4
Rainstar congregó a todo el Clan del Río bajo la Peña Mojada. La mayoría de los miembros ya estaban despiertos o sentados en el claro, atentos a lo que diría su líder.
-Continuaremos buscando a Ashkit. En las patrullas fronterizas, si ven a una patrulla de otro clan pregunten sobre él, pero recuerden, no acusen a ninguno de ellos, no sabemos realmente todo lo que ha pasado -pausó por unos momentos, sus verdes ojos enfocados en la entrada a la guarida de los curanderos-. Flowerfur, ven y explícate, por favor.
-¿A qué te refieres? ¿Qué hay que explicar? -el de parches marrones se acercó al líder.
-Di lo que tengas que decir -enseñó sus colmillos con agresividad, amenazándolo aún más cuando desenvainó sus garras y las intentó hundir en la roca en la que estaba-. ¡Deberías haber estado acá! ¡Ashkit desapareció cuando tú te fuiste! ¡Explica! -Rainstar se puso en frente del curandero al saltar de la Peña Mojada y aterrizar con precisión, gruñendo en su oído.
-No tengo la culpa de eso... Ya lo he explicado; escuché de su desaparición y la de Brownfeather y fui a buscarles. Ellos me podrían haber necesitado.
-¡Spotspaw te necesitaba! Sigue inconsciente, y no sabemos si despertará. Lo temo demasiado... ¡Es tu culpa! -el líder fue a lanzarse contra él pero se contuvo-. Sé cómo lo tratabas. ¿Poniendo tus problemas encima de tu propio aprendiz? ¡Patético!
-¿Pasarlos a los demás? ¡¿Cuándo he hecho eso?! Lo único que hago es guardar mis sentimientos para no "corromper" a este clan! ¿Y aún así me tratáis de estas maneras? -Flowerfur empezó a sollozar, volviéndose agresivo-. ¡Solo quería que fueras mi hijo, Rainstar! Y me trataron como a un desgraciado que desobedecía al Clan Estelar.
-Robaste a un crío, probablemente te aliaste con un grupo de proscritos y pícaros, atacaste a Spotspaw y lo abandonaste... ¿Crees que no tengo mis razones? ¿Qué opináis? -alzó una de sus garras, apuntando a todo su clan, esperando gritos de aprobación y un gran revuelo.
La mayor parte del clan se mantuvo en silencio, pero a la vez sentían temor de que Flowerfur fuera un traicionero. Whitetail fue el único que dijo claramente que quería que fuera exiliado.
-¡Hijo, no! -Flowerfur suplicó.
-No soy tu hijo, ¿te enteras? -el grisáceo levantó su pata, apoyando sus afiladas garras en la piel del cuello del curandero, aunque no clavándolas-. Nunca me llames de esa forma, traidor. ¡Fuera de aquí!
-Rainstar, no tenemos pruebas. Él es un gran curandero. ¿Por qué no lo sería? -Brownfeather se colocó entre ambos. Waterfur coincidió con ella con un movimiento de su cabeza, al que Gingerpelt se sumó más tarde.
-De acuerdo -Flowerfur apretó los dientes, refunfuñando-. Lo prometo... Nunca más ayudaré al Clan del Río, menos aún al Clan Estelar. ¡Ojalá sean convertidos en comida para los cuervos! -ignoró a todos los gatos que negaban la idea de Rainstar, su cola siendo lo último en desaparecer entre los arbustos.
Empezó a nevar una vez más, recubriendo el suelo de una capa más gruesa de esta. Los gatos se miraban los unos a los otros con incertidumbre de que pasaría tras el exilio de Flowerfur. Ya todos iban regresando a sus nidos a resguardarse del frío, también cansados por la asamblea.
Featherpelt acurrucó a sus hijos contra su vientre, dándoles calor. Whitetail entró a la maternidad a verla, posando su hocico en cada una de sus crías.
-Saldré en una patrulla de caza -el de pelaje negro comentó, moviendo la punta blanca de su cola con impaciencia-. El clan necesita comida, y nuestros hijos también.
-Deberías descansar también, querido -su pareja le comentó.
-No he ido a la asamblea -Whitetail remarcó-. Debería hacer algo por el clan.
-Vale, como tú digas -la grisácea le respondió a carcajadas-. Solo ten cuidado de no quedarte pegado a la nieve.
Featherpelt vio como su pareja se iba junto a una de las patrullas que se iban formando, acompañado por Orangefire y el propio lugarteniente.
-Es hora de comer -Brownfeather llamó a sus hijos-. Vengan acá.
Sus hijos solo iban a intentar beber leche de las otras reinas, pero no querían ir junto a su madre.
Featherpelt se acurrucó junto a Waterfur, consolando a su hermana con reconfortantes lametones.
-¡Es hora de comer! -la reina marrón dijo más alto esta vez-. Ugh... Cloudy, ¿podrías cuidar un rato de mis hijos? Necesito despejarme un poco.
Cuando la reina asintió, Brownfeather salió de la maternidad entre unos arbustos y saltó en una roca que llevaba a tierra firme. Se dio la vuelta para comprobar que nadie la vio o la querían seguir. Ahora más segura, salió corriendo hasta un tronco tirado en el suelo.
"Esto tiene su olor" pensó al olfatearlo mejor. Siguió el camino oloroso del ex-curandero, parándose a localizarlo mejor de vez en cuando.
-¿Estás ahí? ¿Flowerfur?
Unos arbustos se movieron en respuesta, y unos instantes más tarde el curandero saltó de forma agresiva contra ella, resultando en ambos rodando por la nieve entre garras y colmillos.
-¿Qué quieres? -gruñó el ex-curandero, soltando a su antigua compañera de clan-. Soy un proscrito, no deberías estar hablando conmigo. ¿Te ha enviado Rainstar? ¡No quiero saber nada de él!
-No... Solo quería probar tu inocencia, porque sé que no tienes nada que ver con la desaparición de Ashkit ni el ataque hacia Spotspaw. Necesito que me digas algo -cambió de tema-. ¿Cuál era la hierba que se usa para ayudar a las reinas a amamantar a sus cachorros?
-Sería masticar hojas de borraja. Son flores azules o rosadas con hojas peludas. Igualmente, no creo que funcionen -Brownfeather no comprendió a qué se refería el curandero, así que se quedó mirándolo con confusión-. Ahora, debería irme de vuestro territorio. Tú también deberías hacerlo, antes de que te pillen hablando con un "asesino" -el curandero soltó de forma cortante, apretando sus dientes y emitiendo un gruñido. Rápidamente desapareció entre unos arbustos cubiertos por la nieve, aparentemente yendo hacia los Cuatro Árboles.
Brownfeather suspiró al saber que no había ninguna forma de convencerle a él ni a su líder de que se quedara como curandero en el clan. Ahora, el único curandero que quedaba era su ex-aprendiz, Spotspaw, el cual seguía inconsciente y no había recibido toda la formación propia de un curandero. Cualquier pequeño problema y todo podría estar perdido.
La reina marrón volvió a recorrer el camino a su hogar, sus patas hundidas en la gruesa capa de nieve que se cernía por casi todo el bosque. En la vuelta a casa, se fijó mejor en el río que rodeaba a su clan y se dio cuenta de que estaba casi completamente congelado. Con temor, imaginó a varios gatos con olores distintos traspasando al campamento y atacando a sus compañeros, aprovechando la oportunidad de atacar que les brindaba el hielo.
Cuando entró a la maternidad, escuchó el yanto de una madre preocupada. Se acercó con rapidez a la zona, inspeccionando lo que sucedía en la guarida.
Un olor reconocible llegó a su nariz, y ella lo empezó a analizar. Tras unos instantes reconoció el olor de la enfermedad más común de la estación sin hojas; la tos verde.
-¡Sandkit necesita ayuda, por favor! -ahora reconoció la voz de Sunfeather, la madre de la cachorra nombrada.
Brownfeather dio la vuelta y se encontró a un pelaje blanco con manchas negras y naranjas. Spotspaw fue cojeando hasta la maternidad, tomando a la cachorra suavemente con su boca.
-Estás demasiado herido. No queremos a nuestro curandero más herido -Rainstar se acercó, apoyando la punta de su cola en el omóplato del curandero.
-Flowerfur también me ayudará -dijo él con esperanza, sin conocer de la situación actual.
-¿Flowerfur? -dijo Rainstar con rabia irradiando en sus verdes ojos, mordiendo sus labios antes de decir algo más-. Tu antiguo mentor ya no será tu mentor, Spotspaw. Él ha decidido el camino de un traidor al Clan Estelar y a su propio clan. Siento mucho las inesperadas noticias -bajó su cabeza en respeto y se marchó del lugar. Brownfeather notó que parte del enfado de su líder se debía al ver a su hija débil cuando no había tantas hierbas ni un curandero en condiciones.
-¿Podrías hacer algo por ella, por favor? -la reina anaranjada clara suplicó, sus ojos llenos de dolor y pánico.
-Lo intentaré -el curandero se despejó de los pensamientos de su ex-mentor que inundaban su cabeza, ahora decidido a tratar a la cachorra-. Orangekit, tráeme un poco de hierba gatera -ordenó en un tono alto, pensando que el cachorro ciego no había entendido el pedido.
Tras unos instantes, el gato apareció con un par de hojas de hierba gatera entre sus fauces, las cuales depositó en el suelo delante del curandero calico.
Spotspaw le dio la hierba a la cachorra, la cual se la tragó con una expresión de asco.
-Estará en mi guarida hasta que se cure -avisó, recogiéndola y llevándola a la guarida del curandero.
Las horas pasaron con rapidez, los compañeros de clan haciendo bastantes patrullas borderizas. Al fin la noche cayó, y Brownfeather se acostó en su lecho musgoso y de cañas, tapando a sus hijos con su cola peluda.
La reina despertó nada más quedarse dormida. Una extraña sensación la inundó, haciéndole pensar que algo estaba mal.
"Esta no es la maternidad" pensó con más confusión.
-Estás con el Clan Estelar, Brownfeather. Bienvenida -una voz resonó en el desconocido lugar.
-¿Estoy muerta? -la reina preguntó con incredulidad, analizando sus alrededores con confusión y temor.
-Solo estás aquí porque debo avisarte de algo -la marrón reconoció la voz de Icewing. El gato estelar salió de entre la niebla, su pelaje blanquecino reluciente con las estrellas-. Necesito que aceptes lo que debes de realizar, Brownfeather.
Unos instantes pasaron, que se hicieron como lunas. El silencio inundó el lugar, hasta que Icewing decidió romperlo, hablando con decisión.
-No puedes quedarte en la maternidad -maulló sin rodeos-. Debes seguir con tus labores de guerrera, otra reina se encargará de tus crías. El Clan Estelar te necesita. Los clanes ahora mismo te necesitan.
-Pero... -hizo una pausa, procesando todos los pensamientos que pasaban por su cabeza-. ¡No puedo! Las reinas deben quedarse en la maternidad con sus crías, amamantándolas, hasta que sean aprendices. No puedo dejarles, por favor. Es mi labor cuidar de ellos. No hay ninguna razón por la que deba renunciar a ser una reina del clan.
-Tú no puedes ser una reina; debes aceptarlo -intentó sonar comprensivo.
-¡Explícame porqué! -le gritó al gato del Clan Estelar, sus verdes ojos brillaban con furia, sus pupilas dilatadas.
-No puedes alimentarlos, no los puedes amamantar. Otra reina les cuidará. Esta es parte de tu destino, debes aceptarlo -esta vez sonó más cortante, su pelaje blanco un poco erizado.
-¡El Clan Estelar no me puede hacer esto! -Brownfeather sollozó, desenvainando sus garras con furia y dolor por su tristeza.
-Acepta tu destino -la voz del gato blanco resonó por el claro, y su cuerpo desapareció entre la niebla.
La reina se despertó en su lecho, sus crías aún acurrucadas en su esponjosa cola, protegidos. Los miró con tristeza, y al no soportarlo, apartó la vista de ellos y se levantó con lentitud, teniendo cuidado de que no se despertaran. Tras salir de la maternidad, se dirigió a la guarida del líder.
La patrulla del amanecer estaba regresando con algunas presas entre sus fauces. El sol ya estaba por encima del horizonte, y pronto la actividad del clan comenzaría.
Asomó su hocico en la guarida, y en respuesta, Rainstar se giró hacia ella.
-¿Pasa algo? -preguntó con tanto cansancio que no podía sonar agresivo.
-Debo volver a mis deberes de guerrera -maulló tras tomar un gran respiro, y sonó más certera de lo que deseaba sonar.
-Eres una reina, Brownfeather. Cuida de tus hijos antes de que crezcan. Por favor, no vengas para decirme estupideces.
-Lo digo muy en serio -intentó gruñirle-. Vuelve a hacerme una guerrera del Clan del Río -suplicó con dolor.
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