131. Portadora de infelicidad
Lía
Teniendo en cuenta que todo sigue igual, voy a admitir algo.
Levanto las manos alegre.
—¡Amo los pantalones!
Noah camina detrás de mí, por estos senderos, del enorme club deportivo. Un lugar descubierto, al aire libre y con muchísimo pasto. Sin embargo él no parece conforme.
—¿Qué te pasa? —lo miro deteniéndome.
—Estoy incómodo... —se refriega los ojos —el uniforme deportivo es incómodo...
—Al menos llevas pantalones... Y son flojos ¿Cual es el problema? Además, te ves muy femenino —me río.
—Mi aprieta la remera y tú corpiño me molesta —hace puchero. Ya se va a poner a lloriquear —y... Y... La peluca con esta coleta no me genera confianza...
—A ti nada te genera confianza —ruedo los ojos —deja las quejas y ve a buscar a tu hombre, que seguro también llegó... —lo señalo y se sobresalta —¡Y ten cuidado de no cruzarte con Tyrone! De en serio estás muy femenino y eso está más que peligroso —bufo —aunque creo que eso será más que inevitable, en estas cosas siempre se juntan todos los cursos.
Se ríe y luego sonríe.
—Tranquila, no te preocupes, lo mejor que sé hacer es ocultarme de Tyrone —me saluda y veo como se va corriendo para el lado donde están los de mi curso.
Yo tengo que ir para el de él.
Camino en dirección a una de las canchas y visualizo a los estudiantes de otras escuelas. Ya están jugando un partido. Giro mi vista y me percato de que Emmanuel está jugando. Muy cerca de allí, en las bancas con otros alumnos veo a Bruno. Está animando con los demás, así que me acerco.
—Se ve que te diviertes —acoto al ver que está sonriendo y con dos pompones en las manos.
Me mira y se le va la sonrisa, pero luego le regresa.
—Lo siento, te confundí con el otro —exclama calmado, luego deja de mirarme y poniendo las porras sobre su cara vuelve a lo que hacía —hay que ganar... —expresa como niño pequeño observando como Emma se acerca al arco —¡Vamos, vamos! —salta moviendo los pompones.
—¡¡Gol!! —de repente gritan todos —¡¡Gol!!
—¡¡Bien, ganamos, ganamos!! —grita Bruno y tira las porras al aire mientras sigue saltando.
Se ve muy feliz... Nada que ver con la actitud de ayer. No me gusta ser portadora de la infelicidad, pero yo tengo que seguir con mis planes de alejar a Tyrone de Noah.
Hora de poner mis tácticas maquiavélicas en acción.
—Él pregunto por ti —sonrío —ya sabés de quién hablo.
Frunce el ceño y se queda quieto, dejando de saltar. Me mira molesto, muy irritado. Me entendió perfectamente a quién me estoy refiriendo.
Que comience el show.
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