14

   Orangepaw se levantó de su nuevo nido en la guarida de los aprendices. Paso por el lateral de Lightpaw, quién estaba roncando, bien sumido en su sueño. Tras salir, se topó con su mentora. Notó una sensación de cansancio al llegar a su lado.

    -¿Pasa algo? -preguntó algo serio, bostezando.

    -¿Tú qué crees? -bufó, su mirada cansada posada en el pre aprendiz-. Es hora de que empieces a entrenar, para algo tienes esta oportunidad.

   -Entendido, salir del campamento y entrenar.

   -No tan rápido. Llama a Peachpaw. Snowfur tiene pendientes hoy con el líder, así que mejor deberíamos darle algo de entrenamiento.

    -Pero es temprano -escuchó la suave respiración de la aprendiza.

    -Si tú te has levantado a esta hora, ella también lo hará. ¡Peachpaw! -vociferó, logrando que la aprendiza levantara su cabeza-. Ven, entrenamiento.

   La aprendiza se estiró en su lecho, dando un largo bostezo. Al observar a la líder de la patrulla, se dio prisa por salir de la guarida de los aprendices, teniendo cuidado de no tropezarse con su hermano.

   Brownfeather lideró la marcha afuera del campamento, su cola prácticamente rozaba el suelo, y tenía su cabeza baja. Orangepaw no sabía qué le pasaba, pero le estaba preocupando bastante. Pensaba haber sentido algo, pero si hubiera sido así, la aprendiza que les acompañaba igualmente le había distraído de sus pensamientos.

   -Bueno, ¿cómo es que sabes por dónde vas? ¿Sientes algo raro?

   -Erm, supongo que me siento normal, tampoco es que me haya sentido normal nunca, así que no es un gran problema -Orangepaw se hizo a un lado, claramente inseguro ante sus preguntas.

   -¿Cómo es que lograste ser aprendiz? -la gata se volvió a acercar.

   -¿Porqué tenía más de seis lunas?

   -Todos en el clan saben que ni siquiera eres un aprendiz completo. Así que solo dime -su mirada fue posada en los ojos verdes nublosos de Orangepaw, muy insistente.

   -Pues no lo sé -respondió con simpleza, cansado de sus preguntas.

   -Oye, ¿cuantas cosas normales puedes hacer?

   -¡Cállense! -Brownfeather se detuvo en seco, haciendo que los aprendices se chocaran contra ella. Sus pupilas eran como dos rendijas y sus orejas estaban pegadas al cráneo con enfado.

   Peachpaw bufó por lo bajo y desvío su mirada hacia otro lado, mientras que Orangepaw le ignoró e intentaba descifrar qué le pasaba a su mentora.

   -Por el Clan Estelar, ¿qué estás haciendo?

   -¿Caminando, qué te parece? -mostró sus colmillos y se alejó de ella. "Si quiere seguir actuando como una absoluta cerebro de ratón con rabia, que lo haga" pensó con indignación, clavando sus garras en la suelta tierra.

    Los tres llegaron a una pequeña explanada rodeada por el río. Allí Brownfeather les indicó para que se detuvieran.

   -Esta es la zona de entrenamiento, Orangepaw. Un lugar plano con pocos obstáculos para practicar movimientos de batalla -explicó mientras paseaba su mirada por el lugar-. Primero que nada, -tomó al aprendiz por sorpresa- siempre debes estar atento ante cualquier ataque, ¿entendido?

   Orangepaw se levantó, reprimiendo un gruñido, y asintió con su cabeza. Se lanzó contra su mentora, garras desenvainadas.

   -¡Animal, envaina tus uñas! Esto no es un entrenamiento, no la guerra -gruñó y se puso en pie a duras penas, un pequeño rastro de sangre cayendo de su costado.

   -Perdón -respondió con timidez, alejándose al tener miedo de hacerle más daño, enfadado consigo mismo.

    -Decir perdón no atrapa las presas ni aleja a los enemigos -soltó un gruñido-. Quiero que intentes atacarme por sorpresa con lo que sepas, y nada de sacar tus garras mortales -le echó una última mirada llena de rabia que el otro no captó.

   -Ey, ¿y yo qué? ¡Quiero entrenar! -Peachpaw caminaba de un lado a otro, observando a ambos.

   -¡Tú te echas a un lado y te comportas!

    Cuando la aprendiza se marchó, su cola rozando el suelo, Orangepaw empezó a esconderse entre unos tallos de hierba alta. Brownfeather tenía los ojos cerrados, y él esperaba su señal para que empezara la batalla.

   Cuando escuchó su voz, el pre aprendiz empezó a seguir a la guerrera. Intentó que el viento no llevara su olor a la nariz de su mentora, y de que no la viera.

   Una pequeña rama crujió en el suelo, alertando a la guerrera, que inclinó sus orejas hacia el sonido que acababa de captar. Pero Orangepaw no se veía nada inquieto: había captado la atención de Brownfeather justo donde quería, y ahora le podría sorprender desde atrás. Tirar el palo allí le podría salvar su jugada.

   Con ligeros pasos como una pluma, el atigrado naranja se posicionó cerca de la marrón. Tomó fuerza con sus patas traseras y se abalanzó contra ella, tomándola por sorpresa. La guerrera cayó contra el suelo, intentando librarse del aprendiz con potentes patadas de sus patas traseras. Orangepaw intentó aferrarse a su pelaje, pero no podía soportar el impacto que le propinaba su contrincante, así que se dejó caer, rodó hacia un extremo y se levantó, alerta para volver a defenderse.

   -No está nada mal -comentó con satisfacción en su tono.

   Brownfeather fue a abalanzarse sobre él, así que el de pelaje naranja se hizo para atrás con agilidad. Fue a lanzarse contra su desprotegido vientre, pero lo que no sabía es que había parado su ataque y solo queria acercarse a él, para luego extender su pata delantera y arañarle con garras envainadas en su hocico.

   -Tendrás que prever los movimientos de tu contrincante con más precisión y rapidez si has de ganar la batalla.

    Harto de sus comentarios, abrió sus fauces y clavó sus dientes en la pata delantera de la guerrera, que aulló con dolor y se hizo atrás. Con propulsión y rapidez, le golpeó con su cabeza en su vientre, aprovechando su pequeño tamaño.

   -Algo mejor -Brownfeather se levantó, rastros de hierba en su pelaje, que se sacudió. Aunque le estuviera diciendo cosas buenas, para él no lo parecía; algo en su tono se notaba extraño.

   Cuando la guerrera se acercó a tomarlo y lanzarlo por los aires, él saltó unos segundos antes sobre su espalda, y bien aferrado, puso sus colmillos en su cuello, ahora protegido por pelaje naranja abundante en forma de collar.

   -¡Basta! -bufó y se lo quitó de encima con una rabiosa sacudida-. Por el Clan Estelar, ¡eso podría matar a un gato!

   -¿No es que tenía que defenderme? -bufó con indignación, estaba enfadado pero más bien se sentía mal.

   -El objetivo es defenderte, y, si es necesario, ganar, no matar al contrincante -sus pupilas como rendijas fueron posadas en los ojos verdes nublosos ciegos de Orangepaw-. Creía más de ti, sinceramente.

   -¿Ya podemos entrenar juntos? -la aprendiza calico se acercó a la líder de la patrulla, algo emocionada. No había escuchado la conversación, así que le pilló de improvisto.

   -¡No! -gruñó cerca del hocico de Peachpaw-. No pienso arriesgar tu vida porque este de acá no sepa no ser agresivo.

   -Solo lo estaba intentando, cacas de zorro.

   -Pues tus intentos no han sido para nada válidos. Deja ese lugar, y actúa como un gato de clan.

   Orangepaw sintió como ella se refería claramente al Bosque Oscuro. "¿Como puedo dejar de ir? Más bien, ¿por qué tengo que dejar de ir? Sandheart me ha enseñado lo que ella no ha hecho" pensó con furia, alejándose a largos pasos de las gatas.

   -¡Espera! -gritó detrás del pre aprendiz, pero no le presto atención.

   "Anda ya, ahora le preocupo" dijo para sí mismo con mucha ironía, alejándose con más rapidez. "Si consigo algo de comer, seguro que podré pagar al clan".

    Orangepaw se fue con rapidez, atento a sus alrededores y sobre todo, a los olores del lugar. La brisa era bastante heladora, y le daban ganas de volver a la seguridad del campamento, a su calentito lecho musgoso. Se obligó a seguir buscando por alguna presa, cuando escuchó pasos detrás suya.

   "¡Creo que me ha encontrado!" salió corriendo, internándose en unos arbustos y mirando hacia donde se dirigía su mentora y la aprendiza que lo seguía.

   Su pelaje se levantó por toda su espina. Captó un olor que le traía muy malas vibras, en su territorio, para nada llevado por el viento. "¡Clan del Viento!" desenvainó sus garras y se quedó pegado al suelo dentro de aquel arbusto.

   Reconoció dos olores distintos, pero no sabía de quiénes eran; tampoco es que conociera muy bien al Clan del Viento, cuando en su primera y única asamblea todo fue un desastre y la mayor parte de los gatos habían faltado.

   Orangepaw se lanzó contra un gato enemigo al notar que reconocieron su presencia. Sus garras desenvainadas fueron clavadas en el lomo del contrincante, quién dio un aullido de dolor, para luego contraatacarle y tirarle al suelo.

   Intentó levantarse a duras penas, pero notó que el otro gato, uno más grande, probablemente un guerrero; lo tenía atrapado contra el suelo.

   "¡Ahora sí que la cagué!" pensó mientras intentaba librarse de sus atacantes.

   -¡Déjenlo en paz! -escuchó un aullido de guerra, y unos instantes más tarde, el peso que tenía encima se había ido-. Stripedmoor, -reconoció la voz de Brownfeather, vuelta básicamente un gruñido de amenaza- ¿qué haces atacando aprendices? ¿Qué haces en nuestro territorio?

   -Órdenes de Blackstar -respondió con simpleza, su mirada en la de su antigua amiga.

   -No pensaba que terminaríamos por este camino, ¿es eso lo que quieres?

   -Birdpaw, deja a la maldita excusa de aprendiz ciego de una vez. ¡Te he dicho que lo dejes, es débil y no se va a defender! -ignoró a la guerrera que le plantaba cara, muy enfadado con su aprendiz.

   -Orangepaw no es ninguna excusa de aprendiz. Tus gatos son una excusa de clan; más bien parecen pícaros y proscritos reunidos para dictar sobre los demás clanes.

   "Claramente lo que piensa de mí, cuando hace unos segundos pensaba que era un asesino" se alejó del aprendiz, no sin antes rasguñarle en el hocico.

   -Pues por alguna razón me ha atacado, sabelotodo -Birdpaw llamó la atención del guerrero de su clan con un arañazo.

   -Por el Clan Estelar, vete al campamento y avisa para poner más patrullas fronterizas, cerebro de conejo -miró con rabia al aprendiz, hasta que este desapareció en la explanada del Clan del Viento-. Desenvainen sus garras.

   -¿Después de atacarnos?

   -¡Eso! -Peachpaw echó más leña al fuego, algo emocionada por una batalla.

   Brownfeather silenció a la aprendiza, tapando su boca con su cola.

   -¿Me puedes explicar qué rayos haces en nuestro territorio cazando y atacando? -Brownfeather mostró sus fauces, pegando su cara a la de Stripedmoor.

   -Les tengo que contar algo, actualmente. Esto todo es una tapadera. Así que no se ofendan.

   -Será mejor que te expliques ya -gruñó, volviendo a desenvainar sus garras y clavándolas en el suelo.

   -Necesitamos vuestra ayuda. Necesito tu ayuda, Brownfeather -pidió de forma insistente y ahogada-. Blackstar va por todo el territorio suyo, y el vuestro, dando órdenes y haciendo cosas descerebradas. ¡Está acabando con su clan, y convirtiéndolo en una panda de enfadados pícaros sin código tras el que vivir!

   -¿Y cómo es que podemos ayudar? -preguntó de forma cautelosa, envainando sus uñas, ahora escuchando atentamente.

   -Flamestar, que diga, Flamepelt, ha perdido su nombre y rol como líder. Ella cree que su clan no merece tener a una líder que tiene otras responsabilidades, como la de atender a sus hijos prácticamente recién nacidos. Blackstar cree que es débil, y por eso le desafío en el liderazgo. Se lo arrancó de sus zarpas, así como sus vidas. Tras su desafío y la pérdida de su contrincante, Blackstar ha estado observándola con maldad en sus ojos. Sé que quiere deshacerse de ella.

   -¿Cómo es que el Clan Estelar hizo que perdiera sus vidas? ¡Era la líder escogida por ellos mismos! -Brownfeather exclamó con sorpresa y confusión.

   -No lo sé, pero Blackstar tampoco es que sea la líder aprobada por ellos. Ella ha cambiado... Su mirada es extraña. Sus ojos no son los suyos -respiró agitadamente, su pelaje atigrado gris erizado del temor por su clan.

   -¿Cómo? -incitó a continuar, mucho más confundida que antes.

   -Su mirada, la habrás visto. Ahora sus ojos son azules profundos, y parece que su mirada irradia cosas tan malévolas. Y Ashkit...

   -¡¿Qué le han hecho a Ashkit?! -Orangepaw saltó de su sitio y amenazó al guerrero del Clan del Viento.

   -Ashkit tiene los mismos ojos. Le pasa algo. Primero que nada, Flamepelt sabe de esta quedada acá, y no quiere que se la cuenten a nadie más, menos aún de nuestro clan. Flamepelt va a huir del clan con los cachorros. Corren mucho riesgo allí.

   -¿Y cómo vamos a convencer a Rainstar, que está en el peor estado posible, de que queremos tener a una ex líder en nuestro campamento?

   -No le tienen que decir nada; entrará en vuestro territorio con los cachorros y una de vuestras patrullas la tendrá que llevar al campamento. Se los pido por favor.

   -Lo haremos, pero no sabemos en qué acabará. Esperemos que Rainstar se ponga de vuestra parte, si no, esto anda mal, muy mal -Brownfeather prometió, empatía por su amigo y por la gata que tanto conocía llevándose toda su rabia.

   -Es hora de que me vaya, antes de que me pillen -el gato miró al horizonte, donde el sol bajaba lentamente hacia las montañas.

   -¡Espera! -posó la punta blanca de su cola en el lomo del ágil guerrero-. ¿Qué gatos están contigo? ¿Quiénes están en contra de Blackstar?

   -Creo que un par de ellos. Obviamente hay que descartar a sus crías, a la que le pisa la cola todo el día, o sea Raincloud, y quién sabe quién más tiene algo entre patas. Windfur probablemente apoye a su pareja, los curanderos espero que crean que esto va contra el código guerrero, y Grassfern no se une a criticarte.

   -¿Criticarme? -la guerrera soltó con indignación-. ¿Maté a un clan entero y por eso ahora soy historia, o que cacas de conejo les pasa?

   -Blackstar quiere lo que tienes, tu facilidad por ser amada por los clanes, solo porque combatimos a Cheetahclaw. Merecemos ser bien recordados, pero ella hace como si no te hubieras esforzado en toda tu vida. Quiere tus 'facilidades'.

   -Esa perra de dos patas estará soñando, porque no nací como la mejor gata ni nada de eso. ¿Y de qué más se quejan?

   -Obviamente de la muerte de su hija -Stripedmoor le comentó-. Tú la salvaste del mismo destino; Grassfern sabe que solo te estabas defendiendo como pasó con ella misma.

   -Así que son varios... Cuando venga Flamepelt, esa misma noche te quiero acá, ¿entendido? Puede que logre convencer a Rainstar de que debemos de hacer algo, o si no se apoderará de todos los clanes.

   -Entendido. Tengo que irme, presiento que en poco pasará una patrulla. ¡Hasta luego! -gritó mientras salía hacia su territorio, evitando ser pillado.

   -Volvamos al campamento -Brownfeather ordenó. Cuando Peachpaw se adelantó, se puso a la altura de su hijo adoptivo-. No quiero que te sientas mal conmigo, lo siento. Pero déjalo, ya aquí tienes todo lo que puedas desear. No necesitas herirte para aprender -pasó su lengua entre las orejas de Orangepaw, quién se sintió algo más cómodo con su madre adoptiva, pero aún así sin esperanza.

   "¿Cómo puedo dejar de herirle, si no puedo escapar? No quiero herir a Sandheart, no quiero hacerle pasar lo que me hicieron pasar a mí. Esto me va a acabar matando" se sumió en sus pensamientos mientras regresaban al campamento.



  

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