PRÓLOGO
Ellos no esperaban ninguna ayuda. Sin embargo, la recibieron.
La asociación Hoyo Negro había estado al pendiente de su ubicación desde el momento en que inició todo. Les dieron seguimiento a todos y cada uno de sus pasos alrededor de su estadía como miembros de ella. Y cuando todo se salió de control, ellos también se enteraron de eso.
Tardius Misén, una estrella Marrón, el gerlo a cargo de todo un mundo de estrellas que conocían el más grande secreto en todo Astéri, probablemente el más grande secreto de todo Álligi: La Tierra; hizo lo que pudo para no rabiar, pero no lo consiguió. Un montón de niños habían arruinado un gran plan de llegar a ése planeta.
Cuando un Marrón nacía debías de tener por seguro a una estrella exitosa. Ellos eran las estrellas más trabajadoras, y sus características meticulosas y prácticas les ayudaban a alcanzar lo que querían, esquivando todo tipo de obstáculos a como diera lugar.
En los tiempos en que Tardius era un niño, soñó con ser grande. Nunca destacó entre todos sus familiares; su hermano era el inteligente, su padre el fuerte y su madre la responsable, y él no pudo ser más que la estrella solitaria de la constelación en su familia. Constantemente se sentía triste, inferior a ellos. Como si no perteneciera a su propia familia. Entonces se deshizo de ellos.
Tardius era capaz de hacer amigos, pero se dio cuenta de que la historia se repetía, y decidió que los amigos eran una pérdida de tiempo en su largo camino a la grandeza. Por lo que se alejó.
La primera vez que Tardius se enamoró, tenía quince años de existencia. Nunca olvidó el dolor que sintió cuando la gali Rojo lo rechazó diciéndole, con su mirada llena del más profundo desdén, que él y ella jamás podrían estar juntos, porque ella era "distinta" a él. Su primera pareja estable, la gali Amarillo a la que más amó, y con la cual pensó que pasaría toda su vida, murió en un accidente por el cual él se culpó durante mucho tiempo. Y su segunda pareja, lo abandonó con su único hijo cuando dijo que él no era el gerlo que quería para su vida.
Cuando Tardius trabajó en El Eclipse, la agencia encargada de los viajes interplanetarios en Álligi, se encontró con qué significaba ser grande en algo. Por primera vez en su vida estaba siendo el mejor en lo que hacía y le gustaba hacer: Él era el responsable de la planificación de los viajes interestelares, él daba las instrucciones que el Astroviajero, y los constructores y operadores de sus naves debían seguir al pie de la letra para un viaje óptimo. Todos lo amaban y él se daba a querer. Todos tenían la percepción de que él era una de esas estrellas con las que se puede convivir todo el tiempo, alegre y divertido. Tardius, sin embargo, los veía a todos ellos como inferiores.
Hubo una ocasión en que Klen Furte fue a explorar el satélite de La Tierra en el año 2979, y trajo consigo uno de los más grandes descubrimientos que habían hecho hasta entonces. Se lo contó directamente a Tardius; y Tardius se lo contó al resto de los trabajadores. Algunos de ellos apoyaron el plan que desarrolló a partir de eso, otros lo rechazaron sin pensar, pero el conflicto comenzó cuando ninguno de los grandes mandatarios de El Eclipse quisieron arriesgarse a hacer algo de lo que se podían arrepentir.
— Se los digo —casi suplicaba.
Estaban en la sala de reuniones en donde estaban los más grandes de El Eclipse, Tardius y todas las estrellas que lo apoyaron.
— Es una gran oportunidad. Si ellos pueden vivir en ése planeta probablemente no sea tan malo. Y significa que de verdad podemos visitarlo y encontrar lo que hemos estado buscando desde la fundación en 1958: ¡Por mil once años hemos buscado un planeta con vida que podamos habitar también, y ahora tenemos las pruebas contundentes de que podemos hacerlo en La Tierra!
— Pero no podemos habitar un planeta que ya está habitado — respondió Gedith Disener, el tataranieto del fundador de El Eclipse y actual dueño—. ¿No entiendes que pueden ser una raza hostil?
— ¡O más débiles! —Refutó Tardius—. ¡Tal vez nosotros podemos contra ellos!
— No podemos hacer eso, Tardius —respondió Gedith—. Tú y yo sabemos que a nuestro planeta no le quedan más de cien años, y si comenzamos una guerra ahora podemos precipitar todo.
— Nuestro sol se extinguirá en el 3070, debemos poner en marcha el mejor plan que podamos hacer ahora o esperar a que llegue el día y morir todos. Usted, señor Disener, está siendo egoísta y le está quitando una posible esperanza a Álligi por su cobardía. No estoy dispuesto a soportar esto.
— Entonces puede irse ahora —finalizó la discusión con tono impasible—. Tiene el sínero suficiente para mantenerse por el resto de su vida y regalar lo que sobre, tendrá su último pago antes de salir. —Luego miró al resto de los simpatizantes de la causa—. Lo mismo para todos ustedes.
Tardius escuchó esto, y tan sólo presionó la mandíbula, y azotó el puño contra la mesa con impotencia. Dio la vuelta. Y salió de la sala. Y salió del edificio.
Tardius se vio así mismo sin el único lugar donde podía ser el mejor, por lo que, después de mucho tiempo de reflexión, decidió fundar con las estrellas a las que despidieron por culpa suya Hoyo Negro. Principalmente esta comenzó como una empresa que vendía seguros de nidos y calides, con el tiempo fue evolucionando a algo más grande y, por supuesto, Tardius era el dueño y presidente de Hoyo Negro. Lo que las estrellas que compraban sus servicios no sabían, era que todas las estrellas en esa empresa, sólo querían reunir más fondos para monetizar sus viajes a La Tierra. Tardius decidió esconder lo que sucedería con el sol de Álligi para no crear pánico innecesario, él sabía que lograría hacer realidad su idea de habitar un mejor planeta.
La empresa, en el año 2990, se vio como una de las más importantes en Astéri, así que Tardius comenzó su plan, y empezó a reclutar civiles cualesquiera que pudieran hacer el trabajo por él. Tardius era inteligente, y sabía que sólo necesitaba convencer a un pobre ímero con ansias de poder. Él fue uno una vez, por eso tenía la constancia de que sería fácil si éste no era tan bueno en negocios.
Cuando se dio cuenta de que ninguna de las estrellas que se le acercaban tenía el deseo de grandeza y la ímerez necesarios para ser manipulados decidió esperar de nuevo. Pasaron los años, pero Tardius sabía que todo debía llegar a su tiempo, y que nada debía ser precipitado. Tenía un plan que debía seguir al pie de la letra, no podía arruinarlo. Por eso es que esperó durante quince años más para que su plan pudiera dar frutos.
Fue entonces cuando Proteo apareció por primera vez en su oficina, en el año 3005, tenía sólo treinta años de existencia, el gerlo era uno de esos que querían poder, pero no hacían nada por obtenerlo, eso Tardius lo pudo ver por todos lados. Desde su mediocre intento de vestirse con ropa "elegante", hasta su pose un tanto encorvada. Tardius sabía leer el lenguaje corporal, y el gerlo frente a él tenía el peor indicador de todos. Era perfecto para el trabajo que Tardius le encomendaría.
Tardius decidió darle a ése Rojo el puesto que quería. Se dio cuenta de que era fácil manipular a alguien que soñaba con tener poder sin conocer en realidad lo que esto significaba. Proteo se conformó con una suma que él consideró buena, y aceptó la propuesta de Tardius en cuanto éste le dijo que también conseguiría sínero por fuera del plan. Él lo colocó como el director de una escuela cualquiera, consiguió para Proteo un título falso muy convincente, esto le aseguró una suma a aparte de lo que él le entregaría. Tardius era paciente, sabía que no podía comenzar un plan sólo con unos días de Proteo como director, así que esperó a que éste tomara toda la confianza que necesitara. Si uno de los maestros salía y otro entraba, debía comenzar de nuevo. Pero Tardius sabía esperar.
El año 3012 llegó, este era el año para que todo ocurriera. Todas las estrellas en esa escuela lo respetaban. Proteo había estado recibiendo capacitación de Tardius para ser una mejor estrella, a lo que él veía como mejor. Lo convirtió en un gerlo intimidante y que se daba a respetar. Hizo que su vestimenta no delatara lo mediocre que era en el interior, y le dio las instrucciones exactas para crear los Combates de Astéri, torneo que él, gratamente, patrocinaría. Le dio aquél recuerdo que Klen Furte había hecho hacía cuarenta y tres años, y le pidió que contara una historia falsa de cómo la encontró y cómo lo inspiró a hacer esto por el entusiasmo de conocer más.
El día en que Tardius recibió la primera información sobre la Tierra por parte de Girio Vertic, la primera estrella que Proteo había sido capaz de enviar, se dio cuenta de que los habitantes de la Tierra eran totalmente autodestructivos. Provocaban guerras por libertad que podían valer la pena, pero los dejaban en una posterior crisis, al igual que guerras que no tenían sentido alguno. Destruían su planeta creando productos para su beneficio sin pensar en el daño que provocaban, y peleaban entre ellos por cosas superfluas. Gedith Disener tuvo razón, eran hostiles. Pero ellos eran hostiles contra ellos. Sería fácil contraatacar.
Llego el tercer año de enviar estrellas para analizar las fortalezas y debilidades de la Tierra, este año, Proteo pidió a Tardius que le proporcionara ayuda. Necesitaba a alguien para atender los posibles accidentes que ya habían ocurrido antes, alguien que se encargara de crear los escenarios necesarios con más dificultad y más creatividad, y alguien que se encargara de hacer lo que para él le resultaba lo más difícil: Matar. Por eso Tardius le entregó a Mellín, la mejor de todas las médicos que conocía; Astón, una estrella un poco mayor, que había sido el general de un ejército de las fuerzas armadas de Astéri cuando era joven; y a Kano, Kano Misén, la estrella que junto a su segunda pareja había adoptado dos meses después de su nacimiento, y criado a su imagen y semejanza, para que, como él, tuviera hambre de poder y no le importara hacer lo que fuere por conseguir lo que deseaba. Había criado a un Tardius nuevo y más joven. Tardius siempre dejó que fueran otros los que se encargaban de lo que él no sería capaz de hacer.
Cuando Proteo informó a Tardius sobre la reciente desaparición de Girio Vertic, en el año 3017, fue obligado a tomar cartas en el asunto. Quiso que él mismo fuera a la Tierra a buscarlo. Pero Proteo no era lo suficientemente valiente. Por eso Tardius decidió que debían de acelerar las cosas. Si Girio Vertic estaba vivo -pensaba Proteo- significaba que algo malo estaba sucediendo, y si estaba muerto, significaba algo peor. Las medidas que Proteo tomó no fueron suficientes para Tardius, y obligó a Proteo a hacer mejor su trabajo. Proteo le dio la idea de fabricar un laberinto que durara cinco días, pero él sabía que sería una cantidad menor. Tardius aceptó y Astón comenzó a diseñarlo sólo con una semana de haber iniciado los Combates. Para la tercera semana estaba listo.
Tardius supo, poco tiempo después, que la sexta estrella, Perseto Low, había sido mandada a la Tierra pensó que, probablemente, ya eran suficientes. Recordó todo el esfuerzo que había aplicado, la paciencia y sobre todo el capital invertido en el plan que salvaría a todo un planeta. Él conocía la existencia de otros planetas con vida (Bacterias, algunas plantas y algunos animales), pero ninguno era tan parecido y similar a Álligi. Incluso, cuando los humanos se enteraron de la existencia de Álligi y lo nombraron Kepler 452b, creyeron que era un planeta habitable y la probable salvación de la Tierra. Eso era porque ellos no conocían el destino del sol de Álligi. Al igual que los humanos, él quería ayudar a su planeta, pero él SÍ estaba moviéndose.
Por eso, cuando Tardius se enteró de lo que las diecinueve estrellas restantes le habían hecho a sus planes explotó de ira.
Él mismo se dirigió en una calide hasta donde Proteo estaba. Bajó de ella y lo encontró sólo unas horas después. Le entregó una mirada de desdén bien merecida, y lo subió con violencia a la calide. Todavía no presentaba señales de estar muriendo. Y lo llevó junto con el resto del equipo de nuevo a Hoyo Negro.
— ¡¿Qué dimas fue eso?! —gritó la pregunta una vez estuvieron solos él, Proteo y Kano.
La oficina presidencial de Tardius era un lugar totalmente impoluto. Todo era blanco y no se veía ninguna mancha de ningún tipo alrededor. Cada uno de los objetos dentro de ésta estaban en perfecto orden, nada salía de su espacio asignado. Tenía un amplio espacio y un ventanal que abarcaba toda la pared, y dejaba una vista tan alta que era apta para alguien que veía a todos hacia abajo.
— ¡Señor...! —Tartamudeaba Proteo—. No fue culpa nuestra. —Tragó saliva—. No sabíamos que tenían pensado hacer algo así...
— ¡Cállate! —Le gritó—. ¡No quiero excusas! ¡Dime la verdad!
— Es la verdad, padre —dijo Kano, sereno.
— ¡¿Y por qué no los detuvieron?! —preguntó, aún furioso, pero más calmado.
— No tuvimos oportunidad —respondió mirándolo a los ojos—. Saltaron de pronto y nos ataron. Como tú nos encontraste es como nos dejaron.
Tardius no se calmó con esa explicación; él pensó que era absurda, que pudieron haber hecho algo, o por lo menos dar una excusa mejor. Pero era lo suficientemente listo para saber que no conseguiría nada con violencia, y fingió calmarse. Era un experto mentiroso cuando quería obtener algo.
— Les creo —dijo.
Tanto Proteo como Kano se sorprendieron de la manera en que su humor cambió. Se miraron uno a otro dubitativos pero convencidos. Kano, que había crecido con él, aún se sorprendía de la manera de actuar de su padre.
— Vamos a hacer algo —propuso Tardius—. Ustedes dos —señaló a las estrellas frente a él— van a dejar que esos niños crean que pueden hacer cosas como esas sin llevarse consecuencias. Ellos solos ocasionarán su propia destrucción con el tiempo, no son lo suficientemente listos para darse cuenta de las ímereces que hacen ahora. Dejémoslos seguir, veamos hasta dónde son capaces de llegar. Pronto llegará el momento de atacar de verdad. Y cuando ése momento llegue, será el último para ellos.
— ¿Por qué no hacerlo desde ahora, padre? —preguntó Kano.
— A mis setenta y tres años de existencia no puedo darme el lujo de esperar, lo sé. —Se puso de pie y miró por el ventanal—. Pero ahora tengo más tiempo para mí y lo que quiero. Y lo que quiero ahora —dijo dando la vuelta hacia ellos— es tener a esos niños en la palma de mi mano. Lo lograré haciendo que ellos mismos se destruyan, y cuando eso pase, estarán tan vulnerables que no tendrán más opción que rendirse.
» Confíen en mí —les dijo— esto sucederá, y podremos hacer las cosas como las teníamos planeadas desde el comienzo. Entonces podremos ir a la tierra y aprovechar toda la información que nos brindaron antes, y tomaremos ése planeta completo, los humanos deberán servirnos si no quieren que también llegue su momento, salvaremos a Álligi, y todo será nuestro —finalizó.
Proteo y Kano creyeron todo lo que había dicho Tardius, sobre todo Proteo, que aún no tenía el potencial que necesitaba para hacer algo como esto. Lo que no sabían, era que Tardius sólo había adoptado a Kano para que cuando llegara su muerte él tomara su lugar, y Proteo era sólo un cebo. Si éste último se volvía innecesario, Tardius no dudaría en deshacerse de él como ya había hecho a más estrellas en el pasado. Y Proteo se estaba volviendo una carga más.
Su plan estaba por completarse.
Y no dejaría que nada ni nadie lo detuvieran.
Hola!
Espero que les guste éste nuevo personaje Tardius porque tomará mucha importancia en toda la historia y la siguiente!
Yo sé que los astros tienen procesos de vida distintos, pero podemos hacer un acuerdo y decir que, en éste mundo así funciona, no?
Me gustaría que me dieran retroalimentación, todo para mejorar. Yo escribo para los que me leen, entonces busco que les guste lo que leen.
Valar Morghulis!
Personaje animado por: IszartElement. Gracias!
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top