Lía

Forcejeo con la soga en mis muñecas mientras estoy sentada en una silla y miro con odio a Tyrone. Levanto la vista cuando Dan pasa por la puerta de esta aula vacía.

—¿Por qué has vuelto? —le pregunta el de ojos grises —¿No te dije que no regresarás sin Noah?

El castaño traga saliva.

—No está en la escuela, lo vieron salir con Heinz —explica —ni idea dónde pudieron haber ido...

Sonrío.

—Noah no está... ¡Gracias, gracias Heinz! —exclamo contenta.

—¡Tú cállate! —me grita el morocho.

—¡No me digas que hacer, no soy uno de tus subordinados! —le aclaro —¡A mí no me ordenas como a estos dos estúpidos! —luego miro al perro —¡Cobarde! —le recrimino y él deja de mirarme.

—Gregor, sabe de que lado estar —sonríe Tyrone sintiéndose triunfante —¿No amigo? —le pregunta y el perro faldero asiente como su maldita buena mascota.

—Que decepción... —opino y hace un gesto de disgusto, pero aún así se mantiene callado —cobarde... —repito.

—Su momento de tortolitos se terminó —el morocho me levanta, subiendome sobre su hombro —hora de irse.

—¡Bájame, imbécil! —pataleo y grito —¡¿Qué estás haciendo?!

—Te estoy secuestrando... —mira a Dan —busca su mochila y llama a mi chofer —le ordena.

El castaño asiente y sale corriendo, mientras Tyrone sigue caminando.

¡Son todos unos imbéciles!