Capítulo 21
La alarma comenzó a sonar, despertando al pelinegro quien se removió con pesadez sobre el cómodo colchón. Por un momento pensó en seguir durmiendo pero reunió toda su fuerza de voluntad para levantarse y encontrar su pequeña masada llena de platos de comida.
Junto a las mismas había una nota, reconociendo que era su letra pero él no la escribió. "Para que puedas pelear en plena forma, firma Cuatro".
—Debo hacerle una estatua —murmuró antes de devorar cada alimento que estaba en su camino. Dejó los cubiertos de lado para usar sólo las manos—. ¿Dónde está Máximo? —se preguntó al detenerse por un momento. Estaba completamente solo en el refugio.
~~~~~
—¡Mierda! —Seis gritó fúrico, ya que sus golpes no podían tocar a Cuatro. Él desviaba cada ataque y ya estaba harto—. ¡Voy a matarte y también a ese maldito bebé! —exclamó porque los chillidos del niño eran insoportables a sus oídos.
—Ni siquiera puedes tocarme, ¿qué no eras el más poderoso de nosotros? —se burló Cuatro. Ya más calmado y centrado, el rubio tenía en claro sus ventajas con respecto a Seis. Él era más veloz y podía volar, además tener a Máximo le daba más razones para no ser golpeado.
—¡Cállate! —Cuatro se encontraba sobrevolando el lugar mientras Seis le arrojaba autos desechos, hasta partes de edificios con el objetivo de golpearlo, pero esos objetos no eran nada contra sus escudos.
En ese instante Cuatro sintió un cambio en el viento, no sabía lo que estaba pasando pero rápidamente se alejó de ese lugar y fue la mejor decisión ya que un desgarro apareció allí, igual a los que Seis hacía para pasar de universos. Sin embargo el desgarro creció y creció, dando lugar que una nave de combate hevenziana cruce a ese universo.
Debido al tamaño de la nave, el cielo rugió luego que el desgarro se cerrara y Castiel habló a través de unos altavoces.
—Llegaron los refuerzos.
—¿Qué carajos? —apenas articuló Seis para luego recibir un disparo en el hombro. Creyó que la bala no le había hecho nada, pero al mirar notó un reguero de sangre que comenzaba a brotar de la herida.
—¿Qué pasa Teniente? ¿Le sorprende? —Castiel era el responsable, pues acababa de disparar un arma de francotirador, aunque las balas de esta tenían una cabeza de diamante, producto de su ingenio y la tecnología hevenziana—. Esto pasa cuando monologas demasiado —agregó para disparar nuevamente.
Seis estaba confundido, las heridas de bala tardaban en sanar por alguna razón, así que no tenía otra opción más que resguardarse de los disparos. El piloto vio esto y luego notó a Cuatro a unos metros de ellos, así que se acercaron.
—Nosotros nos encargamos —le dijo Castiel en un tono autoritario, aunque no quitaba a Seis de la mira.
—Pero no tienen poderes y las armas-
—Nuestras armas son las únicas que pueden herirlo, ya lo viste —interrumpió a Cuatro para luego disparar nuevamente—. El mayordomo robot nos mostró que mejoró a Seis, con una fusión de vida y tecnología que vive dentro de él y hará todo lo posible para que su anfitrión no muera.
—¿Es por eso que Seis es tan resistente?
—Y fuerte —añadió.
—¿Por qué tienes un bebé? Llévalo a un lugar seguro —comentó Ayleen, llamando la atención del rubio. Ella ya no vestía un vestido, sino que estaba usando un traje y su cabello estaba recogido—. ¿Dónde están los demás?
—Los buscaré, siguen con vida —respondió al recordar que Siete y Cinco seguían allí afuera y seguramente necesitaban atención médica.
—Bien, largo. Los héroes ya perdieron, ahora es mi turno —murmuró Castiel.
—Iré pero Tres ya despertará, él tiene el cabello negro. No hagan nada arriesgado hasta entonces —comentó Cuatro antes de alejarse sobre una burbuja, olvidándose de Seis porque tenía algo más importante que hacer.
—Tengo curiosidad por conocerlo —Castiel se mantenía alerta, vigilando a través de la mira el lugar en donde Seis se ocultaba—. ¿Por qué te escondes Teniente? —habló a través de los altavoces, haciendo que el nombrado contraatacara lanzando un vehículo, o lo que quedaba de él.
El piloto rápidamente realizó una maniobra evasiva, esquivando con velocidad el proyectil, dentro de la nave Castiel y Ayleen no debían preocuparse porque estaban bien asegurados con arneses para no caer. Eso les daba libertad para poder apuntar al objetivo.
—¡Cállate intento de villano! —respondió Seis mientras arrancaba una vieja señal de tránsito para utilizarla como una lanza.
—Yo soy un villano, tú sólo eres un psicópata de mierda —Castiel disparó, haciendo que la bala impacte en la pierna derecha. Seis respondió lanzando la señal que logró incrustarse bajo una de las alas de la nave—. Eso apenas fue un rasguño, esperaba más del Teniente.
—¡No lo provoques! —exclamó Ayleen. Ella estaba muy emocionada ya que era la primera vez volaba por los aires con esa máquina, pero rápidamente cambió de parecer—. ¡Caeremos!
—Nadie lastimará a mis esbirros, puedes hacerlo Ayleen. Como lo planeamos —le dijo para luego disparar. Esto hizo que Seis esquivara la bala pero al mismo tiempo se colocó en la línea de fuego de la rubia.
Seis sintió algo cruzar junto a su cabeza, rozándolo y, al voltear, vio una flecha que acabó clavada en el suelo.
—Fallé —Ayleen bajó la mirada, tenía dudas si realmente podría hacerlo.
—Intenta otra vez —ordenó Castiel. Mientras ellos disparaban, el piloto se las arreglaba para mantener la nave intacta, esquivando todo lo que Seis les arrojaba.
Ella falló otros dos tiros, perdiendo también las flechas en el proceso.
—¡No puedo darle! —exclamó frustrada.
—También es mi primera vez disparando desde un vehículo en movimiento. ¡Otra vez! —Castiel volvió a disparar, llevando a Seis hacia su mira.
Ella preparó su arco y esperó. Predice sus movimientos, mira dónde estará, se repetía en voz baja hasta que soltó la flecha. El arco de caza la lanzó con velocidad y precisión hacia el objetivo, logrando clavarse en la espalda de Seis.
—¡Bien hecho, sigue!
—No se queda quieto —Ayleen continuó lanzando sus flechas. Las cuales rasgaban y penetraban la piel de Seis. Debido a que no causaban tanto daño como los disparos, él no se preocupaba por evadirlas.
Ya harto de ese juego, Seis corrió hacia un edificio a punto de colapsar.
—¡Busca terreno alto! —Castiel lo había perdido de vista dentro de la estructura, entonces se acercaron para presenciar cómo el edificio se desmoronaba.
—¿Qué hace? —Ayleen se mantuvo en alerta como sus compañeros. Un gran cúmulo de tierra se elevó debido a la caída, Seis había derribado el edificio a propósito.
—¡Aléjate! —ordenó Castiel. Pero ya era demasiado tarde, Seis había aprovechado esa pantalla de humo para arrojar trozos de escombros hacia la nave y una lluvia de objetos ya estaba golpeándolos.
El piloto perdió el control y parte de la nave comenzó a incendiarse.
—Ahí viene el impacto —Castiel se sujetó con fuerza al ver que se estrellarían contra otro edificio. Sin embargo el piloto logró elevarlos hasta golpear contra el piso más alto. Los vidrios que quedaban estallaron y provocaron cortes. Pero esas heridas no eran nada teniendo en cuenta el forzoso aterrizaje.
Castiel se arrastró fuera de la nave, escapando de las llamas. Sin embargo, vio a Ayleen al borde del precipicio. Ella le gritó que la ayudara, ya que estaba sujetando al piloto, quién colgaba hacia una muerte segura.
—¡Resiste! —Ambos unieron fuerzas para alzarlo, aunque él sólo debió tomarlo de su ropa para levantarlo con un solo brazo.
—Gracias —les dijo, su voz siendo amortiguada por el casco que ocultaba su rostro.
—Es la primera vez que te escucho hablar —comentó el rubio pensativo.
—¡Cuidado! —gritó Ayleen al ver a Seis detrás de él. Éste estaba cubierto por polvo y tierra, con una mirada que le helaría la sangre a cualquiera.
Ellos no tuvieron tiempo de reaccionar y presenciaron como Seis le arrancó el brazo derecho a Castiel para luego lanzarlo lejos de una patada.
—¿Cómo? —preguntó con la voz rasposa—. ¡¿Cómo unos insectos sin poderes se atreven a enfrentarme?! —exclamó.
Ayleen estaba paralizada por el miedo. En su mente se repetía el momento en el cual Castiel fue desmembrado. El crujir de sus huesos y ese grito desgarrador. Ella salió de su transe cuando el piloto se puso de pie, colocándose al frente para protegerla. No entendía el porqué, sabían perfectamente que no tenían oportunidad, que iban a morir pero esa persona estaba decidida a luchar hasta sus últimos momentos.
—¡Teniente! —el grito de Castiel lo detuvo, haciéndolo voltear hacia los restos de la nave—. Brazo equivocado —dijo para luego disparar el resto de las balas que quedaban en el arma.
Seis retrocedió por los impactos y cayó del edificio. Sin embargo estaban seguros que eso no lo mataría.
—¡Castiel! —Ayleen y el piloto se acercaron para auxiliarlo. A pesar de tener un gran reguero de sangre, él no parecía tan adolorido—. T-Tu brazo...
—Lo perdí hace tiempo, esa era una prótesis —él tocó su herida sin tomarle importancia. Pero soltó un quejido, Seis si lo había lastimado gravemente.
—¡Ahhhhhh! —un grito resonó a su alrededor, era Seis, seguía con vida y vendría por ellos.
—Yo lo distraeré —Castiel se puso de pie con dificultad—. Corran ahora.
—No vamos a dejarte —negó Ayleen y supo que el piloto estaba de acuerdo con ella, ya que tomó el brazo del rubio y lo pasó sobre sus hombros para ayudarlo a caminar.
—¡Les di una orden!
—¡No vamos a abandonarte! —contestó la muchacha—. Buscaremos a los otros, Cuatro podría-
—Antes muerto que pedirle ayuda a esos. —La discusión iba a continuar de no ser por una cuarta persona, que les hizo una pregunta.
—¿Dónde está Seis?
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top