Noah

No lo creí posible pero... Estoy a solas con Heinz en el comedor. Los padres salieron fuera, y aunque Bruno insistió en quedarse, por su actitud de antes, le pidieron que los acompañe. Que buena suerte.

—Ahora podremos hablar... —digo tímido cuando lo sigo porque se va a la cocina y lava los platos del postre que hizo —estaba delicioso —agrego ya que no me respondió —Heinz...

Levanta la vista y veo sus bellos ojos azules, abre la boca un segundo, pero luego regresa a los platos.

—Vete Noah —expresa sin mirarme —no tienes nada que hacer aquí.

Frunzo el ceño.

—¿Por qué? ¿Es por Tyrone o acaso por Bruno? ¿Por qué estás enojado conmigo? ¿Qué hice mal? —mis ojos se humedecen.

Apaga la canilla, se seca las manos y se gira a observarme nuevamente, suspira.

—No estoy enojado contigo, no hiciste nada malo es sólo que... —baja la vista —simplemente no se puede.

—¡¿Por qué?! —grito desesperado.

—Es que... —traga saliva —he hecho cosas malas.

—Hablas igual de raro que Bruno —opino y se sobresalta.

—¿Qué te dijo Bruno?

—Me dijo que estabas durmiendo porque estuvieron "jugando" ¿Cómo tengo que tomármelo? Suena a una indirecta, pero es tu hermano, y ahora estoy más confundido que antes —explico cómo me siento ahora.

—Mejor ignora lo que te diga Bruno —mira hacia a un costado —. Y alejate de él, es peligroso. No olvides el incidente del cuchillo —aclara.

—¡Me importa un comino Bruno! —le agarro las manos y vuelve a observarme —¿Acaso no confías en mí? —lo miro con preocupación.

Bufa.

—Noah... ¿Por qué eres tan lindo?

Me sonrojo.

—Me estás cambiando de tema...

Me agarra de la nuca y se acerca a mí rostro.

—Todo tiene que ver con todo —une sus labios con los míos y le correspondo.

Ya entiendo a lo que se refiere la gente con las mariposas en el estómago.