15

   Tras entrar en el campamento, Orangepaw escuchó fuertes gritos llenos de rabia. Provenían de una de las guaridas. Tras unos instantes, el silencio sumió al claro; el cansancio se notaba en las expresiones de todos los gatos.

   -¿Ha pasado algo? -Brownfeather se puso al frente con rapidez, inspeccionando el campamento en busca de peligro.

   Luego vio a Snowfur, su pelaje blanco erizado y sus ojos llenos de rabia, pero a la vez de cansancio; saliendo de la guarida del líder.

   -Snowfur, tengo que hablar de algo importante con Rainstar. Sé que hoy tenían que hablar de algo importante, ¿pero ya puedo pasar y hablar con él? -se paró delante del lugarteniente.

   -No te va a escuchar. No me ha escuchado a mí, su lugarteniente; ni Spotsleaf pudo hacer nada -las palabras salieron de sus fauces llenas de rabia.

   -¿Qué es lo que ha pasado?

   -Él se ha negado a salir de su guarida y está como si ratas le estuvieran mordiendo la cola. Le intenté decir que tenemos que hacer algo contra el Clan del Viento; ¡nos quieren imponer su liderazgo! Pero él no para de bufarme diciendo que el problema es el Clan de la Sombra -sus garras fueron clavadas en la tierra-. Quiere acabar con el liderazgo de Nightstar.

   -Él no puede hacer eso; ¡el Clan del Viento es el problema! Tenemos que hacer algo contra Blackstar en vez de pelearnos entre todos, o si no la esperanza estará perdida definitivamente -Brownfeather vociferó, queriendo que los demás gatos presentes en el claro dieran aullidos de aprobación. El claro se quedó en silencio.

   -Lo volveré a intentar mañana -el lugarteniente se fue a la guarida de los guerreros sin despedirse; su pelaje parecía que llevaba tiempo sin haber sido cuidado, y sus ojos azules mostraban lo decaído que estaba.

   Orangepaw se alejó de la patrulla con la que había regresado al campamento, internándose en su lecho musgoso en la guarida de los aprendices.

   -Oye, no creo que deberías estar aquí. Aún no eres un aprendiz, ¿no? -Peachpaw le siguió y se tumbó en su lecho, observando insistentemente a Orangepaw.

   -Por el Bosque Oscuro, no metas tu nariz donde no te llaman -gruñó y se fue del sitio.

   La verdad que no se quería ir; eso podría demostrarle a Peachpaw que podría mandarle solo por ser un pre aprendiz. Pero él no quería oír su pregunta tras pregunta cuando quería echarse una siesta para luego ser productivo. A ese paso, se encontraría más cansado que antes.

    Orangepaw agitó sus orejas, escuchando gritos llenos de rabia. "¿Otra vez?" se preguntó con cansancio y ganas de callar a todos de una vez por todas.

   -Rainstar, estás siendo completamente irrazonable. El Clan del Viento quiere conquistar todos los territorios; el nuestro primero. Puede que te haya dañado, pero, ¿acaso has hablado con él? No queremos tener un clan de marginados por los demás -Sunfeather se acercó a la boca de la guarida del líder y habló con dulzura, pero terminó dando bufidos de indignación contra su líder y pareja.

   -¡Él dijo que yo era un error! Este clan no es ningún error, él sí lo es.

   -Por el Clan Estelar, piensa en Ashkit. ¡Tenemos que salvarle! -intentó persuadirlo.

   -Ashkit quiere quedarse con el Clan del Viento. No puedo hacer nada contra eso -su voz se quedó como un susurro perdido entre el viento, un susurro de derrota. Rainstar se volvió a tumbar en su lecho, tapando su cara con su cola, y no dijo ninguna palabra más.

   -¡Waterfur está que no puede! ¡Ella tiene la clave, ayúdale! -insistió con voz ahogada, clavando sus garras en el suelo. Se retiró de la guarida con su cola rozando el suelo y sus ojos empañados al notar que había caído dormido.

   -Ey... ¿Quieres que lo intente? O sea... -Orangepaw se acercó a la dolida y triste Sunfeather, su voz insegura.

   -Nada le va a hacer cambiar de opinión -gruñó por lo bajo y se fue hacia la maternidad.

   "Ya sus hijos son aprendices, y no ha vuelto a sus deberes de guerrera. Creo que esta tiene cachorros entre patas, y está en su mejor momento" analizó de forma irónica, básicamente parado en medio del claro.

   -¡Orangepaw! -una voz le llamó, y unos segundos más tarde Spotsleaf estaba a su lado.

   -¿No será para más cosas de curandero, no? -se levantó y sus ojos parecían ver con rabia al otro-. Recuérdalo, decidí no ser tu aprendiz.

   -Oh, no es eso, pero Brownfeather no para de quejarse sobre tu hermano. ¡Yo no puedo hacer nada si es sensible a los ruidos, por el Clan Estelar! Por favor, ¿le podrías decir que no le pasa absolutamente nada?

   -¿Y qué tengo que ver yo con eso? No me va a hacer caso a mí si es que no te está haciendo caso a ti, el curandero -apuntó de forma seca-. Aparte, Brownfeather no creo que se esté preocupando por nada. Revísalo de nuevo.

   -¡Si eso es lo mismo que me dijo ella! -exclamó en sorpresa, harto de aquellas palabras.

   -Y bien, de tal palo tal la astilla. Vamos, llévame hacia él.

   Los dos gatos se internaron en la guarida del curandero. Orangepaw notó la respiración del pequeño Redkit al fondo de la guarida. Se acercó a él y lo olisqueó, en busca de alguna enfermedad posible.

   "Ha temblado mucho cuando pisé esa rama y crujió. Pero no huele a enfermedad" analizó con algo de confusión.

   -Spotsleaf, ¿no podrías revisarlo una vez más? Algo está claramente mal, lo noto -pasos afuera de la entrada hicieron que el curandero parara de apilar hojas y dirigiera su mirada hacia la recién llegada Brownfeather.

   -No noto ni tos blanca ni tos verde. No le pasa nada -intentó sonar calmado, pero su pelaje calico estaba erizado al estar harto de los comentarios de la guerrera.

   -¡Está temblando mucho y eso no es normal! Por favor, haz algo con él.

   -Solo es sensible a los sonidos fuertes -lo comprobó lanzando una piedra que alertó al cachorro-. Vamos, nació así, igual que yo nací como soy, eso nadie lo puede cambiar.

   -¡Está actuando mucho contra un sonido bajito! Está claro que le pasa algo.

   -¡POR EL CLAN ESTELAR! Solo le ha alertado un sonido, déjalo. En una tormenta de rayos normal que tenga miedo, solo es un cachorro. Ahora, déjame continuar con mi trabajo -el gato continuó cuando vio que se iba a volver a quejar-. Y él se quedará acá hasta mañana, por si acaso.

   Brownfeather asintió con su cabeza y se fue de la curandería, rumbo a la maternidad. Se topó con Gingerpelt, y tras una corta charla, se internó en la guarida de la que su pareja recién había salido.

   -Brownfeather, tu hijo está bien, por milésima vez -el curandero calico mostró sus dientes, luego se relajó al ver a la pareja de la nombrada-. Oh, eres tú, Gingerpelt. ¿Necesitas algo? -ofreció, algo más calmado.

   -Buenas, solo venía a hablar con mi hijo.

   -Déjale descansando, que si no me harán comida para los cuervos -susurró en la oreja del atigrado crema.

   -Me refería a Orangepaw; ya mañana volverá Redkit a la maternidad y jugaré con los tres.

   -Perfecto, entonces -se echó a un lado y siguió contando sus hojas medicinales.

   -¿Qué tal tu primer entrenamiento? -preguntó de forma precavida; claramente sabía algo, Brownfeather le habría comentado.

   -Un aprendiz del Clan del Viento casi me arranca el pelaje en nuestro propio territorio -soltó un bufido, indignado con él mismo.

   -¿He oído de un ataque del Clan del Viento? -las orejas del curandero se agitaron algo; estaba escuchando la conversación.

   -Casi me arranca el pelaje, pero no pasó nada -respondió con enfado, no le gustaba que estuviera chismeando sus conversaciones.

   -Déjame revisarte.

   -Estoy bien, ¿vale? Tengo algo importante que terminar.

    -¿Mañana detrás de la guarida de Spplittail? -Gingerpelt susurró en su oído.

   -¿Sabes de qué va esto?

   -Claro.

   -Mañana detrás de su guarida -repitió y aceptó.

   Gingerpelt salió de la guarida, despidiéndose de Spotsleaf con una sacudida de su cola. Mientras tanto, el sol iba cayendo bajo el horizonte, y el clan no tenía ni las ganas ni fuerzas de hacer nada más en aquel día. Orangepaw se quedó en aquel lecho, acurrucando a Redkit con su cola.

   Al tocar el pelaje rojizo del cachorro, notó una sensación extraña, como si le hubiera pasado electricidad a su pelaje. Un trueno se escuchó a los lejos, pero lo captó tan fuerte que pensaba que se le habían roto los tímpanos. Una tormenta estaba cerca del territorio, pero no dentro; ahora solo la escuchaba leventemente de lejos.

   "Este pequeñajo... Me ha hecho sentir lo que él sentía" sus pensamientos se fueron repitiendo en su cabeza hasta que se quedó profundamente dormido.

   Despertó en un lugar de cielos azules y un suelo algo cristalino. Observó a sus alrededores. Tenía que estar en un sueño, ya que era capaz de ver. Pequeños rastros brillantes como estrellas cargaban el lugar.

   -¿Hay alguien ahí? -su voz fue perdida en el amplio lugar. "El Clan Estelar otra vez no".

   El pequeño tom atigrado se desplazó por aquel lugar con precaución, ya que nunca le había dado buena vibra. Luego comprendió que no estaba en el Clan Estelar realmente: estaba reviviendo uno de sus recuerdos.

   "Tengo que cambiar este momento" se acercó a su yo del pasado, dando aullidos: -No le hagas caso a ese gato; ¡no le des nada porque no se lo merece!

   Pero él de pequeño no le hacía ni caso. "Problemas de que esto solo sea un recuerdo". Simplemente se sentó y observó la escena con dolor llenando todo su cuerpo.

   -¡Despierta! ¡Orangepaw!

   Abrió lentamente sus ojos para hallarse en el Bosque Oscuro, esta vez de verdad en aquella dimensión y no solo perdido en su memoria. Reconoció la voz de su mentora, Sandheart, y unos instantes más tarde sus garras fueron clavadas ligeramente en su lomo.

   -¡Auch! ¿Por qué hiciste eso? -se levantó de un salto y bufó en un tono amistoso.

   -Parecías un lirón dormiendo -soltó una carcajada-. ¿Qué tal va todo por el Clan del Río? ¿Algún intento del Clan del Viento de hacer cosas indebidas?

   -De momento no, pero todos lo estamos temiendo cada amanecer más y más -expresó con preocupación.

   Los dos gatos se acomodaron debajo de uno de los oscuros árboles sin hojas. Sus pelajes pegados el uno contra el otro, ya cómodos, empezaron a charlar.

   -¿Hoy me vas a enseñar algo nuevo y magnífico?

   -No creo. Hay una cosa más importante de la que tenemos que hablar.

   -¿Qué es lo que pasa? -inclinó su cabeza a un lateral, incitando a Sandheart a continuar.

    -El Clan del Viento quiere dominar a todos los clanes, incluido el de la Sombra, el tuyo y el mío. Hay cuentas que zanjar con esos escuálidos cazaconejos -apretó sus dientes.

   -Todos tenemos que librarnos del peligro de Blackstar cuanto antes.

   -Y yo tengo una idea, pero tienes que prometer que vas a confiar en mí, y que todo esto saldrá según el plan -Sandheart posó sus ojos de un color rosa vibrante en el pre aprendiz.

   -¿Sí?

   -Ayudaré al Clan del Río, a tu clan, a ti -posó su cola con algo de amor en el hocico de Orangepaw-. Probablemente quieran zanjar sus falsas cuentas con ustedes, pero ustedes les deben más, cabe decir. Así que me iré a tu clan a defenderles y ayudarles.

   -Eh, Sandheart, entiendo que no quieras que dude, ¿pero cómo no puedo hacerlo? No creo que sea buena idea a menos de que quieras que te hagan papilla.

   -No pasará nada, todos tenemos a ese enemigo común, así que lo entenderán -su tono continuó calmado y con alguna clase de autoridad.

   -¿Cómo te lo explico? -miró al suelo y a sus patas delanteras por unos instantes-. Mi clan está lleno de gatos tristes, defensivos, muertos de hambre, llenos de rabia, y por último, con un líder que no sale de su guarida que quiere destruir al Clan de la Sombra.

   -Eso suena... interesante.

   -Pues la cruda realidad.

   -Pero Orangepaw, yo puedo ayudarles y no me pienso detener. No vendría nada mal un par de patas extra, ¿no?

   -Si tanto insistes... Pero no te aseguro una entrada fácil al campamento -le advirtió con inseguridad.

   -Me encargaré de eso -Sandheart dijo como si se estuviera quitando un peso de encima con gran facilidad.

   Orangepaw se alertó de un nuevo olor y el sonido de pisadas cerca de ambos. Localizó a un gato algo lejano, solo parecía una sombra contra el cielo rojizo. Este ignoró a ambos, si es que les había visto.

   -¿Quieres entrenar algo? Noto energía corriendo por tus venas -la gata crema se levantó.

   -¡Claro!

   El entrenamiento fue genial, Orangepaw se sentía satisfecho y tenía la cabeza bien alta. Fueron a tomar un descanso cuando escuchó bufidos de una batalla seria.

   Localizó a dos gatos con sus pelajes erizados y medios transparentes. "Residentes del lugar, tendrán que ser". Se acercó y vio que ambos sangraban por varias heridas muy profundas e incluso dolorosas a la vista.

   -¡Oye, esto va de entrenar, no de matarse entre ustedes! -Orangepaw se interpuso entre los gatos que se gruñían mutuamente. Cayó en la cuenta que había dicho algo similar que lo que Brownfeather le había dicho. "Para algo servirá".

   -No te metas en nuestros asuntos -uno de los gatos, un macho de pelaje gris oscuro, se acercó al pre aprendiz y le bufó en la oreja.

   -Vete de acá antes de que te hagamos nuestra cena, o más bien, la mía -mostró sus colmillos y se relamió.

   -¡Eso ya lo veremos, sabandija! -el grisáceo se lanzó contra el atigrado marrón, pasando de Orangepaw.

   "Bien, aquí nadie se respeta" pensó con rabia, dedicándoles una larga mirada llena de enfado a ambos gatos del Bosque Oscuro, sus pupilas como rendijas.

   Orangepaw se iba a marchar del lugar de aquella pelea; no quería mirar cómo era tan normal aquello de casi matarse, aunque bueno, estuvieran muertos. Vio a Sandheart y se fue a acercar a ella, pero en vez de llegar a su lado, dio un aullido de dolor.

   Dientes fueron clavados en su cuello con profundidad, y no podía dejarse caer de aquel peligroso enemigo que parecía querer quitarle la vida de un solo mordisco. Lo que estuviera detrás de él le tenía bien agarrado, y no quería que pisara tierra.

   Notó como caía de boca al suelo, tragándose algo de tierra. Se levantó a duras penas, escupiendo la tierra, el desagradable sabor todavía en su boca.

   Desvío su mirada arriba y vio a un gato mostrando sus colmillos con agresividad, su pelaje negro como una sombra andante. Abrió sus ojos, que le resultaron terroríficos; eran de un inusual tono rojizo.

   Aquel gato se deslizó con rapidez hacia él y pasó sus uñas desenvainadas por su hocico. Dolor recorrió la zona de la herida de la que ahora brotaba sangre.

   Intentó huir de aquel gato, pero vio que alguien lo había tumbado al suelo. "No me digas que es algo más peligroso, por el Bosque Oscuro" pidió para sí mismo, aterrado y temblando.

   Luego se relajó al reconocer a Sandheart, encima de su atacante.

   -¿Qué haces atacando a mi aprendiz? -bufó, pegando su cara a la del gato negro.

   -Este no se entera de lo que significa el Bosque Oscuro. No es solo entrenar de forma insignificante y como cachorros con las garras envainadas. ¡Dile que deje de entrometerse en los pequeños problemitas de los demás! -se deslizó y escapó de la gata crema, mirándola con pupilas como rayos.

   -No seas tan duro con él, Darksoul.

   Orangepaw se quedó completamente paralizado, sin palabras ni expresión en su cara, al escuchar aquel nombre.

   -Solo es que no sabe cómo lo quieres hacer tú. Yo soy su mentora, y también, me pertenece parte de este lugar, así que una zona se rige por mis normas -marcó autoridad.

   -¿Y cuál es tu zona? Nunca me lo habías dicho.

   -Donde yo entreno y hago mis shows, por supuesto. Aquí se entrena y se satisface al público y el público también se terminará uniendo a satisfacer. ¡Y todos felices! -le lanzó una mirada de asco-. Vete a tu territorio -sacó sus garras.

   -Yo creé este lugar, no me des órdenes o...

   -Oh, que miedo, es el gran Darksoul, el mismísimo diablo en gato -se rió de él, poniendo un tono que le dio asco al de pelaje negro.

   -Que sepas, esto no es como en los viejos tiempos, donde se entrenaban tantos aprendices que ni me acordaba de cuántos habían -se alejó del lugar, pero tuvo que detenerse al escuchar a Sandheart.

   -Querido, no me acuerdo de tus historias de mierda de tu pasado de mierda, esta es mi forma única, no un eco de tus cacas de zorro de errores. Bueno, si me acuerdo de una. Esa tan graciosa e interesante, en la que Whitestar te pillaba a ti con su pareja durmiendo juntitos como dos tortolitos, y casi te rompe el cuello, y te robaste a su pareja pero luego tomó venganza en ti.

   -¡Cierra el pico! -desenvainó sus garras-. Esa historia es agua pasada, y Whitestar pagará todo lo que me ha hecho.

   -Entendido, don jefe, hasta mañana -terminó ignorando los insultos de Darksoul y se alejó sonriendo falsamente.

   Orangepaw siguió a su mentora hasta el árbol donde se habían tumbado antes.

   -Oh, creo que se está haciendo de día -Sandheart dijo al notar como Orangepaw iba desapareciendo de aquel lugar-. Prométeme que no se lo dirás a nadie.

   -Claro que no, solo esperemos que te acepten.

   -Espero yo que sí. Bueno Orangepaw, hasta ahora.

   -¡Espera! ¿Qué les vas a decir a tus compañeros de clan?

   -No pasará nada, tampoco es que tenga a algún gato a quien le importe. Orangepaw, tú me importas, ¿qué más da lo que piensen los demás si estoy a tu lado, aunque sea por unos momentos? -la gata color crema dijo con extrema calidez.

   "Si ella dice que no va a pasar nada es que tiene el tema controlado. Aparte, solo voy a pasar un tiempo con ella, debo de disfrutarlo al máximo. ¿Qué es lo que estoy sintiendo ahora? Admiro su valentía por lo que va a hacer, aunque suene algo cerebro de pez. ¿Es esto lo que llaman amor...?"

   -¿No querrías tener un futuro conmigo? Estamos a solo un paso. Confía en mí y en nuestra unión, porque estamos hechos el uno para el otro -Orangepaw notó el aliento de Sandheart pegado a su cara.

   -Somos gatos de distintos clanes, ¿cómo va a funcionar esto? Aunque quiera lo mismo, ¿sería lo mejor tirar toda la lealtad que les prometí? -se alejó algo de ella.

   -No pasará nada. El tiempo te lo demostrará. La señal de que esto funcionará está muy cerca, lo puedo oler.

   -Confío en ti. Gracias por todo.

   Sandheart se acercó a Orangepaw, lamiendo sus mejillas en enérgicos lametones. Orangepaw pegó su cuerpo al suyo, sintiendo por primera vez amor. Siguieron hasta que el gato salió de aquella dimensión.

   Un recuerdo pasó por su memoria. "Has decidido confiar, y esto es lo que te llevas merecido. ¿Quién sabe lo que te deparará en el futuro? ¡El Clan Estelar no tendrá piedad sobre lo roto que dejará tus similares el código guerrero!"

   Acto seguido, una enorme sombra felina volteó su pequeño cuerpo. Se puso encima de él y abrió sus ojos, mostrando un color rojizo claro brillante.

   "¡Darksoul!" pensó con temor, intentando luchar.

   -Es algo peor... Es tu destino, tu pesadilla, tu vida -una voz susurró en su oído.

   -¡Déjame! -desenvainó sus garras, pero sus intentos de ataque no sirvieron para nada.

   -No intentes escapar. Somos perfectos, amor.

   -¡No eres mi pareja! ¡Solo existe Sandheart!

   -Hijo -una voz se escuchó a lo lejos y apareció un gato grisáceo, paseando su malévola mirada por la escena.

   -No eres mi padre. ¡Llévate todas tus historias! Yo hago mi destino.

   -Sé que te gustará, disfruta -y su cuerpo desapareció de aquel lugar, dejando un rastro de algo tóxico.

   -No existes, no existes, solo que Stonefeet está loco y quiere hacerte ver cosas. ¡Vamos, despierta! -abrumado, desgarró su piel para saber que aquello era un simple sueño.
  
   -Recuerda. Eres. solo. mío.

   La sombra se desvaneció, pero Orangepaw se sentía peor que antes. Se levantó en su lecho musgoso. Se estiró y bostezó, desperezándose.

   Algo, un líquido frío, manchó su pelaje. "Huele a sangre". Con su pata notó que la herida que le había hecho Darksoul permanecía en su lugar, cerrada pero cicatrizándose. Y su pata sangraba.

   "¿No era un sueño?"
 
   -Es tu destino -una voz tan fría como el hielo inundó su cabeza.

 

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