Lía

Camino por los pasillos de la escuela, como siempre de manera altanera. Me detengo frente a una pared que me refleja y paso mi mano por mi corto pero rubio cabello. El pantalón no me queda mal, parezco todo un hombre. Me río triunfante y me digo para mi misma contesta.

—Y ya no tengo que usar falda...

La comodidad ha venido a mi vida y pienso disfrutarla.

Camino hasta la puerta del aula B, pero no puedo avanzar, lo reconozco enseguida.

Tyrone.

Ha puesto su pierna sobre el borde, quitándome el paso al camino. Lo he visto una sola vez, pero es obvio que es él. Cabello oscuro, ojos grises y una diminuta cicatriz debajo de su ojo izquierdo, como me contó mi hermano. Cuando Noah dice que lo acosa, no es mentira. Este bravucón me tiene podrida, le demostraré que no debe meterse con los gemelos Channy.

—Dejame pasar... —exclamo y él sonríe, entonces levanto mi mano cerrandola —o te las verás con mi puño —amenazo.

Frunce el ceño.

—¿Qué te haces el valiente?

Sonrío.

—Yo te lo advertí... —lo golpeo y este cae al suelo por desprevenido.

Gracias a mis clases de artes marciales. Beso triunfante mi mano y avanzando por el aula ignorandolo. Me detengo y cuento los bancos, pensando en cual se sienta siempre Noah. Cuando lo encuentro y voy hasta este, visualizo a una rubia de cabello corto.

—¿Noah? —se sonroja —¿Qué te pasó? Estás diferente...

—Para nada, sólo soy un macho bien macho —exclamo triunfante y me quedo quieta analizando, intentando recordar el nombre de la amiga, que era... —¿María? —exclamo confusa.

—¿Sí? —ladea la cabeza.

—¡Noah! —huy, alguien está enojado y ya sé quién es.

Me giro a ver a Tyrone furioso, pero mi sonrisa se borra al ver a Dan entrar por la puerta. Me sonrojo enseguida y quedo tildada observandolo.

¡¿El castaño de mi vida, mi amor eterno, estaba en este curso?! Matenme, antes que me desmayé. Ay no...