Capítulo 22
Cuatro sobrevolaba los alrededores con la esperanza de encontrar a Cinco y Siete, a lo lejos escuchaba los disparos debido a la pelea con Seis y los demás.
—No los veo, no-
En ese momento pudo divisar a ambos rubios tendidos sobre el asfalto roto y agrietado. Rápidamente se acercó montado en una burbuja y se dejó caer junto a ellos. Cinco estaba boca abajo, temiendo lo peor, lo tocó para voltearlo.
—¡Ah! Cuidado —se quejó, asustando a Cuatro pero inmediatamente se sintió aliviado—. Si-Sigo vivo y me duele —agregó para luego dirigir su mirada hacia Siete.
Cuatro se acercó a él, pero no logró hacerlo reaccionar. Rápidamente apoyó su cabeza en el pecho y pudo escuchar unos débiles latidos.
—Está inconsciente.
—Debes llevarlo a mi universo o al de él, hay personas con habilidades curativas que salvarán su vida —le dijo Cinco, quien intentaba arrastrarse para acercarse. En ese instante lo recordó—. ¿Y Seis?
—Castiel y Ayleen le están haciendo frente —respondió.
—¡¿Qué?!
—Tienen armas que hieren a Seis, creo que saben lo que están haciendo —le explicó Cuatro, en ese momento la tierra se sacudió y presenciaron la caída del gran edificio. A pesar de estar a bastante alejados, el polvo y la tierra los golpeó, o al menos eso pensaron ya que una burbuja los protegió.
—¿Qué hace Máximo fuera del refugio? —preguntó Tres, llamando la atención de los demás.
Cuatro sonrió nervioso, pero se las arregló para explicarle que Seis los estaba atacando y huir fue la mejor decisión. Tres parecía mucho más intimidante que antes, ya no hablaba con susurros y esa expresión de cansancio había desaparecido de su rostro.
—Me llevaré a los heridos y a Máximo a otro universo, allí estarán a salvo —Cuatro tenía los guantes con los que Seis creaba los desgarros entre mundos, así se dispuso a abrir uno—. Él va a estar bien, el abuelo lo amará —comentó al ver que Tres se despedía del pequeño, dejando un beso en su frente.
Al igual que con las puertas, los guantes tomaron parte de sus poderes como energía. Cuatro acabó muy agotado luego de abrir el desgarro, pero hizo un último esfuerzo para llevarse a Cinco y Siete sobre una burbuja.
Tres observó como el desgarro se cerró momentos después, entonces escuchó un estruendo. La nave de combate había sido derribada por Seis. Al acercarse al lugar del impacto vio a otras dos versiones de sí mismo y al piloto de la nave.
—¿Dónde está Seis? —preguntó, tenía el presentimiento de que esas versiones no eran Seis. Todos dirigieron su mirada hacia el recién llegado, hubo un silencio que era opacado un poco por las llamas que envolvían a la nave deshecha.
—Debes ser Tres, n-nos dijeron que vendrías —comentó el rubio a quién le faltaba un brazo—. Somos Castiel, Ayleen y el amigo piloto —los presentó.
—Venimos de los universos 1 y 2 —agregó ella, quien detenía la hemorragia del rubio.
—Pueden llamarme Aarón, no me gustan los números —respondió el pelinegro para luego repetir su pregunta. Quería acabar con el problema inmediatamente.
—Seis cayó al vacío pero está vivo y furioso —dijo Ayleen, señalando el borde del edificio.
—Ustedes pónganse a salvo —Aarón se acercó al borde del precipicio, tratando de ver a Seis. Muy en el fondo quería conocerlo, quería saber cómo sería una versión malvada de él mismo. Aunque no esperaba que una vieja señal de tránsito se dirigiera directamente hacia su pecho.
Aarón inmediatamente se protegió con una burbuja. Hacía mucho tiempo que no peleaba en plena forma. Hyrik lo había empujado a sus límites, pero ahora, de algún modo se sentía emocionado.
—Seis es muy peligroso, dentro de su cuerpo tiene una fusión de vida y tecnología extraterrestre. Esas cosas no permitirán que sea lastimado —le advirtió Castiel, esa habilidad de regeneración era monstruosa.
—Nosotros atacamos a esas criaturas, espero que pronto haga efecto —agregó Ayleen, ellos contaban con eso. Era su última esperanza de hecho. Aarón entendió a lo que se refería al ver unas manchas rojas en las manos de la rubia.
—Yo me encargo ahora, lo hicieron bien. —El morocho se marchó luego de decir estas palabras, dejándose caer al vacío para ir al encuentro de Seis.
El viento sacudía sus rizos con violencia, el aire hacía lagrimear sus ojos y la sensación de vértigo lo hacía sentir vivo nuevamente. Soltó una risa debido a la emoción para luego posicionarse y detener su caída con una burbuja, la cual creó bajo él. A su alrededor vio escombros y edificios deshechos, un paisaje que observa todos los días. Sus ojos se fijaron en la figura ante él, Seis se veía igual a sus otras versiones, Aarón concluyó que era el único de ellos con el cabello negro.
Seis lo miró, sus ojos demenciales y llenos de ira. Pero antes de que lo atacara, Aarón levantó su mano para detenerlo y que lo escuchara.
—Vi la armada hevenziana destruida y el cuerpo desmembrado de Hyrik el conquistador. Te lo agradezco, hiciste algo que yo nunca habría logrado solo —habló, haciendo que Seis retome el poco control que tenía de su cuerpo. Básicamente ya estaba atacando por instinto a sus otras versiones.
—¿Me agradeces? —cuestionó haciendo una mueca.
—Si. De no haberle prometido a los demás que te detendría, no hubiera peleado contigo. Aunque no usaré mis técnicas más fuertes en nuestra pelea —explicó al colocarse en posición de guardia.
—¡Deberías usar todo lo que tengas! —gritó Seis para luego correr hacia el morocho. Su velocidad sorprendió a Aarón pero no se movió de su lugar, sino que llevó una mano hacia adelante y encerró a su otro yo dentro de una burbuja.
Seis rio ante esto, ¿cuánto más creerán que aquello podría detenerlo?, simplemente eran patéticos. El rubio preparó su puño para destrozar el escudo y golpeó con fuerza. La pared de la burbuja se quebró ante el impacto de sus nudillos mas no se rompió. Él levantó la vista y se topó con la mirada curiosa de Aarón.
—Oh, eres muy fuerte —comentó, su voz colándose por las grietas, estaba realmente sorprendido.
—Gran cosa, tus campos de fuerza soportan uno de mis golpes —respondió Seis para golpear nuevamente, logrando sólo agrietar más la burbuja.
—Más que eso —Aaron se acercó con los brazos cruzados—. Esperaba más de mi como villano, ¿sólo nos quieres destruir porque sí? —cuestionó al arquear una ceja. Seis no quería hablar por lo que dio otro golpe a escudo, pero el resultado fue el mismo.
—Me recuerdan a lo débil que era... cada uno de ustedes malditos —dijo entre dientes mientras apretaba los puños hasta el punto de hacer sangrar las palmas de sus manos—. Los veo y soy yo, patético, débil y torpe a comparación de los otros Tenientes.
—Hum, eso está un poco mejor. Menospreciado y subestimado por los demás por no ser suficiente... Te entiendo más de lo que crees —comentó Aarón, recordando que también se sentía así.
¡¿Por qué carajo no se rompe?!, exclamó Seis en sus pensamientos mientras golpeaba la burbuja una y otra vez, su fuerza era tal que sus nudillos comenzaron a sangrar.
—¿Qué pasó con tus poderes? —cuestionó el morocho.
—¡Cállate, cállate!
—No hace falta que respondas, ya sé que los cambiaste por otros pero te tengo noticias —Aarón levantó su mano para tocar la agrietada burbuja—, sigues siendo débil —finalizó y la burbuja se reparó completamente ante los ojos de Seis.
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