CAPÍTULO 17

— ¡Queremos ir! —Daniela hacía un berrinche—. No hemos aportado nada desde que encontramos a Girio. ¡Es como si fuéramos personajes de relleno de una historia mediocre!

— No sé a qué vino eso —agregó Gonzalo— pero es cierto. Déjanos ir, Cetta.

Estábamos a una hora de salir al Área de Nacimiento para hablar con el dirigente. Ficseto me dijo que aún había algo de tiempo para visitar a mis amigos de la Tierra. Fui con ellos por un rato, les conté los planes para hoy, y me di cuenta de que no debí hacerlo.

— No es decisión mía, chicos —les respondí—. Deben preguntarle a Ficseto.

— Tú tienes telepatía —Daniela me tomó de los hombros y se acercó mucho a mí— Sólo tú puedes ayudarnos.

— O podríamos preguntarle directamente, Daniela —Gonzalo me la quitó de encima— él está a unos metros de aquí.

— ¿Por qué tienes que arruinar todo, Gonzalo?

— Tú tiendes a exagerar las cosas, Daniela, no es mi pedo.

Comenzaron una mini-discusión de esas que solían tener de vez en cuando y que prefiero no decir qué se dijo porque no vale la pena. Los escuché durante unos dos minutos o tal vez diez años, hasta que me harté, resoplé, miré al techo, volteé los ojos y dije:

— ¡Está bien! Yo le pregunto.

Caminé hacia mi amigo, Daniela y Gonzalo venían detrás de mí.

— ¿Listo para irte, Cetta? —preguntó Ficseto cuando llegué hasta él.

— Algo así. —Hice un gesto que demostraba que no lo estaba—. Resulta que tengo un inconveniente.

— ¿Pasa algo malo?

— No —dije rápido para que supiera que no pasaba nada, pero mi tono le hizo entender lo contrario—. No te aceleres. Es que Gonzalo y Daniela quieren venir. Pero no sé si puedo dejar que lo hagan. Les dije que te preguntaría.

¡Di que no, dima!

— ¡Oh, claro! —No podías decir que no, pensé para mí—. No es nada arriesgado, pueden venir sin problemas.

¿Por qué no dices que no y ya?

— Qué bien —sonreí—. Los traigo y nos vamos.

Les hice una seña para que se acercaran. Esperaba que no la vieran, pero estaban a unos metros de mí y sí lo hicieron. Ellos no me desagradaban en ningún sentido, el problema era que Ficseto me diría que se quedarían conmigo y no quería escucharlos discutir otra vez.

— Sólo quédense con Cetta en todo momento —les dijo cuando llegaron— no queremos perderlos ni nada.

Asombroso. Sonreí.

Ficseto nos llevó a la parte de atrás de la Casa Presidencial donde una calide nos esperaba. Dentro estaban mis otros amigos del grupo elite, que se alegraron al ver a las personas. Excepto Moira, ella nunca se alegraba de nada.

— Los habitantes de la Tierra vienen con nosotros —dijo ella cuando la calide ya había arrancado.

— Sí —respondió Daniela sonriendo—. Ficseto dijo que estaba bien. Además nos gustaría conocer un poco más de Ástéri aparte del cuarto el baño de la Casa Presidencial, claro.

— El Área de Nacimiento no está en Astéri, Daniela —le dijo Sonos—. Es como un país más, pero sin proclamarse como tal.

— ¿Cómo que "como un país"? —preguntó Gonzalo

— Comenzó siendo sólo lo que el nombre dice —les dije—. Pero por tristes razones evolucionó a ser lo mismo que un país por sí solo. Pero las autoridades encargadas de esto no permiten que sea reconocido como uno porque aparentemente son demasiado buenos para ser uno. Incluso llaman dirigente a su presidente. Y pobre de ti si le llamas presidente.

— ¿Te pueden encerrar por eso?

— ¡No! Pero son muy sensibles al respecto.

— Cuando dices "tristes razones" —Gonzalo hizo comillas— ¿a qué te refieres?

— Como te dije antes, las estrellas sólo adoptan estrellas bebés, no nos reproducimos a base de dolor femenino...

— Ah, pero bien que se la pasan... —dijo Daniela mientras yo hablaba.

—... y otros detalles sangrientos. Pues, obviamente no todas las estrellas son adoptadas. Es más bien una región o una ciudad, hay alrededor de...—le hice una seña a Lífsero para que me ayudara con el dato.

— Diez mil habitantes, aproximadamente —respondió a mi gesto— contando bebés, adultos no adoptados, y trabajadores externos que residen ahí. Los trabajadores externos son estrellas que sí fueron adoptadas, pero que ahora se dedican a trabajar ahí. Leí que eran sólo cincuenta las que reciben bebés porque no nacen muchos al día, pero ése dato puedes preguntarlo directamente al dirigente.

— Pues eso —seguí yo— entre todos ellos se hacen alrededor de diez mil, y se vuelven una ciudad o algo así.

— ¿Y las estrellas que no son adoptadas tienen educación y vivienda? —preguntó de nuevo.

— ¡Oh, claro! —le respondí—. Ahí hay casas gigantes que son dirigidas por trabajadores externos o por adultos no adoptados, ahí reúnen a muchos de los bebés para que no sean descuidados. Además de que tienen escuelas, sanatorios y hasta sus propias emisiones de cajas de recuerdos de entretenimiento...

— Su canal de televisión... —volvió a hablar Daniela, volví a dejar pasar su comentario.

—... En general son lo mismo que un país, pero se niegan a tener la definición porque dicen que eso segregaría a los habitantes y podría afectarlos emocionalmente. Yo digo que por el contrario sólo llamarlos "Los del Área de Nacimiento" es peor, pero yo no hago las reglas.

— ¿Y para qué van a él? —preguntó hacia Ficseto.

— Pues por eso mismo —respondió mi amigo verde—. Son lo mismo que un país, por lo que tienen su propio ejército y sus propios recursos y riquezas. —No hablaba igual que con las otras estrellas o el presidente, pero se sentía diferente, de todos modos—. Vamos para allá para que nos ayuden. Para convencerlos antes que Tardius. Ellos tienen bebés y niños que cuidar, no será tan difícil.

Ficseto y Lífsero iban tomados de la mano. Hace tiempo ni siquiera podían mirarse fijamente demasiado tiempo sin que uno de los dos sintiera incomodidad. Hoy iban más cercanos de lo que había visto anteriormente.

— ¿Crees que funcione? —volvió a preguntar Gonzalo.

— Espero que sí, amigo —Ficseto no llamaba amigo a cualquiera—. Hay cosas que no están en mi control, pero vamos a ver, ¿no? Ojalá que sí.

— Ya verás que sí.

La calide se detuvo y el conductor nos pidió bajar. Habíamos llegado a la estación de naves del gobierno. Antes nos habían dejado llegar directamente a la Casa Presidencial porque era urgente, o por lo menos eso dijo Ficseto, pero ahora todo despegue y aterrizaje se debía realizar desde aquí.

Cartos había hablado con el dirigente del Área de Nacimiento para agendar una reunión, él dijo que Ficseto iría en su representación, no sé si le informo acerca de todos los demás que iríamos.

Nos subieron a una nave bastante grande, de hecho, demasiado. En la estación de naves todos los viajes eran registrados, por lo que, antes de despegar el piloto tuvo que informar acerca del número de pasajeros, destino y hasta hora de salida.

En el camino no hubo mucho de qué hablar porque era un espacio grande y no estábamos todos juntos. Ficseto estaba con Lífsero, Sonos y Daniela, Moira estaba hablando con Den, aunque no se veía que ninguno quisiera hablar con el otro, y Gonzalo estaba conmigo.

— No sé si debo preocuparme por el tiempo que pasan Daniela y Sonos juntos —me dijo él—. Sonos se ve inofensivo, pero mi mamá siempre dice "De los serios, cuídate".

— ¿Preocuparte por qué?

— Pues por él —mi miró— Tú sabes, es mi hermana pequeña y eso.

— Y estás pensando que... ¿qué?

— Pues que no debe tener novio ahora —se veía algo incómodo— ¡es una niña!

— ¿No tiene dieciocho?

— Sí, pero...

— ¿Qué edad tenías cuando tuviste tu primera pareja? —le pregunté.

— Pues catorce, creo...

— ¿Y tú no eras un niño a los catorce pero ella sí a los dieciocho?

Meditó mi pregunta un rato, pero al final no supo que decir. No entendía por qué se ponía tan nervioso al respecto, tal vez porque yo no tenía hermanas o porque era una costumbre de la Tierra, pero quería entenderlo, aunque él tampoco era muy bueno explicando.

— ¿Y cómo está Lored? —preguntó después de un rato.

— No tiene ningún avance —dije sin ganas— no aún.

Gonzalo miró al piso, supo que no debió preguntar.


Hola!

Un capítulo corto, lo sé, pero es que lo que viene merece su propio capítulo, conocerán mi área favorita de Álligi, y espero que les guste como a mí.

Cómo esperan que sea el Área de Nacimiento? Creen que sea interesante?

Ya saben que me gustaría que me dejen un comentario con su opinión, que es lo más importante!

Valar Morghulis!

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