CAPÍTULO 5
Partimos desde las 9:30 para llegar al bosque donde mi nave cayó. Tardamos más de una hora y media en el camino. En un rato de mucho aburrimiento a Daniela se le había ocurrido que era buena idea cantar canciones para carretera. Claramente mis canciones eran diferentes a su "Acelérele, chofer" y no conocían mi canción de "Trata de que la calide no se vuelque" o por lo menos eso dijo Gonzalo, a mí me parece que se asustó.
Cuando por fin llegamos al punto al que queríamos llegar, vimos que aún seguía ahí la marca: Una parte de la cosa verde que salía del piso estaba negra.
— ¿El pasto se quemó por la nave? —preguntó Daniela.
— No, Daniela —respondió Gonzalo con sarcasmo— Unas personas prendieron una fogata en forma de nave espacial individual.
— ¿Por qué eres así? —le cuestionó Daniela con ironía.
— ¿Cómo sacarás las coordenadas? —pregunté.
— Con el aparato que no es una menos pero se ve igual —contestó Gonzalo—. Sólo debo activar el GPS y la ubicación.
— No sé qué es GPS —declaré— pero me preocupa más que hayas dicho el aparato que no es una menos pero se ve igual. Creí que dijiste que tenía otro nombre que no recuerdo ahora.
— Me gustó más el que tú dijiste.
Gonzalo sacó su aparato que no es una menos pero se ve igual, tocó la pantalla un par de veces y luego habló:
— Dile a Ficseto que las coordenadas son 20°37'-20°45' y los 103°35-103°28'. ¿Tú entiendes algo?
— Nada de nada.
"¿Ficseto?" Llamé "¿Hola?"
No recibí respuesta. Lo llamé a él porque siempre tiene la mente abierta, excepto cuando duerme. Y parecía que ahora estaba dormido.
"!Ficseto, despierta!" Grité. Escuché un grito de vuelta.
"¡¿QUÉ QUIERES?!"
"Tengo las coordenadas"
"Ah espera" Dijo "Necesito anotarlas" Esperé un rato antes de recibir respuesta. Pensé que seguro estaba buscando papel y klinzo.
"Adelante" Dijo "Dilas"
"20°37'-20°45' y los 103°35-103°28'. No tengo idea de qué te acabo de decir. Pero es eso."
"¿Y cómo las pongo?"
"!No lo sé! Tú eres el de la comunicación!"
"Pero..." Lo interrumpí cerrando mi mente.
— ¿Qué te dijo? —preguntó Gonzalo.
— Que era un placer trabajar juntos —Gonzalo sonrió—. Refiriéndose específicamente a mí, claro.
Y borró su sonrisa.
— ¿Nos vamos ya? —preguntó Daniela.
— ¿Quieres quedarte?
— Bueno —se encogió de hombros—. No tengo nada que hacer en casa.
— ¿Y qué vamos a hacer aquí? —pregunté.
— ¡Incendios forestales! —sugirió Daniela.
— No mames, Daniela.
— ¡Era una idea!
— Mejor volvamos al nido antes de que una catástrofe ocurra —propuse.
No me hacías sentir muy feliz el hecho de estar casi cuatro horas en un carro sólo para ir a un lugar por cinco minutos. Pero era la clase de cosas que teníamos qué hacer si queríamos hacer algo al respecto con lo de la "Invasión". Gonzalo y Daniela eran muy divertidos. Cada uno con su forma de ser me hacían sentir cómodo. Gonzalo era pragmático, pero interesante, y Daniela tenía un serio problema con la imprudencia y con hacer bromas fuera de lugar y... ¡Ay, ya nada! Daniela era muy divertida. Ambos iban en la parte de adelante, yo estaba en el asiento trasero.
— ¿Te gusta la música? —preguntó Gonzalo.
— ¿Vengo de otro planeta? —contesté—. Aunque nunca he escuchado música de La Tierra.
— Pues la tierra tiene música chida.
— Y reggaetón —agregó Daniela—. Es como un insulto al buen gusto.
— Escucha ésta canción.
Puso una canción bastante animada pero con un complejo ritmo relajado. Estaba cantado a dos voces, y se notaba que eran voces de personas mayores, pero la mujer tenía una voz dulce y él una voz más raspante pero que hacía una gran armonía.
— Ya me encanta —dije en cuanto acabó.
— Se llama "Can Anyone Explain" —me contestó— Es Jazz.
— Ahora algo más de gente normal no hipster.
Aún no sabía qué significaba hipster, pero, por lo que tenía entendido, Gonzalo odiaba lo hipster, entonces era raro que Daniela dijera que él era una de esas cosas.
Comenzó una canción con un ritmo totalmente animado. El cantante tenía una voz bastante simple pero igual sonaba muy bien. Sin darme cuenta ya estaba bailando mientras ellos cantaban muy felices. Incluso se subió el volumen, aunque no vi quién lo hizo.
— Es "Shape of You" —gritó Daniela sobre el ruido— de Ed Sheeran.
— Es totalmente pop —dijo Gonzalo cuando terminó—. Ya sabes, lo que todo mundo escucha.
— Excepto Gonzalo porque eso es muy mainstream —dijo haciendo una voz pretenciosa fingida.
— ¡Jamás he dicho algo así! —Rebatió—. ¡Y entiende que no soy hipster!
— ¿Qué es un hipster? —pregunté al fin.
— Es una tribu... —Gonzalo dijo al mismo tiempo que Daniela.
— Gonzalo.
—... urbana que va en contra de todo lo popular y escuchan música extraña que nadie conoce.
— Y se creen mejor que todos —continuó Daniela—. Dicen ser muy intelectuales y usan ropa como esa —señaló a Gonzalo.
Gonzalo estaba usando unos pantalones negros, una playera del color con un estampado que decía "Pérdida de tiempo" y sobre ella un suéter con gorro.
— No veo nada raro —le dije.
— Aprenderás a verlo cuando sepas más de la tierra —respondió ella.
— Eso o me apoyarás en que nos soy hipster —agregó él.
Daniela volteó hacia mí y gesticuló "Eso nunca va a pasar" mientras se reía.
El camino siguió con una discusión entre Daniela y Gonzalo sobre por qué poner un restaurante no era hipster, pero hacer que tuviera una inclusión de menú vegano sí. Sobre algunas películas, sobre el arte y muchas otras cosas que según Daniela lo convertían a él en uno, y según Gonzalo era totalmente normal.
***
Cuando dio la noche, estábamos hablando en el cuarto de Daniela. Ella tenía un gusto bastante diferente, su cuarto era más pequeño, pero estaba más lleno de cosas, entraba mucha luz y todo dentro era un arcoíris asesinado mis ojos.
Entonces Ficseto habló en mi mente.
"Oigan" dijo, y asumí que también hablaba con Girio "Las estrellas ya están en camino al bosque. Creo que llegarán para mañana el atardecer, así que deben estar ahí para recibirlos y llevarlos con Emy.
"Entendido" dijo Girio "Mañana mismo. ¿Cetta, listo para venir a casa?"
"Sí" respondí "totalmente".
No lo estaba.
— ¿Sucede algo? —preguntó Gonzalo.
— Ah, nada —respondí—. Ficseto dijo mañana debemos estar en el bosque para recibir a las estrellas.
— ¿Ya vienen? —Daniela se sorprendió.
— Sí. Pero no sé si las cuatro o sólo las dos que dijeron al principio.
— Imagino que las cuatro —opinó Gonzalo—. Dudo que hayan hecho el trabajo a la mitad, ¿no? Se suponía que Ficseto se encargaba de eso.
— Sí —contesté—. Y Ficseto puede ser muy persuasivo. Además nunca deja nada a la mitad.
Sólo nos quedaba esperar algunas horas, y varias de ésas las pasaríamos dormidos.
***
Al día siguiente fuimos al bosque para recibir a las otras estrellas. Era el crepúsculo, y el arrebol creaba una excelsa vista. Después de ése pensamiento con palabras grandilocuentes me di cuenta de que sí había puesto algo de atención en mi clase de lenguaje. A continuación dejé de poner atención al atardecer para esperar a las naves.
— ¿Cuánto falta para que lleguen Girio y Emy? —pregunté.
— No lo sé —contestó Girio caminando hacia nosotros.
— Hablando de Satanás —dijo Daniela. Aunque no recuerdo haber mencionado a alguien con ese nombre.
— ¿Dónde está Emy? —preguntó Gonzalo.
— No va a venir —aclaró— se quedó con los meseros a atender Estrella Perdida para no tener que cerrar hoy.
— ¿No se molestó?
— ¡No! —Sacudió la mano—. Ella siempre dice que trabaja mejor sola.
— Pero también están los meseros.
— Sola y con ayuda de los meseros. —El gesto de Girio indicó que se había ahorrado esas palabras.
Estuvimos esperando un rato mientras que las naves aterrizaban. No teníamos pista de ellas. Nos citaron al atardecer, que es aproximadamente a las ocho en La Tierra, pero ya había oscurecido y estaban por dar las diez. Girio y Gonzalo habían encendido los faros de sus coches para iluminar el punto donde debían aterrizar. Pero no teníamos ninguna señal de ellas.
"¿Cetta, Girio?" Ficseto estaba tratando de comunicarse "Perdón por el retraso, fue un mal cálculo. Pero las naves llegan en cinco minutos.
"O ahora mismo" dije.
Justo cuando Ficseto dijo eso vi a las cuatro naves sobrevolando el bosque. Las cuatro venían de direcciones diferentes, pero cuando llegaron justo encima de las coordenadas se unieron, haciendo un círculo y luego bajaron. Eran naves más grandes que en las que yo llegué, lo que fue ridículamente conveniente ya que debían venir una estrella y una persona en ella. Cuando aterrizaron, las naves, tranquilamente, se abrieron y dejaron salir lentamente a sus pasajeros. Justo después de esto, finalizaron el sueño helado y se descongelaron.
— No tuvo nada qué ver con como tú llegaste —dijo Gonzalo—. Tú llegaste muy dramático muriendo en una nave estrellada.
— Era para mantener el espectáculo —respondí.
Las estrellas y personas se comenzaron a mover lentamente hasta que por fin recuperaron su movilidad original. Luego comenzaron a articular, hasta que por fin pudieron hablar.
— Hola —dijo Girio a una de ellas.
Era una gali muy pálida con cabello negro que le llegaba sólo hasta donde estaba su barbilla. Tenía los ojos verdes. Era alta y delgada. Tenía la ropa totalmente negra y un abrigo muy largo. Sus ojos también estaban delineados de negro.
— Me llamo Moira —dijo ella— Moira Lunder.
— Yo soy Rot Bol —dijo otra estrella marcando mucho la S en "soy".
Era un gerlo de cabello castaño rizado, parecido al de Ficseto, pero más oscuro. Era de baja estatura. Sus ojos eran grandes y negros. Tenía los pómulos cubiertos en pecas.
Una estrella más se acercó. Ella venía acompañada de otra persona, eran una gali rubia de rasgos finos y ojos azules, con el cuerpo de modelo de lencería. Su acompañante era una mujer un poco más robusta. Sus mejillas eran grandes, su pelo rizado y rojo, y se vestía de un modo extraño.
— Yo soy Sorly Rus —dijo la estrella. Luego señaló a la persona—. Ella es Colette.
Por último se acercó un gerlo que llegaba con un hombre. Ambos vestían una camisa con un estampado de un cuadrado con estrellas y rayas en rojo y blanco, se diferenciaban porque una era de tirantes y la otra sí tenía mangas, su pantalón también estaba combinado. El más alto llevaba un pañuelo atado a la cabeza, era muy blanco y de cabello claro, delgado y a él se le veía el torso, que estaba marcado con músculos (Él era el de tirantes). El otro era más bajo, pero no era de baja estatura, de hecho era más alto que yo, él tenía una cara muy cuadrada con rasgos muy marcados. Pelo demasiado negro y los bíceps también marcados.
— Yo soy Asdo Prev —dijo el de mangas—. Y él es Casimir Walker. Pueden llamar Kaze.
— Pues yo me llamo Girio Vertic —dijo avanzando—. Fui el primer ganador de los Combates y llevó cinco años viviendo aquí.
— Y yo soy Cetta Kundera —agregué— Yo soy el último ganador de los Combates y uno de los responsables de que todo acabara.
— O eso habéis creído —agregó Rot—. Porque nos han dado información de que no es lo que en verdad ha sucedido.
— Tú debes ser el que fue a España —peguntó Daniela— ¿no?
— El mismo —volteó a verla y su mirada cambió—. Hola, tía. ¿Cuál has dicho que es tu nombre?
Daniela se sonrojó un poco y soltó una risa como una adolescente. Gonzalo dio un paso al frente mirando Rot. Él retrocedió y volvió su mirada a nosotros.
— Sí he ido a España —explicó—. Por eso hablo de éste modo. Es pegajoso. Pero, necesito una explicación a eso que han dicho sobre la invasión.
— Bueno —comenzó Girio—. Primero que nada debemos ir a donde se van a quedar mientras están aquí. ¿Sí les dijeron, no? —Todos asintieron—. Pues, vámonos. Allá les voy a decir todo.
— Yo llevo a Asdo y Kaze —arregló Gonzalo— tú lleva a Rot, Sorly, Colette y Moira.
— Perfecto.
Girio se llevó a los que Gonzalo le dijo. Gonzalo llamó a Asdo y Kaze y ellos fueron tras él. Llevaban unas cajas constrictoras, que imaginé era su ropa y cosas necesarias, y Gonzalo las guardó en la caja que estaba frente al asiento del carro. Daniela y Gonzalo fueron adelante, y Asdo y Kaze conmigo, en la parte de atrás. Gonzalo esperó a que Girio organizara todo en su carro y luego, cuando él arrancó, Gonzalo lo siguió por atrás.
— Siento que debemos hablar en inglés —dijo Gonzalo, tratando de crear conversación.
— ¿Lo dices por mí? —pregunto Kaze—. Porque no quiero ser una molestia.
— No es molestia —dijo Daniela— Ya es normal ir por la vida hablando inglés. ¿Sabías que las estrellas hablan todos los idiomas?
— ¡Lo he notado! —Kaze rió—. Asdo puede hablar con quien se le ponga en frente. Es súper loco. Es como si todo fuera fácil para una estrella, Bro. Quisiera tener sus habilidades.
— No es tan fácil —objetó Asdo—. Tienes que lidiar con ser un alienígena en éste puto planeta. No es tan fácil cuando te enfermas y no puedes ir al hospital. O tratar de bucear, ¿recuerdas, Dude?
— ¡Es cierto! —Kaze comenzó a emocionarse—. Hace tiempo fuimos a un acuario, y Asdo quería bucear conmigo...
— Pero no pude...
— Pero no pudo...
— ¡Porque sólo había tanques de oxígeno!
— Porque no había tanques de hidrógeno.
Dijeron todo eso al mismo tiempo. No supe si era divertido o molesto. Pero estaba seguro de que sí me iba a molestar en el futuro.
— ¿De qué país vienen? —pregunté.
Ambos levantaron sus camisetas iguales y dijeron al tiempo:
— ¡Estados Unidos!
— Americanos, Bro —aclaró Kaze
— Americanos, Dude —ratifico Asdo.
En ése momento supe que sí iba a ser molesto cuando tuviese que convivir con ellos todo el tiempo. Ya no quería dejar la casa de Gonzalo y Daniela.
— ¿Cuáles eran sus nombres? —preguntó Gonzalo.
— Asdo Prev.
— Kaze Walker. ¿Cuáles son los suyos?
— Cetta Kundera.
— Y nosotros —respondió Daniela —Gonzalo y Daniela.
— ¿No tienen apellido?
— Saga Londoño.
— ¿Y usan ambos? —preguntó Kaze algo sorprendido.
— Pues sí —respondió Gonzalo— Aquí en México es normal hacerlo. Tengo entendido que en Estados Unidos no, pero aquí siempre te pedirán nombre completo para todo.
— Excepto para Facebook —añadió Daniela—. Ver memes te puede liberar de un apellido. Y siempre usamos el Saga, pero Londoño también está bonito.
— ¿Cuál es el apellido de Jorge? —Pregunté—. El que también tiene Leonardo.
— Higareda —respondió Daniela—. Higareda Londoño.
Había olvidado que el tema de Jorge ponía un poco mal a Gonzalo. Él no me lo había dicho directamente, pero lo noté el día que hablaron sobre ropa azul. Y como aquélla vez, ésta también fue mi culpa. Hablé demás y no me di cuenta de que lo incomodaba. A partir de ése momento el ambiente no mejoró, y Gonzalo siguió sin decir nada. Mientras tanto, Asdo y Kaze no paraban de hablar al mismo tiempo para decir la misma historia desde diferentes perspectivas. Asumí que llegaría a ser molesto para mí. Pero no había pensado que sería tan rápido.
Girio se detuvo en una casa blanca demasiado grande. Estaba hecha en un estilo algo viejo. Parecido a lo que se veía en el centro. Tenía un jardín enorme, de hecho, después de abrir el cancel de esa casa todavía tuvimos que avanzar en coche otros cinco minutos para llegar al estacionamiento.
— Amo las haciendas estilo colonial —dijo Gonzalo.
— ¿Esto es muy mexicano? —preguntó Kaze.
— Algo así —explicó— Es mexicano, pero tiene raíces españolas al ser parte de la época de la colonia, cuando España tenía el control de éste país.
— Hipster —susurró Daniela para mí.
Nos encontramos con Girio cuando él también bajó de su carro. Nos llevó a la puerta y al entrar vimos un recibidor increíble, decorado con objetos claramente viejos, aparatos de tecnología, e incluso muebles en buen estado, pero con un estilo totalmente acorde a la hacienda, como la llamó Gonzalo.
— Éste lugar le pertenece a Emy, no la conocen aún, pero pronto lo harán. Aquí hay muchas habitaciones, pero no las suficientes para albergar a todos —explicó Girio— recuerden que también van a llegar más estrellas de Astéri para continuar lo que estamos haciendo. Así que, los que trajeron acompañante dormirán con alguien que no. Serán tres por habitación, ¿entendido?
Todos estaban haciendo sus arreglos. Y yo me estaba quedando solo.
— Ya es algo tarde, chicos —les dijo Girio a Gonzalo y Daniela—. ¿Por qué no se quedan hoy con Cetta y, si quieren, se van mañana?
— Claro —dijo Gonzalo después de mirar a Daniela—. Nada más tengo que decirle a mi mamá que no vamos a llegar.
— Cetta —me habló Girió—. Y sé que tienes que usar la ropa de Gonzalo para vivir aquí. Pero en la primera puerta de la derecha de aquél pasillo —señaló uno que estaba algo escondido— tengo yo ropa vieja que ya no uso, úsala tú.
— Muchas gracias, Girio —le dije. Y de verdad estaba agradecido.
— Oigan —les dije a Gonzalo y Daniela— Vengan, Girio nos dio una habitación por acá.
Gonzalo estaba llamando a su mamá así que no le insistí a que se moviera, pero me aseguré de que viera a dónde nos íbamos. Entramos en la habitación. Tenía una cama gigante, no había ventanas, pero todo se iluminaba con una lámpara que daba mucha luz. Busqué en el ropero y ahí estaba toda la ropa que Girio dijo, junto con la de Emy. Luego llegó Gonzalo y al ver la habitación dijo "Wow" y se quedó sonriendo en la puerta, como si la habitación fuera sólo ése pórtico.
— Puedes pasar —le dijo Daniela—. Pero sólo si te atreves.
— No te atrevas —le dije—. El cuarto es grande, pero serán demasiadas personas. Ya sabes, multitudes. A nadie le gustan.
Gonzalo entró en la habitación de todos modos.
"Cetta y Girio" habló Ficseto "Ya nos estamos dirigiendo a la tierra. Ahora que las naves han aterrizado en Guadalajara nosotros podemos llegar. No iremos todos, sólo iremos diez de los que estábamos planeando al principio antes del incidente de los padres. Despegamos en diez minutos, esperamos llegar ahí pronto".
Y cortó la comunicación sin siquiera esperar respuesta.
Después de un rato de estar hablando sobre cosas de Astéri y la noticia que Ficseto me acababa de dar, nos comenzó a dar sueño, por lo tanto nos acostamos todos. La cama era lo suficientemente grande para que los tres cupiéramos sin estar muy juntos. Obviamente lo estábamos, e incluso sentía que iba a soñar lo mismo que Daniela, que era quien estaba justo a un lado mío; pero podía moverme libremente sin golpearla o estar cerca de ella. Odiaba dormir acompañado.
Entonces me sucedió algo que no me había pasado desde que vi a Ficseto corriendo el día de su viaje astral. Porque yo no estaba mintiendo, sí tuve la misma visión de la que Lífsero nos habló aquél día que aseguraba ver el futuro. Vi lo mismo que ella dijo que vio y lo mismo que Ficseto. Vi a Ficseto corriendo siendo perseguido, y fue lo que sucedió. Aunque esa fue la última vez. Hasta que llegó esta noche.
El problema es que no era un sueño, eran un montón de imágenes aleatorias que no me estaban diciendo nada en concreto. Como si tener un sueño que predice el futuro no fuera bastante raro ya, debía también descifrar qué querían decirme.
Vi a Sorly, por eso sabía que era una sueño del futuro, más allá de ver que se presentaba ésta noche no había hablado de nada con ella; y la vi arrebatándole un libro a Colette, el libro por lo que alcancé a leer se llamaba "Mitos y Leyendas de..." y no alcancé a leer más. La segunda imagen fue de Sonos; estaba sentado en un sillón, un sillón blanco de un lugar que no reconocí, se veía muy afligido y parecía que estaba ocultando algo, luego dijo "Fui yo. Yo se las di". La siguiente fue algo más simple, pero aún más confuso: Lífsero estaba llorando, y había unas tijeras en su cuello. Pero cortaron una gran parte del pelo que caía sobre él. La imagen número cuatro eran mis manos golpeando una fuerza invisible que se ondulaba con el tacto. Y la peor de todas fue de Lored. Ponía una expresión de que algo lo golpeaba en el estómago y luego caía al piso. Sólo que yo estaba seguro de que no era un golpe lo que recibía.
Daniela me despertó saltando sobre mí como un bebé lo hace con sus padres. Tristemente ella no era un bebé y yo no era su padre, por lo que cada vez que aterrizaba sobre mí sentía que todo el aire se iba y que moriría aplastado por una pelirroja con posibles problemas mentales.
— ¡Quítate de encima! —grité con el poco aire que aún tenía.
— Lo vas a matar, Daniela —regañó Gonzalo.
Por fin ella dejó de saltar y bajó de la cama.
— Gracias por no sacarme el estómago —le dije—. ¿Para qué me despertaron?
— Para decir adiós —dijo Gonzalo—. No nos podemos quedar aquí...
— Aunque quisiéramos —agregó Daniela sin que Gonzalo se callara.
—...porque debemos regresarnos a la casa. Se suponía que ni siquiera íbamos a dormir aquí.
— ¿Qué hora es? —pregunté.
— Las nueve de la mañana —contestó él— También te desperté para que alcanzaras a almorzar. Aparentemente tienen una cocinera aquí capaz de hacer de comer para todos. Pero la comida se acaba temprano y todo ya se levantaron, menos tú.
— Pues gracias por eso —respondí—. Serían unos monstruos de no haberlo hecho.
No hizo falta salir del cuarto para ir al baño. Parecía que esta era la habitación principal, por eso la ropa de Girio y Emy estaban aquí, el baño y todas las comodidades de un cuarto de los dueños de la casa. Cuando salimos para despedir a Gonzalo y Daniela, todas las otras estrellas estaban sentadas en la sala. Los acompañé hasta su carro y esperé a que salieran. Gonzalo había dicho que el GPS de su aparato que no es una menos pero se ve igual le diría cómo llegar, pero no me lo imaginé halando con él.
Regresé adentro y me senté junto a las otras estrellas. Todos estaban hablando entre ellos y cuando me senté no tardé en incluirme en la plática.
— ¿Cómo hacen ustedes paga entendeg todo lo que decimos? —Preguntó Colette, pronunciando muy raro —Me guefiego a que cuando Sogly llegó podía hablag cualquieg idioma como si hubiega nacido hablándolo. Y estoy aquí con gente que habla inglés y español y todos se entienden.
— ¿Tú qué idiomas estás hablando? —le pregunté.
— Inglés —contestó Kaze—. Para que yo también entienda lo que está diciendo.
— Así es —respondió— El inglés es lo más cegcano que tenemos a hablag un idioma univegsal como el suyo.
— En España también lo hablaban muchas personas.
— Ayer tus amigos —me dijo Kaze— también estaban hablando inglés.
— ¿Cómo es que no nos damos cuenta de que cambian el idioma? —pregunté.
— Pues yo llevo cuatro años aquí —dijo Asdo— y créeme que sólo escucho los acentos, pero no los idiomas.
— ¿Con acentos te refieres a cómo pronuncian las palabras?
— También al tono —explicó Rot— Yo por ejemplo, he vivido en España por un año y se me ha pegado el acento y algunas expresiones. Así mismo también el tono.
— ¿Cuándo van a llegar tus amigos, Cetta? —Preguntó Moira— ¿Y qué nos tienen que decir?
— ¿Qué les dijeron ya? —pregunté a todos.
— Tu amigo Ficseto —habló Moira— nos dijo que Proteo y Kano estaban asesinando a todos los que no ganaban. Participantes y entrenadores. —Su cara era muy seria. Tenía una expresión muy estricta como si fuera la directora malvada de una escuela militar—. Además dijo que Girio, el primer ganador estaba diciendo que un tal Tardius piensa invadir La Tierra porque nuestro planeta morirá.
— Yo tengo dos preguntas —dijo Asdo— ¿Quién es Kano? —Levantó su pulgar para indicar que era la primera—. ¿Quién es Tardius? —levantó el índice.
— ¿No sabes quién es Kano? —preguntamos todos con distintas palabras cada uno.
— No —se encogía de hombros—. Lo siento. Tal vez llegó al año siguiente que estuve ahí, porque cuando yo participé sólo estaba Proteo al cargo.
— ¿Ni Kano, Astón o Mellín? —preguntó Sorly.
— Sólo Proteo.
Un par de personas llegaron a entregar a cada uno de los presentes un plato con tres rollos con carne adentro, salsa color verde sobre ellos y algo blanco sobre la salsa; adornado con hierbas.
— Desayuno de enchiladas de pollo con salsa de tomate y queso Oaxaca —dijo el hombre que nos entró los platos.
— Muchas gracias —dijimos todos.
Tal vez él escuchó dos formas diferentes de decir "Muchas gracias" por Colette y Kaze, pero por parte de las estrellas sí escuchó "Muchas gracias".
Cuando ambas personas se retiraron comenzamos a hablar de nuevo.
— Kano es quien se encargaba de mostrar resultados, Mellín era una médico, a ella la dejaron vivir porque no estaba haciendo nada malo, y Astón era el que ponía los escenarios para hacer las pruebas.
— Pues no estaban en los segundos Combates.
— ¿Y Tardius? —Preguntó Sorly con el acento que Paris le dejó.
— Yo no lo conozco —les dije— Pero Girio dice que es el dueño de todo lo que vimos en La Planta. Él puso el sínero, el lugar y todo. Cuando estén todos aquí les daremos todos los datos a todos. Por ahora deberán conformarse con eso. Ustedes están en blanco en una parte de la historia, igual que algunas estrellas en la planta con la otra parte.
— ¿Y cuándo llegan?
— Anoche me dijeron que ya estaban en camino, sólo debían asegurar su llegada aquí para que ellos pudieran llegar también. Yo tardé una semana, pero mi nave tuvo problemas, ¿cuánto tardaron ustedes?
— Yo sólo tres días —respondió Rot— Y como soy el penúltimo creo que ya tenían mejor tecnología de viajes entonces, ¿no? Por lo que yo diría que llegan en tres días o menos.
— Pues hasta dentro de tres días o menos podrán saber todo lo que necesitan saber. Espero que sean menos.
Todos comenzamos a comer entonces. Cada vez que comía algo de La Tierra me enamoraba más de ella.
Hola!
Como siempre, espero que les guste éste capítulo, a partir de aquí, todo se vuelve más rápido. Las cosas que vienen, seguro les parecerán interesantes, y algunas podrán sorprenderlos.
Por cierto, a mí sí me gusta el reggaeton, la opinión de Daniela no me define.
Qué creen que signifique el sueño de Cetta? Algo bueno? Algo malo?
Valar Morghulis!
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