Los Fantasmas de Flip ch 1
Muy buenos días, tardes o noches damas y caballeros, ¿Cómo andan en esta época navideña? ¿Apurados como los años anteriores corriendo de un lado a otro para conseguir regalos de última hora o algo parecido?
Yo por mi lado, me presento con una de mis más sagradas tradiciones: ¡UN FIC NAVIDEÑO!
Este cuento será inspirado totalmente en "Un Cuento de Navidad" del gran escritor Charles Dickens, más en específico, en la versión cinematográfica "Los Fantasmas de Scrooge" que se dio en el 2009, solo que aquí por supuesto se usaran a los personajes de The Loud House, pero puede que cambie algunos cuantos detallitos ¿Y quién mejor para representar al viejo amargado, codicioso y odioso se Scrooge que el otro odioso, codicioso y amargado de Flip? Ummm... tal vez el Señor Burns si este fuera un fic de los Simpson XD
Así que dejémonos de tanto blablablá e iniciemos.
CAPÍTULO UNO: LA ADVERTENCIA DE UN VIEJO AMIGO
En 1,843, en un pueblo de Inglaterra llamado Royal Woods, un viejo gordo de abundante bigote y elegantes prendas negras estaba en una morgue junto con un joven y el dueño del lugar en frente a un ataúd que contenía el cuerpo sin vida de otro anciano vestido elegantemente y con una moneda encima de cada ojo.
-Lamento tanto la pérdida de su socio y amigo, Señor Phillipini- el dueño de la morgue le dio el sentido pésame al obeso que miraba con pesar el cadáver, aunque no parecía estar en realidad muy triste o afectado, a diferencia del joven que soltó un lamentable suspiro.
-Marley... está muerto sin lugar a duda- dijo secamente.
-Acá está el certificado de defunción- el dueño le pasó el papel para que lo firmara y así los hizo dejando una elegante firma y luego le extendió la mano derecha esperando su pago.
El anciano panzón soltó un suspiro de fastidio y de su monedero sacó una moneda y a regañadientes se la dio. Eso no pareció ser suficiente para el dueño que espero que le diera un poco más al dedicarle una mirada acusadora, así que de nuevo le dio otra moneda de muy mala gana con manos temblorosas como si su vida dependiera de ello.
Ya satisfecho, el dueño de la morgue le indicó a su joven ayudante que tapara el ataúd.
-¡Un momento, mocoso!- el viejo obeso lo detuvo y con todo descaro cogió las dos monedas que estaban en los ojos del difunto y se las guardó ante la mirada asombrada del chico y del jefe de este -dos monedas, son dos monedas- se retiró con toda tranquilidad dejándolos sin habla.
No se podía esperar menos de un viejo codicioso, tacaño y amargado como lo es Philip Phillipini, también conocido como Flip por parte de algunos cuantos, que valora el dinero por encima de cualquier cosa, tanto que ha dedicado su vida entera a amasar una enorme y basta fortuna ya sea por su propio esfuerzo o a costa de las demás personas sin importarle los sentimientos y necesidades de estas y, como lo acaba de demostrar hace un momento, ni la muerte es un impedimento para conseguir ante sea un par de monedas.
Estaba caminando por las frías calles del pueblo, cubiertas por la nieve y hielo que eran acompañados por bellas decoraciones que emulaban la Navidad ya que justamente esa era la Época Navideña y casi todas las personas estaban muy felices y emocionadas, incluso algunas cantaban lindos villancicos.
Pero para él, todo eso le valía absolutamente nada porque según sus palabras la Navidad es una excusa para no trabajar y vagar sin hacer nada y "desperdiciar el tiempo en tonterías".
Hacía total caso omiso a todo al ambiente navideño a su alrededor y cuando miraba a los niños jugar, solo se limitaba a decir: "mocosos malcriados" o "pequeños delincuentes" como todo buen cascarrabias que es e incluso cuando pasó frente a unas de las tantas personas que cantaban villancicos, les dedico una mirada de pura repulsión y odio; eso fue suficiente para que todas ellas lo vieran con miedo, especialmente pequeñuelos, pero cuando siguió con su camino alejándose, volvieron a cantar.
Llegó a un banco, su lugar de trabajo al ser un prestamista, y después de abrir la vieja puerta ingresó dejando en un perchero sus ropajes que lo protegían del frío incluyendo un sombrero alto, para luego sentarse en un sillón, prender fuego en una estufa y servirse una copa de vino dándole un trago viendo fijamente las llamas.
-Marley... ¿Sin ti como voy a seguir con nuestro negocio?- cuestionó y dio otro sorbo a su bebida.
Solo para enseguida sonreír un poco, de un modo que no inspira nada de confianza.
-Pues fácil: solo tengo que seguir trabajando y listo, más ganancias para mí- dijo como si nada y terminó de tomarse su copa.
Sin dudas es el ejemplo y manifestación en vida de la codicia humana.
(...)
Siete años han pasado desde que Jacob Marley ha muerto, era 1,850 y de nuevo eran vísperas navideñas. Las cosas para el viejo Flip no habían cambiado nada, al seguir siendo el mismo viejo amargado y codicioso de siempre enfocándose únicamente en los negocios de su banco.
-Se-señor Phillipini...- le habló el único empleado que tiene y que lo ayudaba con las cuentas.
Un hombre de curioso cabello blanco que temblaba del frío frotándose las manos debido a que sus ropas algo malgastadas no lo abrigan muy bien y lo único que tiene para calentarse es una vela encendida ya muy consumida.
No le hizo caso y siguió haciendo con calma su papeleo al tener ropas mucho más abrigadoras.
-¿Po-podría prender la es-estufa, por favor?- al pedirle esto, causó que lo viese de mala manera.
-Ese sería un total desperdicio de carbón y el carbón no nos cae del cielo, Lincoln- su codicia es tan grande que hasta se pone reacio ante ese "gran consumo de energía" -dices ser de una gran familia, ¿No? Así que ser contador y manejar tantos números te sale con toda naturalidad en cualquier medio ambiente. Un poco de frío no te hará daño ni afectara tu desempeño- después de decir este comentario tan carente de humanidad, regresó a los suyo.
-Co-como diga Se-señor Phillipini- soltó un suspiro de tristeza y regresó a su oficio.
-¡FELIZ NAVIDAD TÍO FLIP!- entró de repente un hombre dejando ingresar un poco de nieve.
Tenía cierto parecido al viejo codicioso, solo que mucho más joven y esbelto teniendo una enorme y cálida sonrisa que mitigó un poco el frío del ambiente. Lincoln lo saludó amablemente pero el viejo seguía en lo suyo sin siquiera verlo.
-¡Bah! Pamplinas, Flop- fue la "cordial" bienvenida que le dio el anciano.
-No tengas esa actitud, tío- su sobrino se sentó en una silla frente a su escritorio -he venido a saludarte y desearte una feliz Navidad- dijo sin dejar de sonreír enormemente.
-¿Por qué deberías de estar feliz en Navidad si eres pobre?- le dijo ásperamente aún sin verlo.
-¿Y por qué deberías de estar amargado en Navidad si eres rico?- el recién llegado se lo tomó de buena manera y bromeó haciendo reír al peliblanco.
-¡Tonterías!- al fin se dignó a verlo y no de una forma muy amistosa -sabes muy bien lo que pienso sobre la Navidad, solamente es una excusa para que la chusma se junte y hagan puras estupideces y no aporten nada para la economía y se vuelvan más inútiles de lo que son ya que lo único para lo que son buenos es para eso. Este mundo estaría mejor si toda esa bola de parásitos chupa sangre muriera.
-¡TÍO!- Flop no podía creer que las cosas que salía de la boca de su amargado y obeso tío mientras que Lincoln se limitó a no decir nada al respecto -no puedes estar hablando en serio ¿O sí?
-¿Acaso vez que bromeo?- dicho esto volvió a lo que hacía -ahora ve a celebrar la Navidad a tu manera mientras que yo la celebro a la mía- prácticamente le estaba dando la patada.
-¿Celebrarla? Nunca la celebras- su sobrino caminó hasta la chimenea que solo tenía un leño apenas encendido -yo considero la Navidad como una época bondad y caridad, en la que las personas abren sus corazones y piensan en los demás, dejan de lado sus diferencias y están juntos con sus seres queridos ya sea pasar tiempo con la familia o con los amigos, una época en donde debería de surgir lo mejor de uno, su lado más humano y humilde, eso es lo que creo que significa la Navidad- dio media vuelta para verlo después de haber dicho su discurso.
-¡BIEN DICHO, ESO ES JUSTAMENTE LO QUE...!- Lincoln se entusiasmó por lo que acabó de escuchar que se levantó de su silla dando varios aplausos, pero la agria mirada que su amargado jefe le dedicó fue suficiente para que enseguida se paralizara deteniendo su acción.
-¡Ni se te ocurra terminar esa frase o ya verás lo que pasa!- esta amenaza fue suficiente para que volviera a su puesto y sus temblores producidos por el frío se combinaron con los del miedo -y en cuanto a ti- miró de nuevo a su sobrino -tal vez tendrías más éxito en el Parlamento.
-Vamos tío, no seas así y ven a celebrar conmigo y mi familia, serías el invitado de honor.
-Primero te veré en el Infierno- siguió hablándole ásperamente -ahora, si no tienes nada mejor que hacer, vete y déjame trabajar- quiso retomar lo que consideraba de mayor importancia.
-¿Por qué eres así, tío?- empezaba a resignarse -nunca te he pedido nada, jamás he querido algo de ti, lo único que quiero es que vengas a pasar la Navidad en familia y que seamos amigos y tener una buena relación de tío y sobrino ¿Por qué siempre tienes esa aptitud?
-Son cosas que no entenderías- el vegete siguió hablando tajante -buenas noches- de nuevo le estaba dando un práctico puntapié para que dejase de molestarlo.
Flop frunció el ceño ante esto y cerró fuertemente los puños.
-¿Sabes qué, tío? Hubo muchas ocasiones en las yo desistía en querer tener una buena relación contigo debido a tu pésima actitud y esta sería una de esas tantas ocasiones, pero si hiciera eso justo ahora estaría haciendo todo lo contrario de lo que significa la Navidad, así que de nuevo lo digo: ¡QUE TENGAS UNA FELIZ NAVIDAD!
-Sí, sí, sí ¡Ahora lárgate!
Al viejo panzón ya le estaba molestando de verdad las insistencias de su sobrino y lo último que escuchó de este fue: "¡Y que también tengas un feliz año nuevo!" antes de retirarse.
-Joven tonto...- susurró para luego ver a su empleado que dio un pequeño salto en su silla -¿Y tú qué? ¡Sigue trabajando!- le exigió y él enseguida continuó con lo suyo -mocosos... lo único para lo que sirven es dar problemas- susurró apretando los dientes.
(...)
Esa misma noche, dos hombres que trabajan en una organización de Trabajo Social y Comunitario fueron a pedirle caridad al viejo Flip para poder construir un asilo para desamparados.
-¿Entonces que dice, Señor Phillipini? ¿Pondrá de su parte para ayudar a los menos afortunados?- le preguntó ansioso uno de ellos, confiando en que el viejo panzón les dará una ayudita.
El otro no estaba del todo seguro y lo miraba expectante, mientras que Lincoln había desviado la mirada muy triste al ya saber cuál sería la respuesta de su patrón.
-Así que quieren que les dé un poco de la fortuna que he acumulado con mi esfuerzo, sudor y sangre a los pobres que no tienen nada ¿Verdad?- les preguntó mientras tamboreaba los dedos de su mano derecha en su escritorio y con la izquierda sujetaba el documento que le habían dado.
-Correcto- le afirmo el mismo tipo convencido de que aceptaría.
-Aunque la oferta es tentadora... yo paso- acercó el papel que tenía a una vela para que se quemara, pero enseguida el otro sujeto se la quitó de la mano cuando iba a prenderse fuego.
-Pe-pero Señor Phillipini, si no conseguimos más fondos no po-podremos construir ese asilo y mu-muchas personas morirán en las calles- quiso ablandar su frío y negro corazón con estas palabras.
Pero el viejito soltó una risa cínica.
-Eso está bien, así se resolvería el problema de la sobrepoblación- los dos se quedaron sin habla al escuchar tales palabras saliendo de esa vieja, chimuela y nauseabunda boca.
Y de nuevo Lincoln soltó un suspiro porque dijo las palabras que sabía que iba a decir.
-Ahora si me disculpan, todavía tengo trabajo que hacer. Buenas noches- los estaba echando como a su sobrino.
-Pero...- iba a insistirle el mismo hombre, pero su amigo le puso una mano en el hombro derecho y con la mirada le indicó que dejase de insistir.
-Olvídalo, Liam, olvídalo- le susurró viendo de mala manera al viejito -entonces nos retiramos Señor Phillipini, que tenga una feliz Navidad.
Se retiraron y su acompañante le preguntó "¿Por qué no le insistimos, Zach?" a lo que respondió: "Porque tratar de obtener dinero de ese viejo decrepito es más difícil que sacar sangre de las piedras".
-Y dele con el tema de feliz Navidad- espetó Flip ya de forma molesta y sin haber escuchado lo que ellos hablaban, pero Lincoln si los escuchó y rio un poco.
Cuando el reloj de la catedral del pueblo sonó indicando las 12 de la noche haciéndose escuchar por todos lados, Flip miró su reloj de bolsillo para corroborar y soltó un gruñido como un perro con catarro para luego ver a su empleado que sonrió de oreja a oreja porque significaba que podía regresar a su hogar luego de un arduo día de trabajo.
-Señor Phillipini- se le acercó luego de taparse su blanco cabello con un gorro naranja -ya me voy y.... este... yo...- las palabras se le atoraban en la boca como si quisiera pedirle algo, pero no tenía el valor decírselo.
El viejo gruñón hizo un chasquido con la lengua y rodó los ojos hastiado y molesto adivinando lo que quería pedirle.
-No me digas, Lincoln, quieres que mañana te dé el día libre por ser Navidad, ¿Verdad?- cuando le dijo esto, él lo miró asombrado para luego desviar la mirada y juguetear con sus pulgares de forma nerviosa.
-Sí...- asintió sin tener el valor de verlo de nuevo y el viejo amargado volvió a soltar otro gruñido.
-¿Prefieres desperdiciar el tiempo en una celebración que la chusma usa de excusa para no hacer nada en lugar de aprovechar ese mismo tiempo para cosas más productivas?
-E-es que casi no puedo estar con mi esposa y familia por estar trabajando casi todo el día aquí y es una fecha muy especial que so-solo se celebra un día al a-año, ¿Lo entiende?- le insistió el albino casi suplicando para que dejase de darle con el látigo al menos una vez al año.
-Ah, por un demonio...- su odioso patrón soltó un bramido por ser lo mismo que ha oído una y otra y otra vez -está bien, Lincoln, mañana te daré todo el día libre; un empleado feliz y complacido trabaja mucho mejor que uno triste y desganado- accedió casi arrastrando las palabras.
-¡MUCHAS GRACIAS, SEÑOR PHILLIPINI!- sorpresivamente lo abrazo y el viejo barrigón se le quedó mirando con la ceja izquierda alzada haciendo que lo soltase sonriendo apenado -pe-perdón, ya me i-iba. Gracias de nuevo, señor Phillipini y que tenga una feliz...- detuvo su hablar cuando él golpeó su escritorio con su puño derecho haciéndolo temblar.
-¡Ni se te ocurra terminar esa frase!- le advirtió ya furioso de que todos le dijesen la misma frase.
Así que su empleado no dijo nada más y se largó a toda prisa dando un brinco juntando los talones en pleno aire ya emocionado al poder estar con su familia y descansar como se lo merecía.
-Navidad... pamplinas- Flip escupió a una escupidera haciendo su característico sonido.
(...)
Andaba solo por las oscuras, frías y desoladas calles del pueblo rumbo a su casa, mejor dicho, su mansión que al estar rodeada por el manto de la noche le daba un aire muy tétrico y perturbador y las rejas negras no le ayudan mucho en darle una mejor imagen.
Cuando iba abrir la puerta de entrada con una de sus abundantes llaves, estás se le cayeron al piso
-Maldita sea...- susurró y con toda la pereza del mundo se agachó para recogerlas tronándose todos los huesos del cuerpo, especialmente los de la espalda haciendo que se le formara una clara mueca de dolor -lo que hago por unas mugrosas llaves...
Se quejó cuándo las cogió, pero al incorporarse...
-Flip...
Para su terrible sorpresa, la aldaba con cara de león de la vieja puerta tenía la forma del rostro de su viejo socio Marley, siendo de color azul claro, mirándolo fijamente y con voz de ultratumba.
-¡AY MAMACITA!- gritó lo más asustado que nunca antes había estado cayendo de espaldas al helado piso primero golpeándose su enorme y arrugado trasero y después la nuca.
-¡AUCH MALDITA SEA!- exclamó ya molesto sobándose la cabeza apretando los ojos y dientes y al ver de nuevo la puerta ya era la misma de siempre -¿Pero qué fue eso...? ¿Acaso este maldito frío me está haciendo ver ilusiones?- con dificultad se puso de pie.
-¿O tal vez el inmundo ambiente navideño es lo que me está afectando...?- frunció el ceño al suponer eso -sí... debe ser por culpa de esa asquerosa festividad- dijo esto con su ya característico mal humor -maldita época navideña...- sin más que decir abrió la puerta cerrándola de un portazo.
Al estar listo para dormir usó un largo camisón que le llegaba a los pies y un gorrito encima de la cabeza hallándose sentado en un sillón de su sala con otra copa de vino en mano meneando el contenido mirando fijamente como la leña de su chimenea era consumida por el fuego.
-Felicidad... familia... bondad... humildad... son solamente puras estupideces- estaba recordando la charla que tuvo con su sobrino y luego le dio un trago a su bebida -con todo el dinero que tengo, no necesito ninguna de esas cosas- sonrió muy seguro de sí mismo y tomó de nuevo su vino.
-¡CLANCK!- enseguida escupió la bebida al oír el sonido de cadenas agitándose violentamente yendo en dirección suya.
-¡¿QUI-QUIÉN ES?!- preguntó sujetando su copa con ambas manos que al estar temblando del susto derramaba su contenido mojándose su pijama.
No obtuvo respuesta y lo único que se escuchaba eran las cadenas acercándose más y más causando que se encogiese en su asiento apegando sus piernas a su voluminosa panza sin dejar de temblar por el horror que corría por sus venas como veneno.
-¡¿Qui-quién anda a-ahí?!- volvió a preguntar y contuvo el aliento cuando pareció que el causante del ruido se detuvo e frente de la puerta de su sala.
Pero luego de unos segundos no se escuchó nada más.
-Fiu...- soltó un suspiro de alivio -eso es lo que me pasa por tomar tanto a tan altas horas de la noche- dijo esto viendo su ya media vacía copa creyendo que fue una alucinación producida por los efectos del alcohol.
-¡UAPAG!
Pero enseguida una caja de metal traslucida de color azul y unida a varias cadenas traspasó la puerta aterrándolo de nuevo y seguido de ella apareció otra caja metálica y luego otra que casi le da y que atravesó el espaldar de su sillón porque logró eludirla por poco al tirarse al suelo.
En total eran 4 pesadas cajas de metal y el dueño de estas también atravesó la puerta.
Causando que el gruñón de Flip se pusiera pálido como un muñeco de nieve al tratarse de un fantasma, y no uno cualquiera, ¡Sino su antiguo socio Jacob Marley!
Y no se veía para nada bien al estar demacrado como si jamás hubiese comido alimento alguno en vida, sus ropas están desgarradas y estaba envuelto por las cadenas de las cajas que actuaban unas anclas, pero aun así, levitaba en el aire siendo también azulado y traslucido.
-Hola Flip...-le saludó con una sonrisa torcida y con el mismo tono de voz que usó cuando estaba en la aldaba de la puerta principal de la mansión.
El viejo panzón seguía en estado de shock y lo miraba con los ojos tan abiertos como platos y sin siquiera respirar no haciendo caso a una arañita que se paseó por su canoso bigote.
-¿Qué te sucede, Flip? ¿No vas asaludar a tu viejo y buen amigo después de tantos años...?- preguntó sin quitar su atemorizante sonrisa siendo suficiente para que el tacaño espabilara.
-¿Ma-Marley...?- habló con voz temblorosa luego de tragarse un nudo en la garganta.
-Oh, aun me recuerdas...-ironizó el espectro cogiendo una copa como la que él tenía-¿Te molestasi tomo un trago...?-pidió permiso luego de agarrar una botella de vino.
-Eh... no-no, a-adelante- accedió sonriendo y sudando de los nervios.
Cuando el fantasma tomó el líquido, este traspasó su cuerpo y se derramó en el piso.
-Desde hace rato que no tomo un buen trago...-el ente se pasó el dorso de la mano derecha por la boca como si en verdad se hubiera degustado con la bebida.
-Qué... ¿Qué haces aquí Jacob? Cre-creí que estabas muerto...- quiso saber algo más tranquilo.
El fantasma soltó un gruñido para luego dejar en una mesa la copa.
-Claro que lo estoy. ¿Qué no me estás viendo...?-le dijo toscamente extendiendo los brazos a los lados para que lo viera en todo su esplendor y su tono volvió a asustarlo.
-Lo-lo siento- se disculpó -¿E-entonces que haces aquí?
-Vengo a hacerte una advertencia, Flip...-lo señaló con el dedo índice de su mano izquierda intimidándolo más-vas a ser visitado por tres espíritus...
Tales palabras lo aterraron como al principio y otra vez se puso a temblar sin control.
-¿Es-espíritus como t-tú?- parecía que iba a morirse de un infarto.
-No... no serán como yo... los espíritus que te visitarán te tratarán de guiar por el buen camino para que cambies tu pésima actitud y aprendas de tus errores... pero si no cambias, tendrás el mismo destino que yo... y vagarás por la Tierra por siempre sin encontrar el descanso eterno...
-¿Tú mis-mismo destino? ¿A-acaso vagas por el mundo cómo alma errante?- el fantasma asintió lentamente -¿Por qué? Sí tú eras bueno con los negocios.
-¡¿NEGOCIOS?!
Su grito tuvo tanta fuerza que la quijada se le dislocó haciendo que el gordo volviese a gritar del terror y se escondió detrás del sillón viendo como se reacomodó la mandíbula.
-Yo antes era como tú, viejo amigo. Un amargado y codicioso que hacía hasta lo imposible por el dinero, sin importarme las demás personas y usarlas a mi voluntad para mi propio beneficio. Es por ese terrible comportamiento que tuve en vida que ahora estoy condenado; así que de nuevo te lo advierto: si no mejoras tu forma de ser luego de la visita de los tres fantasmas... tendrás mí mismo destino y el de las demás almas en pena condenadas a vagar por toda la eternidad...
Enseguida lo enrolló con una de las cadenas igual a como alguien lo haría con un látigo y lo atrajo hacia la ventana de la sala para que viera lo que hay en las calles.
Siendo las demás almas que vagaban por ahí y por allá lamentándose y tratando de encontrar el Descanso Eterno.
Gritando, delirando, pidiendo ayuda para que alguien los saque de ese tormento viéndose en un estado igual de lamentable que el exsocio de Flip llevando consigo diferentes objetos que de igual manera cumplían con la labor de ser unas anclas que los mantienen en el mundo de los vivos.
-¡¿UNA LIMOSNA, SEÑOR?!
El alma de una anciana pudo levitar hasta la ventana extendiendo la mano derecha a Flip como seguramente lo hizo varias veces cuando fue una limosnera al estar viva.
-¡¿Quieres los mejores relojes a mitad de precio, amigo?!
Ofreció ahora el espíritu de quién parecía ser un vendedor ambulante que lo más probable fue un estafador en vida con cero escrúpulos.
Uno tras otro tras otro cada fantasma se aproximaba a Flip expresando sus lamentos y los elementos que representaban sus mayores pecados en vida ya sea por ser estafadores, ladrones, embusteros, oportunistas o personas que jamás vivieron sus vidas de modo honesto y que pagaran por eso al estar atrapados en ese Limbo aparentemente por toda la eternidad sin salvación alguna.
Siendo una visión tan horrible que de nuevo el panzón se puso pálido del miedo y ahora corriese para esconderse bajo una alfombra hecha con la piel de un oso.
-¿Lo ves Eric? Así terminaras como no te corrijas... el primer fantasma te visitará mañana cuando campana anuncie las doce, el segundo a la noche siguiente a la misma hora y el tercero la noche siguiente de esa.
Marly lo volvió a atraer con sus cadenas apegándolo a su cuerpo haciendo que una corriente eléctrica recorriera su viejo, arrugado y voluminoso cuerpo para que no se fuese a desmayar.
-Así que... buenas noches, mi amigo.
lo soltó para luego irse volando por la ventana juntándose con las otras almas en desgracia.
-Esto no puede ser... ¡NO PUEDE SER!
El anciano retrocedió unos pasos hasta que se tropezó y otra vez cayó al suelo ahora golpeándose más fuerte la nuca quedando inconsciente y profundamente dormido comenzando a roncar.
(...)
Se despertó exaltado y miró de un lado a otro respirando agitadamente, pero no estaba en la sala, sino en su cama cubierto por una acogedora sábana y las cortinas a su alrededor cerradas.
-Ah cielos... solo fue una pesadilla...- soltó otro suspiro de alivio -en serio debo dejar de tomar antes de ir a dormir...- creyó que todo fue un amargo sueño producido por el alcohol.
De repente, un haz de luz iluminó todo su cuarto tomándolo por sorpresa y las cortinas se abrieran mostrando a otro fantasma que le volvió a sacar un grito de espanto.
No era un grotesco espectro como Marley y las demás almas errantes, sino que tiene una cara angelical que estaba hecha del fuego de una vela, posee un largo cabello rubio sobre el que tiene un tapa velas y una sonrisa resplandeciente que no emanaba ninguna oscura intención.
-¿Qui-quién eres tú?- a pesar de que ese ser no era tan aterrador como Jacob, el viejo Flip de igual manera se asustó y se tapó desde la nariz hacia abajo todo el cuerpo con la sábana.
-¡Mucho gusto! Yo soy Leni-se presentó con un cantarín y alegre tono de voz y el tapa velas se le corrió hacia adelante cubriéndole los ojos así que se lo tuvo que acomodar echándolo hacia arriba-y soy el Fantasma de las Navidades Pasadas-hizo una leve reverencia.
Capítulo uno completado el 07/12/2024.
Espero que les haya gustado el primer capítulo de esta fic, como lo dije antes, me basé en la versión cinematográfica de "Los Fantasmas de Scrooge" del 2009, pero le hice unos pequeños cambios para que no sea exactamente igual, después de todo, ¿Qué gracia tendría si lo hiciera exactamente al pie de la letra como en la película? (Porque seguramente me demandarían por plagio)
Así que espero que les gustase como puse al avaricioso de Flip como el viejo Scrooge. Saben, al principio pensé en poner al Señor Quejón o al Director Huggins como Jacob Marley (Por el hecho de ser también unos viejos cascarrabias) pero decidí dejar al personaje original.
Pobre de Lincoln al tener que ser el desdichado asistente de Flip, ¿No? Y si se preguntan quién es Flop, pues en la segunda película de TLH "Sin Tiempo Para Espiar" se reveló que Flip tenía a un primo exactamente igual a él, por lo que decidí moldear eso para darle un sobrino.
Pero estoy seguro de que nadie espero que Leni fuera el Fantasma de las Navidades Pasadas, ¿Verdad? Eso hace que uno se pregunte: ¿Quién será entonces el de las Navidades Presentes y el de las Futuras? (Música dramática)
Y por último, si se preguntan porque no hago todo el fic en un solo capítulo, es que últimamente he hecho capítulos de historias muy grandes que superan la brecha de las 10 mil palabras y quiero tomarme con más calma las cosas y no sobrecargar la lectura y mucho menos en esta época del año en dónde la gente está más apurada y loca que de costumbre (Y ya saben a qué me refiero, ¿No?)
Así qué sin más, me despido y que tengan buenas noches, tardes o días y que no estén actuando como Arnold Swacomoseapellide buscando regalos a último minuto XD
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