para ser verdad... después de todo lo que pasamos, no me sorprendería que pasara otra cosa. Mi hermano, cuñado, primos y amigos estaban paseando por la manada mientras que mis padres hablaron sobre ir a visitar a la otra manada aliada.

Del Alpha Ryan y la Luna Skylar, me pareció escuchar.

Eso nos deja a Jean y a mí, solos en casa, sin nada para hacer más que disfrutar de la compañía del otro. Levanté la mirada la pasar mis dedos por su pecho y subir hasta su cuello, instantáneamente Rox me hizo pensar en la marca. Gruñí molesta por eso ya que la última vez no salió bien... cerré los ojos pero Jean me mira extrañado por ese repentino gruñido.

-¿Qué pasa?

-Nada - me mira insistiendo -. En serio, nada.

Resopla y se acuesta de lado haciéndome bajar de su pecho y acostarme de igual forma junto a él.

-Nunca me dijiste... ¿Por qué te fuiste de esa manera la otra vez? Luego de lo que pasó... en el bosque.

Comprendí al instante lo que quería decir y sentí mis mejillas tiñiéndose de rojo. Oculté mi rostro en su pecho al pegarme por completo; él se ríe un poco.

-¿Por qué lo recuerdas... ?

-Porque jamás lo olvidé y quiero saber qué sucedió. - responde.

-Yo no.

-Me involucra, así que tengo derecho a saber. - insiste a lo que suspiré pesadamente.

-Es que... bueno... Rox estaba algo descontrolada con una idea, pero yo creía que no era el momento ni la forma.

Me separé, ambos nos sentamos pero yo agaché la cabeza sonrojada y apenada por recordar lo que sucedió.

-¿Qué idea?

-P..Pues... l..la de... la de marcarte.

Se queda en silencio, seguramente analizando lo que dije y pensando en ello.

-¿Y tú estabas en contra porque... ?

-Porque estabas en recuperación, además de que no sé si sabes de este tema o si te agrada... y bueno... yo...

Jean agarra mi rostro entre su mano y besa mis labios para calmarme, lo consiguió muy fácil.

-Tranquila... Sé del tema, y no me parece desagradable. Gracias por pensar en como me sentía físicamente o mentalmente con esto.

"¡En tu cara, loba!"

"Tsk... cállate humana"

Sonreí un poco y asentí. Aunque la mirada de Jean estaba un poco más perdida, como pensativo pero considerando algo... suspira mientras acaricia mi mejilla.

-¿Quieres hacerlo?

-¿Eh... ?

-¿Quieres marcarme? - ¡que directo!

-Claro que quiero... pero no sé si es lo que tú quieres. Si sabes que eso es irreversible, ¿no?

-Lo sé todo, que compartiremos hasta pensamientos, sentimientos y demás... Y aún así, a pesar de saber todo... estoy seguro.

Mis ojos sr iluminan sin poder evitarlo, pero no sabía si era por emoción, felicidad o lujuria. Me acerqué hasta juntarnos en un beso fogoso y caliente, profundo e intenso. Él me siguió al instante con la misma intensidad. Me subí sobre él, apoyando mis rodillas a sus lados, y mis manos en sus hombros. Sentí las suyas en mi cintura, apretándome hasta hacerme soltar jadeos.

Lo empujé por los hombros hasta que su espalda se recostó contra el cabecero de la cama. Bajé mis besos a su cuello, él ladea la cabeza hacia el lado contrario para darme más espacio y entonces saqué mis colmillos para enterrarlos en su piel.

-Mhg... - se queja apretando mi cintura de nuevo pero resopla calmado.

Sus manos no se quedan quitas, acaricia mi espalda por debajo de mi remera pero pasa a meterla por debajo de mi short; mi cuerpo se eriza ante su tacto y apenas pude pensar bien cuando lo sentí apretando mi trasero. Saqué mis colmillos y lamí la herida para quitar el exceso de sangre. Escuché como soltaba algunos jadeos, levanté la mirada a sus ojos brillantes y expresando su deseo y lujuria desbordantes. La marca le estaba haciendo efecto.

-Es normal, ¿está bien? - hablé en su oreja y apoyando mi mano en su pecho -. Déjate llevar y no temas en hacer lo que quieras hacer...

Jean toma mis palabras al instante, me tumba en la cama para colocarse encima y besa mis labios de una manera más salvaje y descontrolada. Mis manos comenzaron a querer quitarle la ropa, él se separa para hacerlo, y yo hice lo mismo. Pude verlo por completo... hasta aquella zona que solo podía imaginar hasta hoy. Me acerqué a él estando sobre mis rodillas y manos, él estaba parado frente a la cama y yo pude llegar muy bien a la altura de su miembro.

Jadeaba y me rogaba con la mirada, hice caso ya que yo tampoco podía resistir. Besé su miembro pero fui lamiendolo y bajando hasta su inicio. Entonces subí de regreso, pero pasé el cabello tras de mi oreja y metí su miembro completo en mi boca.

-Ah... Mhm... - escuchar los gemidos de Jean me hicieron erizar y contraer.

Jean agarra y recoge mi cabello mientras yo le hacia el favor. Succionaba su miembro mientras usaba mi lengua, parecía encontrarle.

-¡Hm! - casi mi atraganto cuando siento por sorpresa que su mano alcanzó mi intimidad. Saqué su miembro de mi boca por no poder resistir al placer -. Ah... D..Diosa...

Metió dos dedos en mi y los movió de tal manera que rápidamente mi cuerpo perdió fuerzas, dejé caer mi pecho contra la cama y apreté las mantas mientras él me embestía con sus dedos. Pero entonces levanta mi cabeza con su mano libre y mete de regreso su miembro en mi boca, mi cuerpo temblaba del placer. Él movió sus caderas para, además de embestirme con sus dedos, embestirme también la boca.

-¡Hmg... ! Mhm... - contraje mi intimidad y pude sentir como empezaba a llegar a mi orgasmo.

Y me hizo llegar, solté un gemido ahogado por su miembro mientras perdía las fuerzas por un momento. Él me dejó pero aún no se había corrido, suspiré agitada y aún con los efectos del orgasmo cruzando por mi cuerpo.

-E..En el cajón... - apunté a mi mesita de noche.

Jean entiende, abre el lugar mencionado y saca una tira de condones. Los mira y sonríe de una manera que me hace pensar en que no saldría de la habitación hasta acabar la tira... abre uno y se lo pone. Me recuperé un poco, pude sentarme pero él regresa junto a mí y me acuesta en la cama, colocándose entre mis piernas. No iba a mentir... estará nerviosa. ¿Y si dolía?

-E..Espera... - hablé rápido y traté de suspirar para calmarme.

Jean me mira comprendiendo, se agacha hasta mi y besa mi frente con ternura.

-Está bien, tranquila... prometo cuidarte, si quieres seguir... - asentí - ¿Segura?

-Sí, confío en ti... quiero hacerlo.

Jean asiente, vuelve a besar mi frente, luego mis labios y baja dejando un trazo de besos húmedos hasta mis senos. Una de sus manos regresa a mi intimidad y vuelve a meter sus dedos para aflojarme. Mientras que su boca jugaba con mis pezones. Levanté mis brazos hasta apretar las almohadas, pero él aprovecha para agarrar mis muñecas y atraparlas sobre mi cabeza. Besa, lame y muerde mi cuello; saca sus dedos de mi intimidad y presiona la punta de su miembro.

Resoplé mientras sentía como él comenzaba a meterlo completo. Estaba excitada y muy mojada así que apenas y sentí dolor, casi nada. Aunque el sentimiento de molestia por algo extraño ocupando mi interior, se hizo presente. Pero... ante todo, me gustaba.

-Ah... J..Jean...

-¿Estás bien? - pregunta en mi oído.

-Sí... Muévete, por favor... - pedí ansiosa.

Él besa mi cuello antes de hacerme caso. Sus caderas se mueven haciendo que él vaya de adentro afuera repetidas veces; al comienzo siendo suave y lento, pero le exigí más.

-Rápido... Jean, hazlo más rápido... - mi voz sonó suplicante ya que esto parecía una tortura lenta.

Él se acomoda apoyando sus brazo a mis costados y moviendo sus caderas más rápido. La fricción se podía sentir por completo, aún teniendo el condón, me arqueé por las sensaciones placenteras y pude sentir hasta como golpeaba mi fornido y parecía querer romperlo, pero me encantaba. Puse mis ojos en blanco al casi no aguantar tanto placer; jadeaba o gemía, apenas tenía tiempo de respirar.

Levanté mis piernas y las enrollé en su cintura, consiguiendo más profundidad.

-¡A..Ah... ! ¡Mhg... Jean... mhm!

-Dios, Traicie... si pudieras verte como yo lo hago. Eres tan hermosa, tan sexy y perfecta... - sus palabras susurradas en mi oído me hacían contraerme más.

Sentía que él podía conseguir que me corriera las veces que él quisiera, ya sea en toda la noche. Lo sentí correrse, pero el líquido se quedaba dentro del condón. Lo atraje con mis piernas y lo hice seguir hasta que yo también me corrí de nuevo. Fue ahí cuando lo solté.

Respiré agitada, a pesar de haber terminado dos veces, no estaba cansada. Miré a Jean, él seguía duro aún después de haberse corrido. Se quitó el condón usado pero vi que agarraba otro.

-Estos efectos de la marca... - me hace darme vuelta hasta estar en cuatro -. Son interesantes...

Entró en mí de nuevo, arrancándome otro gemido al estar más sensible por el segundo orgasmo. Pero ya no empezó siendo suave, sino que comenzó haciéndolo fuerte y rápido de primera. Agarra mi cabello para levantar mi cabeza cuando se acerca y con su mano libre me sujeta del cuello y besa mis labios. Ahogaba mía gemidos en su boca pero apenas podía respirar, y no solo por su mano en mi cuello.

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