3 |Un reencuentro inesperado
—¡Didi! ¡Didi! ¡Didi!— los golpes fuertes y sin parar en mi puerta me despertaron de un tranquilo y hermoso sueño con Chris Evans.
Me levanté perezosa y abrí la puerta; en estos momentos debo tener todo el cabello esponjado, enredado y revuelto.
—¿Qué quieres?— le pregunté brusca posándome en el marco de la puerta.
—Pareces bruja— me vió ladeándo la cabeza.
—Dime algo que no sepa— pasé mi mano por el cabello intentado arreglarlo pero era imposible— ¿A qué has venido?
—Mamá dice que tienen que salir por algo de negocios, la verdad no puse mucha atención, pero dice que estoy a cargo y los Maxson juniors van a venir.
—Primero, ¿Porqué estás a cargo? Y segundo, ¿Porqué vendrán los Maxson?
—Pues porque soy el mayor— dijo con aires de superioridad— Y los Maxson vendrán porque sus padres son con los que saldrán los nuestros y dicen que así tendremos un mejor trato entre las familias.
—¿Es en serio?
—Muy en serio. Al parecer los padres no saben cómo es que funciona esto de las amistades ahora; aparte de que me cae mal ese tal Peter —gruñí al escuchar su nombre— Como sea, arréglate, que no tardan en llegar.
Cuando terminó de decir eso cerré la puerta de un golpe y me metí a la ducha.
Se sentía tan refrescante el agua cayendo sobre mí, gota por gota en mi piel. Cuando terminé de ducharme me envolví en la toalla y salí para buscar mi ropa. Decidí ponerme unos jeans azules, una blusa color coral con olanes en la parte de enfrente y de tirantes, con una chaqueta negra encima, me coloqué unos zapatos de meter plateados y me deje el cabello suelto para que se terminara de secar.
Cuando terminé de arreglarme bajé a la sala.
—No tardan en pasar a buscarnos.
Dice mamá que llevaba un vestido floreado —Se portan bien, no quiero que traten mal a los Maxson, ¿Entendido?— nos apuntó con el dedo
—Sí, mamá.
Se escucha el sonido de una bocina de auto desde la calle; papá se asoma por la ventana y abre la puerta.
—Buenos días— habla el señor Max cuando entra a la casa.
—Buenos dias— le contestamos.
Detrás de él vienen sus hijos y junto a él está su esposa Karen vistiendo un vestido igual al de mamá pero de diferente color.
Ambas se miraron un poco icomodas.
—Debemos irnos.
—¿A qué hora vuelven?— le pregunto a mamá cuando se acercó para darme un beso en la frente.
—No lo sé, talvez demoremos mucho en esto.
—Chicos, portense bien— dice firme el señor Maxson a sus hijos que estaban en fila frente a él. Todos asintieron. Vaya, que son educados.
Quiero uno para mí.
Las parejas salieron por la puerta y se fueron alejando en sus autos hasta que ya no se podían ver. Los chicos nos voltearon a ver y Peter me dió una sonrisa ladina.
Nos quedamos mirando todos y se sentía un enorme silencio incomodo.
—Tessa, enséñame tu cuarto— Ryan habló rompiendo el momento extraño, agarró mi mano y subimos las escaleras— Y ¿Cuál de estos es tu cuarto?
—Ese— le señalé la puerta con pegatinas de mariposas en ella. Mamá señas había puesto.
Entramos a mi cuarto y se puso a caminar por ella viendo mis cosas.
—Lindo cuarto
—Gracias— me senté en la cama.
—¿Tessa?— pregunté alzando una ceja.
—¿Qué?— se encontraba viendo un libro que tenía sobre mi escritorio.
—Sí, allá abajo me dijiste así
—Ah, sí, ¿Te molesta?
—No, para nada, solo que ¿Porqué Tessa?
—Teresa suena muy aburrido y como soy tu amigo no voy a permitir que seas aburrida así que te voy a decir Tessa, suena mejor— dijo sin despegar la vista del libro con pasta dura.
—Amm... Gracias, creo.
—No hay porque. Interesante libro el que tienes— lo cerró y lo alzó moviéndolo en el aire. Reí por eso ya que era un cuento infantil. Se sentó a mi lado derecho en la cama.
—¿Qué quieres hacer?— volteo a verlo.
—No lo sé, es tu casa, dime con que podemos divertirnos.
—Pues yo tampoco sé, me acabo de mudar pero si quieres podemos escuchar música.
—Claro, préstame tu celular— saqué mi celular del bolsillo delantero de mi pantalón y se lo entregué.
Empezó a teclear en el y después se escuchaba la melodiosa voz de Ed Sheeran. Me devolvió el celular.
—Ésta me encanta— era Lego House. —Y también ya tienes mi número entre tus contactos— posó sus manos en la cama, hizo su cabeza hacia tras y se le formó una hermosa sonrisa en el rostro
La música inundaba la habitación, era lindo tener un momento así, solo disfrutar de la música con un amigo a tu lado.
Se escuchó el sonido de la puerta de abajo siendo abierta, de seguro es algún vendedor, pero mis ideas fueron equivocadas cuando Emilio me empezó a llamar.
—¡Teresa!— Ryan me miró, paré la música y salí de mi cuarto con él detrás mío.
—¿Qué quieres?— le pregunto viéndolo, había alguien dándome la espalda— Te buscan— señaló con la mirada al sujeto que estaba frente a él y cuando dijo aquello la persona volteo a verme, todo lo sentí en cámara lenta.
—Hola
—¡Nash!— grité al verlo, corrí hacia él y de un salto ya estaba con mis brazos en su cuello y mis piernas en su cintura.
—Yo también te extrañé— comentó divertido a lo que yo también reí. Me bajé de él.
—¿Qué haces aquí?
—Vivo aquí, me enteré que una bella chica se mudó y tenía que conocerla pero nunca me imaginé que eras tú.
Al decir eso le di un puñetazo en el brazo.
—Auhh, aún siguen doliendo. —Empezó a reír— La verdad ayer pasaba por aquí y vi a tus padres, tenía que venir a verte.
—Mhum— alguien se aclaró la garganta y dirigí mi mirada hacia esa persona— ¿No nos vas a presentar— Ryan veía a Nash.
—Claro; Nash el es Ryan, Ryan el es Nash— se dan la mano— Ellos son Shawn y Peter—los señalé.
—Mucho gusto.
—Ya que somos más ¿qué dicen de ir al parque?— Ryan nos vió a todos esperando una respuesta.
—¡Vamos! ¿¡Que esperan!?— ya había abierto la puerta cuando les grité, Nash me vió.
—Nunca cambias— niega divertido
Íbamos todos caminando en dirección al parque, yo iba hasta el frente con Ryan y Nash a mis costados.
—Asi que tú eras su novio— le dijo Ryan a Nash, él solo asintió— Nunca me imaginé que fuera tan guapo— me susurró y reí por eso sin evitar que todos me miraran raro, solo me encogí de hombros y seguí caminando
—Dime, Nash, ¿Qué ha sido de tu vida en este tiempo?— volteo a verlo pero sin dejar de caminar.
—No digas eso, ve al punto— Ryan interrumpe— Ella quiere saber si ¿Tienes novia?— le doy un codazo por decir eso. Nash ríe.
—Si, tuve una novia pero termine con ella a los tres meses.
—¿Porqué?
—Digamos que no era una buena relación, ella tuvo problemas y se la llevaron a algún otro lugar.
¿Problemas? Iba a preguntarles de qué clase, pero Ryan se me adelantó con otra pregunta
—¿Entonces estás disponible?
—Sí, lo estoy.—lo dijo con una sonrisa en la cara y me veía directo a los ojos
—Mira, ahí hay un puesto de helado— les señalé a algún lugar del parque al cual ya habíamos llegado— Vamos —agarré las manos de ambos y tiré de ellos.
Nos acercamos al puesto con los demás por detrás de nosotros siguiendonos.
—Dos de chocolate, por favor— le pidió al señor que llevaba un sombrero de papel puesto en la cabeza
—Aquí tiene— nos entregó los barquillos y Nash se ofreció a pagarlos.
—Gracias— los chicos llegaron a nuestro lado.
—¿No le vas a comprar uno a tu querido y amado cuñado?— Emilio intento hacer una cara de niño tierno
—Se lo compraría, si tuviera uno. —Emilio llevó su mano al pecho.
—Entonces suelta a mi hermana— dió un manotazo a lo que hizo que nos soltaramos inmediatamente.
Nos fuimos a sentar a unas bancas. Se veían niños jugando en los columpios, corriendo de un lugar a otro; es una imagen hermosa.
Saqué mi celular y me levanté de la banca para acercarme a ver de más cerca y prendí la cámara, tomé la foto; quedó muy linda, en el momento exacto, un niño bajando por la resbaladilla, una niña soplando burbujas; era una escena perfecta.
—Me gusta— brinqué por el susto. Shawn estaba a mi lado viendo la foto—Te quedo hermosa.
—Gracias.
—Es genial que a ti sí te dejen ser lo que quieres— volteé a verlo
—¿A qué te refieres?— guardé mi celular y le dí un sorbo a mi helado que ya estaba derritiéndose
—A mi también me encanta la fotografía pero mis padres no me lo permiten, dicen que debo encargarme de la empresa junto con mis hermanos— se encontraba viendo hacia el cielo, el sol le daba en la frente haciendo que sus ojos color miel se vieran más perfectos de lo que ya eran. Se notaba tan calmado, hermoso, se veía como todo un modelo sin tratar de serlo.
Sin que se diera cuenta volví a sacar mi celular y le tomé una fotografía.
Se veía tan bien con sus pantalones de mezclilla, su cabello alborotado; simplemente hermoso.
El celular me vibra en la mano, es un mensaje; otra vez es de un número desconocido.
¿Te gusta tomarle
fotografías a las
personas cuando
están distraídas?
Volteo para todos lados pero no hay nadie que tenga su celular en la mano, todos están ocupados disfrutando.
¿Quién me manda estos mensajes?
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