51. El golpe se hinchó
Lía
Por suerte, todo está más calmado, la ira de Tyrone volvió a ser la normal de siempre, cuando pasaron los días, así que mi cuello está a salvó y curado.
Camino con una sonrisa por los pasillos de la escuela. Ahora debo descubrir cómo hacer para que deje de molestar a Noah de otra forma, porque el plan de parecer muy macho no está funcionando, el de tener novia mucho menos y mejor ni hablo de haberle dicho gay.
—Y mi día se iluminó... —reconozco la voz así que me giro levantando el puño.
—¡Perro monstr...! —me detengo al ver un golpe en la cara de Gregor —¿Qué te pasó?
—¿Esto? —se señala el moretón —nada, sólo se me hinchó —se ríe —pero ya no duele...
—¡Bobo, hablo de como te golpeaste! —me quejo.
—Alguien se olvidó de que quién detuvo a Tyrone para que no la ahorcarán fui yo —continua sonriente —¿Cómo crees que te escapaste? —ríe otra vez —¿Con la magia de las hadas? —se burla —mínimo un gracias —hace puchero —aunque prefiero un beso... —se toca el labio con su dedo índice y ríe por tercera vez.
Ruedo los ojos.
—Sigue soñando...
—Gregor —escucho como palpita mi corazón y levanto la vista visualizando a Dan.
El perro se gira a hablarle.
—¿Qué quieres? —frunce el ceño.
Sonríe.
—Nada, sólo quería cerciorarme de algo y parece que es cierto —mira el golpe —hay algo que no me cuadra ¿Desde cuando haces algo contra Tyrone? Y yo pensando que seguías todo al pie de la letra, empiezas a parecerte a mí, que miedo... —se ríe.
—Si un día me parezco a ti, me tiro por un puente —le pateo el pie y vuelve a sonreír cuando me mira —¡Ay! Eso duele...
—Pues te lo mereces —me cruzo de brazos y no lo miro.
—Parece que el enano está de mi parte —oigo a Dan decir y me quedo congelada.
—No por mucho tiempo —dice Gregor con confianza.
—Por cierto... —me sobresalto y me sonrojo cuando se acerca hasta mí —dile a tu hermana que tenemos que terminar nuestra conversación —aclara y antes de retirarse, mira al otro castaño para ver su enojo, sonriendo con satisfacción termina por irse.
—¿Qué conversación tienen ustedes? —me recrimina —¿Te gusta acaso? ¿Por qué lo miras así? —bufa —que irritante...
Frunzo el ceño.
—¿Por qué me estás haciendo estos desplantes?
—¿Eres más lenta de lo que creí o te haces la estúpida? —se gira —nada, olvídalo... —se retira.
Me sonrojo.
—Está loco... —muevo la cabeza —¡¿A quién le importa?! —levanto los puños —¡Debo encontrar a Tyrone antes de que comience la siguiente clase! —grito y salgo corriendo.
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