capitulo 1
—¡Sigue avanzando, Arce Sombrío! ¡Acabas de pisar mi cola! —El guerrero del Clan del
Viento se apartó con un bufido.
—Lo siento, Vuelo Veloz, —Se disculpó Arce Sombrío sobre su hombro mientras se
sumergía en lo más profundo de la multitud de gatos.
La luz de la luna llena convertía todos los pelajes plateados, los pelos de los gatos hacían
cosquillear la nariz de Arce Sombrío. Por encima de ella la voz de Estrella de Roble resonó
alrededor de los troncos de los cuatro robles gigantes.
—Mis guerreros rastrearon a las víboras hasta su nido en la Roca de la Serpientes y
bloquearon el hoyo con piedras — reportó el líder del Clan del Trueno. —Gracias a su coraje,
desde entonces no se han visto víboras en nuestro territorio.
—Tuvieron suerte de no ser mordidos —gruñó un veterano del Clan de la Sombra cerca de
la oreja de Arce Sombrío.
—Correcto, —acordó su compañero de Clan. — ¿Recuerdas cuando Zarpa de Pantano pisó
una víbora en su primera patrulla? Esa fue una terrible manera de morir.
El primer gato se encogió de hombros. —He visto peores.
Arce Sombrío puso los ojos en blanco. Confía en los gatos Clan de la Sombra para ser los
más competitivos sobre las muertes que han visto. Bordeó una roca y emergió entre un grupo
de gatos Clan del Río. Al instante sus pelajes se erizaron y sintió como varios ojos ardían
sobre ella.
—Puede que exista una tregua, —gruñó el guerrero negro Caída de Lluvia. —Pero no
presiones tu suerte, estiércol de ratón del Clan del Trueno.
Arce Sombrío agachó la cabeza. —No planeo hacer ningún daño, —maulló ella. —No me
voy a quedar.
—Bien, —gruñó un gato que no pudo distinguir.
Arce Sombrío se obligó a alisar su pelaje mientras pasaba entre los hostiles guerreros. No
podía culpar al Clan del Río por estar enojado. El Clan del Trueno había triunfado en la
última batalla sobre las Rocas Soleadas; la derrota había sido la herida más amarga de todas.
—Recuerda lo que le pasó a Cara de Abedul y a Zarpa de Flor, —Caída de Lluvia murmuró
en su oído, tan cerca que Arce Sombrío podía sentir el calor en su aliento de pescado. —Esas
rocas nos pertenecen, y mataremos a tantos de tus compañeros de Clan como sea necesario
hasta que se den por vencidos.
Arce Sombrío tropezó con un recuerdo grabado en su cerebro: Manzano del Anochecer, un
guerrero marrón claro del Clan del Río con penetrantes ojos verdes, empujó a Cara de Abedul
tan fuerte que el gato Clan del Trueno perdió el equilibrio y resbaló desde la parte superior
de Rocas Soleadas. Aterrizó con un chapoteo en el turbulento río. Su aprendiza Zarpa de Flor
saltó detrás de él y luchó para mantener la cabeza de Cara de Abedul fuera el agua, pero la
corriente era demasiado fuerte y fueron arrastrados río abajo con las cabezas medio
sumergidas. Por unos terribles momentos, una cabeza atigrada oscura y una gris moteada se
alzaron sobre la superficie, chillando de miedo, entonces ambos se desvanecieron entre la
espuma que caía. Sus cuerpos fueron encontrados más allá de las piedras, varados en la orilla
del Clan del Trueno como si estuvieran haciendo un último esfuerzo desesperado por volver
a casa.
Arce Sombrío se tragó una explosión de ira contra los guerreros a su alrededor. ¿Por qué el
Clan del Río insistía en pelear por un montón de rocas que estaban claramente en el territorio
de Clan del Trueno? La gata bajó su cabeza y se abrió paso a través de la maraña de gatos
hostiles. Llegó a la borde del hueco donde las sombras eran más densas, lo suficientemente
oscuro como para esconderse entre ellas. De repente una figura marrón pálido se alzaba frente
a ella, y las fosas nasales de Arce Sombrío se dilataron por el olor a pescado. Levantó la vista,
y su corazón latió fuertemente.
—¿Qué estás haciendo aquí? —siseó Manzano del Anochecer. Sus largas garras delanteras
captaron la luz de la luna cuando las hundió en la hierba. Las palabras de Arce Sombrío
parecían estar atrapadas en su garganta. Miró fijamente los ojos de color acebo del guerrero
del Clan del Río y trató de respirar normalmente. Se preguntó si alguno de sus compañeros
de Clan estaba al acecho.
Manzano del Anochecer dio un paso más cerca y bajó la cabeza hasta que su hocico rozó la
punta de la oreja de Arce Sombrío.
—Debes saber lo peligroso que es que estés aquí. ¿Qué pasaría si tus compañeros de Clan te
vieran hablando conmigo?
Arce Sombrío se inclinó hacia adelante hasta que su mejilla presionó el pelaje del pecho de
Manzano del Anochecer, el cual era tan suave como una pluma.
—Tengo que hablar contigo, —murmuró. —Ha pasado demasiado tiempo. Te esperé en el
sicomoro todas las noches, pero nunca viniste.
El aliento del gato calentó la parte de atrás de su cuello. —Lo sé, —ronroneó el gato. —Pero
desde la batalla, hemos duplicado nuestras patrullas fronterizas, incluso después del
anochecer. No puedo cruzar el río sin ser visto.
Dio un paso atrás y Arce Sombrío sintió una ráfaga de aire frío en su pelaje. —Trataré de
cruzar en luna nueva. Las cosas podrían calmarse para entonces.
—Si tan solo no hubieras matado Cara de Abedul —susurró Arce Sombrío. —¡De todos los
gatos que pudimos haber perdido en la batalla, tenía que ser el hijo de Estrella de Roble!
Sintió como Manzano del Anochecer se ponía rígido debajo de su pelaje. —Fue un accidente,
—gruñó. —Nunca quise que se cayera en el río.
Arce Sombrío cerró los ojos. —Así no es como lo ven mis compañeros de Clan. Ellos te
culpan por nuestras pérdidas.
—Entonces son tontos. —Manzano del Anochecer se estremeció, luego se relajó. —Pero las
Rocas Soleadas siempre han hecho que nuestros Clanes sean un poco tontos. —Lamió la
parte superior de la cabeza de Arce Sombrío. —Gracias al Clan Estelar no resultaste herida
en la batalla.
Arce Sombrío lo miró. Oh mi precioso guerrero. Te amo con todo mi corazón. —Hay algo
que necesitas saber, —maulló.
Manzano del Anochecer estaba mirando por encima de la cabeza de Arce Sombrío, hacia el
charco de luz de luna donde estaban sus compañeros de Clan. —¿No puedes esperar?
—No lo creo. —Arce Sombrío respiró profundamente. —Estoy esperando cachorros tuyos.
Hubo un destello verde cuando Manzano del Anochecer abrió los ojos de par en par. —¿Estás
segura?
Arce Sombrío asintió. El guerrero del Clan del Río curvó su cola sobre su espalda.
—Voy a ser padre, —ronroneó. —Increíble. — Inclinó la cabeza hacia un lado. —Pero estos
cachorros serán mestizos. Mitad Clan del Río. ¿Cómo se sentirán tus compañeros de Clan al
respecto?
—No lo sabrán, —Arce Sombrío contestó. Notó que Manzano del Anochecer se estremecía.
—Al menos, no al principio, —continuó. —Yo los criaré como miembros del Clan del
Trueno hasta que sean plenamente aceptados. Luego cada gato podrá hacer frente a la verdad.
¿Por qué debería importar que su padre viva en un clan diferente?
El pelaje de los hombros de Manzano del Anochecer se erizó. —Tienes una gran fe en tus
compañeros de Clan —murmuró.
—No, tengo fe en Clan Estelar, y en el código guerrero.
—¿Crees que Clan Estelar aprueba lo que estamos haciendo? —Manzano del Anochecer
entrecerró los ojos.
—Creo que nuestros ancestros guerreros saben que nuestros clanes necesitan cachorros y
estamos proporcionándolos. ¿Cómo pueden nuestros inocentes los cachorros no tener su
bendición? Ellos van a crecer para ser buenos guerreros, leales a Clan del Trueno y Clan del
Río por igual.
Arce Sombrío se volvió antes que Manzano del Anochecer pudiera decir cualquier cosa. —
Tengo que regresar con mi Clan antes de que vengan a buscarme. Quizás sea mejor si no nos
volvemos a ver hasta que los cachorros nazcan. —Miró hacia atrás sobre su hombro. —Pero
estaré pensando en ti todos los días, mi amor.
Mientras caminaba hacia las sombras que rodeaban la hondonada, Arce Sombrío escuchó
pasos rápidos. —¡Manzano del Anochecer! ¡Ahí estabas! ¡Te estuve buscando!
Arce Sombrío se detuvo, esperando que sus manchas blancas no brillaran en la luz de la luna.
Una gata de color naranja oscuro estaba presionándose contra el hombro de Manzano del
Anochecer. —Un veterano del Clan de la Sombra está contando una historia sobre un gato
que se tragó una rana viva, —maulló. —Ven y escucha, es muy divertido.
Con una mirada preocupada hacia las sombras donde Arce Sombrío estaba agachada,
Manzano del Anochecer siguió a la gata de regreso a un grupo de gatos reunidos. La guerrera
naranja curvó su cola hasta que estuvo descansando sobre la espalda de Manzano del
Anochecer.
Arce Sombrío frunció el labio. Mantente lejos de él, Junco Brillante. ¡Él es mío! ¡Estos
cachorros se asegurarán de eso!
—¡Arce Sombrío, despierta! —Una pequeña cara de color jengibre se asomó a través de las
ramas que refugiaban la guarida de los guerreros. —Cola de Abeja quiere que vayas a la
patrulla del amanecer. ¡Llegas tarde!
—Está bien, Zarpa de Ortiga, ya voy. —Arce Sombrío se incorporó sobre sus patas. Anoche
había sentido a los cachorros moviéndose dentro de ella por primera vez. ¿Es porque su padre
sabe sobre ustedes ahora? Estiró la cabeza para lamer el pelaje desarreglado en su flanco,
luego salió de la guarida. Se sentía extrañamente pesada, desequilibrada por su vientre
hinchado.
El aire en el claro estaba quieto y frío, sabía a hojas viejas y tierra húmeda. El aprendiz
naranja rebotó alrededor de Arce Sombrío. —¡Date prisa! ¿Cuándo te volviste tan lenta?
Arce Sombrío lo golpeó ligeramente con su cola. —¿Qué haría Ciervo Moteado si sabe que
me hablaste así?, ¿eh?
Zarpa de Ortiga miró hacia el suelo ante la mención de su mentor. —Probablemente me haría
recoger las garrapatas de Pelaje de Conejo por una luna, —admitió.
Arce Sombrío ronroneó, estaba demasiado alegre por sus cachorros como para estar de mal
humor.
—Tienes suerte de que no te castigue. Ahora, vete y déjame hablar con Cola de Abeja.
El aprendiz salió corriendo con un chillido. Arce Sombrío se dirigió al lugarteniente del Clan
del Trueno, que estaba de pie junto a la entrada de la guarida de Estrella de Roble.
El gato atigrado de color marrón oscuro asintió mientras Arce Sombrío se acercaba.
—Me gustaría que te unieras a la patrulla del alba, por favor, —maulló. —Pecas está
liderándola.
—De hecho, hay algo que necesito decirte, —Arce Sombrío comenzó. Sus patas
hormigueaban. —No podré llevar de mis tareas habituales por un tiempo. Estoy esperando
cachorros.
Cola de Abeja parpadeó. —Oh. Bien. Yo… eh… no esperaba eso. Bueno, solo haz lo que te
apetezca. ¿Estrella de Roble sabe?
—Aún no. ¿Por qué no ayudo en el campamento hoy? —Sugirió Arce Sombrío. No pudo
resistirse a mirar la curva de su vientre. —Podría ir a buscar algo de musgo empapado para
los veteranos, si quieres.
—Eso sería genial, —maulló Cola de Abeja. Movió las patas. —Y, er, felicidades.
—Gracias, —ronroneó Arce Sombrío. —Es una noticia maravillosa, ¿no?
—De hecho, —maulló Cola de Abeja. —¿Y estos cachorros... su padre…?
—Los criaré sola, —Arce Sombrío respondió con firmeza.
El lugarteniente pareció sorprendido por un momento, luego bajó la cabeza. —Que el Clan
Estelar ilumine tu camino y el de tus cachorros.
Todavía retumbando de alegría, Arce Sombrío se volvió y regresó al claro. Dado que ella no
era necesaria en la patrulla del alba, podía ir de regreso a su lecho hasta que el resto del Clan
volviera. Ella sabía que tenía que reservar fuerzas para cuando llegaran los cachorros.
Dormitaba bajo un parche de luz del sol cuando fue despertada por el ruido de patas
retumbando fuera de la guarida. Pecas irrumpió, con el pelaje dorado moteado esponjado con
los ojos brillosos. —¡Cola de Abeja me dijo tus noticias! —Ronroneó. —¡Estoy tan feliz por
ti!
Arce Sombrío se sentó y acurrucó su gruesa cola blanca sobre sus patas. —Gracias. —¿Ves
Manzano del Anochecer? ¡Mis compañeros de Clan estarán encantados de tener nuevos
cachorros en el campamento!
Pecas estaba al lado del lecho de Arce Sombrío mirándola, inusualmente tímida. —Cola de
Abeja también dijo que estarías criando a estos cachorros sola, —maulló.
Arce Sombrío se tensó. Ella no había previsto las preguntas sobre el padre de sus cachorros
tan pronto. Pecas miró hacia el piso de la guarida.
—¿Es . . . es porque su padre ha muerto? —Levantó la mirada y Arce Sombrío casi hizo una
mueca al ver el resplandor esperanzado en sus ojos.
—¿Son estos los cachorros de Cara de Abedul? —Pecas susurró —¿Mi hermano va a vivir a
través de ti?
El aire en la guarida de los guerreros era de repente tan espeso que Arce Sombrío no podía
recuperar el aliento. ¿Está el Clan Estelar ofreciéndome una forma para que mis cachorros
sean aceptados por sus compañeros de clan? No puedo mentir, no si quiero que sepan la
verdad luego. Miró a Pecas, incapaz hablar.
La gata de color dorado no parecía necesitar una respuesta por parte de Arce Sombrío. Asintió
lentamente, y la luz en sus ojos ardió aún más brillante.
—Estoy en lo cierto, ¿no es así? ¡Oh, gracias Clan Estelar! Y gracias a ti, Arce Sombrío. No
sabes cuánto significa esto para mí. Yo… yo pensé que nunca volvería a ser feliz después de
que Cara de Abedul fuera asesinado en esa terrible batalla. Pero ahora puedo ayudarte a criar
a sus cachorros, enseñarles que su padre era un verdadero héroe del Clan del Trueno, mírarlos
ocupar su lugar en el Clan… —Entró suavemente en el lecho hasta estar agachada junto a
Arce Sombrío. Estiró su pata delantera hasta que la descansó sobre el flanco naranja y blanco
de Arce Sombrío. —Espero que Cara de Abedul pueda verlo también, —murmuró.
Arce Sombrío respiró hondo. Yo no he mentido en voz alta. Todo esto lo ha hecho Pecas.
Pero no puedo desaprovechar esta oportunidad de tener mis cachorros con el cariño que se
merecen. Manzano del Anochecer entenderá que tengo que poner al Clan del Trueno
primero, por ahora al menos. Movió su cola hasta que estuvo descansando sobre el hombro
de Pecas.
—Has respondido a mis oraciones, Pecas, —maulló suavemente. —Mis cachorros y yo ya
no estamos solos.
Pecas le devolvió la mirada con sus ojos ámbar oscuro brillosos. —Nunca—juró. —Estos
cachorros serán lo mejor que le pudo suceder a nuestro Clan.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top