El Juego De Bill
Mesas, sillas, hojas esparcidas por todos lados, botes de pintura e incluso latas en aerosol, todo disperso en la casa de los Cipher, cinco chicos con los ojos vendados al centro de la cocina se removían, sus cuerpos estaban inmovilizados puesto a que estaban sujetos con cuerdas.
— Nghhh mffghh. — El pelirrojo intentaba soltarse, no sabía que era lo que había sucedido, estaban viendo una película en familia, claro que igual sus parejas habían sido invitados, charlaban con ellos pero pronto todo se había vuelto oscuro.
No recordaba como había sucedido aquello, ¿Dónde se encontraban? La venda en sus ojos le impedía ver dónde, esa pregunta y si Dipper estaba bien le martillaban la cabeza con insistencia.
Pasos, unos pesados pasos se hicieron presentes rompiendo el silencio en el lugar, los cinco jóvenes presentes estaban nerviosos, ¿Qué pasaba?
— Vaya, veo que finalmente han recobrado la consciencia, no esperaba menos de ti rojo alfa. — Aquella voz distorsionada parecía dirigirse al mayor de los Cipher pues era el único pelirrojo entre todos. — Mi nombre es Playmaker, estoy seguro de que nos vamos a divertir. —
Los Cinco chicos se removían, intentaban de alguna u otra manera romper sus ataduras y con ello quitarse la venda de los ojos.
Minutos después la venda de sus ojos cayó al igual que la mordaza de su boca, dejando ver así un panorama oscuro y los cinco chicos juntos.
— ¿Pero que demonios ha sido eso viejo? ¿Qué te pasa?. — El Dipper de chaqueta roja cuestionó enojado, si le quitaban las ataduras sería capaz de lanzarse encima de este a golpearlo.
— Genial, hemos muerto y terminamos en Saw, lo que me faltaba. — Gleeful Suelta un gruñido intentando soltarse de sus ataduras.
— Uno, dos.... Cinco... Esperen, ¿Dónde está Bill? ¡Bill!. — Parecía que Pines era el único que había notado su ausencia, pronto todos se dieron cuenta de que era cierto, faltaba el rubio.
— Maldito.... ¿Qué demonios le hiciste a mi hermano?. — Sus ojos rojos fueron al contrario que estaba de espaldas, mirando la pared.
— El sujeto Ricitos de Oro ha sido neutralizado, el no se encuentra aquí o en algún área cercana. —
— ¿Q-Que?.... — Los ojos de el menor de los Cipher se cristalizan mientras derramaba lágrimas, ¿De que hablaba exactamente? ¿Bill había muerto? ¡No! ¡No puede ser!.
— ¡¿Dónde está mi hermano?!. — Ya histérico el pelirrojo intentaba romper sus ataduras, quería ir a romperle la cara mientras pedía por su hermano menor.
— No he dicho que esté muerto, dejen el drama para después, si quieren que Ricitos de Oro vuelva aquí sano y salvo tienen que superar una serie de retos, especialmente diseñados para ustedes. —
Gleeful Suelta una risilla al escuchar el apodo con el que se dirigían a Bill, guardando silencio al ver todas las miradas encima de el.
— No pienso disculparme, el apodo le va perfecto. — Sin más se encogió de hombros restando importancia a aquellas miradas.
— ¿Qué se supone que es esto? ¿El Juego de el Calamar versión tercermundista?. — Phill intentaba soltarse, quería matar a golpes a ese sujeto.
— Cerca, pero no. — El intruso giró a estos para romper las cuerdas que los ataban haciéndose de una navaja, al estar libres sonrió debajo de su máscara. — Si me matan o me lastiman, nunca sabrán donde se encuentra el sujeto. —
Gruñidos de parte de Gleeful, Phill y su pareja se hicieron presentes, eran los únicos que estaban en sus cinco sentidos puesto que el menor de los Cipher Continuaba llorando por su hermano mientras Dipper la pareja de este intentaba hacer memoria sobre algo.
— ¿Solo tenemos que hacer eso y ya? ¿Qué nos garantiza que Bill se encuentre sano y salvo?. — Acomodaba su chaqueta roja de fútbol mientras miraba al contrario. — Bien puede ser esto cualquier tontería montada por el, sabemos cómo Bill lleva semanas hablando de su estúpida serie queriendo que todos la veamos. —
— Eso es cierto. — Gleeful se unió. — Todo esto puede ser una broma de muy pésimo gusto orquestada por ese idiota. —
— ¿Quieren cerrar la boca? ¡Al menos cinco minutos!. — Phill había estallado. — Amorcito.... Si se llevan a tu hermana en estas condiciones, ¿Qué harías?. — Dirigió su mirada a su pareja. — Y tú estúpido Gleeful, si se llevan así a la perra de tu hermana, ¿Qué harías?. —
— Por mí que le hagan lo que quieran, nadie me obliga a hacer o sentir algo por Mabel, me da igual. —
— Que curioso Gleeful, por que juraría que irías como idiota cumpliendo cualquier condición que te pusieran para ayudar a tu hermanita, aunque como todos sabemos... Ni siquiera lo merece, tampoco intentes negarlo porque sabemos que ella sabe todo de ti y si eso todo de ti se hace público, terminarías hecho mierda. —
Silencio, Gleeful había guardado silencio, ¡Demonios tenía razón! Mabel sabía demasiado de él, si la secuestran era capaz de todo para liberarse, y como Gleeful tenía demasiados enemigos aquello no le convenía.
— Tic, Toc, el tiempo se les acaba. —
— Aceptamos, vamos a jugar. — Sentencia el mayor de los Cipher mientras los demás asienten.
¿Qué habrá pasado? ¿Dónde se encuentra Bill? ¿Estará bien? ¿Haré continuación de este capítulo? ¡No lo sabemos! Hasta la próxima.
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