Viernes
El alma abandonó el cuerpo marchito de una flor que había sido cortada años atrás. Mi madre, entre espinas y medicamentos, encontró su final. Pero no la paz. Era lo que había tratado de alcanzar en vida, el regalo que me había ofrecido por fugaces instantes a los que me abrazaba. ¿Quién me los otorgaría cuando ella no estuviera a mi lado? Yo no podía encontrarlos sola.
Padre no me los daría.
Madre lo sabía.
Yo, todavía, no.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top