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   Brownfeather agitó sus orejas por todo el ruido y se dirigió al claro del campamento. Todavía era de noche, así que no comprendía tal escándalo. Al ver a dos sombras en la guarida del curandero, se encaminó a esta, manteniendo sus ojos bien abiertos para no caer dormida.

   -¿Qué está pasando aquí? -dijo mientras entraba a la guarida, mientras ambos se giraban a recibirla.

   -Brownfeather, regresa a tu guarida -el curandero le ordenó-. Necesito hablar con ella, a solas -cuando la reina marrón estaba camino a la maternidad, él continuó hablando-. No puedes ir así, despertando a todos noche tras noche. ¿Y todo por una supuesta profecía?

   -¡Lo juro!

   -¡Eso es ridículo! Si fuera así, nos habrían avisado a mí o a Rainstar, que tenemos una comunicación especial con el Clan Estelar para algo. ¡A tu guarida! -el blanco con manchas marrones le intentó despachar.

   -¡Para de tratarme como a una cachorra inútil! -la plateada gritó con indignación.
 
   -Es normal que cuando una reina da a luz a sus crías se ponga a la defensiva. Déjalo, no pasará nada.

   -¡Excusas!

   -Flowerfur, cálmate un poco -su aprendiz, Spotspaw, se puso entre ambos.

   -¡Estaría de mejor humor si todo parara de recordarme a Rainstar! -un triste recuerdo inundó la mente del curandero.

   -Tampoco es su problema -el aprendiz de curandero le defendió-. Y Rainstar sigue aquí, liderando a su clan, como debería hacer. Céntrate en tu rol de curandero.

   -¡Tú no sabes lo doloroso que es tener que votar a tu propio hijo por una norma que añadieron al código guerrero! Este es mi lugar, así que para de ordenarme como si fuera tu propio aprendiz; tú eres el aprendiz, que se te quedé en la cabeza -el curandero maulló en tono cortante, echándole una mirada desafiante.

   -¿Me vas a creer o no? -Waterfur asomó su hocico desde afuera de la guarida.

   -¡Vayánse todos! ¡Déjenme en paz! Waterfur, déjales dormir; Brownfeather, no metas las narices donde no te llaman; y Spotspaw, tú eres el aprendiz. ¡Fuera! -desenvainó sus garras por unos momentos, su pelaje blanco con manchas marrones erizado por la ira.

   -Lo siento. No sé por qué está actuando de esas maneras -Spotspaw les comentó a las dos reinas cuando salieron de la guarida del curandero.

   -Claramente algo va mal -dijeron las dos casi al unísono.

   Las dos reinas entraron a la maternidad, acomodándose de nuevo en sus lechos musgosos, pero ninguna de las dos pudo quedarse dormida. De vez en cuando pasaban algunos gatos, mirando con mal humor a Waterfur.

   -No era mi intención... ¡Lo juro! la- grisácea exclamó.

   -Te entiendo, Waterfur. Sé que algo te está preocupando demasiado. Me lo puedes comentar -Brownfeather dijo de forma cálida.

   -¿Quién es "el tan plateado como la propia plata"?

   -¿Qué? -la reina marrón sonó confundida-. Esa profecía fue cumplida hace varias lunas. No entiendo por qué sería nombrada otra vez por el Clan Estelar.

   -El Clan Estelar quiere que busque al guerrero de esa profecía.

   -¿Por qué? Éramos cuatro miembros en la profecía, cuatro aprendices del antiguo Clan de la Libertad -su tono era melancólico-. El miembro de la profecía del que me hablas es Stripedmoor, un amigo guerrero del Clan del Viento, si es que eso te sirve.

   -Muchas gracias, Brownfeather. ¿Por cierto, dónde está Orangekit? -añadió.

   -Iba al basurero. 

   Waterfur salió de la maternidad a toda prisa, causando gran revuelo. Varios gatos levantaron sus cabezas para ver lo que ocurría, pero se quedaron igual de confusos al verla salir del campamento sin ningún permiso o sin estar en la patrulla del amanecer.

   -Tengo que encontrar a Stripedmoor -pensó con impaciencia.

   -¡Alto ahí! -una voz hizo que Waterfur se sobresaltara y frenara en seco.

   -¿Qué haces aquí? -inquirió al darse cuenta de que era Orangekit.

   -Te podría preguntar lo mismo -hubo una pizca de desafío en su tono-. Deberías volver al campamento; Silverkit y Ashkit han estado quejándose al no tenerte para dormir, y me están poniendo de los nervios.

   -Hey, no digas eso -la grisácea gruñó-. Al fin y al cabo, solo eres un cachorro. Deberías estar en el campamento -sin decir nada más, convencida por Orangekit, lo tomó suavemente por el cuello y se lo llevó al campamento.

   -Déjame ir por mi cuenta. ¡Soy capaz de caminar sin ayuda!  -el cachorro fue ignorando, soltando un gruñido, frustrado.

...

   El día continuó como de costumbre, el campamento lleno de revuelo para formar patrullas, los aprendices cambiando algunos lechos, y los cachorros jugando afuera de la maternidad. Solo Waterfur se movió de su lecho cuando escuchó que su hermana no se encontraba bien del todo.

   -Featherpelt, ¿qué está pasando? -se acercó, preocupación claramente reflejada en sus profundos ojos azules.

   -Traeré a Flowerfur -Orangekit dijo cuando la atigrada grisácea clara se dio cuenta de lo que estaba sucediendo. Featherpelt iba a tener a sus cachorros.

   Felicidad la inundó al pensar en los preciosos cachorros que tendría, pero también pensó en todo lo malo que podría ocurrir. Intentó echar esos pensamientos de su mente, pero le resultó imposible. 

   -Mamá, ¿qué está ocurriendo? -Silverkit preguntó.

   -¿Nos podemos quedar a ver qué sucede? -Ashkit añadió.

   -No, pequeñines. Ustedes dos vendrán conmigo -con una sacudida de su cola agrupó a sus hijos, y luego los acomodó en su vientre.

   Flowerfur llegó, depositando varios parches de musgo en el suelo para atender a la madre en parto. Se acercó cuidadosamente, mientras que Brownfeather y Cloudy, anteriormente una solitaria, se quedaron mirando, listas para ayudar si era necesario. Cloudy saltó hacia los arbustos que flanqueaban la maternidad y salió de estos unos instantes después, trayendo consigo un palo. Con su pata lo empujó hasta Flowerfur, quién se lo dio.

   -Gracias, Cloudy. Muerde este palo por si el dolor es demasiado -tras explicarle, un espasmo recorrió el cuerpo de Featherpelt-. Aquí viene el primero -tras sacarlo, lo dejó en el lecho. Brownfeather se encargó de él, dándole fuertes lametazos para que entrara en calor y empezara a respirar-. Aquí está el segundo, -también lo colocó en el lecho, y Orangekit empezó a darle lametones- y también el último. Dos gatos, sanos y fuertes. 

   Un sonido en la entrada a la maternidad hizo que Flowerfur se girara. Detrás de los arbustos que rodeaban el lugar, Whitetail había aparecido.

   -¿Puedo pasar? -el padre de las crías preguntó, asomando la cabeza en la entrada, la punta blanca de su cola moviéndose con orgullo.

   -Claro -el curandero le invitó.

   -Son preciosos, ¿a qué sí? -Featherpelt preguntó con un tono cálido mientras seguía calentando a sus dos crías. 

   -No podría haber preguntado al Clan Estelar por algo mejor -maulló de forma amorosa-. ¿Cómo deberíamos llamarles? El grisáceo con rayas gris oscuro podría llamarse Stonekit -el padre propuso.

   -Y el negro con rayas blancas en la cola y en sus patas traseras, Stripedkit. 

   -Aquí están las hojas de borraja, Flowerfur -Spotspaw, el aprendiz de curandero, depositó las hojas en frente de Featherpelt-. Toma esto para crear más alimento para tus crías.

   Featherpelt empezó a tomar algunas de las hojas después de agradecérselo al aprendiz. Los gatos empezaron a dispersarse, cada uno acomodándose en sus lechos de musgo y cañas. 

   -¡Deberías haber venido antes! Tú te encargabas de las hierbas. ¿Qué habría pasado si no hubiera salido bien? Te necesitaba, Spotspaw -Flowerfur maulló en un tono agresivo a su aprendiz, tan alto que incluso se escuchaba en la maternidad. 

   -Estaba en nuestra guarida con Sandkit, quitándole una espina que casi se le mete en el ojo y la podría haber dejado ciega en ese. No puedo estar en varias cosas a la vez -intentó mantenerse calmado.

   -¡Entonces no estás preparado para ser un curandero! -respondió de forma cortante. 

   -Lo sé. Sé que todavía no estoy listo para ser un curandero, pero para algo eres mi mentor, y yo soy tu aprendiz.

   -Deberías concentrarte más en tus tareas de aprendiz de curandero. Andando, tenemos que volver a ordenar la pila de hierbas medicinales. ¡Ahora!

   -Que no hubieras podido salvar a la otra cría de Cloudy no es mi problema. Lo intentaste. Para de poner tus problemas encima mía -el calico se atrevió a decir.

   Flowerfur no dijo nada más, simplemente le soltó un gruñido de aviso y le puso a reordenar hierbas. 

   -Flowerfur lleva días que parecen lunas siendo insoportable -Orangekit comentó en alto.

   -Espero que se le pase pronto -Brownfeather, con su cola, empujó a Orangekit contra su vientre, acomodándolo. 

   En el otro lado de la maternidad, Waterfur se había acercado a Featherpelt, teniendo cuidado de que sus crías no tropezaran. Vieron como Sunfeather entraba con sus dos crías; acaban de llegar de la guarida del curandero. Las dos se tumbaron lado a lado, disfrutando de los últimos rayos de sol que se filtraban por las hojas de la guarida. 

   -Son hermosos, hermana -Waterfur dijo en un tono cálido.

   -Estoy muy orgullosa de tenerlos.

   Waterfur se relajó, casi quedándose dormida, pero luego una duda hizo que despertara unos instantes antes de poder dormir. Debía encontrar al guerrero plateado de la profecía, un miembro del Clan del Viento, Stripedmoor. 

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