Capitulo 7
– Dimitru, los hermanos y familia, llegaron al monasterio en el cual, las personas se encontraban de rodillas rezando.
– Nunca debieron abandonarnos, sin importar cual fuera la razón. Dijo Cazan.
– Silencio!. Dijo Vlad a modo de orden. Scarlette quien estaba detrás de Vlad puso una mano en el hombro de Cazan, como si le estuviese diciendo "no se enoje con el".
– ¡LEVANTEN A ESTA GENTE!. Gritaba Vlad.
– ¡ME ESCUCHARON, DE PIE!. Gritaba mientras los paraba a todos. Scar solo lo miraba con ganas de decirle que se detuviera.
– ¡LOS TURCOS YA VIENEN, LAS PLEGARIAS NO DEFENDERAN ESTOS MUROS!. Le gritaba Vlad a su gente, Scarlette arta de ver la desesperación de su hermano, entro en la iglesia. Se arrodillo frente a la cruz y comenzó.
– Señor, perdóname por haber pecado contra ti, si aun me escuchas, dame fuerzas para seguir con esto un dia mas, por favor. Dijo, pero en eso escucho pasos detrás de ella, se volteo y vio que era Dimitru.
– Que haces aquí?, necesito estar sola un momento. Le dijo Scarlette.
– Quería preguntarte, que eres?. Pregunto Dimitru.
– Ven. Scarlette se levanto de donde estaba y ambos se sentaron en uno de los bancos de la iglesia.
– Recuerdas, los cuentos de terror que Vlad nos contaba cuando eramos niños, y que yo le decía que no nos los siguiera contando?. Le pregunto Scarlette a Dimitru.
– Si los recuerdo, de hecho, mi favorito, era de un muchacho mitad murciélago, que se alimentaba de la sangre de...las...personas. Respondió Dimitru entendiendo todo.
– Bueno, yo soy ese cuento de terror. Dijo Scarlette esperando que el entendiera.
– Tu eres...ese monstruo?. Pregunto Dimitru extrañado.
– Vlad y yo, somos como ese muchacho, somos mitad humanos, mitad murciélagos, y también, nos alimentamos, de la sangre humana. Respondió Scarlette con miedo a la reacción de Dimitru.
– Por eso cuando te sacaste la espada, no sangraste, y tu herida sano rápido. Dijo el empezando a comprender.
– Si así es, pero no tienes nada de que temer, yo te juro, que jamas, jamas, voy a hacerte daño, ni a ti, ni a mi familia, ni a nadie, preferiría morir, antes de hacerte daño. Dijo Scarlette mirando a Dimitru fijamente a los ojos, dejo salir una lagrima que ella limpio de inmediato.
– No hagas eso. Dijo el.
– Hacer que?. Dijo ella tratando de calmarse y sin mirarlo.
– Eso. Dijo tomando su mentón y girándolo hacia el.
– No tienes que fingir ser fuerte y fría todo el tiempo, al menos no conmigo. Le revelo Dimitru.
– Escucha, Vlad y yo nos convertimos en criaturas de la noche para proteger a toda Transilvania de los turcos, en tres días volveremos a ser los mismos, solo debemos resistir, la sed de sangre, si no nos quedaremos así, para siempre. Dijo Scarlette con miedo a que el se asustara de ella.
– Si tienes miedo de que salga huyendo en este instante como una niña asustada, pues no voy a hacer eso. Dijo Dimitru bromeando, ambos ríen.
– Era un buen momento para que cualquier cosa pudiera pasar, y si paso algo, pero no fue nada bueno.
– Desde afuera de la iglesia se podían escuchar los gritos de dolor de Vlad, Scarlette fue corriendo hacia su hermano.
– ¡SCARLETTE!. Le grito Dimitru, pero como ella no se detuvo el se fue detrás de ella.
– Scarlette logro llegar a la salida, pero la luz del sol la quemo.
– Dimitru la ayudo a pasar por el sol sin que los rayos la tocaran, ella se oculto en las sombras mientras que Dimitru ayudo a Mirena a calmar a las personas.
– Por favor, aun es su príncipe, merece la oportunidad de explicarles. Decía ella.
– La herrería estaba en llamas, la gente la había quemado con la intención de matar a Vlad.
– Vlad!. Grito Mirena, Petru llego por detrás y la quito a ella y a Ingeras de hay.
– Espera!. Le grito Dimitru sin que el escuchara.
– Es que tu no entiendes, ellos tratan de salvarnos a todos. Espeto Mirena.
– El humo que salia de ese lugar era tan negro, que tapo los rayos del sol y Vlad pudo salir, pero llevaba encima una furia del otro mundo.
– Mirena corrió hacia un niño, al cual le entrego a Ingeras.
– Llévalo a mi alcoba y cierra la puerta, no dejes que mire hacia afuera. Ordeno Mirena.
– si. dijo el niño.
– No, mama!. Espeto Ingeras.
– ¡¿Esta es su lealtad?, ¿su gratitud?!. Le decía Vlad a su pueblo.
– ¡tontos, CREEN QUE ESTAN VIVOS, POR QUE SABEN PELEAR?!. Vlad arranco un pedazo de madera de la herrería y siguió.
– ¡ESTAN VIVOS, GRACIAS A MI, A LO QUE HICE PARA SALVARLOS!. Scarlette se acerco a Vlad, furiosa también, pero solo lo estaba con el.
– Lo tomo de la camisa y lo regaño fuertemente.
– Escúchame hermano, ¿crees que tu eres el único que esta desesperado?, ¡¿crees que tu eres el único que quiere que este tormento acabe ya?!, yo estoy igual que tu, y sin embargo, se como ¡controlarme!, ahora, voy a pedirte que respires hondo, y olvides este, mal entendido con la gente. Volteo hacia la gente.
– ¡Hicimos esto para protegerlos, no para matarlos!. Le dijo a la gente y volteo de nuevo a Vlad.
– Lo entiendes?. Dijo susurrándole.
– Vlad gruño en su cara. Pero antes de que iniciaran una verdadera guerra entre ellos dos, llego Mirena.
– Vlad. Puso una mano en su hombro, el de mala gana le volteo los ojos a su hermana para ver a Mirena.
– Esto no es lo que eres. Luego de eso ella miro hacia arriba, Vlad y Scarlette voltearon hacia alla también, donde estaba escondido Ingeras, Vlad soltó la tabla que tenia en las manos.
– Dile a todos, que vuelvan a sus posiciones. Le dijo Vlad a Scarlette enojado con ella.
– Scarlette en vez de iniciar una pelea, tomo aire para no golpear a su inestable hermano, se dio la vuelta golpeándolo con su cabello en su lugar.
– ¡TODOS VUELVAN A SUS POSICIONES!. Le grito a todos, nadie dijo nada ya que la tención entre los dos era incalculable.
– ¡CREANME, AUN HAY MUCHO MAS QUE TEMER!. Grito Vlad para todos.
– (como seria la tención que había entre ambos, que ni siquiera Dimitru y Mirena se atrevieron a hablar con los hermanos durante horas).
– (mas tarde en la iglesia).
– Vlad oraba.
– Señor, si no me has abandonado, dame fuerzas para resistir la oscuridad un dia mas, te lo imploro. Dijo Vlad suplicándole.
– Escucho pasos detrás de el, volteo y era Scarlette quien se acercaba hacia el.
– Hola. Dijo ella.
– Hola. Dijo el.
– Me puedo sentar?. Dijo ella señalando el asiento.
– Claro. Dijo Vlad asiéndose a un lado para que ella se sentara.
– Lamento lo que paso hoy, no debí gritarte, ni tratarte como lo hice, perdón. Dijo ella arrepentida.
– Yo también lo siento, tienes razón, no soy solo yo el único que esta desesperado por que esto termine, todos estamos de por medio en esto. Dijo en el arrepentimiento.
– Ambos estamos, desesperados, preocupados por nuestra familia, y por los turcos, y tener hambre no ayuda de nada. Dijo ella sonriéndole.
– Si eso no ayuda mucho, y también lamento haberte rugido. Dijo el como una broma.
– Descuida, lamento haberte golpeado con mi cabello. Dijo peinando su cabello hasta llevarlo delante de ella.
– No paso nada, huele bien por cierto. Ambos ríen.
– Escuchas?. Pregunta Scarlette escuchando pasos detrás de ellos.
– Si. dijo Vlad. Ambos voltean y ven a Ingeras caminando hacia ellos.
– Están enfermos?. Pregunto Ingeras. Los hermanos le respondieron con una triste sonrisa.
– Si están enfermos, esto les puede ayudar. Dijo Ingeras entregándole a su padre una servilleta con algo dentro, Vlad la abrió y era un trozo de pan.
– Gracias, ven siéntate. Vlad le agradeció, y Scarlette acaricio el lugar junto a ella.
– Ingeras se sentó junto a los dos, y Vlad partió el pan en tres partes, Ingeras sin pensarlo mas, empezó a comerse su trozo.
– Algún dia seras un gran gobernante, pones a los demás por delante de ti. Dijo Vlad orgulloso de su hijo.
– Eso creo, cuando los turcos vinieron por mi, ustedes los detuvieron, por eso se enfermaron. dijo Ingeras.
– Así es. Afirmo Scarlette.
– Y lo volveríamos a hacer, si hiciera falta. Concluyo Vlad.
– Ingeras abrazo a su tía, y luego a Vlad. Ambos se miraron preocupados, ¿en que afectaría esta extraña experiencia a su hijo y sobrino en un futuro?.
– (en la habitación de Scarlette).
– Dimitru estaba detrás de Scarlette acercándose a ella lentamente, Scarlette miro por su ventana, puso las pupilas rojas y vio que el ejercito turco se acercaba.
– Pronto caerá el amanecer, y con eso se irán mis poderes, si no ganamos esta guerra para entonces... Scarlette iba a terminar la frase cuando Dimitru la interrumpió.
– Tu y yo ganaremos esta guerra juntos. Afirmo Dimitru queriendo darle esperanzas.
– Y si no la ganamos que pasara?. Dijo ella poniendo sus manos en sus hombros.
– Si no la ganamos, hay algo que quiero decirte. Dijo Dimitru poniendo sus manos sobre las de ella.
– Que vas a decirme?. Dijo ella sin aliento.
– Quiero decirte que, yo siempre estuve enamorado de ti, quise decírtelo cuando tu y Vlad regresaron, pero, creí que ya había perdido mi oportunidad. Dijo Dimitru tratando de no ponerle tanta importancia.
– No imagino como podrías perder una oportunidad conmigo, ¿te digo algo?. Dijo ella sin rodeos.
– Que?. Dijo el igualmente.
– El amor es extraño, dicen que Dios cierra una puerta, para abrir una mejor, pero no veo como esto podría ser mejor. Dijo ella mirando por su ventana.
– Hiciste lo que haría una buena tía, protegiste al hijo de tu hermano, protegiste a los niños del reino, tu y Vlad hicieron lo imposible para protegernos, literalmente hablando, y eso yo lo admiro. Dijo Dimitru sonriéndole.
– Gracias, pero, hablando del tema, ¿hay algo de lo cual te arrepientes, por haberlo hecho o no haberlo hecho?. Le pregunto con toda sinceridad.
– En realidad, no me arrepiento de...casi nada. Dijo el asiendo mueca.
– Nada como que?. Dijo interesada.
– Como esto. Dijo y la beso, la imagen se fue alejando y se rodo al balcón donde estaba Mirena, y Vlad detrás de ella.
– Ya casi están aquí. Dijo Vlad viendo a los turcos con sus ojos rojos.
– Pronto caerá el amanecer y con eso se irán mis poderes, si no ganamos esta guerra para entonces. Dijo Vlad sin terminar lo que iba a decir.
– Yo luchare a tu lado hasta la muerte. Dijo Mirena decidida.
– Tu muerte seria mi derrota. Dijo Vlad con toda seguridad.
– Hicimos lo que haría cualquier buen padre, protegimos a nuestro hijo, protegimos a los niños de Tranzilvania. Dijo Mirena tratando de convencerlo de eso.
– Tal vez nuestro destino no era reinar en esta vida. Dijo Vlad mirando el horizonte.
– Recuerdas nuestro voto matrimonial?. Le pregunto Mirena.
– Por que ver por separado esta vida y la siguiente. Dijo Mirena.
– Si una proviene de la anterior. Concluyo Vlad.
– El tiempo siempre es escaso para aquellos que lo necesitan, pero para los que aman, dura para siempre. Concluyo Mirena. Vlad abrazo a su esposa mientras veía hacia la distancia.
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