El reino de Ogrëdge (Prólogo)
El basto universo, tan infinito y mágico como las historias que pasan en él. En uno de los muchos planetas que flotan perpetuamente por el vacío, hay uno muy peculiar. Los cielos azules del día son acompañados por un sol plateado y los cielos nocturnos son un terciopelo delicado de color púrpura oscuro con dos lunas azules que lo acompaña.
Este mundo tan maravilloso es habitado por criaturas peculiares, los ökrnos. Se caracterizan por ser de gran tamaño, robustos, brazos fuertes, pies grandes, cara alargada, sus orejas como las de un elefante, nariz grande, cabello negro, ojos rojos, y por supuesto, su piel verdusca.
Los ökrnos viven en su propio reino conocido como Ogrëdge, ubicado en el corazón del valle Ozthäven. Y por supuesto, un reino debe tener un rey y una reina. El rey Folkbiorn y la reina Moeid habían reinado Ogrëdge por muchos años manteniéndolo en completa paz.
El rey Folkbiorn, que vestía un lujosa túnica escarlata con bordados dorados, apreciaba como cada día ver desde la torre más alta de su castillo el reino que sus antepasados forjaron y por el cual lucharon contra los tröllitus, una tribu de criaturas parecidas a los ökrnos.
Desde la distancia, Folkbiorn pudo oler el aroma de su reina acercándose. Gustoso enfocó su atención en el sonido de los pasos de la reina, quien usaba un vestido pomposo color lila con bordados de hilo plateado.
—Mi amada Moeid, ¿qué puedo hacer yo por ti esta bella tarde? —preguntó el rey, sonriente.
—Folkbiorn —sonrió la reina—, debo recordarte que esta noche tenemos un evento muy importante en el que vendrá los reyes de Feoddesha.
—Déjame adivinar, ¿los muchachos no están? —inquirió Folkbiorn.
La reina negó con la cabeza, no enojada, más tampoco contenta. Sus dos hijos eran expertos en desaparecer por horas y regresar hasta que las dos lunas iluminaban el cielo.
—Iré a buscarlos y los traeré antes de que comience la ceremonia —prometió el rey.
—Más te vale, de lo contrario tendremos un enorme problema —recalcó Moeid.
El monarca asintió y bajó hasta los establos reales donde los pörris descansaban. Los pörris son bestias de piel blanca, grandes, de cuatro patas grandes patas capaces de quebrarle todos los huesos a un ökrnos o a un tröllitus, ojos oscuros y diminutos y de nariz chata.
Folkbiorn reparó en que todos los pörris se encontraban en su lugar, a excepción de dos, los que pertenecían a los príncipes del reino de Ogrëdge, Daron y Ezra.
Daron, el mayor, es el heredero al trono de Ogrëdge. Toda su vida se había preparado para ser digno del puesto y estaba dispuesto a todo por proteger a su reino.
Ezra, el menor, un guerrero innato. Agradece no ser el heredero pues por su personalidad inquieta y aventurera, no es capaz de seguir los protocolos que impone ser un rey.
Ambos hermanos aunque no lo digan muy seguido, en verdad tiene un vínculo muy fuerte, indestructible a los ojos de sus padres.
Y es ese lazo lo que los mantendrá unidos ante las adversidades que el futuro les depara, pues más allá de los muros de roca que marcan el límite de Ögredge, un terrible villano asecha esperando impaciente el momento de llevar a cabo su plan.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top