PRÓLOGO.
Hace más de tres mil años, en la época antigua, la tierra se encuentra sufriendo una gran deformación, su energía vital está siendo absorbida por una fuerza sobrenatural; los árboles, animales y lagos van desapareciendo. La energía se dirige a una especie de portal en el cual se encuentra un hombre de unos treinta años, de cabello negro largo, alto, piel blanca, ojos rojos y está vestido con una túnica blanca, con detalles en azul marino; el hombre tiene a su mando a un gran ejército.
Un gran rayo de energía va directamente al sitio donde se encuentra este misterioso ser, el gran poder destruye a todos los soldados y golpea el portal por el cual la energía de la tierra está siendo absorbida. El hombre sonríe, su mirada se dirige hacie el frente, dándose cuenta de que hay seis criaturas que están dispuestas a enfrentarse a él.
-Edward, el Rey Vampiro; Hilda, La Bruja Legendaria; Melion, El Gran Lobo; Aurora, El Hada de la Vida; Baphomet, El Emperador Demonio; y Jerathel, El Ángel Guerrero -los nombra a cada uno mientras fija su vista en ellos-. Nunca imaginé que ustedes se unieran, la verdad es que los milagros sí existen. Ahora, ¿vienen a evitar lo inevitable?
Melion: Deja ya esta estupidez, Arles. No hay perfección en ninguna parte; te consideras un Dios y piensas matar inocentes para cumplir tus ambiciones, eres una deshonra -le intenta hacer entrar en razón.
Arles: No me hagas reír, yo jamás me equivoco. Este mundo está impuro, hay cosas que jamás debieron mezclarse, como las razas; los angeles y los demonios tienen sus dimensiones, no hay necesidad de que vengan a la tierra o que los humanos se vayan al cielo o al inframundo para vivir felices. Muchos están matando o pasando por encima del que les dé la gana. Son los mismos seres de acá los que ya mancharon este bello planeta. Lo que yo ofrezco es un mundo libre de pecados, donde no habrá nada de vicios, delincuencia o traición -les da su punto de vista.
Baphomet: Estoy en total desacuerdo contigo. Para que el orden prevalezca, el caos debe existir y tú más que nadie lo sabe; un mundo lleno de orden no respetará el equilibrio y caerá. Ya Melion te lo dijo: acaba con esto de una vez -le refuta.
Arles: Pensé que por ser crituras supremas; cercanas a los dioses, como yo, me entenderían; pero veo que no es así. Tendré que eliminarlos a todos -saca su espada para enviar una gran descarga de energía directo a sus opositores.
Jerathel desplega sus alas creando una gran barrera que repele el ataque del dios maligno; Hilda habla en una lengua extraña y, seguidamente, varias armas de energía color amarillo pálido van directamente hacia Arles, este usa su escudo para repeler el poder de la bruja, sin embargo, siente sus pies inmóviles debido a que se están congelando, por lo que dirige la vista hacia Melion viendo que este también le está enviando su poder.
Varias mariposas giran alrededor de Arles, sus alas desprenden un polvo que comienzan a adormecer el cuerpo del Dios maligno. Edward concentra su mente, y con su poder psíquico comienza a a agrietar el escudo del enemigo. Baphomet envía una enorme cantidad de halcones rojos, los cuales golpean directamente a Arles, derribandolo rápidamente.
Edward: No hay que confiarse, sigue con vida -siente como el suelo se tambalea, observan que el portal que absorbe la energía de la tierra no fue cerrado-. Hay que cerrar ese portal, la energía de la tierra está siendo transferida hacia otra galaxia, la cual está formando otro planeta.
Hilda: Sin embargo, para acercarnos necesitaremos una distracción -opina, en eso, Arles se levanta, corre hacia ellos e intenta cortarlos, los opositores esquivan el ataque con dificultad-. ¡Higrogin! -crea un enorme dragón que escupe fuego amarillento.
Arles: Buen intento -coloca su escudo enfrente del fuego y evita el contacto-. Acepten la derrota, la tierra será destruída.
Aurora: No creo que nos debas tomar a la ligera -envía un gran tornado plateado con brillos a su alrededor, Arles mete su espada en el medio para evitar el golpe, sin embargo, la espada se agrieta con el ataque-. El oxígeno es cada vez menor, hay que hacer algo pronto.
El Dios maligno lanza un ataque hacia sus oponentes, estos concentran su poder y lanzan un rayo de energía combinado. Cuando ambos ataques chocan, una gran cantidad de ondas de energía son esparcidas por todo el lugar; los seis guerreros envían un 30% de su energía hacia el cielo, esta explota lanzando varios meteoros de energía que golpean a Arles directamente haciendo que caiga al suelo.
La energía que aún le queda a los seis guerreros golpea al Dios Arles por segunda vez y daña sus armas. El escudo se encuentra agrietado por toda su superficie, la espada está rota en todo su filo, solo queda el mango; dos diamantes que estaban incrustados en las armas salen volando y caen cerca de los oponentes, estos se apresuran para recojer dichos cristales, pero Arles se levanta furioso y hace explotar su aura lanzando a los seis guerreros lejos, estos ruedan en el suelo por el fuerte impacto. El Dios se mueve a recuperar los diamantes, pero una luz blanca aparece en su camino.
-¡Lluvia de luz! -unas agujas de color blanco golpean el cuerpo de Arles y lo hace rebotar en el suelo por el enorme poder, todos ven que un muchacho de unos 21 años, piel blanca, cabello castaño, ojos marrones, alto y con cuerpo formado, aparece ante ellos.
Jerathel: Avneet, ¿qué haces tú acá? Debes volver de la dimensión de los dioses, si no tendrás problemas -le sugiere, pero el muchacho niega.
Baphomet: Niño, no estamos jugando, esto es serio, así que puedes ir andando de regreso.
Avneet: Es que vengo a ayudar, yo lo distraeré y ustedes se encargarán de revertir el hechizo; yo con esto podré detenerlo -les muestra una espada dorada.
Edward: La Escama Sagrada. La verdad no es que tengamos opciones, vamos rápido -todos asienten y corren hacia Arles, sin embargo, Avneet saca la espada haciendo que el Dios maligno retroceda-. Espero que pueda hacerle frente el mayor tiempo posible.
Jerathel: Ustedes no conocen a Avneet, es muy fuerte a pesar de ser tan joven -defiende a su amigo-. Ya estamos acá, llega el momento -aumenta su aura con un inmenso poder.
Hilda: Envíen su energía hacia el portal a cuenta de tres -todos asienten-. Uno, dos, tres... -apuntan al mismo tiempo, seis rayos de luz van directamente hacia el portal, los poderes comienzan a emitir ondas y la energía vital de la tierra comienza a regresar.
Melion: Necesitamos una gran concentración acá, por lo que no podremos defendernos en caso de cualquier ataque, lo más que podré hacer es crear un muro de hielo -levanta una gran pared de hielo que los cubre a todos-. Jerathel, si puedes crea una barrera también -le pide.
Aurora: Esperen, vamos a acabar con todo este problema de una vez -capta la atención de todos-. Ya les cuento, déjenme hacer contacto con el chico -envía una mariposa hacia Avneet, cuando esta se coloca en su hombro, la mujer le explica lo que debe hacer-. Ya listo. Ahora, escuchen...
Arles y Avneet están peleando con sus espadas, el choque de ambas armas desprende rayos de energía. Ambos enemigos quedan viéndose fijamente.
Arles: Tú eres un Dios, ¿cómo es que estás de parte de ellos? Deberías apoyarme -aplica una gran fuerza y le quita la espada, el Dios más joven retrocede y le lanza unas pequeñas esferas de energía-. Es inútil -hace explotar las esferas-. Te falta práctica, niño... ¡No! -ve que la energía de la tierra está regresando-. ¡Malditos! -en eso, Avneet usa su espada y corta a Arles en su hombro izquierdo-. ¡Idiota! -manda al chico a volar por medio de una onda de energía-. Esa arma no funciona con los Dioses, eso deberías saberlo.
Avneet: Claro que lo sé, pero es parte de tu derrota -aumenta su aura color blanco-. ¡Explosión de luz! -en el cuerpo de Arles se encuentran pequeños papeles pegados, estos explotan lanzando al Dios maligno a una gran distancia, cae en medio de las otras criaturas.
Arles: ¿Qué? -ve que sus rivales están alrededor de él.
-¡Fuerza del juicio divino, haz que este ser maligno pague por lo que hizo, que su cuerpo físico sea eliminando como castigo¡ -el aura de los seis guerreros choca en el cielo y un portal se abre, de este sale una gran mano hecha de energía blanca, esta penetra la herida que le hizo Avneet hace unos instantes, y comienza a sacar el alma de Arles de su cuerpo.
Arles: Ya veo, pero no será tan fácil -aumenta su aura maligna, la extracción del alma ya no es tan rápida y esta comienza a regresar a su cuerpo-. Ustedes tienen más del 50% de su auras evitando que la tierra se quede sin energía, y yo soy superior a ustedes, no les servirá.
Avneet: No tan rápido, yo ayudaré -llega al sitio y envía su poder hacia el portal, el conjuro absorbe su fuerza y esta comienza a sacar nuevamente el alma de Arles-. ¡No te vas a salir con la tuya!
Arles comienza a quejarse, la mano extrae su alma poco a poco hasta que la saca de su cuerpo; el alma del Dios maligno es totalmente negra, sus ojos se ven de un color azul marino, sus manos parecen garras, y posee dientes afiliados. El cuerpo físico de Arles es absorbido por el portal, purificándose al instante. En un pequeño movimiento, Avneet es lanzado fuera del sitio.
Jerathel: Avneet, por favor, protege la tierra -le pide, junto a los demás, aumentan su aura al límite.
Arles: ¡No me detendrán! -genera más energía.
-¡Petrificación! -pronuncian Hilda, Edward, Aurora, Melion, Baphomet y Jerathel, al mismo tiempo tiempo, sus auras golpean el alma de Arles evitando que su poder se expanda, una explosión se hace presente en todo el mundo; el poder de los guerreros juntos le gana al del Dios maligno haciendo que su alma se transforme en piedra, al igual que su espada y escudo; el portal que absorbía la energía vital de la tierra es cerrado y todo vuelve a la normalidad.
Avneet: ¡Wow, qué fuerza! Lo lograron, chicos. ¿Eh? -ve que los cuerpos de sus amigos no están, sino que hay seis esferas con símbolos extraños, luego se da cuenta de que las esferas desprenden las auras de sus amigos-. Oh, ya entiendo. Su sacrificio no será en vano, gracias por ayudar a la tierra. Hoy nacen nuevas leyendas. Gracias, guerreros legendarios.
Avneet recoje rápidamente las seis esferas, abre un portal por el cual las lleva hasta un lugar seguro. Luego abre otro por donde lanza la estatua donde está atrapado Arles, para esconderlo y que nadie llegue a él...
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