CAPÍTULO 16
— Su conferencia dio resultados casi inmediatos, señor Hesra —le dijo Cartos a Ficseto—. Claramente contribuyó el hecho de lo ocurrido posteriormente, pero su conferencia ayudó a que el país de Catardian decidiera unirse al bando de los humanos.
Estábamos el ya proclamado (por el mismo presidente) grupo elite de la Resistencia, Ficseto, Lífsero, Moira, Den, Sonos y yo (Aunque de vez en cuando se incluía a Lordo). Ficseto estaba parado justo en frente del escritorio del presidente, nosotros estamos en sillas detrás de él. Nuestro amigo había tenido una reunión con él antes, pero ahora teníamos información nueva.
— Me complace escuchar eso, señor presidente —respondió Ficseto—. Pero no sabemos qué países apoyan a Tardius.
— Lamento infórmale que Minerta, Kalteo y Altarde están del lado de nuestro contrario. Ahora Tardius y una gran parte de Astéri están planeando su siguiente movimiento contra la Tierra.
— Son tres países contra sólo dos. Estamos en clara desventaja.
— Aún tenemos una última opción, señor Hesra —el presidente se puso serio—. El Área de Nacimiento.
— El Dirigente del Área de Nacimiento dijo que se mantendría imparcial ante cualquier altercado, señor presidente. Dijo que sólo se uniría si es una guerra que de verdad vale la pena. No estoy seguro de que consideren esto una guerra.
— Esto se convirtió en una guerra cuando volaron esas naves —dijo el presidente Cartos en una reunión a la que nos llevó—. No tenía intenciones de atacar de verdad, pero esto supera todos los límites.
— Sabemos que usted pretendía mantenerlo pacifico, señor presidente —habló Ficseto, que casi sólo hablaba él—. Y nosotros también. Siempre fue el objetivo. Aunque debo admitir que nos preparamos para esto mientras estuvimos en La Tierra y comenzamos la construcción de un arma que quedó a la mitad debido a la circunstancias; pero siempre fue pacífico.
» Del mismo modo, ahora contamos con una nueva herramienta de la cual ellos no tienen conocimiento. Nosotros descubrimos que uno de nuestros agentes en la Resistencia es capaz de producir el Brillo Parco.
— No sea ridículo, señor Hesra —interrumpió el gerlo—. El Brillo Parco es sólo un mito. Nadie tiene información real sobre si es o no cierto.
— Nosotros la tenemos.
Ficseto, con las manos detrás de su espalda, se giró unos cuantos grados para asentir hacia Sonos. Sonos regresó el gesto, cerró los ojos y envió la visión hacia el presidente. Cartos cerró los ojos también, y cuando los abrió estando muy sorprendido, preguntó cómo era capaz de hacer eso.
Después de darle toda la explicación sobre las conclusiones que sacamos el día anterior, él se vio un poco menos escéptico, pero se notaba duro aún. Tuvimos que explicar más a fondo todo lo que sabíamos al respecto tanto del Brillo Parco, como de nuestro amigo. Una vez que el presidente quedó, suficientemente, conforme con lo que le dijimos, procedimos al siguiente paso:
— Pedimos a alguien del ejército para estar en constante cuidado de él. —Ficseto no tartamudeó ni un poco, antes solía hacerlo si debía pedir algo—. Cada paso que dé deber ser protegido.
— No puedo hacer eso, señor Hesra —rebatió Cartos—. Podría ocasionarme problemas con otras estrellas.
— Sonos ha sido un miembro importante desde el comienzo de todo esto, ahora debe recibir protección adicional en caso de que no podamos dársela nosotros. Él tiene una habilidad que nosotros no tenemos. Él puede ser quien acabe con esta guerra tal como lo hizo Grefeto en el año 2005, recuerde que fue ella quien logró vencer y por su contribución se firmó un tratado sin guerras que se respetó durante más de mil años, hasta ahora.
» Tenemos a Sonos de nuestro lado, señor presidente, y aunque Kano tiene el registro de que no es bueno mostrando sus habilidades, nosotros tenemos la certeza de que es mejor que muchos aquí presentes. Él podría ser atacado tanto por la creencia de que es débil como por el hecho de que se descubra que es fuerte, y no podemos permitir que le pase nada malo.
El presidente Cartos miraba su escritorio, no podía brindar protección militar a un civil así porque sí, y todos estábamos conscientes de eso. Pero en el fondo, y podía notarlo desde donde yo estaba sentado, sabía que era necesario y que Ficseto tenía razón. También estaba seguro de que aceptaría, sólo debía verse un poco más duro para no perder la autoridad que el título le daba.
— Veré qué puedo hacer —cedió al final—. No puedo prometer nada, pero tendrá un resultado antes de tres días si es posible. Hablaré con quien tenga que hablar, pero no se hagan ilusiones aún.
» Y sobre el Área de Nacimiento, Hesra —agregó—. Me gustaría que usted y sus amigos fueran en unos días hacia allá para hablarles de esto. Necesitaremos todo el apoyo que podamos conseguir.
***
No habíamos tenido tiempo de hablar de nuevo con nuestros padres después de todo lo que pasó desde que nos reencontramos. Estábamos reunidos en la casa-refugio donde los hospedaron, mis amigos y yo fuimos a visitarlos, y después de hablar sobre todo lo que tuvimos que vivir en La Planta, recibimos abrazos preocupados.
— No puedo creer que no estuve ahí para ti, Cetta —me dijo mi madre—. Y mientras tanto pensando que ni siquiera tenía un hijo.
— No es culpa tuya, mamá —la abracé—. Ni tú ni yo sabíamos qué iba a pasar. Nos precipitamos.
— De hecho —interfirió Lífsero— nos estuvimos lamentando esa decisión durante casi todo el transcurso.
— Pero no fue en vano —le contestó Squidtch—. Descubrieron un gran secreto que puede salvar a todo el planeta. Son como los salvadores del mundo.
— No estamos muy contentos con que nos hayan mentido —terció Soxli— pero ahora ya no hay vuelta atrás, ya tienen el apoyo de dos países contando el nuestro, y van por el de un país no proclamado. Además de que claro que la Tierra estará para ustedes. Lograron mucho con muy poco.
— Están cambiando nuestro mundo, estrellas —dijo Zolslo— Hacen más que muchos de nosotros.
Nos abrazaron a cada uno de nosotros. Nuestros padres se veían cansados y tristes, eran unos rostros que no me gustaba ver, pero sabía que pronto podríamos alegrarlos. Estaba dispuesto a todo por hacer feliz a mi madre de nuevo.
— Antes que nada —dijo Ficseto padre— no estamos muy contentos de que ustedes vayan solos a convencer países de unirse a una guerra y que luego sean ustedes mismos los que vayan a combatir por él, estamos muertos de miedo, ¿no? —Preguntó a los otros padres, estos asintieron—. Pero sabemos que lo lograrán. Y recuerden que cuentan con nosotros por si nos necesitan.
Siempre está la familia para hacerte sentir mejor.
***
Las personas habían sido resguardadas en una habitación de la casa presidencial donde debían dormir los cuatro juntos, pero podían usar el resto de la casa para ellos.
Gonzalo y Daniela se veían diferentes que cuando comenzó todo. No podía evitar sentirme culpable, incluso después de que ambos dijeran que había sido decisión suya. Me sentí responsable por alejarlos tanto de su casa, yo sabía cómo se sentía eso.
— Estamos bien, Cetta —me dijo Gonzalo—. Nos hemos adaptado un poco y sabemos que nos dejarás ayudar cuando llegue el momento. Además —señaló a su hermana— Daniela se entendió muy bien con Sonos, mira.
Daniela y Sonos estaban platicando entre ellos un poco lejos de nosotros, se veían cómodos juntos, Sonos ni siquiera aprecia que estuviera todo el tiempo nervioso por todo como solía ser.
— Están demasiado juntos —dijo con un tono más serio— y no es que me agrade eso, pero puedes notar que no estamos mal.
— Pero supongo que extrañas a tu familia —le dije.
— Claro que sí —se rió—. Pero es a lo que me atengo por venir aquí. Además tengo comida, vivienda, y ropa nueva.
Le habían dado a cada uno ropa que habían encontrado o donado para ellos. No tenía ningún color específico, era la mezcla de todos ellos. Pero se veía que le ajustaba bien y no se quejaba de ello.
— Ahora mismo me preocupa más Lored —me dijo—. Supe lo que le pasó, y ya pasaron dos días.
— No hemos tenido noticias de cambio. —No tenía especial ánimo de hablar del tema—. Todo sigue siendo igual por ahora. Estoy muy preocupado por él, no quiero verlo así. Ni siquiera sabemos con qué arma fue atacado.
— Lo único que queda es esperar. Verás que todo se soluciona.
Casi pude creerlo.
***
Teníamos a un grupo de estrellas reunidas en la segunda base de la Resistencia. Todos ellos simpatizantes que se unieron al grupo el día de la conferencia de Ficseto.
Mi amigo les estaba hablando de ciertas cosas sobre cómo iban a proceder ahora y cómo sería todo a partir de hoy. Yo estaba en la parte de atrás de la sala, sentado esperando a que terminara, hablando con el resto de mis amigos, estrellas y personas.
— Me gusta mucho en lo que se convirtió Ficseto —me dijo Lífsero.
— Pude notarlo el día que lo encontramos de nuevo —me reí—. Casi se tragaron uno al otro con besos.
— ¡Cetta! —Lífsero se sonrojó—. ¡Sólo fue un poco!
— ¿Un poco? Era como: "Oh Ficseto, eres un tonto" —dije con voz aguda y fingí besar mi mano— y luego "Oh, ahora soy lo suficientemente seguro de mí mismo para besarte" —dije con voz más grave y volví a besar mi mano—. ¡Pensé que se estaban aseando como los gatos de la Tierra!
— Él dice la verdad —me apoyó Sonos— Fue muy intenso.
— Tú no puedes decir nada, Sonos —reclamó Lífsero en broma— Alguien puede pensar que no te gusta besar. —Por si no queda claro, se refería a Daniela.
Sonos expandió los ojos y se sonrojó mucho.
— No pasa nada entre ella y yo —dijo con una risa nerviosa.
— ¿Entonces por qué decidiste aclararlo sin que te lo pidiéramos? —preguntó Den.
— Dejen al pobre gerlo en paz —pidió Ficseto llegando del escenario—. ¿No ven que lo están poniendo nervioso?
— ¿No nos hablarás con tu tono pretencioso y palabras grandilocuentes? —le pregunté.
— No hace falta —dijo sonriendo ufano—. A ustedes no necesito mostrarles nada, ya saben lo extraordinario que soy.
— ¡Ey! —reñí— Los chistes ególatras son míos. No puede usarlos tú.
Se sentó a un lado de nosotros. Estábamos en el piso detrás del escenario de una sala de conferencias pequeña donde Ficseto hablaba directamente a otras estrellas.
— ¿Cómo te fue? —preguntó Lífsero.
— Muy bien —sonrió él—. Sólo tengo que dar instrucciones de siguientes movimientos, o de cómo expandir las voces para que nuestra propuesta llegue a más estrellas. Debemos llegar incluso a los países que tiene Tardius, no sé si se vaya poder.
— Todo es posible, amigo —le dijo Gonzalo—. Como que exista vida en otros planetas y dos humanos se hagan amigos de ellos.
— Mi parte favorita —agregó Daniela— es cuando te das cuenta de que algunos quieren destruir tu planeta. Qué bonita experiencia debe de ser.
— Ya tenemos un Cetta para hacer chistes malos, Daniela —le dijo Sonos— no necesitamos otro.
— Todos necesitan a Daniela —dijo ella— Sin excepción.
— Me alegro mucho de que nos acompañen —les dijo Ficseto— y no quieran matarnos por hacer que casi los maten en varias ocasiones.
— La vida es un riesgo, carnal —respondió Daniela.
***
Una vez más fui a visitar a Lored.
Me mataba verlo así: Tenía los ojos cerrados y estaba conectado por un cable a un aparato que proyectaba en la pared sus signos vitales. Cada cierto tiempo éste aparato hacía un bip y sacaba una manguera que le administraba no sé qué líquidos para mantenerlo nutrido, y otra que le daba hidrógeno a sus pulmones.
Me pregunté qué pasaría si uno de las personas saliera herido. No podríamos administrarle hidrógeno, y no sabía si necesitarían los mismos minerales que nosotros. Las personas respiran oxígeno, lo sé porque me lo dijo Gonzalo, pero no sé qué más necesitan para estar vivos, y seguramente los médicos de Álligi tampoco.
Lored estaba dormido. Aún dormido. Llevaba ya tres días así y no mostraba ningún cambio.
Odiaba cada vez más a Tardius por tenerlo así.
***
— Tardius tampoco disfrutó disparándole —me dijo Luna cuando les conté que fui a ver a Lored—. Pude verlo en sus ojos. Él se asustó cuando disparó.
— Que se haya asustado no significa nada, Luna —le respondí.
— ¡Claro que sí! Significa que no esperaba hacerlo. Y claramente se veía culpable. No era su intención disparar de verdad.
— Pero no sirve saber eso —terció Flia—. Ya pasó y no hay vuelta atrás.
— ¡Pero podemos usarlo! —insistió Luna—. Dijeron que todo podría ser de ayuda. Y, según yo, saber que Tardius no quiere herir a otras estrellas puede sernos de ventaja. Pude notar que eso era.
— Él siempre envió a otros a que mataran —agregó Lífsero—. Nunca mató él mismo. Seguramente porque no habría podido con la culpa de hacerlo.
— Pero es muerte al final de todo —le dijo Ficseto.
— Sí —respondió ella—. Pero la mente de algunos no entiende eso. Puede ser que para él no sea lo mismo matar, que dar la orden de matar. Él dejó que Kano lo hiciera a las estrellas en los Combates, e hizo que Girio lo hiciera a Proteo. Y en ningún momento se inmutó.
— Hasta que disparó él mismo —volvió a hablar Luna—. Yo estuve justo frente a él cuando pasó, y créeme que no es lo que esperaba ver.
» No sé cómo nos puede ayudar esta información, pero por lo menos ahora sabemos que Tardius tiene un punto débil: Su propia conciencia.
— Me pregunto si lo estará pensando ahora mismo —dijo Sonos.
Yo me preguntaba lo mismo entonces.
Hola!
Qué tal están en su primer día de cuarentena? Ya compraron sus múltiples paquetes de papel de baño?
Qué creen que signifique que Tardius se haya visto asustado al disparar?
Recuerden decirme sus teorías y sus comentarios, todo es de mucha ayuda!
Valar Morghulis!
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top