60. Soñando despierto

Noah

Sigo observando por la ventana y siento un mal presentimiento. Alguien pone su mano en mi hombro y me sobresalto.

—¡Ah sálvese quién pueda! —grito.

Oigo esa risa tan particular.

—¿Por qué siempre estás a la defensiva? —dice Heinz y me giro a mirarlo.

Me sonrojo.

—Es qué... —bajo la vista —la gente suele ser mala conmigo... —me sobresalto —Bueno, no ahora... Quiero decir... —me pongo nervioso —nada, no importa...

—A mí me importa —aclara y mi corazón se acelera —no entiendo como alguien puede tratarte de esa manera, tú eres maravillosa —me toca la barbilla —por eso... —se acerca a mi rostro —te tengo una sorpresa.

—¿Eh?

Me agarra la mano.

—¡Vamos! —comienza a correr y me hace seguirlo.

—¿A dónde me llevas? —pregunto cuando veo que salimos de la escuela.

—Es aquí a unas cuadras, tranquila —se ríe.

Una vez que llegamos me sorprendo, estoy frente a un enorme y hermoso jardín.

—¿Dónde estamos?

—Mi papá se dedica a decorar todo tipo de lugares, con plantas y esas cosas. No entiendo de botánica pero... —levanta un dedo —me llamó para que lo viniera a ver y le diera una opinión. Y ya que a ti te gusta dibujar pensé... ¡Debe ser el lugar perfecto!

—Que considerado... —el corazón me va cada vez más rápido —pero la escuela...

—Solo un segundo —me interrumpe y busca un bloc de dibujo, para luego entregármelo con un lápiz —de mí para ti —sonríe.

—Un regalo... ¡¿Para mí?! —exclamo emocionado.

—¡Sí, todo tuyo! Dibuja lo que quieras —me guiña el ojo —ahora vuelvo, hablaré con mi papá y regreso —se va al centro del jardín.

Mi corazón está que estalla de felicidad...

Lástima que cuando me quedo sólo, luego recuerdo que es pura mentira. Me siento mala persona y un egoísta.

—Debí haberle dicho —suspiro.

Miro el bloc y me pongo a dibujar. Camino y copio a un pajarito, entonces sonrío. Sigo al animalito qué se me escapa y me detengo al visualizar a Heinz nuevamente.

Sigue hablando con su papá, pero no han notado mi presencia. Sin pensarlo, lo comienzo a dibujar, ha sido tan espontáneo qué me ha salido perfecto.

Heinz es perfecto.

Suspiro.

—Estoy soñando despierto...

—¡Ay! —grita y me sobresalto —¡Papá! —exclama enfadado.

Levanto la vista y el padre de Heinz lo ha mojado con la manguera. Siento que de repente hace calor, mi boca se abre en grande cuando se saca la remera y va a buscar a otra.

Cálmate Noah, se te va a caer la baba ¡Pareces un depravado, no mires!

Cierro los ojos.

—Solo un poquito —abro uno.

Sigue buscando una remera en el bolso de su padre. Miro el bloc de dibujo y doy vuelta la hoja.

¿A quién le importa si es un crimen?

Termino por dibujar su torso también.

—¡Lía!

Cierro rápido el bloc cuando veo que se acerca y ya tiene puesta su remera. Ya no puedo babear, aunque aún así me estoy muriendo de calor.

Oh Dios bendito, jamás me sacaré esa imagen sagrada de mi cabeza, ni de mi nuevo bloc.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top