Vida 5
—Yura... -bajo sus manos y las alejo de su persona para evitar confusiones —Yura basta... —aparto la mirada, no quería caer víctima de ese cuerpo y esos ojos que le consumían el alma.
—¿Que? -sacudió un poco la cabeza extrañado por la actitud ajena — ¿Por que haces esto? Pensé que querrías hacerlo después de tanto.
—No vine a tener sexo contigo -hasta para hablar, Otabek era educado, buscaba las palabras precisas para no sonar vulgar. —Vine a verte, a pasar mis vacaciones en Rusia, contigo... Ya tenía el vuelo desde hace una semana
—Y... ¿Por que no dijiste nada? -pregunto encogiéndose de hombros y como si nada, el rubio no iba a acordarse de aquello
—Yura -exhalo pesado — el punto aquí, es que estoy preocupado por ti
—¿Acaso no me ves? Estoy perfectamente bien, lo de mis pies es algo que tengo que soportar para que salga bien un salto, tu también lo debes de...
No pudo seguir escuchando al rubio, podría ser su amigo de infancia, con el que compitió en grandes torneos y Prix, la persona con la que invirtió algunas madrugadas hablando de estupidez y media sin aburrirse... Pero se estaba desvaneciendo como el sueño.
Empujo a Yuri a la cama con toda su fuerza y se puso encima de él para evitar que escapara o lo pateara lejos de la cama. Obviamente el ruso estaba desconcertado, de la nada el moreno se puso agresivo y lo tenía dominado. Quizás si fueran otros momentos, Yuri estaría encantado de esa salvaje experiencia, pero no, en los ojos pardos del kazajo podía ver algo que no le gustaba pero no sabia decir que era.
—¡Escuchame por una maldita vez, Yuri Plisetsky! -gritoneo en su cara —no eres mas que un sujeto mimado al que se le subió el maldito orgullo, el poder y te sientes libre de andar con quien sea y donde sea, pudieras hacerlo si tan solo cuidaras tu cuerpo, pero no lo haces... Si te lesionas de gravedad y no vuelves a patinar ¿Pensaste ya en tu abuelo? ... Carajo yura, se mas maduro
Era obvio que en vez de sentar cabeza, Yuri se molestara de sobremanera.
—¿Crees que me importa? ¿Crees que me importa lo que un idiota venga a decirme? No eres mi niñera Otabek, simplemente y 'unicamente' somos... O eramos amigos. —las palabras del menor golpearon al kazajo de una forma horrible, sentia que su cuerpo estaba entumecido como cuando te recuestas sobre el hielo mucho tiempo. Los ojos turquesas parecían Dagas en su cuello que ya empezaban a matar algo importante en él.
—Largo... ¡Largo de mi cuarto! ¡Largo de la casa! ¡Largo! ¡Largo! -empezo a manotear y sacudirse para librarse del agarre del otro no perdiendo la oportunidad de aventarle las almohadas justo en la cara cuando su mano fue liberada.
Otabek no hizo otra cosa más que obedecer al rubio y recoger los pedazos de su corazón que quedaron esparcidos por la cama. Vilmente el ruso le dijo que no habría más nada entre ellos, desde rebajarlo a "amigo" únicamente y terminar con esa relación que tenían ¿Por qué? Porque el kazajo lo amaba y quería ver por el bien del maldito niño mimado de Yuri.
Recogió su maleta y salió del cuarto dejando la puerta abierta, si pudo ir a coger con alguien más, entonces podría el mismo cerrarla.
Dado que había ido de vacaciones y con solo una maleta, tomo un taxi para salir de la casa de los entrenadores de Yuri e ir a algún hotel, no tenía contemplado esos gastos pero, igual lo compensaría con más trabajo.
Por otro lado, el rubio se quedó hecho un manojo de ira. Se levantó y guardo lo que pudo en una maleta, se puso sus tenis de siempre y sin más, se fue de aquella casa, el tenía su propio departamento pero no iría ahí tampoco.
—Hey, idiota, iré a quedarme unos días contigo -hablo con firmeza y autoritarismo —mas vale que la puerta este sin llave
—¿La princesa por fin atacó?—Respondio al otro lado de la llamada Jean Jaques Leroy —Supongo que algo salió mal, pasaré a recogerte y saldremos
En ocasiones, Yuri realmente se cuestionaba acerca del rumbo de su vida y si, pensaba constantemente en su abuelo, el motor de vida que tenía para aguantar lo extenuante del patinaje, por que, nadie en realidad se daba cuenta de lo que había más allá de una rutina espectacular y música bonita.
J.J. Pasó por el rubio cerca del domo de patinaje. No le dijo nada de que había pasado ni de que había puesto a raya al kazajo, el canadiense podía sentir el aura del menor, tan vibrante y caliente que le provocó escalofríos tener que acercarsele para hacerle una broma o tocarlo para que se relajara un poco.
La noche cayó pronto y en los barrios bajos de San Petersburgo, estaban metidos lo dos en algún centro nocturno con música electrónica en un volumen muy alto, luz negra, bebidas, cigarro, mujeres, condones... Había de todo y Yuri lo sabía, se acostumbro a ello y al idiota con quien salía.
Pidió algo, cualquier cosa para empezar la noche y su trago se lo acabo en un segundo.
—Oye oye, linda, no deberías tomar de esa manera, no lo disfrutas
—J.J. Callate... Si accedí a venir aquí fue por algo y no quiero escucharte fingir preocupación por mi —lo miro por el rabillo del ojo, sus turquesas orbes volvían a ser afilados.
—Entonces deja que pida otra cosa por ti, te va a gustar.... —casi pudo escuchar el leve susurro en su oído que al mismo tiempo le hizo erizar la piel de su cuello.
Acepto una bebida que le dió el bartender. El canadiense sonreía al verlo tomar aquello pero, a pesar de lo raro del momento, Yuri no hizo nada para oponerse. Se terminó casi todo y se recargo en la barra esperando a que la música cambiará de pista para poder bailar, lo lamentaria después por aquello de sus pies, pero aún estaba en su cabeza la cara del kazajo, el como le dijo las cosas y como se fue de su cuarto como un perro.
Bebio más y más, bailo con el canadiense y éste era obvio que estaba encantado de tener al prodigio ruso entre sus brazos y tenerlo tan cerca que no dudaba que iba a ser suyo de nuevo y muchas veces más.
Leroy lo tomo por la cintura para hacerle sentir al otro su cuerpo y algo más allá. Yuri estaba tan mal, que sonreía perdido y levanto la mano que sostenía otra bebida más, bailaban, se tocaban entre toda esa muchedumbre, hubo besos de cada parte, caricias y susurros que apenas y podían ser audibles para ambos.
Piérdete.
Ven.
Tócame.
Llévame.
Déjate.
Un ruido sordo se escuchó en los baños, habían azotado desesperadamente la puerta de los w.c., ambos entraron entre caricias, besos profundos y respiraciones agitadas. El cabello del rubio se hizo un desastre que le encantaba a Leroy, más bien, le gustaba ver hecho añicos al rubio por que era demasiado hermoso, demasiado prepotente, demasiado débil.
Le volteo contra la pared y le bajo los pantalones salvajemente. Yuri estaba apoyado con sus manos y abierto de piernas mirando de vez en cuando atrás para ver apenas un poco, que es lo que iba a suceder, aunque claro, no habían ido al baño nada más por ocultar sus besos.
Olvida.
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Imaginen por un momento lo jodido que tiene que estar alguien para perderse como Yuri.
No lo juzguen en este fic, Asi existen personas que su desahogo del estrés y la presión es eso, el alcohol y otras cosas, hasta a mi me ha pasado pero no he llegado a tanto.
Tengan esperanza de que Yuri será alguien bueno.
El próximo capítulo me van a odiar :'D pero tenía que hacerlo.
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